lunes, 16 de mayo de 2022

Quien ama obedece, ese es un signo de quien ama. Jesús mismo nos lo enseñó.

 


Quien ama obedece, ese es un signo de quien ama. Jesús mismo nos lo enseñó.


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 14, 5-18

En aquellos días, cuando en Iconio se produjeron conatos de violencia de parte de los gentiles y de los judíos, con sus autoridades, para maltratar a Pablo y a Bernabé y apedrearlos; al darse cuenta de la situación, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y alrededores, donde se pusieron a predicar el Evangelio.
Había en Listra, sentado, un hombre impedido de pies; cojo desde el seno de su madre, nunca había podido andar. Estaba escuchando las palabras de Pablo, y este, fijando en él la vista y viendo que tenía una fe capaz de obtener la salud, le dijo en voz alta:
«Levántate, ponte derecho sobre tus pies».
El hombre dio un salto y echó a andar. Al ver lo que Pablo había hecho, el gentío exclamó en la lengua de Licaonia:
«Los dioses en figura de hombres han bajado a visitarnos».
A Bernabé lo llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque se encargaba de hablar. El sacerdote del templo de Zeus que estaba a la entrada de la ciudad trajo a las puertas toros y guirnaldas y, con la gente, quería ofrecerles un sacrificio.
Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, se rasgaron el manto e irrumpieron por medio del gentío, gritando y diciendo:
«Hombres, ¿qué hacéis? También nosotros somos humanos de vuestra misma condición; os anunciamos esta Buena Noticia: que dejéis los ídolos vanos y os convirtáis al Dios vivo “que hizo el cielo, la tierra y el mar y todo lo que contienen”. En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera su camino; aunque no ha dejado de dar testimonio de sí mismo con sus beneficios, mandándoos desde el cielo la lluvia y las cosechas a sus tiempos, dándoos comida y alegría en abundancia».
Con estas palabras, a dura penas disuadieron al gentío de que les ofrecieran un sacrificio.
Palabra de Dios

Sal 113 B, 1-2. 3-4. 15-16 R/. No a nosotros, Señor, sino a tu nombre da la gloria

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 21-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; al que me ama será amado mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Le dijo Judas, no el Iscariote:
«Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»
Respondió Jesús y le dijo:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.
El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.
Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».
Palabra del Señor


Hoy la primera lectura nos invita a dar testimonio de la resurrección de Cristo a través de la alegría. Ese es uno de los signos que trae el resucitado, la alegría, la alegría de servir a quien lo necesita y dar testimonio de quien nos ha traído la alegría.  
Nos dice la primera lectura que Pablo y Bernabé tienen que escabullirse de Iconio y retirarse a las ciudades de Listra y Derbe en Licaonia para poder seguir anunciando el Evangelio.  Allí, mientras están predicando, ven un enfermo, cojo y lisiado de nacimiento, cuya fe y devoción era capaz de curarlo. Y Pablo le gritó: Levántate, ponte derecho. Y el hombre de un salto, echó a andar. El gentío se apresuró a ensalzarlos como “dioses” y querían ofrecerles sacrificios. Pero Pablo no se los permite porque no se pueden dejar engañar por falsas apariencias ni falsas divinidades, más bien es necesario que reconozcan al único y verdadero Dios, Señor y Creador de todo, que creó el cielo y la tierra, el mar y todo lo que contiene. Pablo reconoce y quiere enseñarles que la sanación de este cojo y lisiado no llegó por Él sino a través de Él, realmente quien hizo la sanación fue Dios y no el. Pablo se hace portavoz del verdadero Señor, del que desde siempre ha protegido y mirado por sus criaturas y ha atendido todas sus necesidades.

En el evangelio nos dice Jesus “ El que me ama guardará mi palabra y mi Padre lo amará “. El apóstol Juan nos enseña que implica el seguimiento de Jesús. Seguir a Jesús significa estar enamorado de Él, guardar sus palabras. Beber de la fuente de la Palabra y dejarse embargar por el Espíritu de Jesús hasta que, como decía Pablo, no soy  “yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí”. Cuando amas verdaderamente obedeces cumpliendo la ley no por obligación sino por amor. El enamorado hace hasta lo imposible para que el otro se sienta amado y feliz. 

¿Recuerdas cuando te has sentido enamorad@? El enamorado no es calculador, sabe que es necesario vaciarse por completo para que Dios lo pueda inundar nuevamente por su gracia. 

El verdadero discípulo que ama a Cristo guarda sus palabras. Y la palabra de Jesús es el mandamiento nuevo: amarse unos a otros como yo os amo. Amaos sin privilegios y sin imposiciones, siendo servidores unos de otros, porque Dios ha puesto su morada en nosotros. Un día nosotros salimos de Dios y un día volveremos a Él. Nuestra vida ahora es un peregrinar que debemos vivir desde la sabiduría que nos regala Dios a través de su Espíritu Santo, descubriendo el sentido trascendente de la creación y de la nueva humanidad. No podemos quedarnos plantados, pasivos y despreocupados de nuestro mundo ni de nuestros hermanos. Dios ha instaurado su tienda entre nosotros y hemos de participar en este proyecto divino: que todos seamos uno en el Padre, el Hijo y es Espíritu Santo, hasta la plenitud verdadera.

Te arriesgas a participar en este proyecto transformador que no es más que hacer presente el Reino del Señor en nuestro mundo?

La Palabra de Dios trae un gran regalo para mi vida como es el mismo Cristo quien quiere habitar en mi corazón. Si Cristo habita en mí, todo lo puedes hacer nuevo en mi porque la Tu Palabra tiene el poder de darme vida y esclarecer las oscuridades que aún hay en el corazón. Para obedecerte te tengo que conocer y experimentar una relación contigo desde el amor. Sin amarte no hay lenguaje que me permita percibir quién eres y realmente que vienes a traerme. Por eso hoy te pido que limpies mi corazón porque lo que tenga allí va ser mi tesoro, si en mi corazón no estás tú, entonces abran ídolos a los cuales obedeceré, pero si tu ocupas el primer lugar en mi corazón seré dócil a Tu Santo Espíritu y El me llevara a la verdad. Limpia también mis oídos para poder escucharte porque hay mucho ruido interior y exterior. Te pido que quites el ruido interior y exterior que influyen en la toma de mis decisiones;  porque no quiero desobedecer al verdadero amor que eres tu. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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 Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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jueves, 12 de mayo de 2022

La fe es una batalla desde lo interior y exterior, por eso se tiene que luchar.


 La fe es una batalla desde lo interior y exterior, por eso se tiene que luchar.

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 13, 13-25

Pablo y sus compañeros se hicieron a la mar en Pafos y llegaron a Perge de Panfilia. Juan los dejo y se volvio a Jerusalén; ellos, en cambio, continuaron y desde Perge llegaron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y tomaron asiento. Acabada la lectura de la Ley y de los Profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron a unos que les dijeran:
«Hermanos, si tenéis una palabra de exhortación para el pueblo, hablad».
Pablo se puso en pie y, haciendo seña con la mano de que se callaran, dijo:
«Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso; unos cuarenta años “los cuidó en el desierto”, “aniquiló siete naciones en la tierra de Canaán y les dio en herencia” su territorio; todo ello en el espacio de unos cuatrocientos cincuenta años. Luego les dio jueces hasta el profeta Samuel. Después pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. Lo depuso y les suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio, diciendo: “Encontré a David”, hijo de Jesé, “hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos”.
Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies”».
Palabra de Dios

Sal 88, 2-3. 21-22. 25 y 27 R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 13, 16-20

Cuando Jesús terminó de lavar los pies a sus discípulos les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: “El que compartía mi pan me ha traicionado”. Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy.
En verdad, en verdad os digo: el que recibe a quien yo envíe me recibe a mí; y el que me recibe a mí recibe al que me ha enviado».
Palabra del Señor


Hoy en la primera lectura leemos la labor misionera de Pablo. Este hombre quien pasó de perseguidor de Cristo a ser perseguido por su causa hasta dar la vida, y hoy lo anuncia sin temor en Antioquia. La conversión de Pablo es bien importante para nosotros porque nos damos cuenta de que nada es imposible para Dios. Mientras haya vida hay posibilidad de cambiar la mirada, de nacer de nuevo de modo absoluto, de que la vida de un giro radical.

Nosotros los padres de familia a veces caemos en el pesimismo porque a pesar de nuestros esfuerzos en transmitir la fe, no vemos los frutos de inmediato. En otros por ejemplo ven como sus familias se desunen, conflictos entre vecinos y compañeros de trabajo, y por más que se esfuercen no parece que las cosas mejoraran. Es de ahí que es tan fácil que perdamos la fe.  Hoy el Señor nos recuerda lo importante que es tener fe y poner la confianza solo en Él, porque Él hará la obra en su tiempo. Solo confía, espera y cree. No podemos perder la esperanza.
Nadie ha dicho que la fe en Jesucristo sea fácil. La fe es una batalla en dos frentes principales: interior, contra nosotros mismos en nuestras inclinaciones más egoístas, destructivas u oscuras; exterior, contra las circunstancias, situaciones y personas que, en ocasiones, tratan de obstaculizar nuestro camino de seguimiento. Para mantener y avanzar en el camino de la fe hay que luchar. San Pablo libró esa batalla en su interior, pero una vez que vio y comprendió, fue fiel hasta el final. Pidámosle al Señor que nos de la misma gracia que le dio a Pablo, para ser fieles hasta el final.

En el evangelio notemos que Jesús antes de su pasión le deja una vez más una enseñanza, la importancia del servicio y lo hace a través del lavatorio de los pies de sus discípulos. Después de ese gesto –que Juan coloca en el lugar en que los otros evangelistas sitúan la última cena-, Jesús comenta el sentido ejemplar que tiene para quienes quieran seguirle. Es un gesto de servidumbre: él lo ha realizado precisamente para dar a entender que ha venido a servir y que todo el que quiera tenerlo a él por maestro deberá adoptar también una actitud de servidor. El Señor antes de enviarte a servir, Él ya ha dado testimonio, ya lo ha hecho. El Señor no te pide algo diferente de lo que él mismo ha hecho. Eso es bien importante porque uno ponerse como ejemplo anima para que los demás lo hagan. De ahí que Jesus diga “ El criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía”, dice Jesús. Si él, que es el Señor, ha sido enviado a servir a la humanidad y ha llevado ese servicio hasta la entrega de su vida por nosotros, ¿hasta dónde estamos dispuestos a llevar el nuestro?. El Señor nos llama y además nos envía porque Él ha escrito algo en nuestra vida. Revisa por un momento como el Señor nos ha asistido, cuidado, protegido, consolado, liberado y sanado. Él nos conoce muy bien y sabe con que podemos y con que no podemos.

Hoy será un día para meditar cómo está mi fe, y descubrir  cuales son las fuerzas interiores y exteriores que tratan de hacerme perder la fe. Las fuerzas interiores son mis inclinaciones egoístas y las exteriores son circunstancias, situaciones y personas que no me dejan mantener y avanzar en la fe.  Dame la gracia de seguir luchando día a día la batalla de la fe, para que pueda ver y comprender y poder llegar a ser fiel hasta el final. Gracias Señor por elegirme para servirte y hacer que el Reino de Dios que es el amor crezca en medio de este mundo y asi como Tu me elegiste que yo te elija cada dia de mi vida, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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miércoles, 11 de mayo de 2022

Por más que trates de disimular, no olvides que tu reflejas lo que eres.

 


Por más que trates de disimular, no olvides que tu reflejas lo que eres.


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 12, 24 — 13, 5a

En aquellos días, la palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Cuando cumplieron su servicio, Bernabé y Saulo se volvieron de Jerusalén, llevándose con ellos a Juan, por sobrenombre Marcos.
En la Iglesia que estaba en Antioquía había profetas y maestros: Bernabé, Simeón, llamado Níger; Lucio, el de Cirene; Manahén, hermano de leche del tetrarca Herodes, y Saulo.
Un día que estaban celebrando el culto al Señor y ayunaban, dijo el Espíritu Santo:
«Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado».
Entonces, después de ayunar y orar, les impusieron las manos y los enviaron. Con esta misión del Espíritu Santo, bajaron a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.
Llegados a Salamina, anunciaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos.
Palabra de Dios

Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 12, 44-50

En aquel tiempo, Jesús gritó diciendo:
«El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas.
Al que oiga mis palabras y no las cumpla, yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es la vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre».
Palabra del Señor


En la primera lectura nos dice que la Palabra de Dios iba creciendo y se multiplicaba. Y esta tarea sigue aún viva porque es el mismo Dios suscitando en nuestros corazones para que de una u otra manera lo hagamos y siempre asistidos o guiados por el Espíritu Santo. La Palabra de Dios no la pueden callar aunque algunos tratan de hacerlo, y esto es gracias a personas valientes que difunden el evangelio, cristianos casi anónimos que están comprometidos con la misión que nos encomendó el Hijo de Dios.Esto fue así en la iglesia primitiva y en la iglesia de todos los tiempos, también en nuestra iglesia del siglo XXI.

Aquí está la primera reflexión que debemos de hacernos, ¿Nosotros somos extensión de la Palabra de Dios? ¿ A través de nosotros crece y se multiplica la Palabra de Dios? ¿ De qué manera lo haces? ¿Cuál es la evidencia que confirma que lo haces?   ¿Cómo cuidas tu fe que recibiste a través de tus Padres o maestros ? Si eres un padre de familia le enseñas a tus hij@s la importancia de tener una relación con el Dios de la vida y con su hijo Jesucristo? ¿Les ayudas para que ellos crezcan en la Fe?

En el evangelio Jesús nos dice “ Por tanto, lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre”. En este fragmento del evangelio Jesús revela que Él no hace las cosas por cuenta propia sino que el Padre le ha dado un encargo y Él desde su obediencia lo hace.  El Padre tiene la misión de enviar a su Hijo al mundo a predicar el evangelio: “Porque yo no he hablado por cuenta propia; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar”; “Lo que yo hablo, lo hablo como me ha encargado el Padre”.

Aquí entramos al Misterio Trinitario,  Dios Padre nos da una Misión, Dios Hijo osea Jesus nos muestra con su testimonio de vida (Palabra de Dios hecha carne) como hacerlo y Dios Espíritu Santo es quien nos impulsa hacerlo. Eso fue lo que sucedió con los de la primera lectura.  Bernabé y Saulo, han confiado, en medio de las adversidades, en la promesa que Jesús nos recuerda hoy en el Evangelio: “el que cree en mí no quedará en tinieblas”. A nosotros como Padres nos puede suceder cuando tenemos dificultades en la crianza con nuestros hijos, o cuando se nos presenta problemas de pareja, o en el trabajo o con la comunidad.  Por eso oír la Palabra y cumplirla para obtener esa confianza y paz interior nos permiten mirar la realidad de otra manera. Claro que tenemos derecho a protestar y a desahogarnos, pero un creyente no puede derrumbarse porque no está solo. Tenemos que creer siempre en la asistencia amorosa de Dios a través de su Espíritu, porque incluso en medio de las oscuridades y cárceles de nuestra vida, aunque no la veamos, la acción del Defensor está actuando, nos acompaña, nos asiste, no se detiene.

Jesús ha venido al mundo como luz, leemos en el Evangelio de hoy. Dejemos que esta claridad ilumine nuestras sombras, disipe nuestras tinieblas y nos permita fijar el rumbo en Jesús Resucitado, guía de nuestro caminar.

Hoy le doy gracias a la Santísima Trinidad porque cada uno de ellos tienen una misión muy específica. Dios es quien nos crea y nos bendice, porque el que ama cuida y protege. Dios Hijo quien hace carne la Palabra de Dios. Dios Hijo que es la Luz para mostrarnos el camino  que nos lleva hacia el Padre a través de las obras concretas de misericordia con el prójimo. Dios Espíritu Santo quien es él que nos impulsa hacer las obras del amor de Dios. Dame la Gracia Señor de cuidar, proteger y amar todo lo que tu me has dado desde tu bondad. Regalame la voluntad para ser obediente a lo que tu me pides y ser uno solo contigo. Ayúdame a aceptar las inspiraciones del  Espíritu de Santo para poder hacer las obras que tú esperas que yo haga movido siempre por el amor. Hoy y siempre quiero reflejar tu amor que vive en mí y llevarlo a todos aquellos que se cruzan en mi camino para que seas tu conocido, se enamoren de ti y te sigan, Amen.

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lunes, 9 de mayo de 2022

Pasar por la puerta es también entrar con las maletas que llevamos.

 


Pasar por la puerta es también entrar con las maletas que llevamos.


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 1-18

En aquellos días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos».
Pedro entonces comenzó a exponerles los hechos por su orden, diciendo:
«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa, cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba, semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo. Luego oí una voz que me decía: “Levántate, Pedro, mata y come”. Yo respondí: «De ningún modo, Señor, pues nunca entró en mi boca cosa profana o impura”. Pero la voz del cielo habló de nuevo: «Lo que Dios ha purificado, tú no lo consideres profano”. Esto sucedió hasta tres veces, y de un tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía. Entonces el Espíritu me dijo que me fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en casa de aquel hombre. Él nos contó que había visto en su casa al ángel que, en pie, le decía: “Manda recado a Jafa y haz venir a Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu casa”.
En cuanto empecé a hablar, bajó sobre ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio; entonces me acordé de lo que el Señor había dicho: “Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo”. Pues, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo para oponerme a Dios?».
Oyendo esto, se calmaron y alabaron a Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».
Palabra de Dios

Salmo 41, 2-3; 42, 3. 4 R/. Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».
Palabra del Señor


Uno de los mayores males que se tiene es cuando ciertos grupos se encierran en sí mismos y se separan del resto de la población, a esto los llamamos ghettos. En el caso de los ghettos religiosos se hacen mucho daño a ellos mismos porque no permiten que sea el Espíritu Santo iluminando sus vidas, las situaciones, no se dejan guiar por el Espíritu Santo sino que se pegan a lo que ellos creen, a sus estructuras ideológicas cumpliendo lo que dice la ley.  
En días pasados escuché una charla de Tita Llano y el Padre Jorge donde nos decían claramente que en la Biblia no nos dice que Jesús estuviera con los homosexuales de su época, o con los emigrantes, pero las lecturas siempre nos relatan que Jesus estuvo con los desamparados, los rechazados, los marginados. En el hoy de nuestra vida, podemos reconocer que los marginados de nuestra época incluyen los emigrantes, los homosexuales. Jesus espera que nosotros nos acerquemos a ellos porque hacen parte de los marginados de este siglo 21. Un ghetto lo que haría es apartarse por ejemplo de los homosexuales porque en la Biblia no lo dice.

En esta primera lectura nos invita a que seamos personas de oración, para que sea el mismo Espíritu de Dios dándonos claridad y mostrándonos cuál es el deseo y la voluntad de Dios, que nos habla en nuestro tiempo, que seamos capaces de reconocer lo que sucede y descubrir los signos de los tiempos, pues Dios sigue actuando. Recordar la palabra de Jesús, porque en ella y en su vida tenemos el discernimiento para obrar. No permitamos que con nuestras actitudes y por nuestros prejuicios pongamos resistencia a acercarnos al otro, o lo peor a no permitir que el rostro de Cristo brille a través de nosotros,  porque el Señor sigue hoy concediendo la conversión que lleva a la vida.

En el evangelio Jesús se compara con una puerta. Para comprender esta hermosa lectura recordemos que tu y yo no solo somos este cuerpo, sino nuestros pensamientos, nuestros sueños, nuestros proyectos, nuestros amigos, nuestros afectos, en otras palabras cada uno carga un equipaje. Dependiendo del equipaje que tengamos vamos a caminar mejor o por el contrario hará que nuestro caminar sea más lento porque está pesado. Ahora piensa, en esas maletas que llevas tú?

Cuando Jesus nos dice que entremos por la puerta, nosotros no vamos a entrar solos. Tú entras con todas esas maletas. Para que quede más claro pondré un ejemplo. Cuando viajamos de un lugar a otro tenemos que pasar por un proceso de aduana, la migración es para las personas y la aduana es para el equipaje. Sabemos que en algunos países no permiten entrar material vegetal y demos el caso de que en tus maletas tienes empacado unas plantas, te dan la opción, lo tienes que dejar si quieres entrar a ese país.

Cristo nos invita a entrar al Reino de Dios, ese es el país a donde vamos a ir. Entonces mis maletas deben pasar por el criterio de Cristo. Crees que tus maletas van a pasar por el criterio de Cristo? Si en tu maleta tienes un rencor o una codicia, crees que va pasar la aduana de Cristo? imposible. Aunque trates de entrar y pasar la aduana, te aseguro que Cristo te va decir “ A mi Reino no puedes entrar con ese rencor que tienes”, y a renglón seguido te va dar la solución ” tenemos que sanar de ese rencor” . Lo más maravilloso es que Cristo aunque no te deje entrar al comienzo te da una solución, “ déjame que te sane” .      

Que sea hoy un momento para que revisemos qué cosas son las que llevamos en nuestras maletas y con un corazón humilde aceptar la invitación que el mismo Cristo nos hace , “ déjame que te sane” .

Cada día de mi vida he llenado la maleta de mi corazón con obras de amor y obras de desamor. Esta maleta siempre me acompañará a donde vaya, en ella están mis pensamientos, mis sueños, los proyectos, mis afectos, mis amigos, todo lo que soy. Dame la gracia de reconocer que en mi equipaje hay muchas cosas que no van a pasar por tu aduana porque tus criterios me piden que salga de mi mismo, de mi egoísmo y del orgullo. Tu amor es tan misericordioso que no solo me dices “ Tu maleta no puede pasar “, sino que a la vez me das una solución, “ tenemos que sacar lo que hay allí “ , esto es ”¿ me dejas que te sane?”. Gracias Señor porque al pasar por la aduana de tu amor me haces una mejor persona, un mejor hij@ de Dios, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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viernes, 6 de mayo de 2022

Cuando participamos en la eucaristía entramos en comunión con Cristo porque Él tiene el poder de transformar nuestra vida, ¿le has permitido que Él te transforme?

 

Cuando participamos en la eucaristía entramos en comunión con Cristo porque Él tiene el poder de transformar nuestra vida, ¿le has permitido que Él te transforme?


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 1-20

En aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.
Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».
Dijo él:
«¿Quién eres, Señor?».
Respondió:
«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».
Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.
Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión:
«Ananías».
Respondió él:
«Aquí estoy, Señor».
El Señor le dijo:
«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».
Ananías contestó:
«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».
El Señor le dijo:
«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre».
Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo».
Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.
Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
Palabra de Dios

Sal 116, 1. 2 R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 52-59

En aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:
«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».
Entonces Jesús les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.
Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Palabra del Señor

El día de hoy vamos a meditar la primera lectura la cual nos habla de Saulo, quien se convierte en un instrumento elegido por el Señor para dar a conocer el Nombre de Dios a los pueblos. El testimonio de este hombre es importante porque nos ratifica como el resucitado triunfa sobre él. Recordemos que Saulo es un judío celoso de la ley y de las tradiciones, que lucha decididamente frente a la herejía que se está extendiendo; pero en el camino, el Señor resucitado, al que persigue, le sale al encuentro. Todo aquel que tiene experiencia con el resucitado no vuelve a ser el mismo porque Jesus tiene el poder de transformar totalmente su vida.

Lo maravilloso de encontrarse con el resucitado es porque esa luz que utilizabamos para señalar al otro, para ver los errores y las faltas del prójimo, gira 180 grados y ahora nos ilumina a nosotros. Ahí es donde podemos decir “ me he equivocado en todo”. Pero a la vez Jesús nos rescata al decirnos, “ te confío todo”, te mando. A partir de ahora el destino de Saulo está ligado al nombre de Jesús, nombre que debe llevar y atestiguar ante los paganos y ante sus gobernantes.
Así actúa el Señor, rescatandonos del error, dándonos más oportunidades y además nos envía para que demos testimonio de lo que Él ha hecho por nosotros. Saber esto nos debe llenar de esperanza, tenemos un Dios que nos perdona, que nos ayuda a salir del error, y además sigue contando con nosotros porque cree en nosotros. Darnos una misión significa que por más equivocaciones que hayamos tenido, eso quedó atrás. Lo que importa es el aquí y el ahora. Y eso es lo que nosotros debemos de acoger, la gracia del perdón de Dios porque cada día es una oportunidad para ser mejores, para perdonarnos, para ser felices, para amar, para comenzar a caminar en la santidad.  

El Evangelio de ayer terminaba con la invitación de Jesús a comer su carne. El texto evangélico de hoy comienza con la murmuración de los judíos ante esta promesa de un pan que es su carne: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”
Ante el escándalo de los judíos Jesús insiste en que es imprescindible comer su carne y beber su sangre para participar de su vida. Su carne y su sangre son verdadero alimento y verdadera bebida, comunican la vida y ponen en comunión personal con él, que es el portador y mediador de la vida divina. No se trata de comer su carne física y beber su sangre física. Se trata de aceptar y asimilar su presencia, que alimenta nuestras vidas. Y alimentar nuestras vidas significa que las llena de sentido, de fortaleza, de gracia, para seguir caminando. Comer y beber el cuerpo y sangre de Cristo es transformarnos en él mismo, es hacerse uno con él, habitar en él. La Eucaristía debería producir ese milagro de la encarnación personal de la Palabra que tan bien realizó Pablo: “es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20). Y si, por la comunión Eucarística, Cristo vive en nosotros, bien podríamos convertirnos nosotros, por nuestro modo de vida, en esa voz que llama a una vida nueva.
No olvides que quien come la carne y bebe la sangre de Cristo, está dispuesto a su vez a ser alimento para los demás. Cuando comemos el pan que es Cristo, entramos en comunión con él, nos comprometemos a realizar la comunión entre nosotros, a transformar nuestra vida en don, sobre todo para los más pobres, para los que sufren.

Una y otra vez me perdonas Jesús, una y otra vez me muestras el camino que debo de tomar, una y otra vez envías rostros concretos para decirme que no estoy sol@ y que estas ahi para ayudarme, porque no quieres que ninguna alma se pierda.  Tu misericordia alcanza a todos quienes lo quieren recibir. No permitas que mi soberbia sea un obstáculo para acercarme a ti y no aceptar el regalo que me ofreces como es el perdón. Dame la gracia de vivir desde la esperanza, soñar que puedo ser mejor cada día, que puedo amar más, perdonar más,  servir más y vivir una vida coherente con el evangelio. Tu me creaste para que fuera feliz y la verdadera felicidad está en ti. Gracias por la Eucaristía porque ella hace posible que yo pueda participar en tu vida divina al hacer posible la transformación de mi ser en tu ser, esto es hacerme uno contigo. Gracias Señor por el don de la vida, una vida que tiene sentido junto a ti, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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jueves, 5 de mayo de 2022

Jesus espera que nosotros hagamos lo que Él ha hecho por nosotros. Comunicar y compartir la Buena noticia que El trae.

 



Jesus espera que nosotros hagamos lo que Él ha hecho por nosotros. Comunicar y compartir la Buena noticia que El trae.


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 26-40

En aquellos días, un ángel del Señor habló a Felipe y le dijo:
«Levántate y marcha hacia el sur, por el camino de Jerusalén a Gaza, que está desierto».
Se levantó, se puso en camino y, de pronto, vio venir a un etíope; era un eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía e intendente del tesoro, que había ido a Jerusalén para adorar. Iba de vuelta, sentado en su carroza, leyendo al profeta Isaías.
El Espíritu dijo a Felipe:
«Acércate y pégate a la carroza».
Felipe se acercó corriendo, le oyó leer el profeta Isaías, y le preguntó:
«¿Entiendes lo que estás leyendo?».
Contestó:
«Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?».
E invitó a Felipe a subir y a sentarse con él. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era este:
«Como cordero fue llevado al matadero,
como oveja muda ante el esquilador,
así no abre su boca.
En su humillación no se le hizo justicia.
¿Quién podrá contar su descendencia?
Pues su vida ha sido arrancada de la tierra».
El eunuco preguntó a Felipe:
«Por favor, ¿de quién dice esto el profeta?; ¿de él mismo o de otro?».
Felipe se puso a hablarle y, tomando píe de este pasaje, le anunció la Buena Nueva de Jesús. Continuando el camino, llegaron a un sitio donde había agua, y dijo el eunuco:
«Mira, agua. ¿Qué dificultad hay en que me bautice?».
Mandó parar la carroza, bajaron los dos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco no volvió a verlo, y siguió su camino lleno de alegría.
Felipe se encontró en Azoto y fue anunciando la Buena Nueva en todos los poblados hasta que llegó a Cesarea.
Palabra de Dios

Sal 65, 8-9. 16-17. 20 R/. Aclamad al Señor, tierra entera

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 44-51

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado, Y yo lo resucitaré en el último día.
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo».
Palabra del Senor


Para avanzar el ser humano necesita la ayuda de otro, no se puede avanzar solo. No solo porque no quiera hacerlo en soledad, sino porque no puede. Recordemos a Jesús, preguntando al paralítico de Betesda: ¿quieres ser curado? La respuesta que recibe no es un sí, sino una exposición de su impotencia y soledad. ”No tengo quien me ayude...” Recorrer el camino solo supone no llegar a tiempo.

A veces somos tan necios que creemos que todo lo que hemos alcanzado ha sido por lo astutos, inteligentes y sagaces que somos. Lo cual es falso. Siempre hemos tenido a alguien que ha estado ahí para ayudarnos a alcanzar nuestros propósitos, ese es Dios y a veces Él mismo utiliza rostros concretos para que podamos lograr los planes que deseamos.

En el pasaje de hoy escuchamos que Felipe está actuando como Jesus. Esto es, que camina junto al eunuco, lo que le permite dialogar con él. Esta conversación le permite a Felipe recorrer junto al eunuco su historia personal e iluminarlo con su vida. Felipe se sitúa junto al eunuco y como Jesús con los que caminan a Emaús, escucha y pregunta. “¿Entiendes lo que lees?”. Un velado lamento encierra la respuesta: “¿Y cómo voy a entenderlo si nadie me guía?”  Este hombre había subido a Jerusalén para adorar. Quienes tenían que prestarle ayuda no lo han hecho, no se han detenido con él para explicarle y regresa solo, leyendo sin entender nada y así hubiera seguido de no colocarse a su lado Felipe.

Necesitamos muchos Felipes en nuestro tiempo, personas que se acercan al que está solo, al que está cansado, agobiado y sin esperanza. Es fácil de encontrar este tipo de personas, solo necesitamos abrir nuestros ojos y nuestro corazón,   ¿Quién se acerca a ellos?

Jesús cuando se acerca al paralítico de Betesda le abre el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y lo hizo poniéndose a su lado. Él quiere que como discípulos hagamos lo que él hizo. Tenemos que estar al lado del otro para hacer lo que él ha hecho con nosotros. No se trata de inventar sino de comunicar y compartir la Buena Noticia que es Jesús mismo.
Pero esto no solo se queda ahí, compartir la Buena Noticia hace posible que quien la recibe pide algo más, ese deseo nace del corazón porque el mismo Dios lo ha puesto allí para que sea sanado y liberado. En el caso del eunuco por ejemplo pide el bautismo. Para cada uno de nosotros Dios nos pondrá lo que Él nos pida o espera de nosotros. Y nosotros solo lo que debemos hacer es obedecer.

A veces podemos pensar que estamos predicando en el desierto, no es solo hablar desde las palabras sino vivir una vida coherente con el evangelio. Esto no es nada fácil y exige mucho esfuerzo. Pero ahí está el Espíritu Santo quien nos anima y nos sostiene. Por eso la obra de la evangelización es asunto del Espíritu Santo o, como dice Jesús, del Padre y su Providencia: “nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre…” Pero esa obra se realiza por la mediación humana que empieza en la encarnación del Verbo, en Cristo, y se prolonga por medio de su cuerpo que es la Iglesia. En nuestro testimonio cristiano sabemos que somos solo instrumentos de esa Providencia del Padre, de esa guía del Espíritu Santo y, definitiva, del ministerio del mismo Cristo, del que nos alimentamos en la Eucaristía.

Mi amado Jesús, gracias por los Felipes que pusiste en mi camino, porque ellos me trajeron hasta ti. Mi vida pasada solo eran huesos secos y ahora puedo decir que gracias a tu bondad y misericordia mi vida se ha convertido en un oasis en medio del desierto. Así es tu poder, convertir vidas en un jardín.  Gracias Señor por tanto amor sin merecerlo, por acercarte y caminar conmigo, por querer hacer parte de mi historia, y permanecer cerca. Sin ti nada soy. Ayúdame a ser como Felipe, que acepte tu llamado para acercarme al otro, caminar y estar dispuesto a escuchar aquel a quien pones en mi camino. La Buena Noticia eres tú, eso es lo que debo anunciar más que con palabras con mi testimonio de vida. Gracias por la Eucaristía porque me acerca más a ti al alimentarme en la fe. Tú eres el Hijo de Dios,  el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...

miércoles, 4 de mayo de 2022

Cristo es el pan de vida, porque está en todos los sacramentos

 



Cristo es el pan de vida, porque está en todos los sacramentos

Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 8, 1b-8

Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaria.
Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia; penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres.
Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otra anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.
Palabra de Dios

Sal 65, 1-3a. 4-5. 6-7a R. Aclamad al Señor, tierra entera

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 35-40

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.
Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».
Palabra del Señor


En las lecturas del día de hoy nos dice que se desató una violenta persecución contra la iglesia de Jerusalén. Uno de los protagonistas principales de esta persecución era Saulo, “que penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a hombres y mujeres”. Ante esta persecución, podemos recordar el dicho popular “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. Esta persecución obligó a huir de Jerusalén a muchos seguidores de Jesús y de este modo difundieron el evangelio por los lugares donde llegaban. Vemos claramente que de un mal sale una bendición, la persecución hizo huir a muchos seguidores de Jesús pero fue a la vez bendición porque se difundió el evangelio donde ellos llegaban.  Además nos ratifica la lectura de que donde fue acogido el evangelio, “la ciudad se llenó de alegría”.

¿Qué podemos decir de nuestra sociedad actual y su postura ante el evangelio de Jesús? Sigue habiendo muchas personas que lo acogen y llenan sus vidas de alegría y de sentido. Pero también vemos como es rechazado por otros. Quizás el gran rechazo sea su indiferencia. No le rechaza frontalmente, sino que lo oyen como quien oye llover. Nuestra tarea como bautizados es seguir llevando la buena noticia, vender esperanza, si es posible ser mejores personas, si es posible tener familias mejores, relaciones mejores, una comunidad mejor y una ciudad mejor. En este tiempo no es fácil la aceptación del evangelio, vivir a la manera de Jesus, pero no olvides que solo necesitamos su gracia para que sea esto posible.

En el evangelio Jesús nos dice “ Yo lo resucitaré en el último día”. Si Jesús dice que nos ama, mínimo él nos da signos o detalles de su amor, en otras palabras nos lo demuestra. ¿Has descubierto sus signos de amor? de qué manera Jesús demuestra su amor? Bien sabemos que el amor pide presencia. El que ama siempre quiere disfrutar de la presencia de la persona amada. Jesús, que nos conoce a fondo y sabe bien este deseo nuestro, quiere que gocemos siempre de su presencia. Es de ahí la importancia de los sacramentos que Él mismo instituyó.

Desde que he estado en las preparaciones para los diferentes sacramentos he aprendido y afianzado en lo que creo. Cuando Jesus dice que Él es el Pan de Vida, no solo se está refiriendo al sacramento de la Eucaristía, sino que Él mismo está en todos los sacramentos.

Jesus nos da vida en el sacramento del Bautismo porque es la puerta de entrada para recibir los otros sacramentos y además al recibir el bautismo nos hacemos parte de la familia de Dios.

Jesus es pan de vida en el sacramento de la confesión, porque nosotros al confesar nuestros pecados y recibir su perdón a través del sacerdote, Cristo nos está dando una nueva vida al liberarnos de las cadenas del pecado.

Jesús es el pan de vida en el sacramento de la confirmación, porque Él mismo nos fortalece con los 7 dones que nos da para que podamos llegar a ser verdaderos hij@s de Dios.  

Jesús es la vida en el sacramento de los enfermos,  porque Él tiene el poder de rebatar de la muerte al enfermo y darle la fuerza que necesita para perseverar hasta el final.

Jesús es la vida en el sacramento del sacerdocio porque a través del sacerdote Él se hace presente en todos los sacramentos.

Jesús es el pan de vida en el sacramento del matrimonio porque transforma el amor de cada uno de los cónyuges para que ese amor sea parecido al que Él tiene por cada uno de nosotros.  

Jesús es el pan de vida en la Eucaristía porque es el alimento que nuestra alma necesita para que sea posible que nos configuremos como Él, es decir, que tengamos los mismos pensamientos, sentimientos y acciones.

Jesus quiere que gocemos de su presencia, por eso se hace visible en signos que nosotros podemos ver, sentir, tocar y oler. Esto es la Eucaristía. Jesús es el pan de vida, y el que come de este pan y bebe de su sangre no tendrá hambre ni sed. Jesús colma los deseos y expectativas más profundas y fundamentales del ser humano. Solo se necesita que nosotros nos abramos a este gran misterio. Pidámosle a Él que nos ayude a descubrirlo en los diferentes sacramentos, su gracia nos abrirá a experimentar su infinito amor y poder decir “ Jesús está vivo y está en medio de nosotros”.  

Gracias Jesús por estar presente en cada uno de los siete sacramentos que tu mismo institucionalizaste. Tu misericordia es tan grande que por eso decidiste estar presente en ellos para estar más cerca de mi. También sabías que no podíamos peregrinar en esta vida solo desde nuestras fuerzas sino que necesitábamos la fuerza que viene desde lo alto, esa fuerza que es Tu Santo Espíritu y por eso nos lo dejaste porque cuando mi fuerza no da mas, Tu me levantas y además caminas junto a mi para que no me sienta sol@. Gracias por la Fe que recibí, ella solo puede ser alimentada por ti, porque Tú que eres el Pan de vida. Dame la gracia Señor de reconocerte en cada uno de los sacramentos y especialmente en el sacramento de la eucaristía para que me lleve a cumplir la voluntad del Padre, a dar un verdadero testimonio de fe a través de las obras de amor.  Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!



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