Isaías 1, 10-17
Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma; escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra: "¿Qué me importa el número de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada. ¿Por qué entráis a visitarme? ¿Quién pide algo de vuestras manos cuando pisáis mis atrios? No me traigáis más dones vacíos, más incienso execrable. Novilunios, sábados, asambleas, no los aguanto. Vuestras solemnidades y fiestas las detesto; se me han vuelto una carga que no soporto más. Cuando extendéis las manos, cierro los ojos; aunque multipliquéis las plegarias, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre.
Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda."
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura nos hace una exhortación fuerte, que no nos cae nada mal a ninguno de nosotros. En las palabras del profeta Isaías nos dice : “ ¿cómo levantar a Dios en ofrenda manos manchadas de sangre? “
Solo al escuchar las noticias nos damos cuenta cuantos en nombre de Dios realizan masacres, abusan a niños y hacen atrocidades. Pero también revisemos muy bien dentro de nuestro corazón que hay? Que ven los demás en nosotros ? , Que palabras y expresiones usamos? Qué consejos damos a los que están a nuestro alrededor? Cuando vemos que se está cometiendo una injusticia contra alguien, tomamos una actitud de cobardía o salimos a defenderlo? Algunos piensan que al tomar distancia de ciertas situaciones están haciendo bien porque no quieren pasar por metidos, eso es “ tener falsos respetos humanos “, y esa actitud de indiferencia o pasible pensamos que esta bien hecho y es todo lo contrario, nos estamos haciendo cómplices.
Es posible que seamos cómplices de muchos crímenes, en la medida en que pertenecemos a estructuras de gobierno o de mercado que generan muerte. Por ejemplo cuando vemos que el gobierno quiere aprobar ciertas leyes y no hacemos nada para impedirlo. Como decía San Benito, “ Orando y trabajando”. No podemos tener una vida espiritual separada de la realidad. Hay que orar y tener una vigilancia activa sobre nuestras posibles complicidades con nuestra familia, con nuestra comunidad y con el país.
Por otra parte te has puesto a pensar porque Dios podría parecer que no te escucha tu súplica? tanto lo que tu le pides?
No se necesita una oración mágica para que Dios nos escuche. Retomando la lectura miren lo que Dios nos dice “ Estoy harto de holocaustos de carneros, de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y chivos no me agrada “.
Disculpen que nuevamente me ponga de ejemplo una vez más pero realmente esto es lo que nos pasa. Prendemos una vela a Dios y otra al diablo. Ósea, queremos ser buenos hijos de Dios, deseamos serlo, pero este sentimiento solo se queda en el querer y no en el hacer. Me explico, todo puede ir muy bien hasta que me doy cuenta gracias a la luz del Espíritu de Dios ella me pide, oigame bien me pide no me exige , me pide que deje algo que no me hace bien, como es por ejemplo el egoísmo. Entonces como ser generoso, sabiendo que el egoísmo atesora riquezas, como ser humilde sabiendo que tengo la oportunidad de humillar, como ofrecer el perdón sabiendo que tenemos la oportunidad de vengarnos, como ser manso cuando la agresividad da tantos frutos.
Hoy Isaías nos invita a llenarnos de obras nuevas y buenas. Como dice la lectura “ Cesad de obrar mal, aprended a obrar bien; buscad el derecho, enderezad al oprimido; defended al huérfano, proteged a la viuda."
No olvides que todo sacrificio exterior debe ser unido a un sacrificio interior, osea buscar el querer de Dios. Cuando actúas de esta manera, Dios no solo escucha tu súplica sino que además nos responde con más bendiciones de lo que esperábamos.
Salmo 49 " Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios."
Mateo 10, 34-11, 1
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro".
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Fácilmente nos puede suceder que al leer esta lectura nos sorprendamos al escuchar estas palabras de Jesús "No piensen que he venido a traer paz a la tierra." Esta frase debe ser comprendida en paralelo con aquello otro que dijo a sus discípulos casi al momento de su partida: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da." (Jn 14,27). La conclusión es que Cristo no es un amante de la guerra pero tampoco es partidario de una falsa paz.
Esto significa que tomar la decisión de seguir a Cristo tendrá un precio pero también habrá un premio. Tomar en serio la opción de seguir a Cristo implica romper con muchas cosas que nos gusta. Ese es el sentido de la cruz, dejar algo que nos gusta o nos atrae, es dejar morir algo en nosotros y ese dejar nos va costar, no va a doler porque ese algo hace parte de nosotros. Este misterio de Cruz no quedará sólo en muerte sino que traerá vida, vida perdurable, ese es el gran premio.
Señor Jesús, hoy me pides que en mi corazón tú debes ocupar el primer lugar. Tu sabes que en mis fuerzas sera muy dificil pero por tu gracia lo podre lograr. Hoy me enseñas a que debo de dar orden a mi vida, que disfrute, ame y valore a la familia que me has dado, que disfrute las bendiciones materiales que he recibido de ti. Soy consciente que hay un precio por seguirte y quiero tomar ese riesgo, porque prefiero arriesgar mi vida por ti y no perder el premio como es estar en la eternidad contigo, Amen, amen, amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Tarea: Revisa en qué gastas tu tiempo? recuerda que debe haber un balance, tiempo para orar, para trabajar, para cuidar la familia y para cuidarte.
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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