martes, 23 de agosto de 2022

Cuidemos lo verdaderamente importante



Cuidemos lo verdaderamente importante


Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 1-3a. 14-17

Os rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima. Que nadie en modo alguno os engañe. Dios os llamó por medio de nuestro Evangelio para que lleguéis a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta.
Que el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas.
Palabra de Dios

Sal 95, 10. 11-12a. 12b-13 R/. Llega el Señor a regir la tierra.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 23-26

En aquel tiempo, Jesús dijo:
«Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera».
Palabra del Señor


La primera lectura nos invita a la serenidad ante la venida de nuestro Señor Jesucristo. Algunos utilizan ciertas predicaciones solo para atemorizar y presionar a sus oyentes y seguidores. No se nos puede olvidar que el mensaje de Cristo no puede generar temor y angustia en nosotros porque si quien lo predica genera esto es porque el mensaje que está predicando no viene de Dios. Pablo nos advierte que debemos estar firmes y conservar las tradiciones que hemos aprendido como es el amor, la caridad, el servicio, llevar una vida íntegra, vivir en la esperanza y en la fe.  El bien es posible con actos de bondad, lo mismo que el amor requiere personas que amen, y la esperanza se alcanza con actos concretos que la hagan posible. El amor de Dios es el que nos centra y nos da ánimo y fuerza para “toda clase de palabras y obras buenas”.

El texto del evangelio de Mateo es duro y muy claro. Las falsas apariencia, buscar el propio beneficio, el abuso de autoridad y la injusticia no tienen nada que ver con lo que Jesús enseña. Jesús se presenta como el profeta que denuncia a los escribas y fariseos hipócritas, pero Mateo va más allá y resalta cómo esos que se dicen maestros no son los que verdaderamente enseñan la verdad, sino que el único Maestro es Jesús. Jesus deja evidencia a aquellos que solamente se dedican a interpretar los textos de la Ley, a cumplirlos ellos con mucha ridiculez e intereses, y a exigir que los demás los cumplan hasta la extenuación especialmente los más débiles e indefensos. Es genial la comparación: “¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!”.

La invitación es clara, no hay que seguir a aquellos maestros que se desautorizan a sí mismos con su actitud y testimonio de vida, sino al verdadero Maestro, que es Jesús. ¿Y por qué, qué hace Jesús? Jesús cuida lo verdaderamente importante, la dignidad de todo ser humano, el amor misericordioso de un Dios que es Padre, “el derecho, la compasión y la sinceridad”.

Hoy celebramos a Santa Rosa de Lima, joven dominica de la ciudad de Lima en los tiempos coloniales, patrona de América. Quisiera destacar una frase del proceso de canonización: “el amor de Dios la hacía gustar en la oración una dulzura que compensaba la amargura que le producía el conocimiento del mal y del pecado”. Tener fe no es cerrar los ojos a la realidad, sino mirarla con los ojos misericordiosos de Dios. Y eso solamente es posible cuando se gusta en la oración el amor mismo de Dios. No se hace en un día ni en un momento de fervor, los grandes místicos como Rosa de Lima nos enseñan que cuidar la vida espiritual es tarea de toda la vida y de cada uno de sus días, saberse amados por Dios con ese amor suyo, el más puro y generoso, el que crea y recrea porque todo lo que hace “es bueno”. Desde ahí se puede atisbar un poco más en qué consiste eso de ser coherentes con nuestra fe, porque iremos aprendiendo cada vez más a dejar nuestro amor tantas veces egoísta y herido, y amar más con el amor de Dios. Es valiente y fuerte la pureza y dulzura del amor y la fe de Rosa de Lima, se alimenta del amor de Dios.

Oremos con esta oración de Santa Rosa de Lima

Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que supiste
lo que es amar a Jesús con un corazón tan fino
y generoso. Que despreciaste las vanidades
del mundo para abrazarte a su cruz desde
tu más tierna infancia. Que amaste con filial
devoción a nuestra Madre del Cielo y profesaste
una gran ternura y dedicación a los más
desvalidos, sirviéndoles como el mismo Jesús.
Enséñanos a imitar tus grandes virtudes para que,
siguiendo tu ejemplo, podamos gozar de tu gloriosa protección en el Cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Dios te bendiga!

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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