miércoles, 10 de noviembre de 2021

Solo un corazón agradecido, es capaz de amar y perdonar, de curar y acoger, de construir y trabajar para que el Reino de Dios crezca.

 


Solo un corazón agradecido, es capaz de amar y perdonar, de curar y acoger, de construir y trabajar para que el Reino de Dios crezca.  


Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría 6, 1-11
Escuchad, reyes, y entended; aprended, gobernantes de los confines de la tierra. Prestad atención, los que domináis multitudes y os sentís orgullosos de tener muchos súbditos: el poder os viene del Señor y la soberanía del Altísimo. Él examinará vuestras acciones y sondeará vuestras intenciones. Porque, siendo ministros de su reino, no gobernasteis rectamente, ni guardasteis la ley, ni actuasteis según la voluntad de Dios. Terrible y repentino caerá sobre vosotros, porque un juicio implacable espera a los grandes.
Al más pequeño se le perdona por piedad, pero los poderosos serán examinados con rigor.
El Dios de todo no teme a nadie, ni lo intimida la grandeza, pues él hizo al pequeño y al grande y de todos cuida por igual, pero a los poderosos les espera un control riguroso.
A vosotros, soberanos, dirijo mis palabras, para que aprendáis sabiduría y no pequéis.
Los que cumplen santamente las leyes divinas serán santificados, y los que se instruyen en ellas encontrarán en ellas su defensa. Así, pues, desead mis palabras; anheladlas y recibiréis instrucción.
Palabra de Dios


Hoy la primera lectura del libro de la sabiduría nos recuerda que no debemos presumir ni lo que tenemos, ni lo que somos porque todo viene del Señor. Aunque el mensaje va dirigido primeramente a los reyes y gobernantes, todos participamos del poder y lo ejercemos directa o indirectamente. Nadie puede decir que esta palabra no le afecta porque se estaría engañando a sí mismo.

Desde el momento en el que el ser humano es creado por Dios y lo hace a imagen suya, le da la capacidad de regirse y regir a otros. Pero no puede hacerse de cualquier manera, sino que ha de aprender y para ello, se le indica que “escuche”, “entienda” y “aprenda”. Recordemos que en días hablábamos de la importancia que es la sabiduría para poder aceptar y obrar a la voluntad de Dios. Decimos que se necesita “escuchar”, “entender” y “aprender” y es necesario hacerlo por ese orden. Una escucha que va más allá de oír, para poder reconocer visualmente las necesidades de las personas y de la naturaleza. Es un clamor silencioso que aparece ante la mirada atenta del que desea realmente escuchar. Oyes el sonido y buscas el origen del mismo con la mirada.

A renglón seguido nos dice la lectura que el poder viene del Señor, y el mando, del Altísimo. Reconocerlo como don de Dios, que no puede ni debe ser utilizado apartándose de su fuente. Cualquier obra buena que hagamos si sacamos a Dios, entonces está destinado a morir porque empieza a ser guiado por los valores del mundo. En cambio, si toda obra que hagamos tenemos en el centro a Dios, Él quien gobierna todo lo mantendrá y lo hará permanecer según su santa voluntad. Es una manifestación de su amor providente.

La lectura nos advierte que el Señor “ Él examinará vuestras acciones y sondeará vuestras intenciones”. Esto no se trata de una amenaza, sino de una clarificación que ayuda al ejercicio responsable del servicio hacia la comunidad. Así como una obra puede comenzar sin tener mucho en cuenta a Dios, puede dar un giro y es hacer visible los sueños de Dios. Puede también ocurrir que una obra transparente el reino de Dios y ser un lugar que hace visible los sueños de Dios termine alejándose o apartándose de Él. Para ambos casos hay que orar, orar sin cesar, persistir en la oración para que sea el mismo Espíritu Santo quien infunda en nuestros corazones cuál es el sueño que Dios quiere realizar a través de nosotros.  

Recordemos a Salomón al comienzo de su reinado. No pide poder ni dominio sobre los otros pueblos. Pide a Dios la sabiduría para poder gobernar al pueblo de Dios. Lo único que importa es ella, por eso hay que desearla, ansiarla como lo más preciado para poder servir rectamente desde la responsabilidad en obediencia y humildad.

Salmo 81,3-4.6-7 R/. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17,11-19
Una vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».
Al verlos, les dijo:
«Id a presentaros a los sacerdotes».
Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios.
Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.
Este era un samaritano.
Jesús, tomó la palabra y dijo:
«No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».
Y le dijo:
«Levántate, vete; tu fe te ha salvado»
Palabra del Senor


Hoy el evangelio nos invita a practicar la gratitud.  

¿De dónde viene ese agradecimiento? Pues precisamente de la experiencia de sabernos perdonados, curados, sanados, salvados. En el encuentro con Jesús hemos experimentado todo eso, lo hemos vivido. No es una lección aprendida en el catecismo, o porque lo hemos leído, o se lo hayamos oído a un predicador o a un misionero. Es algo que lo hemos sentido en el corazón, esa experiencia nos marca de tal manera que todo lo que nos sucede lo vemos desde los ojos de la fe y la misericordia. Dios nos ama y su amor nos crea y recrea continuamente. Ante la dificultad y reversos de la vida, no maldigamos más bien pidámosle al Señor que nos regale su sabiduría para poder entender que detrás de ese fracaso o dolor hay un gran tesoro, una enseñanza que me va ayudar a crecer más en la fe, en la esperanza y en el amor.

Por eso, por puro agradecimiento, somos capaces de amar y perdonar, de curar y acoger, de construir el reino a pesar que tengamos que poner la otra mejilla y esto duela, como decía la Madre Teresa de Calcuta “ Ama hasta que duela “.

Te doy gracias Señor por tantas bendiciones que me das, algunas tienen un empaque muy bonito y como me agradan de recibirlas. Hay otras que su empaque no son tan agradables, no me gustan y no las quisiera recibir pero tu me dices que detrás de ese empaque hay algo escondido que me ayudara a crecer en la fe, en la esperanza y en el amor. Como necesito ejercitar estos tres verbos, escuchar, entender y aprender, para ello necesito un corazón humilde para acercarme a ti mi Señor. Así como el rey Salomón al comenzar su reinado solo te pidió sabiduría para poder gobernar al pueblo de Dios yo también te pido sabiduría para que Tu sueño Señor se pueda realizar a través de mi y que te pueda dar la gloria y el honor en el Nombre de tu Hijo Jesucristo.
Dame la gracia de servirte rectamente desde la responsabilidad en obediencia y humildad. Que me esfuerce por proteger al desvalido y al huérfano; hacer justicia al humilde y al necesitado. Defender al pobre y al indigente; liberar de las manos del culpable, ser un Cristo en esta tierra para darle Gloria a Dios que está en los cielos. Amen.


Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

Encuentranos en : www.catolicosregina.com

Siguenos en facebook  https://facebook.com/orandoyviviendo/ 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

  Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios. Primera lectura Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a ...