jueves, 2 de diciembre de 2021

Si la Palabra de Dios no ha transformado algo en ti, ¡Cuidado! , porque como dice Jesus !Por las obras lo reconoceréis!, en otras palabras mucho tilin tilin…

 


Si la Palabra de Dios no ha transformado algo en ti, ¡Cuidado! , porque como dice Jesus !Por las obras lo reconoceréis!, en otras palabras mucho tilin tilin…


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 26, 1-6
Aquel día, se cantará este canto en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte,
ha puesto para salvarla murallas y baluartes.
Abrid las puertas para que entre un pueblo justo,
que observa la lealtad;
su ánimo está firme y mantiene la paz,
porque confía en ti.
Confiad siempre en el Señor,
porque el Señor es la Roca perpetua.
Doblegó a los habitantes de la altura,
a la ciudad elevada;
la abatirá, la abatirá
hasta el suelo, hasta tocar el polvo.
La pisarán los pies, los pies del oprimido,
los pasos de los pobres».
Palabra de Dios


Salmo 117, 1 y 8-9. 19-21. 25-27a R/. Bendito el que viene en nombre del Señor

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».
Palabra del Senor


La primera lectura del Profeta Isaías nos invita a seguir confiando en El Señor. Él no se olvida de su pueblo, ha estado con todos aquellos que, en medio de la incertidumbre, han confiado y esperado en Él. Su cercanía la perciben cuando ven a las grandes ciudades, como Dibon, capital de Moab, derribadas, en ruinas, mientras los fieles a Dios pueden cantar que tienen una ciudad fuerte, Jerusalén. Que se han sentido acompañados por Dios en todo momento. Las ruinas de toda esa ciudad serán pisoteadas “por los pies, los pies del humilde, las pisadas de los pobres”. Por eso invita a “confiar siempre en el Señor” porque Él es la Roca perpetua.

Para todo creyente es imprescindible vivir la confianza en Dios. De ella surge la esperanza en sus promesas y es lo que nos anima a caminar con seguridad hacia su Reino. Si nosotros hacemos memoria podemos reconocer las veces en que Dios nos ha sostenido muchas veces en los momentos difíciles. Este es un buen tiempo para renovar nuestra confianza en Dios y nuestra esperanza en sus promesas. La Navidad, con el nacimiento del Hijo de Dios, es confirmación de todas esas promesas. Merece la pena vivir con ilusión y practicar la caridad, interior y exteriormente, con todos aquellos que pueden necesitar nuestra ayuda. Es la mejor forma de manifestar que confiamos en Él y esperamos con alegría el Nacimiento de Jesús, y esa esperanza se manifiesta en gestos concretos, no tanto palabras sino acciones. La Navidad no solo puede quedarse en decoraciones, en villancicos, en adornos, en regalos sino vivir con fe la llegada del Mesías.

Pidámosle al Señor que nos ayude a que seamos capaces de repartir esperanza a quienes habitan la desesperanza, que nos convirtamos en portadores de alegría, y que aliviemos las cargas pesadas de los más necesitados, porque en esos necesitados está visible el rostro de ese Jesús cuyo nacimiento vamos a celebrar en los próximos días.

El evangelio nos recuerda la importancia de que nuestro cimiento sea Cristo quien es la roca. En Él debe estar asentada toda nuestra vida. Esto solo ocurre cuando lo tenemos presente y actuamos guiados por Él.

Quizás hemos escuchado muchas veces las Palabras de Jesus, pero si nuestra vida no ha tenido un verdadero cambio interior es porque no hemos permitido que sea Él quien modele nuestra vida. Escuchar su Palabra exige un esfuerzo de parte de nosotros como es dejarnos corregir, exhortar, sanar y liberar porque Su Palabra que es vida trae vida a cada uno de nosotros. Solo desde esa escucha activa, viva, podemos esperar que todo nuestro sentir y actuar sea invadido por el Espíritu de Jesús.
Hay que ponernos mano a la obra cumpliendo la Palabra de Dios, esto es compromiso, que no solo se queden en buenas intenciones. El amor se demuestra con hechos, dejemos a un lado el miedo, la incredulidad, y la poca fe. Escuchar y cumplir son las claves de una vida cristiana, como la de María, que por escuchar y cumplir la Palabra del Señor fue dichosa y nos trajo al Salvador.

Señor ayúdame a tener una espiritualidad cimentada en la roca, que la oración sea el espacio donde me encuentro contigo para conocerte y amarte mas, que los sacramentos los viva desde la Fe reconociendo que Tu estas presente en cada uno de ellos, Tu amor es tan grande que a través de la Eucaristía te das tú mismo para alimentar mi alma enferma y que está sedienta de amor. La confesión, es donde una vez más me demuestras tu gran amor por mí sanando y liberando las heridas por causa del pecado. Tu Palabra es la que guía mis pasos y me recuerda que mi confianza solo debe estar puesta en ti porque tus promesas siempre se cumplen. Tu Palabra es la carta de amor en la que me enamoras y me seduces para estar más cerca de mi. Gracias Señor por darme una comunidad porque es allí donde tu te haces presente en el rostro concreto del hermano quien sufre. Ayúdame Señor a tener una espiritualidad encarnada y fraterna, donde mi hermano sea el gran pilar de mi vida espiritual, Amen.  

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--

 Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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