Jeremías 18,18-20
Dijeron: "Venid, maquinemos contra Jeremías, porque no falta la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta; venid, lo heriremos con su propia lengua y no haremos caso de sus oráculos." Señor, hazme caso, oye cómo me acusan. ¿Es que se paga el bien con mal, que han cavado una fosa para mí? Acuérdate de cómo estuve en tu presencia, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu enojo.Palabra de Dios
La primera lectura escuchamos que el profeta Jeremias levanta una oración de petición a Dios porque algunos están maquinando cosas contra El. Jeremias pone su confianza en Dios porque sabe que Dios es quien le va ayudar. El sabe muy bien que está sufriendo persecución por causa de la misión evangelio que le han encomendado. Jeremias le pide a Dios que le haga caso, que escuche lo que dicen sus oponentes y vea lo que planean. Es por eso que Jeremías se pregunta ¿Se paga el bien con el mal? Y expone ante Dios lo que le tienen preparado:” ¡pues me han cavado una fosa! Y para concluir, afirma ante Dios lo que ha hecho: “Recuerda que estuve ante ti, pidiendo clemencia por ellos, para apartar tu cólera.” Esto explica el sentido de la pregunta que se hace. ¿Cómo se puede corresponder al bien con el mal?
Algunos hemos tenido ese tipo de experiencias amargas y dolorosas que a veces hasta uno piensa “ Para que ayude a esta persona, para que hice el bien sabiendo que la gente es desagradecida, traicionera, tu le das la mano y se la toman toda, abusan de tu confianza, en fin” . Recordemos que hay que hacer el bien sin mirar a quién porque el que nos lo pide es el mismo Dios. Nosotros le debemos servir a Dios y no a los hombres. Esforcémonos por agradar a Dios, El nos pide que no nos cansemos de amar, de servir, de hacer el bien, siempre teniendo presente que a quien le servimos es a Él, solo a El.
Jesus nos enseño como superar las tentaciones durante su vida y especialmente en el desierto teniendo puesta la mirada al Padre. De la misma manera nosotros debemos de hacerlo.
Salmo 30 "Sálvame, Señor, por tu misericordia"
Mateo 20,17-28
En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: "Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará."
Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
Palabra del Señor
Si nos ponemos a mirar al detalle las lecturas ellas llevan una secuencia. El domingo pasado nos hablaba de la transfiguración, la segunda ocurrida la misma ante Pedro, Santiago y Juan. Hoy Jesús nos dice “El Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los letrados y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles...lo crucifiquen y al tercer día resucitará.” . Lo que tienen en común Jeremias y Jesús es que por causa de la misión encomendada van a sufrir persecuciones como también todos nosotros los bautizados si somos fieles a nuestra vocación.
LLega la madre de los Zebedeos quiere lo mejor para sus hijos y suplica a Jesús un buen puesto, que ellos estén cerca de El.La respuesta de Jesús nos deja ver la ignorancia que encierra la petición y mas bien cuál debe ser la disposición: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?. Con prontitud respondieron Santiago y Juan que sí. Pero eso no significa que estén en la posición adecuada. No se trata de puestos, sino de compartir una misión recorriendo el mismo camino de Jesús: “Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre”. No se trata de puestos. Eso origina disputas sin cuentos y desviarse totalmente del camino que se debe seguir.
Obviamente los otros diez se indignaron contra los hermanos al escuchar la petición y la respuesta. Esta molestia deja ver el deseo de poder, cuando aparece el poder se crea la división y el enfrentamiento. Esto continúa sucediendo en nuestras familias, en las comunidades, en el mismo entorno laboral.
Jesús termina diciendo : “Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos”. Esta es la clave de la misión: Servir sin servirse de nadie para obtener privilegios ni promociones. El referente y modelo es Jesús mismo.
Ahora preguntémonos, Ya sabes que el Señor te dio una misión, ya sabes cual es? desde lo que eres el Señor te llama. ¿Cuál es mi disposición para seguir la misión encomendada por el Señor, eres diligente o más bien sacas excusas ? por último… ¿Cuáles son mis objetivos ?
Mi amado Jesús, hoy me pides que me esfuerce por agradar a Dios asi como tu lo hiciste, que por más desengaños, traiciones, experiencias dolorosas y amargas mi confianza debe estar en ti porque Tu eres quien me salva. Ayúdame Señor a perseverar en ti, hacer el bien, amar sin medida y a servir siempre y en todo momento teniendo presente que a quien le sirvo es a Ti, solo a Ti. Dame la gracia de superar las tentaciones de la indiferencia, del cansancio, de la rutina, del sin sentido de la vida y poniendo la mirada hacia el Padre pueda alcanzar la misión de amor que me has encomendado para Tu Honor y tu Gloria, Amén.
Dios te bendiga,
¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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