martes, 14 de diciembre de 2021

El amor y el perdón se validan con hechos concretos que solo el tiempo nos mostrará si esa decisión fue verdadera o no


 El amor y el perdón se validan con hechos concretos que solo el tiempo nos mostrará si esa decisión fue verdadera o no


Primera lectura
Lectura de la profecía de Sofonías 3,1-2.9-13:
Esto dice el Señor: «¡Ay de la ciudad rebelde, impura, tiránica! No ha escuchado la llamada, no ha aceptado la lección, no ha confiado en el Señor, no ha recurrido a su Dios. Entonces purificaré los labios de los pueblos para que invoquen todos ellos el nombre del Señor y todos lo sirvan a una. Desde las orillas de los ríos de Cus mis adoradores, los deportados, traerán mi ofrenda. Aquel día, ya no te avergonzarás de las acciones con que me ofendiste, pues te arrancaré tu orgullosa arrogancia, y dejarás de engreírte en mi santa montaña. Dejaré en ti un resto, un pueblo humilde y pobre que buscará refugio en el nombre del Señor. El resto de Israel no hará más el mal, ni mentirá ni habrá engaño en su boca. Pastarán y descansarán, y no habrá quien los inquiete».
Palabra de Dios


Esta primera lectura consta de dos partes, la primera, son los dos primeros versículos que constituyen una queja dolorosa de Dios, al ver que Jerusalén, lejos de oír su voz, de escuchar su llamada, de buscarle y arrepentirse con sincero corazón, se ha convertido en ciudad rebelde, impura, opresora, ciudad atea. No obedecen, no aceptan ninguna corrección, ni confían, ni se acercan al Señor. Viven ausentes de Dios, Él no tiene cabida en esta sociedad materialista, le han expulsado fuera. Esta lectura de Sofonías nos vuelve a hablar y a exhortar en nuestro mundo actual. El Señor siente dolor al ver como nosotros sus hijos e hijas amadas vivimos a espaldas a Él, o con una espiritualidad light de solo misa los domingos si es que me animo a ir, no valoramos los sacramentos que son alimento para nuestra alma. El Señor sigue sintiendo dolor como nuestra mirada y deseos se vuelcan a cosas que solo nos entretienen y nos hacen salir del verdadero  camino que nos trae paz y alegría, Cristo.

Pero a pesar de eso, Dios es paciente y se desborda de amor, esta es la segunda parte que trae de mensaje la primera lectura.  “Yo daré, yo transformaré los pueblos”,-es la salvación universal-, purificaré sus labios para que todos invoquen el nombre del Señor..., mis hijos dispersos me aportarán ofrendas y todos unidos, me servirán. Dios no se olvida de ninguno, a todos los acoge, no quiere que ninguno se pierda, a todos nos quiere dar la salvación.

Salmo  33,2-3.6-7.17-18.19.23 R/. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21,28-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?». Contestaron: «El primero».
Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».
Palabra del Señor


Jesus es el experto para que nosotros profundicemos, nos hace pensar, cuestionarnos y llevarnos al discernimiento.

Jesus nos cuenta la conversación de un padre que pide a sus dos hijos que vayan a trabajar a la viña de la familia. Es un padre que cariñosamente pide algo a sus hijos. El primero rechaza al padre con una negativa tajante: “no quiero”. No da explicación alguna. Sencillamente no le da la gana. Sin embargo más tarde reflexiona, se da cuenta que está rechazando al padre y, arrepentido, marcha a la viña. El segundo atiende amablemente la petición de su padre: “voy señor”. Parece estar dispuesto a cumplir sus deseos, pero pronto se olvida de lo que ha dicho. Todo queda en palabras y no va a la viña.

¿Quién hace la voluntad del padre? La respuesta es sencilla: No vale lo que los hijos dicen, sino lo que hacen.
Algunos podemos caer en el error por ejemplo de decir que perdonamos una ofensa, y hasta “ ofrecemos el perdón”, lo podemos manifestar con ciertas actitudes pero al transcurrir el tiempo nos daremos cuenta si en realidad hubo un sincero y profundo perdón con la persona que nos ofendió. El amor y el perdón se validan con hechos concretos que solo el tiempo nos mostrará si esa decisión fue verdadera o no. El amor y el perdón está en las obras más que en las palabras”, “no el que dice Señor, Señor, sino el que cumple la voluntad de mi Padre...”.

Hoy una vez más mi Señor me invitas a entrar en la voluntad del Padre, a convertir mi corazón, a aceptar que hay muchas cosas que tengo que cambiar y esto es posible si desnudo mi alma ante ti, ante tu Palabra que me enseña y me corrige para que descubra y sienta la necesidad de ser salvados por ti. Dame la gracia Señor de abrir mi corazón y ser transformado por ti.  Como necesito ser coherente con lo que creo y pienso, dar testimonio con mi vida ante el mundo porque vale la pena creer en ti, en Tu promesa, Tú eres el único que puede transformar todo aquello que no pertenece a Dios. Señor tú vienes por nuestra salvación y no te cansaras de hacerlo una y otra vez. Tú decides venir y nacer en un pesebre porque tu amor por mí es inmenso. Dame la gracia de tener un corazón generoso para reconocer en tu venida la salvación esperada y transmitirla  a los demás, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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