miércoles, 5 de diciembre de 2018

Jesús eucaristía es el alimento que nutre el alma y el corazón, Él es capaz de saciar todo corazón y todo anhelo.



Isaías 25,6-10a
Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. -Lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte."
Palabra de Dios


Salmo 22 " Habitaré en la casa del Señor por años sin término"

Mateo 15,29-37
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino." Los discípulos le preguntaron: "¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?" Jesús les preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?" Ellos contestaron: "Siete y unos pocos peces." Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
Palabra de Dios


Tanto en la primera lectura y en el evangelio de hoy nos hace referencia de la abundancia del alimento para saciarnos del hambre.

Esta abundancia de alimentos nos hace pensar que nos solo es una satisfacción para nuestro paladar y sentidos, sino también implica el descanso y la confianza hacia el futuro. De alguna manera abundancia también significa provisión futura. Por eso, en la lectura del profeta Isaías del día de hoy, junto a la imagen del banquete abundante está el triunfo sobre la muerte. He aquí la victoria que aguarda el profeta: vida que se hace fuerte por el alimento y vida que recibe defensa contra la muerte. Fuertes por dentro y protegidos por fuera: esa es la imagen de los redimidos.

Si leemos con detenimiento el laudes del dia de hoy nos recuerda que hay tres venidas del Señor. La venida primera cuando Dios se hace hombre y vivió entre los hombres y la venida última cuando morimos. Pero también hay una venida intermedia. Esta venida intermedia es oculta, solo lo ven los elegidos, y gracias a ella reciben la salvación. Decimos que es oculta y que solo lo ve los elegidos, porque son aquellas personas que escuchan la Palabra de Dios y la guardan, como lo dice en la Biblia “ El que me ama guardará mi palabra; mi Padre lo amará y vendremos a fijar en él nuestra morada “, también en otra parte de la Biblia dice “ El que teme al Señor obrará bien “. Pero realmente ….¿Dónde debe guardar la Palabra de Dios? No hay duda que en el corazón, como dice el profeta: En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti.

En esta venida intermedia Jesús viene espiritualmente, manifestando la fuerza de su gracia; en la última vendrá en el esplendor de su gloria. Esta venida intermedia es aquí y ahora, no desperdicies tu tiempo, no aplaces más el encuentro con El. Si en este momento te sientes solo, triste, no amado, rechazado, cansado, entonces es el momento justo para que acojas a Jesús porque Él es nuestro descanso y además nuestro consuelo.

No caigamos en una religiosidad de mucha devoción pero sin caridad, una religiosidad farisea de solo apariencias. No podemos limitar la relación con el señor entre el y tú, entonces dónde quedaron tus hermanos? donde quedó vivir en comunidad la vida fraterna y de fe? Es por eso que es tan importante celebrar la eucaristía. En la eucaristía escuchamos la palabra y comemos el pan eucarístico  para evitar que nos suceda que se seque nuestro corazón. El banquete de la eucaristía ha nacido de su compasión , se trata de alimento para que no desfallezcan por el camino, es decir: es comida para el camino; de comida "en acción de gracias", capaz de saciar todo corazón y todo anhelo.

He visto como personas afirman con toda seguridad que están llenas de Dios, pero ante la primera dificultad se derrumban. Otras que dicen ser cristianas y traen división a sus familias y a las comunidades, alientan en su corazón envidia, odio, resentimientos.

Es triste saber que algunas personas que son católicas aun no creen  en el milagro de la eucaristía.  Toda eucaristía sana, solo depende de ti, de la disponibilidad al abrir tu corazón. Jesús quiere sanarte  y por sus llagas hemos sinos sanados y liberados del pecado, es cuestión de fe, de creerle. El es el alimento que nutre el alma y el corazón.   El tiene el poder con su palabra y presencia despertar el hambre y el deseo por Dios. Jesús primero limpia nuestro corazón, luego nos enseña y nos invita a seguirlo y ser sus discípulos porque Jesús es quien sana, alimenta y enseña.

Señor Jesús, gracias por dejarnos la eucaristía signo visible de tu presencia en medio de nosotros y que nace de tu compasión.  Tu eres el alimento que nutre mi alma y mi corazón, capaz de saciar todo corazón y todo anhelo. Dame la gracia de reconocer lo importante y lo necesario que es alimentarme de tu pan para evitar que mi alma se seque.  Jesús tu eres el quien sana, alimenta y enseña, tu me invitas a que haga parte de esta bella misión. Dame la humildad de llevar  a otros hacia ti, de apoyar a quienes lo hacen, porque el Honor y la Gloria es solo para Ti mi Senor, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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