miércoles, 13 de octubre de 2021
viernes, 8 de octubre de 2021
El Reino de Dios nos trae liberación y sanidad.
El Reino de Dios nos trae liberación y sanidad.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Joel 1,13-15; 2,1-2
VESTÍOS de luto, haced duelo, sacerdotes, gritad, servidores del altar.
Venid y pasad la noche en sacos, servidores de Dios, pues no hay en el templo de vuestro Dios ofrenda y libación.
Proclamad un ayuno santo, convocad la asamblea, reunid a los jefes, a todos los habitantes del país en la casa de vuestro Dios y llamad a gritos al Señor.
¡Ay del día! Se acerca el Día del Señor, llega como ruina arrolladora.
Tocad la trompeta en Sion, gritad en mi monte santo, se estremecen todos los habitantes del país, pues llega el Día del Señor.
Sí, se acerca, día de oscuridad y negrura, día de niebla y oscuridad, como el alba, sobre los montes, avanza un gentío innumerable, poderoso como nunca lo hubo ni lo habrá tras él por generaciones.
Palabra de Dios
El pueblo ha sufrido una gran catástrofe, una plaga de langostas ha destruido las cosechas. El profeta Joel interpreta este hecho como castigo de Dios porque el pueblo había descuidado la vida de Fe “falta en el templo del Señor ofrenda y libación “, Por eso el profeta Joel invita a que los sacerdotes convoquen a una jornada de penitencia.
En esta primera lectura nos invita a cada uno de nosotros a qué revisemos cómo está nuestra relación con Dios y también con nuestro prójimo. Algunos quizás se preocupan mucho la relación entre ellos y Dios descuidando la relación con el prójimo, osea con el próximo. Otros se esfuerzan por la relación de servicio al necesitado pero descuidan la relación íntima con Dios. La invitación que nos hace Joel es a la conversión, a volver a Dios. Unos más otros menos, todos somos débiles y pecadores, y necesitamos convertirnos. Todos podemos convertirnos a Dios desde nuestras mediocridades y perezas. No solo necesita convertirse el ladrón, el criminal. Todos tenemos nuestro talón de Aquiles, aquello que solo nosotros sabemos que no está bien.
Que hoy el Señor nos dé la gracia de escuchar su Palabra para recapacitar y reorientar nuestra atención a los valores fundamentales, que a veces descuidamos.
Salmo 9,2-3.6.16.8-9 R/. El Señor juzgará el orbe con justicia
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11,15-26
En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por Jugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice:
“Volveré a mi casa de donde salí”.
Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».
Palabra del Señor
Una de las cosas que me preocupa es ver como a todos nos falta hacer un buen discernimiento.
Ante un milagro de Jesús, aparecen distintas reacciones. A unos les seduce. A otros les confunde en su maldad; y, como no pueden negar el hecho, atribuyen el milagro al poder del mal. La razón es muy simple, porque si ellos admiten que venia del poder de Dios, entonces ellos debían de reconocer en Jesús al Mesías.
En nuestro medio, sucede lo mismo. Cuando vemos a alguien que actúa generosamente, la miramos con recelo y hasta decimos “ Tendrá algún guardado”. Como nos cuesta ver las virtudes y los dones en los demás. Jesus realiza milagros porque Dios está en Él y con Él, ellos son uno y es la gran señal de que el Reino de Dios había llegado. Jesús pasó haciendo el bien; su Reino no era de este mundo pero liberaba a este mundo de sus esclavitudes.
Ayer leyendo las memorias de Santa Teresita del Nino Jesus, la santa nos decía que la Palabra que es Dios se hace hombre, Cristo es el verbo o la Palabra de Dios encarnada, y nosotros al escucharla, verla, contemplarla y tocarla nos queda seguirla y que se haga vida en nosotros, esa es la revelación de Dios. El mal retrocede si hay presencia de Cristo. El mal avanza si hay ausencia de Cristo. Por eso Jesus que es la Palabra del Padre, se hace hombre y trae sanación y salvación para todos. Así como Él lo hizo, tú y yo estamos llamados a hacerlo en su Nombre.
Señor gracias por dejarnos Tu Palabra que da vida a mi vida. Quien escucha Tu Palabra y verdaderamente la acepta en su corazón su vida es transformada por la gracia de tu Santo Espíritu. Como necesitamos enamorarnos de Tu Palabra, de acercarnos a ella, de acogerla con amor, de dejar que ella actúe en nosotros. Danos la gracia Señor del discernimiento, para descubrir dónde tú estás presente y donde no porque el mal retrocede cuando está tu presencia. Por eso Señor llevame donde tu quieras, haz lo que tu quieras en mi, quiero ser un instrumento útil en tus manos para que el Reino de Dios crezca en este mundo para así alabar y bendecir a Dios que está en medio de nosotros, Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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jueves, 7 de octubre de 2021
¡No pierdas la capacidad de asombro y de alegrarnos!
¡No pierdas la capacidad de asombro y de alegrarnos!
Malaquías 3,13-20a
"Vuestros discursos son arrogantes contra mí -oráculo del Señor-. Vosotros objetáis: "¿Cómo es que hablamos arrogantemente?" Porque decís: "No vale la pena servir al Señor; ¿qué sacamos con guardar sus mandamientos?; ¿para qué andamos enlutados en presencia del Señor de los ejércitos? Al contrario: nos parecen dichosos los malvados; a los impíos les va bien; tientan a Dios, y quedan impunes."
Entonces los hombres religiosos hablaron entre sí: "El Señor atendió y los escuchó." Ante él se escribía un libro de memorias a favor de los hombres religiosos que honran su nombre. Me pertenecen -dice el Señor de los ejércitos- como bien propio, el día que yo preparo. Me compadeceré de ellos, como un padre se compadece del hijo que lo sirve. Entonces veréis la diferencia entre justos e impíos, entre los que sirven a Dios y los que no lo sirven. Porque mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir -dice el Señor de los ejércitos-, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas."
Palabra de Dios
Muchos de nosotros hemos aprendido tanto del amor de Dios y se nos ha enseñado tanto a rechazar como "falso rostro" al Dios castigador. Si decimos que Dios es justo, entonces estas injusticias no pueden quedar impunes. Todos sabemos que hay una consecuencia por obrar de la manera incorrecta. Y por eso pienso que, así como para algunas personas es difícil aceptar la ternura de Dios, es posible que nosotros nos estemos volviendo miopes o ciegos a ciertos aspectos de la revelación bíblica que no niegan esa ternura pero que sí nos recuerdan con cuánta intensidad ama Dios la justicia.
El mal cuando alcanza el poder es altanero, mentiroso, cínico y además con crueldad se burla del pobre. Miremos al que hace de la religión un negocio engañando a personas que son nobles. Miremos al que justifica en nombre de Dios un crimen o envía a muerte segura a quienes le apoyan. Miremos todo eso, y preguntémonos si la SOLA ternura tiene una palabra eficaz qué decir en todos esos casos. Si decimos que Dios es justo, entonces estas injusticias no pueden quedar impunes.
No caigamos en el error de pensar que Dios por ser bueno y misericordioso entonces no hay una diferencia entre los buenos y los malos, entre los que obedecen a Dios y los que no le obedecen. El mal quiere hacernos creer eso, ¡mucho cuidado!
Salmo 1" Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor "
Lucas 11,5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?"
Palabra del Senor
Hoy es la Virgen del Rosario, tan popular. Decimos que “ Las cuentas del rosario son escaleras, para subir al cielo las almas buenas”. Al margen de la ingenuidad, en el rezo del rosario, vamos desgranando, al pasar las cuentas, los misterios de Cristo, a la luz del misterio de María, su Madre.
¿Por qué es tan importante no perder la capacidad de asombro y de alegrarnos?
1. Dios nos haya regalado su vida divina y que le podamos llamar Padre, porque realmente lo es y sentirnos hermanos de todos los hombres.
2. Jesús sea nuestro gran amigo. “A vosotros os llamo amigos” y que nos quiera tan entrañablemente que nada ni nadie nos podrá separar de su amor.
3. Jesus nos regala después de nuestra muerte la resurrección a una vida de total felicidad y para siempre.
4. Jesus nos regala a María su madre también como madre nuestra: “He ahí a tu madre”.
En resumen, el hombre “indigente, perdido y en la calle”, “pide, busca y llama”. Al final, el Padre Dios “nos dará, nos ayudará a encontrar y nos abrirá”. No somos amigos impertinentes, somos sus hijos. El está atento para ayudarnos, siempre El nos da respuesta a nuestras peticiones, nos puede dar un “ si”, un “ no” o un “ espere”. El mismo Jesús nos da ejemplo. En Getsemaní y en la hora suprema, Jesus suplica: “Pase de mí este cáliz”, “Padre, tengo sed”. Con el salmista, y con Jesús, exclamamos, llenos de confianza: “Cuando te invoqué me escuchaste”.
Es cierto que Dios conoce nuestras necesidades, pero le gusta que se las presentemos. No pedimos que Dios se entere sino que Él haga parte de nuestra vida, de nuestros sueños e ilusiones. Aprende a tener paciencia ante tu súplica, a no perder la fe, a perseverar en la oración y a confiar ciegamente en Dios. Al menos, siempre nos dará el Espíritu Santo, “Don en tus dones espléndidos”.
Hoy en el dia de la Virgen del Rosario, pidámosle a ella que nunca perdamos la capacidad de asombrarnos y de alegrarnos de todo lo que Dios y su Hijo han hecho y sigue haciendo con nosotros y que como ella siempre aceptemos la voluntad de Dios, una voluntad que busca nuestro bien: “He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu voluntad”. Amen.
Hoy te invito a que reces el rosario en familia.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
†
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Sandra Yudy Zapata Escudero
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miércoles, 6 de octubre de 2021
Dios nos enseña a través de Jonas como nos ama y como le duele que nos perdamos.
Dios nos enseña a través de Jonas como nos ama y como le duele que nos perdamos.
Jonás 4,1-11
Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos términos: "Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir." Respondióle el Señor: "¿Y tienes tú derecho a irritarte?" Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se había hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad. Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino.
Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual dañó al ricino, que se secó. Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer. Deseó Jonás morir, y dijo: "Más me vale morir que vivir." Respondió el Señor a Jonás: "¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?" Contestó él: "Con razón siento un disgusto mortal?" Respondióle el Señor: "Tú te lamentas por el ricino, que no cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy ha sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de ganado?"
Palabra de Dios
Salmo 85 " Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad."
Lucas 11,1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos," Él les dijo: "Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."
Palabra del señor
La misericordia debería ser siempre una buena noticia, pero hay ocasiones en que tanto nos alegra que Dios se compadezca de nosotros, y como nos disgusta que se compadezca de los otros. Eso le sucedió a Jonas. Jonás considera que en esta ocasión Dios "se pasó de bueno". Y así es. Dios es tan bueno que nos sorprende y hasta a veces nos disgusta. Jonás juzga a Dios así como tú y yo lo hemos hecho. Queremos justificar y convencer a Dios que haga lo que nosotros haríamos, hacer justicia a nuestra manera y en nuestro tiempo.
Pero qué piensa Dios cuando actuamos de esta manera? En el texto podemos ver cómo juzga Dios a quien lo juzga. Es algo parecido a lo que hizo Natán con el rey David, cuando éste había cometido el crimen de hacer matar a Urías, para quedarse con su esposa, Betsabé. En aquella ocasión (cf. 2 Sam 12,1-7), Natán puso a David a juzgar en un caso de un hombre que teniendo grandes rebaños había preferido robar la oveja a su vecino para dar un cierto banquete. Y cuando David saltó de ira, Natán le dijo: "¡Ese hombre eres tú!".
En el pasaje de hoy, Dios pone a Jonás a sentir algo de lo que él siente. Jonás, puesto en el lugar de Dios, descubre que hasta un árbol que se marchita tiene su valor, y así aprende algo de cómo nos ama Dios y cuánto le "duele" que nos perdamos. Hermosa enseñanza que nos deja la primera lectura.
Para la meditación del evangelio voy a tomar el comentario Bíblico de un teólogo contemporáneo, Emiliano Jiménez Hernández, quien en su obra "Padrenuestro. Fe, oración y vida", nos ofrece una preciosa catequesis sobre el evangelio de hoy.
El dice “ El Padrenuestro es la síntesis de todo el Evangelio". Es la "oración del Señor", porque Él nos la enseñó y porque es la oración que Él dirigía al Padre. Él se ha encarnado, vivido y muerto en cruz para santificar el nombre del Padre. Para ello ha orado: "Padre, glorifica tu nombre". Él nos ha anunciado el reino de los cielos y con Él ha llegado a nosotros el reino de Dios. Su vida, su alimento y su muerte no han sido otra cosa que "hacer la voluntad de Dios" en la tierra como eternamente la ha hecho en el cielo. Su "pan" es toda palabra que sale de la boca del Padre. Del Padre espera cada día el alimento, sin tentarlo a cambiar las piedras en pan. Y Él, el inocente, sin pecado alguno, ¿cómo ha pedido "perdónanos nuestras deudas? "Al que no conoció pecado, Dios le hizo pecado por nosotros" (2Cor 5,21). Nuestras deudas eran en realidad deudas suyas, nuestros pecados eran sus pecados: no porque Él los cometiera, sino porque cargó con nuestros pecados. Con toda verdad podía orar "perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". "Y líbranos del mal", para eso ha venido al mundo: para vencer al Maligno.
¿Por qué Dios nos deja esta oración? sólo Dios podía enseñarnos cómo quiere que le recemos. Sólo de Él podía venirnos la oración del Padrenuestro. "Esta oración del Señor Jesucristo, pronunciada por sus divinos labios y animada por su Espíritu, sube al cielo por su gracia y encomienda al Padre lo que el Hijo nos ha enseñado". La oración es el muro que protege nuestra fe; es nuestra arma contra el enemigo que nos rodea. Protege nuestra fe como los brazos de Cristo en la cruz protegen al mundo. Por ello, al rezar el Padrenuestro, "nosotros no sólo alzamos las manos hacia el Padre, sino que también las extendemos (1 Tm 2,8). Así imitamos la pasión del Señor y, orando, profesamos nuestra fe en Cristo".
Cada una de las siete peticiones, cuando se ora de verdad, empieza a cumplirse en el momento mismo en que es formulada. Al pronunciar el nombre de Dios Padre ya estamos glorificando su nombre. Si deseamos que venga a nosotros su reino, nuestro deseo atestigua que pertenecemos ya al reino. Al pedir que se cumpla su voluntad, nos abandonamos confiadamente a ella. En la medida en que verdaderamente pedimos el pan de cada día estamos aceptando lo que Dios nos da cada día. Si perdonamos a nuestros deudores, ya nosotros hemos sido perdonados por Dios. En fin, al pedir el auxilio divino contra las tentaciones y los asaltos del maligno, ya nos aseguramos la victoria contra todos los enemigos.
Mi amado Jesús, gracias por enseñarme la oración del Padre Nuestro porque es la manera que Dios quiere que le recemos, no de una manera repetitiva sino consciente de lo que estoy diciendo. Padre celestial, las siete peticiones que te hago en el Padre Nuestro necesito que se cumplan en mi. Deseo glorificarte con mi vida, y tu reino vive en mí porque te pertenezco. Dame la gracia de hacer tu voluntad, que yo me vuelva pequeño para que tu crezcas en mi. Confiadamente me darás el pan de cada día, material y espiritual, solo dependo de ti. Ayúdame a perdonar a los que me ofenden como tu me perdonas, a ser misericordioso como tú lo eres conmigo y amar a mis enemigos como tu los amas. Por último líbrame de caer en la tentación y de los asaltos del maligno, así como Tú libraste a tu hijo Jesucristo en la Cruz y lo resucitaste en el ultimo dia, Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
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