lunes, 31 de enero de 2022

Hay que pedirle al Señor que nos regale paciencia y un espíritu de fe ante las dificultades.

 


Hay que pedirle al Señor que nos regale paciencia y un espíritu de fe ante las dificultades.


Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel 15, 13-14. 30; 16, 5-13a
En aquellos días, alguien llegó a David con esta información:
«El corazón de la gente de Israel sigue a Absalón».
Entonces David dijo a los servidores que estaban con él en Jerusalén:
«Levantaos y huyamos, pues no tendremos escapatoria ante Absalón. Vámonos rápidamente, no sea que se apresure, nos dé alcance, precipite sobre nosotros la ruina y pase la ciudad a filo de espada».
David subía la cuesta de los Olivos llorando con la cabeza cubierta y descalzo. Los que le acompañaban llevaban cubierta la cabeza y subían llorando.
Al llegar el rey a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba caminando y lanzando maldiciones. Y arrojaba piedras contra David y todos sus servidores. El pueblo y los soldados protegían a David a derecha e izquierda. Semeí decía al maldecirlo:
«Fuera, fuera, hombre sanguinario, hombre desalmado. El Señor ha hecho recaer sobre ti la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino has usurpado. Y el Señor ha puesto el reino en manos de tu hijo Absalón. Has sido atrapado por tu maldad, pues eres un hombre sanguinario».
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey:
«¿Por qué maldice este perro muerto al rey, mi señor? Deja que vaya y le corte la cabeza».
El rey contestó:
«¿Qué hay entre vosotros y yo, hijo de Seruyá? Si maldice y si el Señor le ha ordenado maldecir a David, ¿quién le va a preguntar: “Por qué actúas así”?».
Luego David se dirigió a Abisay y a todos sus servidores:
«Un hijo mío, salido de mis entrañas, busca mi vida. Cuánto más este benjaminita. Dejadle que me maldiga, si se lo ha ordenado el Señor. Quizá el Señor vea mi humillación y me pague con bendiciones la maldición de este día».
David y sus hombres subían por el camino.
Palabra de Dios

Salmo  3, 2-3. 4-5. 6-8a R/. Levántate, Señor; sálvame

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 1-20
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:
«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo:
«Espíritu inmundo, sal de este hombre».
Y le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Él respondió:
«Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.
Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.
Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
«Vete a casa con los tuyos y anunciarles lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor


En la primera lectura nos trae como el rey David experimenta la traición de su propio hijo Absalón, que pretendía matarlo. Como duele que los más cercanos nos traicionen y nos abandonen. No es fácil entender esa situación en el momento de vivirla, pero si recordamos Jesús vivió lo mismo, la traición de Judas, ser negado por Pedro, el abandono de sus discípulos, vivir la incomprensión y la persecución. La imagen de David nos enseña que ante el dolor hay que unirse al corazón del Señor para que Él nos dé la paciencia y el espíritu de Fe frente a la humillación pública.

El hijo de David Absalon le había declarado la guerra a su Padre, y ante ese agravio David se muestra humilde y prudente. David no cayó en el error que muchos cometemos como es hacer valer nuestra propia fuerza que puede venir de la posición que ocupamos o del conocimiento que podamos tener. David antes de actuar o decir algo, le pide a Dios que le muestre qué es lo que debe hacer, que lo ilumine para poder entender con los ojos de la fe que es lo que le pretende decir con lo que le está sucediendo. Bien lo dice en la escritura, “ Todo lo que viene de Dios es bueno, agradable y perfecto”. Algunas cosas son desafíos que hay que enfrentar con coraje, otras son lecciones que hay que recibir con docilidad.

El evangelio nos trae un hombre endemoniado que vivía entre sepulcros.  Ahora, sin embargo, es este hombre o, mejor, esta “legión” de personas quienes buscan el encuentro, le interpelan y lo reconocen... pero no pueden ni parecen querer seguirlo: el mal, la muerte, las oscuridades dominan sus vidas, los atenazan. Solo Jesús puede salvarlos, pero necesita saber “el nombre” para actuar.

El mal tiene unas características y lo podemos ver en la lectura de hoy, el mal tiene fuerza, es rebelde, nos autodestruye, nos hace vivir aislados y nos lleva a no tener falta de amor propio. El mal afecta a nuestra conciencia, nuestro ser más profundo. Es desde allí donde podemos reconocerlo, decir su nombre o sus nombres y pedir al Señor que nos libere. Y no es fácil porque no pocas veces el mal está aferrado a nuestra voluntad, a veces parece hasta indefenso y resulta tan cotidiano que no nos damos cuenta que está ahí... Esto significa vivir entre sepulcros. Es necesario dirigir la mirada y el corazón al Señor que viene a mi orilla.
Pero la consecuencia final de todo ello no es siempre el agradecimiento. Los porquerizos le piden que se vaya. Estaban “espantados”. A veces preferimos convivir con el mal que tratar de combatirlo, dejamos que, poco a poco vaya apoderándose de nuestro corazón, de nuestra voluntad y de nuestra vida. Tomamos actitudes de derrota olvidándonos que Jesus es nuestro salvador y en Él está nuestra victoria.  

Mi amado Jesus, cada dia tiene sus propios desafíos por eso no permitas que el miedo, la angustia, o el cansancio me encierre en mí mismo y tome  decisiones equivocadas. Ante la ofensa dame la gracia de la humildad y la prudencia, humildad para aceptar con paz el dolor porque detrás del dolor hay un misterio que trae una enseñanza. Prudencia para actuar, que o sea que por el enojo a causa del orgullo herido pierda la enseñanza que me quieres dar. Ilumíname Señor de la manera en que debo hablar, actuar y sentir; sabiduría para descubrir qué es lo que tu me quieres decir en cada situación. Hay desafíos que se enfrentan desde el coraje pero otras son lecciones de vida que debo recibir con docilidad, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!



--

 Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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jueves, 27 de enero de 2022

Somos agradecidos con Dios y creemos en sus promesas?


 Somos agradecidos con Dios y creemos en sus promesas?  


Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 18-19. 24-29
Después de que Natán habló a David, el rey David vino a presentarse ante el Señor y dijo:
«¿Quién soy yo, mi Dueño y Señor, y quién la casa de mi padre, para que me hayas engrandecido hasta tal punto? Y, por si esto fuera poco a los ojos de mi Dueño y Señor, has hecho también a la casa de tu siervo una promesa para el futuro. ¡Esta es la ley del hombre, Dueño mío y Señor mío!
Constituiste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios.
Ahora, pues, Señor Dios, confirma la palabra que has pronunciado acerca de tu siervo y de su casa, y cumple tu promesa. Tu nombre sea ensalzado por siempre de este modo: “El Señor del universo es el Dios de Israel y la casa de tu siervo David permanezca estable en tu presencia”.
Pues tú, Señor del universo, Dios de Israel, has manifestado a tu siervo: “Yo te construiré una casa”. Por eso, tu siervo ha tenido ánimo para dirigirte esta oración. Tú, mi Dueño y Señor, eres Dios, tus palabras son verdad, y has prometido a tu siervo este bien.
Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre ante ti. Pues tú, mi Dueño y Señor, has hablado, sea bendita la casa de tu siervo para siempre».
Palabra de Dios

Sal 131, 1b-2. 3-5. 11. 12. 13-14 R/. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 21-25
En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».
Palabra del Señor


En la primera lectura está cargada de hermosura por las palabras de David al Señor “ ¿Quién soy yo, mi Dueño y Señor, y quién la casa de mi padre, para que me hayas engrandecido hasta tal punto?”.

¿Quién soy yo para que Dios tenga sus ojos puestos en mi? nosotros somos el niño y la niña de los ojos de Dios, como dice en Isaias, “ te llevo grabado en la mano”, en la mano para sostenerte, para ayudarte, para guiarte ¿Quién soy yo para ser elegido por Dios? A pesar de lo que somos Dios cuenta con nosotros. Por nuestras incoherencias y equivocaciones Dios no se aparta de nosotros, más bien nosotros somos quienes nos apartamos de Él. Esta pregunta se la formula David tras la promesa “tu casa y tu reino durarán para siempre”.

David le pide algo bien especial a Dios y es que “bendiga la casa de tu siervo para que esté siempre en tu presencia”. David es consciente que necesita de Dios para poder lograr la misión encomendada por el Señor y es a través de la bendición de la casa, en otras palabras que bendiga su vida, su corazón.

David ora dando gracias, para luego convertir su oración en petición. Puede ser una llamada de atención a nosotros: no tenemos derecho a pedir nada a Dios, si antes no le damos gracias por lo mucho que ha hecho en y por nosotros. Antes de pedir tendríamos que dirigirnos a él con palabras semejantes a las de David: ¿Quién soy yo para que me hayas concedido tantas gracias? ¿Quién soy yo para que atiendas mis súplicas?

Tras esa pregunta debe llegar la petición de más favores.En conclusión deberíamos preguntarnos, ¿será que somos agradecidos como David que reconoce todo lo que Dios ha hecho por nosotros? ¿Estamos seguros que Dios cumple sus promesas?

En el evangelio encontramos a Jesus hablando en forma de parábolas. Jesus comienza diciendo “ ¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? “. Sabemos que la lámpara es para alumbrar, si no lo hace, está de sobra. La dificultad está en la frase: “si se esconde algo es para que se descubra; si algo se hace a ocultas es para que salga a la luz”. La frase siguiente puede manifestar que el mismo Jesús preveía que no era fácil entender lo que decía. “El que tenga oídos para oír que oiga”. ¿Quién tiene oídos para oír?

Debemos de plantearnos varias cosas. La primera es si hemos recibido la luz de Cristo que es el evangelio, lo que significa si el Señor nos pide amar, perdonar, servir, vivir en paz, en armonía y en esperanza nos esforzamos en hacerlo? O más bien nos dejamos llevar por nuestra emociones humanas como es el desamor, la división, el rencor, la tristeza y la desesperanza? Esa es una manera de apagar y opacar la Luz recibida por Cristo a través del evangelio con nuestras actitudes. Lo segundo es bueno plantearnos si tenemos oídos para oír, abiertos a oír; quizás lo que no nos gustaría oír, porque nos sacaría de una ignorancia agradable, querida, que nos hacía la vida más fácil, más cómoda. ¿Tenemos oídos para oír lo que a la luz del Evangelio nos dice Dios? ¿Tenemos oídos para oír lo que el prójimo nos dice con palabras, con la vida? ¿Será que solo escuchamos nuestros pares, aquellas personas que nos hablan bonito, nos miman el orgullo? Quizás si oyéramos a Dios y al otro, saldría a la luz lo que tenemos escondido.
Puede que tengamos ya ideas sólidas, juicios contundentes, sobre los demás, que no se quiere que se pongan en cuestión. Pues bien, atendamos a las palabras de Jesús: “la medida que uséis la usarán con vosotros y con creces”. ¿No es una clara invitación a que antes de juzgar negativamente al otro, tratemos de comprenderlo; de tener oídos a lo que puede decirnos?

Bien nos lo dice en Prov 9,9 se dice: “Enseña al sabio y se hará más sabio todavía”. Jesús nos quiere “ávidos” de evangelio, dispuestos a asimilar, a profundizar en ese peculiar saber.

Señor qué bueno eres conmigo, me bendices en todo momento y antes de pedirte que me ayudes, tu ya me sostienes y me cuidas. Gracias por bendecir mi vida, mi familia, los sueños y proyectos que tengo en el corazón y que quiero realizar. Ayúdame a aceptar que tus planes son mejores que los míos y serán prósperos y duraderos siempre y cuando yo me deje guiar por ti. Desde mi bautismo recibí la Luz de Cristo, y mi tarea es permitir que esa luz permanezca encendida para que guíe mi camino y el de los demás, pero tengo que reconocer con tristeza que a veces la apago con mi antitestimonio de vida. Hoy te pido que me des la gracia de abrir los oídos y especialmente el corazón para aceptar con paz y humildad lo que tu me quieres decir porque solo así saldrá a la luz lo que tengo escondido. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado
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miércoles, 26 de enero de 2022

El cristiano debe cuidar la fe recibida y dar a conocer lo recibido.

 



El cristiano debe cuidar la fe recibida y dar a conocer lo recibido.


Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1, 1-8
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, para anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a Dios, a quien sirvo como mis antepasados, con conciencia limpia, porque te tengo siempre presente en mis oraciones noche y día.
Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría. Evoco el recuerdo de tu fe sincera, la que arraigó primero en tu abuela Loide y tu madre Eunice, y estoy seguro que también en ti.
Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por imposición de mis manos porque, pues Dios no nos ha dado un espíritu cobardía, sino de fortaleza, amor y de templanza.
Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.
Palabra de Dios

Sal 95, 1 2a. 2b 3. 7 Sa. 10 R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Evangelio según san Lucas 10,1-9
Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.
Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.
No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.”
Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.
Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.
En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;
curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios está cerca de vosotros.”
Palabra del Senor


En la primera lectura Pablo se presenta como apóstol de Cristo, lo que significa quien enseña y anuncia la Palabra de Dios hecha carne en la persona de Cristo quien salva. Pablo da gracias a Dios por esto y se reconoce como un servidor. Esta misión encomendada por el Señor es por gracia y misericordia porque ninguno es digno de hacerlo. También Él nos enseña que para tener una conciencia limpia hay que tener presente de noche y de día al Señor a través de la oración, y es que la oración nos acerca, nos sintoniza, nos permite escuchar la voz de Dios y ajustarnos a su plan.

Pablo anima a Timoteo y reconoce su fe que fue recibida gracias a su madre y abuela. Cuidemos la fe recibida de nuestros antepasados y además nuestra responsabilidad es  transmitirla empezando por nuestra propia familia. Pablo le recuerda que hay que reavivar el don de Dios que Él ha recibido a través de la imposición de las manos. Reavivar es recordar, es que pase nuevamente por la mente y por el corazón los sentimientos de alegría y de gozo al saber que somos hij@ amadas por Dios y llamados para hacer cosas grandes en su Nombre. Porque como nos recuerda Pablo, “Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, amor y de templanza”.

Por último Pablo le recuerda a Timoteo que no debe avergonzarse de dar testimonio del Señor, y si sufrimos por causa del evangelio, debemos recordar que la fuerza está en Dios.

Conectando estas palabras de Pablo dirigidas a Timoteo con la parábola del sembrador del evangelio de hoy, vemos que la vida real de los sembradores del evangelio es más dura que la de los sembradores de la semilla. Por sembrar el evangelio San Pablo está encarcelado, y recuerda a Timoteo que tiene que soportar los trabajos por causa del evangelio… pero ellos, Timoteo y Tito vivieron con entusiasmo su labor de sembradores de la  buena noticia, “por la gracia que nos fue dada desde la eternidad en Cristo Jesús”.
Tito y Timoteo recibieron el regalo de la buena noticia predicada por Pablo y dejaron germinar esa semilla en ellos. Pablo no podía callar lo que ha recibido, Él quiere que otros vivan su vida con gozo, con sentido, con esperanza.  Demos el caso que Tito y Timoteo no hubieran cuidado esa semilla recibida entonces era una tierra esteril y no daría frutos. Ambos se esforzaron, fueron persistentes, dejaron que la Palabra de Dios los corrigiera, sanara y liberara a través de la predicación de Pablo.  Además por la gracia de Dios, fue posible germinar el regalo recibido del evangelio en ellos y dieran los frutos que Dios esperaba.

Mi amado Jesús, hoy levanto una oración por el Papa Francisco, los obispos y todos los sacerdotes quienes has llamado desde tu misericordia para que continúen la obra que tú comenzaste, que Tu Santo Espíritu los acompañe y los fortalezca cada dia para que puedan llevar a cabo la misión encomendada por ti desde la entrega generosa, la misericordia y humildad. Oro también por todos nosotros para que permitamos germinar el regalo recibido como es evangelio a través de los pastores que pones en nuestro camino, que produzca en nosotros los frutos que tu esperas como es el amor, la generosidad, la fe, la alegría, la capacidad del perdón, ser mensajeros para los demás de la Buena noticia que tu nos das porque ella trae gozo,  sentido y esperanza para nuestra vida, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


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martes, 25 de enero de 2022

Cuales son las verdaderas motivaciones que tienes cuando haces algo bueno?

 


Escucha más y habla menos!


Primera lectura
Lectura de los Hechos de los apóstoles 22, 3-16
«Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad; me formé a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto celo como vosotros mostráis hoy. Yo perseguí a muerte este Camino, encadenando y metiendo en la cárcel a hombres y mujeres, como pueden atestiguar en favor mío el sumo sacerdote y todo el consejo de los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y me puse en camino con el propósito de traerme encadenados a Jerusalén a los que encontrase allí, para que los castigaran.
Pero yendo de camino, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor; caí por tierra y oí una voz que me decía:
“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
Yo pregunté:
“¿Quién eres, Señor?”.
Y me dijo:
“Yo soy Jesús el Nazareno a quien tú persigues”.
Mis compañeros vieron el resplandor, pero no oyeron la voz que me hablaba.
Yo pregunté:
¿Qué debo hacer, Señor?
El Señor me respondió:
“Levántate, continúa el camino hasta Damasco, y allí te dirán todo lo que está determinado que hagas”.
Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.
Un cierto Ananías, hombre piadoso según la ley, recomendado por el testimonio de todos los judíos residentes en la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo:
“Saúl, hermano, recobra la vista”.
Inmediatamente recobré la vista y lo vi.
Él me dijo:
“El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído. Ahora, ¿qué te detiene? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre”».
Palabra de Dios

Sal 116, 1. 2 R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-18
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Palabra del Senor


Hoy celebramos la conversión de san Pablo, el gran apóstol de los gentiles, y la liturgia nos recuerda el relato de su conversión, narrado por él mismo ante los judíos de Jerusalén.

En su discurso, Pablo se presenta, una vez más como auténtico judío, aunque su lugar de nacimiento se sitúa en la diáspora: Tarso. Sin embargo, fiel a los preceptos y leyes judías, fue educado por Gamaliel, un Rabino ( máxima autoridad dentro del judaísmo ) de Jerusalén. Recordar el pasado cuando el presente está unido al único proyecto de vida que es Cristo, no hace daño, la deuda está saldada con creces. Por ello el apóstol les recuerda a los judíos su etapa de perseguidor de los cristianos a los que encadenaba y enviaba a la cárcel para que fueran castigados. Y todo ello tenía un motivo: el celo por Dios.
Pero en el camino de Damasco, el Señor Jesús, le sale al encuentro y comienza el proceso de conversión: estar en camino, envuelto en luz cegadora, caer al suelo, puesto que es imposible resistirse a la luz, y escuchar la voz que pone a Pablo ante su propia realidad: el desconocimiento de quién le habla y su disposición a escucharle. ¿Qué he de hacer, Señor? La respuesta es sencilla: volver atrás para iniciar una aventura diferente: regresar a Damasco de manera distinta, ciego, de la mano de otros, pero con nueva luz: la luz de Cristo.

Esta es la primera enseñanza que nos trae esta lectura, la primera muchas veces caemos en el error de encerrarnos en nosotros mismos y decir “ ya sé lo que me dice el Señor “, “ si el evangelio dice esto y este es el mensaje “ , terminamos como loritos repitiendo pasajes y explicaciones de otros pero no dejamos que ella nos ilumine, no dejamos que la Palabra de Dios que siempre es nueva y nos trae novedad nos hable en el hoy de tu vida.

Lo segundo es el personaje de Ananías, él actuará de mediador entre el Señor y Saulo; Pablo recobrará la vista y será enviado a ser testigo del resucitado a todas las naciones: “El Dios de nuestros padres te ha destinado…”, has de ser testigo, apóstol, enviado. En nuestro mundo cuantos Ananías necesitamos que actúen como mediadores, que acerquen más corazones a Cristo,  que no tengan temor de decir “ Soy un discípulo de Cristo “. Es muy importante Ananías porque dejó actuar a Dios en Él. Pienso en aquellas personas por ejemplo que están en una situación un poco difícil por ejemplo en la comunidad cristiana y por algún disgusto, malentendido o discusión prefieren alejarse de la comunidad de fe no permitiendo que a través de esa situación Dios le revele lo que hay en el fondo de su corazón. Así podríamos dar varios ejemplos, compañeros de trabajo, amistades, algún vecino, a veces es más fácil decir “ Yo me quiero mucho y no necesito que nadie me lastime, eso es amor propio”, mmmm…. seguro que es amor propio disfrazado de orgullo? Hay que tener buen discernimiento!

Lo tercero es el encuentro de Pablo con Jesus no lo dejo en el mismo sitio.  La vida de Pablo desde ese momento dejó de ser suya para pertenecer a Cristo, por quién todo lo demás se convirtió para él en nada y vacío. ¿Recuerdo la llamada de Jesús en mi vida? ¿Qué cambió en mí? ¿a qué me ha enviado el Señor?

La mayoría de nosotros queremos hacer algo espectacular, que haga la diferencia, en otras palabras dejar huella. Cada uno desde lo que somos y lo que tenemos como talentos lo podemos hacer. Lo más importante es dejarnos iluminar por Dios  para avanzar en el camino de la fe. Y podemos encontrarnos con impedimentos semejantes a los de Pablo: él era el religiosamente auto satisfecho, quizá un tanto orgulloso de su fidelidad; era el que, en los asuntos de Yahvé y su Ley, se las sabía todas. Solo una convulsión por obra de Dios mismo le permitió preguntar “¿Qué debo hacer, Señor?”, ¡él, que lo tenía todo tan claro, desde siempre!

Hay tres pasos que el autor de los Hechos de los Apóstoles nos resume como es el verdadero encuentro de Pablo con el resucitado.

1. ”Dios te ha elegido”. Es una nueva elección sobre la que ya gozaba como israelita; una elección dinámica, que no lo da todo de una vez: irá descubriendo el camino.

2. ”Dios te ha hecho ver y oír a Jesús”. Un encuentro en profundidad: experiencia de  cumplimiento de la esperanza judía, vivir la gran novedad, gozar del cambio de época.

3. ”Dios te hace una encomienda”: trabajar por que todos le conozcan, no solo los judíos.

El que se deja conquistar con el Señor responderá con agradecimiento. El mismo Pablo lo dirá “por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí” (1Co 15,10); y con entrega: “desde Jerusalén hasta la Iliria, y en todas las direcciones, lo he llenado todo del Evangelio de Cristo” (Rm 15,19). Un discípulo lo reformulará en su nombre: “He combatido el buen combate, he completado la carrera, me he mantenido fiel” (2Tim 4,7).

Pregúntate: ¿Sabes que Dios cuenta contigo y por eso te elige? Dios quiere que recobres la vista y la escucha, tú se lo permites? Dios te da una encomienda, ¿lo haces?

Mi alma a veces se inquieta porque queriendo hacer algo espectacular y que deje huella me encierro en mí mismo y ese es el primer impedimento que pongo para no escucharte. Al sentirme seguro de mí mismo, me siento auto-satisfecho, orgulloso de lo que sé hacer y del conocimiento que tengo, no permitiendo que la novedad de tu mensaje llegue y transforme mi vida porque la reduzco a mis propios criterios y razonamiento humano. Rompe con Tu poder Señor mi autosuficiencia y orgullo para reconocer que no soy nada sin ti. Quiero dejarme guiar por ti, tener un verdadero encuentro contigo reconociendo que tu me has elegido y que juntos descubriremos el camino, que no necesito saberlo todo porque tú vas conmigo. Al hacer camino contigo nos vamos conociendo a profundidad y es ahí donde abres mis oídos y puedo recuperar la vista porque solo tú tienes el poder de hablarme al corazón. Sácame de mis miedos y parálisis para aceptar trabajar por ti, no se como hacerlo pero Tu si lo sabes. Por eso dame un corazón como el de Maria y San José para caminar por el camino de la fe, Amen.  

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


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     Sandra Yudy Zapata Escudero

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lunes, 24 de enero de 2022

Una de las estrategias del demonio es confundir



Quién está con Cristo es más que vencedor. 

Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel 5, 1-7. 10
En aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron:
«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».
Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.
David tenía treinta años cuando comenzó a reinar. Y reinó cuarenta años; siete años y seis meses sobre Judá en Hebrón, y treinta y tres años en Jerusalén sobre todo Israel y Judá.
David se dirigió con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que habitaban el país.
Estos dijeron a David:
«No entrarás aquí, pues te rechazarán hasta los ciegos y los cojos.»
Era como decir: David no entrará aquí.
Pero David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.
David iba engrandeciéndose, pues el Señor, Dios del universo, estaba con él.
Palabra de Dios

Sal 88, 20. 21-22. 25-26 R/. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Palabra del Señor


Recordemos que David era un pastor, un joven criado en el campo, llega a ser Rey de Israel por decisión de Dios. Una de las tantas hazañas que hizo David fue traer la victoria a su pueblo ante el gigante de Goliat. Esta gran victoria se la dio Dios porque David se confió solo en El. En otras palabras Dios estaba con él, y David estaba con el Señor. Notemos que en este pasaje del Libro de Samuel se le presenta otra dificultad a David y es que David se dirigió con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que habitaban el país y ellos le dijeron a David:  “ No entrarás aquí, pues te rechazarán hasta los ciegos y los cojos. En otras palabras le estaban impidiendo a David que entrara. Dice la escritura que David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David. David iba engrandeciendo, pues el Señor, Dios del universo, estaba con él. David sabía que la única manera que podría sobrepasar la dificultad era si su confianza estaba puesta en el Señor. Eso es lo que significa “ David tomó la fortaleza de Sión “.

¿Cuántas veces nos hemos echado para atrás ante una dificultad? ¿En cuántas ocasiones nos hemos creído incapaces de afrontar un reto por no creer en nuestras propias capacidades? Cómo está nuestra autoestima, cómo está nuestra fe en Dios? Somos conscientes que el Señor está con nosotros, que la batalla no es solo nuestra sino que Dios está también abriendo caminos para darnos la victoria? Si somos conscientes de esta verdad que es Dios luchando hombro a hombro con nosotros cambiaríamos nuestra manera de actuar porque seremos capaces de cualquier cosa si confiamos en Dios, si nos ponemos en sus manos. El gran error del ser humano es que estamos convencidos que somos capaces de todo por sí mismo y no es así. Somos criaturas de Dios, hechos a su imagen. Él siempre está ahí (no olvidemos que es Padre) y basta con que tendamos la mano para que nos ayude.

Como el Rey David pongámonos en manos del Señor en nuestro día a día, confiemos en Él y afrontemos los problemas de nuestra vida con la certeza de que no estamos solos.

El evangelio nos confirma el mensaje de la primera lectura y es que quien está con Cristo es más que vencedor. Una de las tantas enseñanzas que nos trae las escrituras es conocer las acciones del demonio y según la Iglesia Católica es bien importante porque tenemos que saber cual es la manera de defendernos.

Una de las estrategias que utiliza el demonio es crear confusión, entonces vemos que para algunos lo bueno no es tan bueno y lo malo no es tan malo, por eso vemos como lo malo siempre busca la justificación para que parezca “bueno”;  y es que en una mente desorientada y débil es más fácil manipular. Entonces cuando haya confusión en tu vida, pídele al Buen Dios que te ayude para que tengas más claridad. Ora al Espíritu Santo para que te llene de su luz. También una manera de luchar contra la confusión es tener una formación, estudiar lo que nos enseña la iglesia católica. Como aprender a descubrir para poder diferenciar un espíritu de la oscuridad y de la luz, como hacer un buen discernimiento.  

También Jesus describe al demonio como algo muy fuerte que quiere apoderarse de tu vida y de tu alma. El demonio no quiere migajas, él quiere atar tu vida y tu alma al abismo de las tinieblas. Como Cristianos creemos que después de la muerte existe la vida eterna en y con Cristo. El demonio también lo sabe y es por eso que quiere llevar más almas a su reino de la muerte.  

Por último Jesús nos recuerda que así como el demonio es fuerte, Él es más fuerte que el mismo demonio. Cristo con la unción de su Espíritu es capaz de vencer al mal, Cristo ata al demonio para que no pueda hacer su obra perversa en nosotros. Su poder liberador y sanador nos hace libres y vencedores. Por eso el que vive en la gracia de Cristo no tiene que temer.

Gracias Señor por recordarme que esta vida peregrina en esta tierra yo no estoy sol@ porque tú vas conmigo abriendo caminos. Esta lucha es constante y solo podré salir victorios@ de mi unión contigo y permitiendo que la presencia de Tu Santo Espíritu habite y viva en mi. Ayúdame a recordar cada día la importancia del que defiende, el paraclito, que siempre invoque tu Espíritu para que pueda ser guiado por ti. Deseo vivir en gracia para que tu habites y reines en mi teniendo una amistad contigo viva y continua. Porque quién está con Cristo es más que vencedor. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--

jueves, 20 de enero de 2022

¿Cuáles son las voces que tu escuchas? No filtras lo que escuchas? ¿Haces discernimiento de lo que escuchas? Recuerda que la envidia es mala consejera.


  ¿Cuáles son las voces que tu escuchas? No filtras lo que escuchas? ¿Haces discernimiento de lo que escuchas? Recuerda que la envidia es mala consejera.


Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel 18, 6-9; 19, 1-7
En aquellos días, cuando David volvía de haber matado al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl para cantar danzando con tambores, gritos de alborozo y címbalos.
Las mujeres cantaban y repetían al bailar:
«Saúl mató a mil,
David a diez mil».
A Saúl lo enojó mucho aquella copla, y le pareció mal, pues pensaba:
«Han asignado diez mil a David, y mil a mí. No le falta más que la realeza».
Desde aquel día Saúl vio con malos ojos a David.
Saúl manifestó a su hijo Jonatán y de sus servidores la intención de matar a David. Jonatán, hijo de Saúl, amaba mucho a David. Y le advirtió:
«Mi padre busca el modo de matarte. Mañana toma precauciones, quédate en lugar secreto y permanece allí oculto. Yo saldré y me colocaré al lado de mi padre en el campo donde te encuentres. Le hablaré de ti, veré lo que hay y te lo comunicaré».
Jonatán habló bien de David a su padre Saúl. Le dijo:
«No haga daño el rey a su siervo David, pues él no te ha hecho mal alguno, y su conducta ha sido muy favorable hacia ti. Expuso su vida, mató al filisteo y el Señor le concedió una gran victoria a todo Israel. Entonces te alegraste al verlo. ¿Por qué hacerte culpable de sangre inocente, matando a David sin motivo?».
Saúl escuchó lo que le decía Jonatán, y juró:
«Por vida del Señor, no morirá».
Jonatán llamó a David y le contó toda aquella conversación. Le trajo junto a Saúl y siguió a su servicio como antes.
Palabra de Dios

Sal 55, 2-3. 9-10ab. 10c-11. 12-13 R/. En Dios confío y no temo

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.
Al enterarse de las cosas que hacia, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.
Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.
Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.
Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.
Palabra del Señor


En la primera lectura nos habla que el rey Saúl ve en David a un rival que puede arrebatarle el trono e intenta darle muerte. Aquí en el fondo hay dos razones, la primera es que Saul al escuchar a las mujeres “Saúl mató a mil, David a diez mil”, se dejó llevar por el miedo de perder el poder y dejó que en él creciera la envidia al saber que el pueblo reconocía la gran victoria de David, esta es la segunda razón.

Saul así como escuchó a las mujeres, también escuchó las palabras de su hijo Jonatán. Las palabras de Jonatán hizo recapacitar a su Padre Saúl porque le recordó  las alegrías que David le había procurado al enfrentarse y vencer a sus enemigos. Aparentemente lo consiguió, aunque por poco tiempo.

Ahora pregúntate, ¿cuáles son las voces que tu escuchas? No filtras lo que escuchas? ¿Haces discernimiento de lo que escuchas?

La envidia es un mal consejero te lleva hasta hacer cosas como acabar la vida de los demás ya sea con malos comentarios, con intrigas, deshonrando al otro y destruyendo su vida social y afectiva, algunos hasta han llegado al punto de acabar con la vida de otro ser humano. El sentimiento de la envidia genera cierta tristeza en el envidioso, e incluso puede inducir a despreciar y odiar al envidiado.

El catecismo, al hablar de los conocidos como pecados capitales, lo opuesto a la envidia es la caridad. Es decir, lo que nos hace admirar y aplaudir en el otro sus éxitos o su bienestar es el amor, el aprecio sincero del progreso del otro y el deseo de que le siga yendo bien, puesto que eso es lo que le hace feliz y quien lo ama se congratula también de ello. Es un amor que desemboca en generosidad, en reconocimiento desinteresado de lo bueno que el otro tiene o también en el deseo de que disfrute del bien que otros o que uno mismo le pueda dar. Esta actitud de caridad sólo es inspirada por Dios, es por eso que cuando estemos escasos de esto, entonces pidámosle su ayuda.

En el evangelio Jesús después de curar les prohíbe severamente que lo diesen a conocer acerca de sus milagros. La razón es sencilla, Jesús quiere un encuentro personal, hacer camino con nosotros y no que lo sigamos por los milagros que Él puede hacer.  Vivir según el Evangelio significa participar en una maratón que dura toda la vida, y no sólo correr 100 metros y luego parar. Hace falta un convencimiento profundo, y no solo un adormecimiento para poder perseverar. Se trata de una cuestión de amor. El que ha visto a Cristo, no puede quedarse indiferente. El camino es largo, la lucha es constante y tiene que ser perseverante. Nosotros aquí nos estamos jugando la vida eterna, eso sí que es importante, los milagros que el Señor pueda hacer en nosotros y a través de nosotros es un bálsamo para nuestra vida de fe. Acabamos de celebrar el milagro más grande hace unos días atrás, la Navidad, el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. No caigamos en perder la novedad que nos trajo este gran acontecimiento para nuestra vida humana, el Señor quiere que la alabanza empiece en lo profundo de nuestro corazón.

Desde que me levanto, durante el día y antes de acostarme constantemente escucho voces y ruido, hay voces que vienen desde mi interior y otras que vienen de afuera. El ruido, las ocupaciones, el cansancio del día a día a veces me lleva a darle más importancia a lo que realmente no es tan importante produciendo en mi ansiedad, fatiga, desesperanza, y termino alejándome de ti poniendo obstáculos; es por eso que se me dificulta escuchar la voz interior. Dame la gracia de ejercitar el discernimiento para reconocer cual es la intención de esa voz que me quiere alcanzar, el filtro eres Tu Señor y no permitas que palabras engañadoras dañen la obra que aún estás haciendo en mi.  Ayúdame Señor para que de mi boca salgan palabras de bondad, misericordia,  de esperanza, callame cuando de ella quiera salir palabras que destruyen y que quieren acabar con el otro.  Toma el control de mis pensamientos, mis palabras, sentimientos y acciones. Gracias Jesús porque me escuchas esta súplica que te hago porque nace desde lo profundo de mi corazón. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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miércoles, 19 de enero de 2022

Solo quien verdaderamente triunfa es aquel quien pone toda su confianza en el Señor

 


Solo quien verdaderamente triunfa es aquel quien pone toda su confianza en el Señor


Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel 17, 32-51
En aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y éste le dijo:
«Que no desmaye el corazón de nadie por causa de ese hombre. Tu siervo irá a luchar contra ese filisteo».
Pero Saúl respondió:
«No puedes ir a luchar con ese filisteo. Tú eres todavía un joven y él es un guerrero desde su mocedad».
David añadió:
«El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará también de la mano de ese filisteo».
Entonces Saúl le dijo:
«Vete, y que el Señor esté contigo».
Agarró el bastón, se escogió cinco piedras lisas del torrente y las puso en su zurrón de pastor y en el morral, y avanzó hacia el filisteo con la honda en mano. El filisteo se fue acercando a David, precedido de su escudero. Fijó su mirada en David y lo despreció, viendo que era un muchacho, rubio y de hermoso aspecto.
El filisteo le dijo:
«¿Me has tomado por un perro, para que vengas a mí con palos?».
Y maldijo a David por sus dioses.
El filisteo siguió diciéndole:
«Acércate y echaré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo».
David le respondió:
«Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. En cambio, yo voy contra ti en nombre del Señor del universo, Dios de los escuadrones de Israel al que has insultado. El Señor te va a entregar hoy en mis manos, te mataré, te arrancaré la cabeza y hoy mismo entregaré tu cadáver y los del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra. Y toda la tierra sabrá que hay un Dios de Israel. Todos los aquí reunidos sabrán que el Señor no salva con espada ni lanzas, porque la guerra es del Señor y os va a entregar en nuestras manos».
Cuando el filisteo se puso en marcha, avanzando hacia David, este corrió veloz a la línea de combate frente a él. David metió la mano en el zurrón, cogió una piedra, la lanzó con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente y cayó de bruces en tierra.
Así venció David al filisteo con una honda y una piedra. Lo golpeó y lo mató sin espada en la mano.
David echó a correr y se detuvo junto al filisteo. Cogió su espada, la sacó de la vaina y lo remató con ella, cortándole la cabeza. Los filisteos huyeron, al ver muerto a su campeón.
Palabra de Dios


Salmo 143, 1. 2. 9-10 R/. ¡Bendito el Señor, mí alcázar!

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.
Entonces le dice al hombre que tenia la mano paralizada:
«Levántate y ponte ahí en medio».
Y a ellos les pregunta:
«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».
Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:
«Extiende la mano».
La extendió y su mano quedó restablecida.
En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.
Palabra del Señor


En la primera lectura nos habla acerca de la batalla entre David y Goliat. David no se dejó intimidar por Goliat a pesar de su poca experiencia en batallas, como también del comentario que le hizo Saul “ No puedes ir a luchar con ese filisteo. Tú eres todavía un joven y él es un guerrero desde su mocedad”. David reconoce lo que es y es por eso que le respondió a Saul de la siguiente manera “ El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará también de la mano de ese filisteo”. David reconoce que quien lo ha librado de las batallas ha sido el Señor. Goliat está seguro que sus batallas triunfales han sido desde sus fuerzas. Cuántos de nosotros nos sucede lo mismo que Goliat. Creemos que la abundancia y los logros que hemos conseguido es por causa de nuestra sagacidad e inteligencia. Otros por ejemplo tienen el espíritu humilde de reconocer que han llegado hasta ahí, que todo lo que tienen es por gracia y misericordia de Dios.  

Otra enseñanza que nos trae esta primera lectura es que hay batallas que parecen perdidas de antemano, pero que se resuelven en una décima de segundo. Goliat parecía invencible, pero David pudo derrotarlo, con la ayuda de Dios. Puede que ya estés cansado o cansada de hacer y obrar el bien porque ves como los deshonestos nadie les da el tatequieto, nadie los pone en su lugar y parece que todo les sale bien, la vida les sonríe. Ante esa situación no te desanimes, permanece haciendo el bien, no te canses de hacerlo porque quien obra correctamente siempre sentirá paz y tranquilidad en su alma y nuestro Padre Celestial se sentirá orgulloso de nuestro obrar, y nosotros podremos mirarle a los ojos con total confianza.

En cualquier momento de nuestra vida se repite la escena de David y el de Goliat.Haz lo que te corresponde hacer, depende de ti de seguir a Jesús y esto exige un esfuerzo el cual siempre será insuficiente. Ahí es donde tenemos que dejar actuar a Dios.Todo depende de la ayuda que siempre recibimos del mismo Jesú, bien lo dijo Jesus “Sin mí no podéis hacer nada”.

En el evangelio nos hablan de una parálisis y retomando la primera lectura nos puede también suceder que por tener ese Goliat en nuestra vida llámese desánimo, tristeza, depresión, ansiedad, rencor, odio, celos, envidia, jefe, vecino, amig@, hij@, compañer@ de trabajo, o aquellos que tienen poder político y económico, como también nuestra propia voluntad nos paralicemos, nos quedemos estáticos, nos invada el temor dejando que el Goliat dirija y gobierne nuestra vida.

En tu vida, como en la mía, seguro que ha habido momentos en los que hemos sentido que la parálisis nos invadía, no nos dejaba ir hacia delante. Cuando vuelva a suceder, cuando te parezca que estás paralizado en el camino espiritual, busca a Jesús. Extiende tu mano delante de Él, y desea de todo corazón que Él te sane. Él lo puede todo.

De rodillas me acerco a ti Señor y con el corazón abierto te agradezco mi Dios porque he llegado a donde estoy gracias a tu misericordia y bondad. Me he esforzado, claro que sí, pero mi esfuerzo nunca será suficiente y es ahí donde tú entras y me das la fuerza necesaria para poder llegar más alto como las águilas. El vuelo exige mantener los brazos abiertos y dejarme guiar por las corrientes del aire. Hay momentos en que me siento cansad@ y con ganas de rendirme, pero Tu Espíritu me acompaña y su soplo me ayuda a permanecer firme en ti. Dame la gracia de creer, confiar y esperar en ti, que a pesar de que los vientos se avecinan y el horizonte no sea claro mantenga la confianza que no estoy sol@ en este vuelo, porque en esta batalla no estoy solo, tu vas conmigo, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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     Sandra Yudy Zapata Escudero

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martes, 18 de enero de 2022

La mirada y los criterios de Dios

 


La mirada y los criterios de Dios


Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel 16, 1-13
En aquellos días, el Señor dijo a Samuel:
«¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mi».
Samuel respondió:
«¿Cómo voy a ir? Si lo oye Saúl, me mata».
El Señor respondió:
«Llevas de la mano una novilla y dices que has venido a ofrecer un sacrificio al Señor. Invitarás a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que has de hacer. Me ungirás al que te señale».
Samuel hizo lo que le había ordenado el Señor.
Una vez llegado a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblorosos a su encuentro.
Preguntaron:
«¿Es de paz tu venida?».
Respondió:
«Si. He venido para ofrecer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio».
Purificó a Jesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.
Cuando estos llegaron, vio a Eliab y se dijo:
«Seguro que está su ungido ante el Señor».
Pero el Señor dijo a Samuel:
«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón».
Jesé llamó a Abinadab y lo presentó a Samuel, pero le dijo:
«Tampoco a éste lo ha elegido el Señor».
Jesé presentó a Samá. Y Samuel dijo:
«El Señor tampoco ha elegido a este».
Jesé presentó a sus siete hijos suyos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:
«El Señor no ha elegido a estos».
Entonces Samuel preguntó a Jesé:
«¿No hay más muchachos?».
Y le respondió:
«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño».
Samuel le dijo:
«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa, mientras no venga».
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. El Señor dijo a Samuel:
«Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es este».
Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.
Samuel emprendió luego el camino de Ramá.
Palabra de Dios

Salmo  88, 20. 21-22. 27-28 R/. Encontré a David, mi siervo

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 23-28
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan:
«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».
Él les responde:
«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, como entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a los que estaban con él?».
Y les decía:
«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».
Palabra del Señor


Hoy el Señor a través de las lecturas nos invita a reflexionar cómo es nuestra mirada. De pronto tenemos una mirada que señala, que juzga, que critica?

Nuestra mirada depende de lo que realmente tenemos en el corazón. Por ejemplo si nuestra mirada es de señalamientos osea acusadora,  que juzga y critica puede ser por varias razones, una razón puede ser es que nos sintamos muy buenos, los inmaculados, los santos, que seguimos la ley al pie de la letra y el orgullo hinchado que habita en nosotros nos hace ver importantes, más grandes y vemos a los demás más chicos, insignificantes, en otras palabras los demás no están a nuestro nivel. La otra razón para revisar es cómo está nuestra relación con Dios. Si nuestra relación con El no es de cercanía, de confianza y de amor entonces nuestra actitud frente a los demás era de la misma manera como nos sentimos.

Ahora bien si revisamos por ejemplo las prácticas religiosas y espirituales ahí si hay mucha tela para cortar. Por ejemplo los que “somos de Misa”, los que estamos cerca de la Iglesia, solemos mirar con desconfianza las prácticas que no encajan en lo que siempre se ha hecho. Puede ser nuestra dificultad en abrirnos a la novedad que nos trae el Espíritu Santo.

Después del Concilio Vaticano II, se han abierto muchas posibilidades para vivir la fe, dentro de la Santa Madre Iglesia. Es bueno dar gracias por los diversos dones y carismas que conviven a nuestro lado. No todos, quizá, encajen con nuestra espiritualidad, con nuestra experiencia o con nuestros gustos. Lo principal es caer en la cuenta de que esas formas de vivir la fe ayudan a alguien a ser santo, o lo que es lo mismo, a ser feliz. Y si la iglesia las reconoce, “adelante con los faroles”.

Recuerdo que en mi experiencia con la espiritualidad carismática tuve algunos desacuerdos con personas, pero lo más importante fue que en esa dificultad el Señor me enseñó a ser más tolerante con aquel que no piensa y no practica la misma espiritualidad que yo practico. Como también aprendí a no creerme mejor que los demás porque ya tenía algo de recorrido. En conclusión aprendí tolerancia y humildad. ¡Qué gran lección!

También tenemos que tener mucho cuidado con caer en el error para hacer lo que queramos, “El sábado para el hombre y no el hombre para el sábado”. Hay normas que realmente nos ayudan a ser mejores. Por eso siempre debemos tener en cuenta la dignidad de la persona. Todo lo que respeta o desarrolla la dignidad de cada ser humano podemos y debemos aceptarlo. Para eso existe el Magisterio de la Iglesia, que nos va orientando por el buen camino. No podemos practicar la ley por sí sola, hay que practicar la ley del amor.

En la primera lectura notemos cuál es el criterio del Señor para elegir. “No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura... No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, más el Señor mira el corazón”. Dios no ve cómo los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón porque es allí donde se guardan las verdaderas intenciones y sentimientos. El Señor tiene criterios como la bondad y la generosidad que pueden hacer de la vocación del ungido un derroche para su pueblo. Una vez más, el Señor es desconcertante; Él nos sorprende con sus planes y proyectos “sus planes no son nuestros planes, sus caminos no son los nuestros” (Is 55,8). ¿Estaremos suficientemente atentos y abiertos para captarlos?

Mi amado Jesús, enséñame a mirar como tú miras y a tener tus criterios. Para ello necesito que limpies mi corazón, purificalo con tu amor porque es allí donde nace y crece mi mirada hacia los demás. Ayúdame a ser tolerante y respetuoso con aquellos que no piensan igual a mi, y es que en la diversidad también hay una obra que tu quieres hacer y enseñar. No permitas que me sienta “ bueno”, al llamarme cristiano y por practicar la “ ley'', más bien dame la gracia de la humildad para reconocer todo lo bueno que eres Tu conmigo porque  no me tratas conforme a mis pecados. Que la fuerza de tu Santo Espíritu obre en mí y a través de mi para que practique la ley del amor cada día de mi vida, Amen.  

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

  Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios. Primera lectura Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a ...