No siempre los más “buenos” no son siempre los más sinceros.
Primera lecturaLectura del libro de los Números 24, 2-7. 15-17a
En aquellos días, Balaán, tendiendo la vista, divisó a Israel acampado por tribus. El espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos: «Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos; oráculo del que escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Poderoso, que cae y se le abren los ojos: ¡Qué bellas tus tiendas, oh Jacob, y tus moradas, Israel! Como vegas dilatadas, como jardines junto al río, como áloes que plantó el Señor o cedros junto a la corriente; el agua fluye de sus cubos, y con el agua se multiplica su simiente. Su rey es más alto que Agag, y descuella su reinado». Y entonó sus versos: «Oráculo de Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos; oráculo del que escucha palabras de Dios y conoce los planes del Altísimo, que contempla visiones del Poderoso, que cae en éxtasis, y se le abren los ojos: Lo veo, pero no es ahora, lo contemplo, pero no será pronto: Avanza una estrella de Jacob, y surge un cetro de Israel».
Palabra de Dios
La primera lectura nos trae a un personaje como es Balaán. Nos dice la lectura que en vísperas de una batalla Balaán cae en éxtasis y Dios hablará por su boca. Es el ejemplo del hombre que deja que el Señor penetre en su alma y se convierte en su instrumento. Aquí está el primer mensaje para cada uno de nosotros, preguntémonos, ¿permitimos ser instrumentos de Dios en sus manos? Será que en ciertas situaciones por ejemplo ante un insulto, indiferencia, o rechazo tomamos una actitud de humildad y mansedumbre o más bien nos llenamos de rencor y de odio. Hay personas que están cerca de nosotros y nos tallan, nos incomodan, nos martirizan, pero somos capaces llenarnos de Cristo y dejar que esas situaciones no nos afecten, es decir somos capaces de reconocer en el otro el rostro de Cristo? El profeta Balaán nos enseña que estamos al servicio de Dios, nuestra tarea es cumplir la voluntad de Dios. Pidámosle al Señor que nos de docilidad a su voluntad.
Pero para llegar a eso, necesitamos tres cosas, conocer a quien le servimos, confianza absoluta en El y solo en Él en otras palabras tener Fe y tercero llenarnos del amor de Dios, un corazón conquistado y enamorado por Él es capaz de hacer hasta lo imposible. No permitamos que el cansancio, la pereza, la falta de compromiso, la incredulidad interfieran en el servicio al que nos llama el Señor. Hoy pidámosle al Señor que nos ayude a ser dóciles como el barro en las manos del alfarero y dejarnos modelar, abrir nuestra alma, nuestro ser, nuestro corazón para que el Padre penetre en él y podamos ser instrumentos útiles en sus manos, que se haga en nosotros su voluntad cada día tanto con las palabras como también con los hechos.
Salmo 24, 4-5a. 6 y 7cd. 8-9 R/. Señor, instrúyeme en tus sendas
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 23-27
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».
Ellos se pusieron a deliberar:
«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Él, por su parte, les dijo:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Palabra del Señor
Algunos piensan que la autoridad se gana porque más grita, o porque impone sus ideas, o quizás porque establece leyes y reglas oprimiendo a los demás. Otros piensan que porque tienen más seguidores, o porque sus relaciones personales son personas influyentes. También algunos creen que las cosas solo funcionan por su propio esfuerzo y dedicación, otros porque hacen muchas cosas, son enérgicos y quieren ser vistos, pero hoy la lectura nos dice de donde viene la autoridad de Jesús. Viene de su unión con el Padre, de ser Uno con Él y con el Espíritu Santo.
Voy a tratar de explicarlo mejor, Jesús al estar unido al Padre acepta la propuesta o la misión dada por el Padre. Dios es amor y la ley que Dios nos enseña es esa, “ La ley del amor”. Jesús así como lo decía en sus labios, lo profesaba y lo predicaba lo demostraba con hechos concretos. Si la ley es el amor, entonces hay que hacer el bien en todo momento, ser íntegros, ser coherentes. Porque de lo contrario mucho tilin tilin y nada de paletas. Jesus se acerca al enfermo, al pecador, al triste, al rico, al pobre, a la adúltera, al cobrador de impuestos, porque está movido por amor y El no quiere relaciones superficiales, sin compromiso, sin que te incomoden. Jesus hace camino y hacer camino es conocer al otro desde la profundidad, desde el dolor, desde el ser. Jesus se acerca al otro no para dejarlo igual, todo lo contrario el tiene Fe en nosotros, El no pierde la esperanza de nuestra conversión del corazón. Jesús no le importo de que hablaran mal de Él por estar compartiendo la mesa con el publicano, el fariseo, como decía Santa Teresita “ Que cada persona que llegue a mi vida se vaya enamorada un poquito más de Dios”. Jesus no era de división, de crear discordias, de chismes, Él buscaba la armonía, El es el príncipe de la paz y esa paz se reflejaba en sus relaciones personales. Jesús al estar tan unido al Padre fue capaz de aceptar una muerte en cruz y estando allí manifestó su gran amor por nosotros cuando desde lo alto de la Cruz dijo: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
Mi amado Jesús, hoy me exhortas desde el amor y me cuestionas hasta donde tengo limpio mis intenciones y motivaciones en las cosas que hago como también si esta búsqueda es desde la honestidad para llegar a la verdad. Llegar a la verdad es descubrir cuáles son las verdaderas intenciones por las que hago el bien y ese camino es doloroso porque en el fondo existe una cizaña del orgullo que se camufla y te quiere quitar el Honor y la Gloria que es solo tuya. Dame la gracia Señor de estar unido al Padre como tu lo estas para aceptar que toda obra buena no es mía sino una misión que tu me pusiste en el corazón. Tu que eres el amor llene todo mi ser para profesarlo y demostrarlo en obras concretas en los hermanos que sufren. Permite que mis relaciones sean profundas y no desde la superficialidad, que me lleven al compromiso con el otro, aunque esto incomode y me saque de la zona del confort. Gracias Jesús por tener tanta paciencia conmigo, como la necesito para con los demás!. Tu confías y crees en mí, en cambio yo desconfío, me dejo de llevar de las apariencias, y cuando mi hermano se equivoca pierdo la fe. Regalame ser un misionero de paz, que cuide y valore las relaciones personales porque es allí donde tu me necesitas y que cuando ellos me lastimen yo también pueda decir como tu lo dijiste en la cruz, "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen", Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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