martes, 26 de enero de 2021

Santa Misa Enero 26


 

Lectio Divina Enero 26

 HE COMBATIDO BIEN MI COMBATE

 

Pablo, encerrado en la cárcel, habitaba ya en el cielo, y recibía los azotes y heridas con un agrado superior al de los que conquistan el premio en los juegos; amaba los sufrimientos no menos que el premio, ya que estos mismos sufrimientos, para él, equivalían al premio; por esto, los consideraba como una gracia. Sopesemos bien lo que esto significa. El premio consistía ciertamente en partir para estar con Cristo; en cambio, quedarse en esta vida significaba el combate; sin embargo, el mismo anhelo de estar con Cristo lo movía a diferir el premio, llevado del deseo del combate, ya que lo juzgaba más necesario.

 

Comparando las dos cosas, el estar separado de Cristo representaba para él el combate y el sufrimiento, más aún, el máximo combate y el máximo sufrimiento. Por el contrario, estar con Cristo representaba el premio sin comparación; con todo, Pablo, por amor a Cristo, prefiere el combate al premio.

 

Alguien quizá dirá que todas estas dificultades él las tenía por suaves, por su amor a Cristo. También yo lo admito, ya que todas aquellas cosas, que para nosotros son causa de tristeza, en él engendraban el máximo deleite. Y ¿para qué recordar las dificultades y tribulaciones? Su gran aflicción le hacía exclamar: ¿Quién sufre angustias sin que yo las comparta? ¿Quién es impugnado por el enemigo sin que esté yo en ascuas?

 

Os ruego que no sólo admiréis, sino que también imitéis este magnífico ejemplo de virtud: así podremos ser partícipes de su corona.

 

Y si alguien se admira de esto que hemos dicho, a saber, que el que posea unos méritos similares a los de Pablo obtendrá una corona semejante a la suya, que atienda a las palabras del mismo Apóstol: He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, que el Señor, justo juez, me otorgará aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan esperado con amor su venida. ¿Te das cuenta de cómo nos invita a todos a tener parte en su misma gloria?

 

Así pues, ya que a todos nos aguarda una misma corona de gloria, procuremos hacernos dignos de los bienes que tenemos prometidos.

 

Y no sólo debemos considerar en el Apóstol la magnitud y excelencia de sus virtudes y su pronta y robusta disposición de ánimo, por las que mereció llegar a un premio tan grande, sino que hemos de pensar también que su naturaleza era en todo igual a la nuestra; de este modo, las cosas más arduas nos parecerán fáciles y llevaderas y, esforzándonos en este breve tiempo de nuestra vida, alcanzaremos aquella corona incorruptible e inmortal, por la gracia y la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, a quien pertenece la gloria y el imperio ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

 

RESPONSORIO    1Tm 6, 11-12; Tt 2, 1

 

R. Como hombre de Dios que eres, corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura. * Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna.

V. Enseña lo que es conforme a la sana doctrina.

R. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor Dios nuestro, que concediste a los santos Timoteo y Tito vivir de manera semejante a los apóstoles, haz que, ayudados por su intercesión, vivamos en este mundo justa y piadosamente y alcancemos después tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

lunes, 25 de enero de 2021

Dios interviene en nuestra vida porque nos ama.

Hechos 22,3-16

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: "Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.
Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados.""
Palabra de Dios

Salmo 116 " Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"

Marcos 16,15-18
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos."
Palabra del Senor


Hoy nuestra iglesia celebra la fiesta de la conversión del apóstol Pablo. ¿Por qué es tan importante esta fiesta para nuestra iglesia?

Pablo conocía la ley de Dios y la cumplia al pie de la letra por tal motivo se presenta “ Yo soy Judio”,  y a renglón seguido dice “fui alumno de Gamaliel”, Gamaliel a quien todos respetaban. Pablo afirma “He aprendido hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora”. Este hombre a pesar de ser grande en conocimiento a la vez estaba enceguecido y es por eso que tiene que apagarse la luz del mundo de sus ojos para que pudiera brillar en toda su persona a luz de Cristo. De esta manera Pablo pasa de perseguidor de los cristianos en apóstol predicador como nos lo dice en Filipenses 3,12 “ Yo fui alcanzado por Cristo Jesus”. 
La grandeza de Pablo no radica en su conocimiento, sino más bien lo que Dios pudo hacer en Él. Facilmente Pablo sabía el camino, él tenía claro hacia dónde iba y para que. Dios desde su sabiduría interrumpe en sus planes no por molestarle la vida, sino que desde la bendita misericordia lo llama, lo elige para hacer en Él grandes cosas.

Es maravilloso ver cómo actúa Dios, como Él nos elige, Él no anula nuestros talentos, nuestros sueños sino que más bien los potencializa para que hagamos parte de su Reino y que crezca. Los planes de Dios son mejores que los nuestros pero para poder afirmar esto, para poder creerlo, abandonarnos y aceptar los planes que Él nos ofrece necesitamos conocerlo, y cuando lo conocemos a profundidad entonces tenemos la gracia de vivir una experiencia que nos convence como lo que le sucedió a Pablo, terminó dando testimonio que Jesús era el Mesías. Pablo sigue a Jesus no por algo que oyó sino por lo que vivió. Ese encuentro tan personal de Pablo con Jesus hace que en Él halla una disposición total “ Que quieres que haga por ti “.  
Pablo estuvo 3 dias sin ver, sin comer y beber. Esta ceguera permanece hasta que  Ananías seguidor del Camino, le ayuda a descubrir la vocación y  misión que le tiene reservado  el Señor Jesús: “él llevará mi Nombre ante los gentiles y los hijos de Israel…” “yo le mostraré  todo lo que tendrá que padecer por mi nombre” (Hch 915-16).
Aun siguen apareciendo Ananias en nuestra vida, Dios en la mayoría de los casos utiliza personas humanas para que alcancemos el mensaje del evangelio que nos trae libertad, que nos invita a desapegarnos a nuestras seguridades y apoyos, a dejar todo lo pasado. Es necesario dar un giro de 180 grados y con pasos de fe y confianza seguir la meta que nos traza Dios.

Es hermoso lo que Pablo reconoce que su conversión no fue resultado de pensamientos o reflexiones, sino fruto de una intervención divina, de una gracia divina imprevisible. A partir de entonces, todo lo que antes tenía valor para él se convirtió paradójicamente, según sus palabras, en pérdida y basura, pero “ yo fui alcanzado por Cristo Jesús"  (. Flp 3, 7-10). Aquí debemos detenernos por un momento. He conocido personas que dejan de vivir o viven con temor para no ofender a Dios. Piensan que la conversión de su corazón depende totalmente de ellos, de su esfuerzo y el problema es que se dan muy duros ellos mismos, se autocastigan. Dios nos quiere libres y solo nos pide esto “ Dejate amar por El “. El poco a poco va ir cambiando tu manera de pensar, de sentir, de amar, de actuar, de hablar.

Jesús hoy nos dice al corazón  "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación “. Dios es un Dios de orden, lo primero que Él hace es organizar la casa, la casa de tu corazón”. Pablo tuvo que perder la vista para poder encontrarse con Jesus. Después de ese encuentro personal y esa experiencia viva del Mesías es capaz de salir y proclamar la buena noticia porque Él ya ha experimentado la alegría y la gracia del evangelio. El Papa Francisco afirma que la Buena Noticia de Jesús: “se experimenta, se conoce y se vive solamente dándola, dándose”.

MI amado Jesús, como he caído en el error de aferrarme a mis pequeñas seguridades y termino descartando los mensajes que Tu me quieres dar a través de personas sencillas y humildes. Tu amor y misericordia es tan grande que doy gracias cuando Tu intervienes en mi vida porque si no lo hicieras caería en el abismo y mi alma se perdería en este mundo. La conversión es constante, todos los días, porque cada día hay algo de mi que tiene que morir para que tu puedas vivir en mi.  La conversión es una historia de amor donde como pecador reconozco el inmenso amor que me tienes y desde mi voluntad acepto responder al amor que me ofreces, como también la conversión es el comienzo de la obra Divina en un corazón pecador. Amen.

Dios te bendiga

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Lectio Divina Enero 25

 PABLO LO SUFRIÓ TODO POR AMOR A CRISTO

 

Qué es el hombre, cuán grande su nobleza y cuánta su capacidad de virtud lo podemos colegir sobre todo de la persona de Pablo. Cada día se levantaba con una mayor elevación y fervor de espíritu y, frente a los peligros que lo acechaban, era cada vez mayor su empuje, como lo atestiguan sus propias palabras: Olvidando lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que veo por delante; y, al presentir la inminencia de su muerte, invitaba a los demás a compartir su gozo, diciendo: Alegraos y congratulaos conmigo; y, al pensar en sus peligros y oprobios, se alegra también y dice, escribiendo a los corintios: Vivo contento en medio de mis debilidades de los insultos y de las persecuciones; incluso llama a estas cosas armas de justicia, significando con ello que le sirven de gran provecho.

Y así, en medio de las asechanzas de sus enemigos, habla en tono triunfal de las victorias alcanzadas sobre los ataques de sus perseguidores y, habiendo sufrido en todas partes azotes, injurias y maldiciones, como quien vuelve victorioso de la batalla, colmado de trofeos, da gracias a Dios, diciendo: Gracias sean dadas a Dios, que en todo tiempo nos lleva en el cortejo triunfal de Cristo. Imbuido de estos sentimientos, se lanzaba a las contradicciones e injurias, que le acarreaba su predicación, con un ardor superior al que nosotros empleamos en la consecución de los honores, deseando la muerte más que nosotros deseamos la vida, la pobreza más que nosotros la riqueza, y el trabajo mucho más que otros apetecen el descanso que lo sigue. La única cosa que él temía era ofender a Dios; lo demás le tenía sin cuidado. Por esto mismo, lo único que deseaba era agradar siempre a Dios.

Y, lo que era para él lo más importante de todo, gozaba del amor de Cristo; con esto se consideraba el más dichoso de todos, sin esto le era indiferente asociarse a los poderosos y a los príncipes; prefería ser, con este amor, el último de todos, incluso del número de los condenados, que formar parte sin él, de los más encumbrados y honorables.

Para él, el tormento más grande y extraordinario era el verse privado de este amor: para él, su privación significaba el infierno, el único sufrimiento, el suplicio infinito e intolerable.

Gozar del amor de Cristo representaba para él la vida, el mundo, la compañía de los ángeles, los bienes presentes y futuros, el reino, las promesas, el conjunto de todo bien; sin este amor, nada catalogaba como triste o alegre. Las cosas de este mundo no las consideraba, en sí mismas, ni duras ni suaves.

Las realidades presentes las despreciaba como hierba ya podrida. A los mismos gobernantes y al pueblo enfurecido contra él les daba el mismo valor que a un insignificante mosquito.

Consideraba como un juego de niños la muerte y la más variada clase de tormentos y suplicios, con tal de poder sufrir algo por Cristo.

RESPONSORIO    1Tm 1, 13-14; 1Co 15, 9

R. Fui acogido por Dios con toda misericordia, porque obré por ignorancia en el tiempo de mi incredulidad. * Y en verdad que sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad de Cristo Jesús.

V. Soy indigno del nombre de apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios.

R. Y en verdad que sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, juntamente con la fe y la caridad de Cristo Jesús.

OREMOS,

Señor Dios, que has iluminado al mundo entero con la palabra del apóstol san Pablo, haz que quienes recordamos hoy su conversión, imitando sus ejemplos, anunciemos el Evangelio al mundo y seamos así testigos de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


domingo, 24 de enero de 2021

Lectio Divina Enero 24

 CRISTO ESTÁ PRESENTE EN SU IGLESIA

 

Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la misa, tanto en la persona del ministro, ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz, como sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los sacramentos, de modo que cuando alguien bautiza es Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la sagrada Escritura es él quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, pues él mismo prometió: Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.

 

En verdad, en esta obra tan grande, por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a su amadísima esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por él tributa culto al Padre eterno.

 

Con razón, pues, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y realizan, cada uno a su manera, la santificación del hombre; y así el cuerpo místico de Jesucristo, es decir, la cabeza y sus miembros, ejerce el culto público íntegro.

 

En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es la acción sagrada por excelencia, cuya eficacia no es igualada, con el mismo título y en el mismo grado, por ninguna otra acción de la Iglesia.

 

En la liturgia terrena participamos, pregustándola, de aquella liturgia celestial que se celebra en la ciudad santa de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos, y donde Cristo, ministro del santuario y de la verdadera Tienda de Reunión, está sentado a la diestra de Dios; con todos los coros celestiales, cantamos en la liturgia el himno de la gloria del Señor; veneramos la memoria de los santos, esperando ser admitidos en su asamblea; esperamos que venga como salvador Cristo Jesús, el Señor, hasta que se manifieste él, que es nuestra vida, y nos manifestemos también nosotros con él, revestidos de gloria.

 

La Iglesia, por una tradición apostólica que se remonta al mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que es llamado con razón día del Señor o domingo. En este día, los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la palabra de Dios y participando en la eucaristía, celebren el memorial de la pasión, resurrección y gloria del Señor Jesús, y den gracias a Dios que, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. Por esto, el domingo es la fiesta primordial, que debe inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No deben anteponérsele otras solemnidades, a no ser que sean realmente de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico.

 

RESPONSORIO    S. Agustín, Comentario Sal 85, 1

 

R. Cristo ora por nosotros, como sacerdote nuestro; ora en nosotros, como cabeza nuestra; recibe nuestra oración, como nuestro Dios. * Reconozcamos nuestra propia voz en él y su propia voz en nosotros.

V. Cuando hablamos con Dios en la oración, el Hijo está unido a nosotros.

R. Reconozcamos nuestra propia voz en él y su propia voz en nosotros.


OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

sábado, 23 de enero de 2021

Lectio Divina Nov 23

 LA OBLACIÓN PURA DE LA IGLESIA


El sacrificio puro y acepto a Dios es la oblación de la Iglesia, que el Señor mandó que se ofreciera en todo el mundo, no porque Dios necesite nuestro sacrificio, sino porque el que ofrece es glorificado él mismo en lo que ofrece, con tal de que sea aceptada su ofrenda. La ofrenda que hacemos al rey es una muestra de honor y de afecto; y el Señor nos recordó que debemos ofrecer nuestras ofrendas con toda sinceridad e inocencia, cuando dijo: Si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano; vuelve luego y presenta tu ofrenda. Hay que ofrecer a Dios las primicias de su creación, como dice Moisés: No te presentarás al Señor tu Dios con las manos vacías; de este modo el hombre, hallado grato en aquellas mismas cosas que a él le son gratas, es honrado por parte de Dios.

Y no hemos de pensar que haya sido abolida toda clase de oblación, pues las oblaciones continúan en vigor ahora como antes: el antiguo pueblo de Dios ofrecía sacrificios y la Iglesia los ofrece también. Lo que ha cambiado es la forma de la oblación, puesto que los que ofrecen no son ya siervos, sino hombres libres. El Señor es uno y el mismo, pero es distinto el carácter de la oblación, según sea ofrecida por siervos o por hombres libres; así la oblación demuestra el grado de libertad. Por lo que se refiere a Dios nada hay sin sentido, nada que no tenga su significado y su razón de ser. Y por esto los antiguos hombres debían consagrarle los diezmos de sus bienes; pero nosotros, que ya hemos alcanzado la libertad, ponemos al servicio del Señor la totalidad de nuestros bienes, dándolos con libertad y alegría, aun los de más valor, pues lo que esperamos vale más que todos ellos; echamos en el cepillo de Dios todo nuestro sustento, imitando así el desprendimiento de aquella viuda pobre del evangelio.

Es necesario, por tanto, que presentemos nuestra ofrenda a Dios y que le seamos gratos en todo, ofreciéndole con mente sincera, con fe sin mezcla de engaño, con firme esperanza, con amor ferviente, las primicias de su creación. Esta oblación pura sólo la Iglesia puede ofrecerla a su Hacedor, ofreciéndole con acción de gracias del fruto de su creación.

Le ofrecemos, en efecto, lo que es suyo, significando con nuestra ofrenda nuestra unión y mutua comunión, y proclamando nuestra fe en la resurrección de la carne y del espíritu. Pues del mismo modo que el pan, fruto de la tierra, cuando recibe la invocación divina, deja de ser pan común y corriente y se convierte en eucaristía, compuesta de dos realidades, terrena y celestial, así también nuestros cuerpos, cuando reciben la eucaristía, dejan ya de ser corruptibles, pues tienen la esperanza de la resurrección.

RESPONSORIO    Hb 10, 1. 14; Ef 5, 2

R. La ley contiene sólo una sombra, no la realidad misma de las cosas; por eso, mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar, no puede de ninguna manera dar la perfección a quienes buscan acercarse a Dios. Cristo, en cambio, * con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección a los que ha santificado.
V. Él nos amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia.
R. Con una sola oblación, ha llevado para siempre a la perfección a los que ha santificado.

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que gobiernas a un tiempo cielo y tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y haz que los días de nuestra vida transcurran en tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

viernes, 22 de enero de 2021

Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.


Hebreos 8,6-13
Ahora a nuestro sumo sacerdote le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores. En efecto, si la primera hubiera sido perfecta, no tendría objeto la segunda.
Pero a los antiguos les echa en cara: "Mirad que llegan días -dice el Señor-, en que haré con la casa de Israel y con la casa de Judá una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos fueron infieles a mi alianza, y yo me desentendí de ellos -dice el Señor-. Así será la alianza que haré con la casa de Israel después de aquellos días -oráculo del Señor-:Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "¡Conoce al Señor!", porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados."
Al decir "alianza nueva", dejó anticuada la anterior; y lo que está anticuado y se hace viejo está a punto de desaparecer.
Palabra de Dios

 
Salmo 84 " La misericordia y la fidelidad se encuentran "
 
Marcos 3,13-19
En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.
Palabra del Señor

 
La primera lectura es preciosa porque el Señor nos dice “ Pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones “, mente y corazón.
 
Hay una alianza antigua y otra nueva, ambas son alianzas entre Dios y el hombre. ¿Cuál es la diferencia entre ambas? La antigua alianza resultó imperfecta porque el mismo Dios dice “ ellos no fueron fieles a mi alianza y por eso los rechace”. La antigua alianza solo podía señalar y condenar el mal pero era incapaz de sanar las heridas profundas del corazón. Es por eso que la nueva alianza, la alianza en la sangre de Cristo es perfecta, porque El si puede sanar las heridas profundas que tenemos.  La alianza antigua es un precepto externo una presión externa. Fácilmente la gente de esa epoca reconocian muy bien la diferencia entre el bien y el mal pero aunque quisieran seguir la ley, no era fácil porque necesitaban la fuerza que viene de lo alto, esa es la fuerza que trae Jesús a través de su Espíritu Santo. La alianza nueva, la que es perfecta que viene de Jesús tiene el poder de mover el corazón, la voluntad, te impulsa interiormente y te transforma desde adentro hacia afuera.  
 Dios al conocer el drama humano, es creativo y es capaz de cambiar y revitalizar la alianza de la amistad con su pueblo y con cada uno de nosotros. Al hacer un nuevo pacto “ poniendo sus leyes en nuestra mente, para que no lo olvidemos, para que la tengamos presente en la memoria, en el recuerdo. Como también la alianza la escribe en el corazón que es la que nos hace mover, cambiar, activa la voluntad, es un impulso interior que nos transforma.
 
No olvidemos que la función sacerdotal de Cristo es interceder, ofrece sacrificios de alabanza y restaurar la amistad con Dios. Esto permanece a través del tiempo con el ministerio sacerdotal ministerial con los ministros (los sacerdotes) y con el ministerio sacerdotal bautismal que todos nosotros recibimos por el bautismo. Ayer nos decía el Padre Pedro Justo Berrio “ Ejercer este sacerdocio significa obedecer a Dios y practicar la misericordia”. Nuestra tarea es confiar en Jesucristo, poner nuestra confianza solo en El, El es el nuevo y definitivo sacerdote intercesor que guia nuestras vidas. Por eso, en este tiempo ordinario, pasada la Navidad ya deberíamos haber dado la vuelta al corazón, convertirnos hacia Jesús y dar por acabada nuestra vida pasada. Hay que tomarse en serio lo que significa ser cristiano.
 
 En el evangelio notemos que aunque Jesús conocía a sus discípulos, Él no se dejó llevar por la impresión que él tenía con cada uno, sino que más bien estuvo en oración y el resultado de esa oración llamó a los que le pareció conveniente, esto significa se dejó inspirar por el Santo Espíritu de Dios.
  
Señor cómo es grande tu bondad, esa bondad que está presente a través de la vida del ser humano,  desde los primeros cristianos donde los liberaste de la cautividad de Babilonia; en el presente aun Tu nos sigues liberándonos de las aflicciones que aún padecemos, y con  esperanza acojo el futuro porque Tu anuncio profético de salvación, de paz y prosperidad me da la confianza de creer y esperar en ti. Tu eres mi intercesor, Tu  quieres guiar mi vida, no quiero poner más obstáculos para que yo pueda recibir todas las bendiciones que me quieres dar. Me pongo en camino hacia ti para que puedas hacer en mi una nueva creación, Amén.  
 
 Dios te bendiga,
  
¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
 
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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

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