miércoles, 29 de abril de 2020

Dispongamos nuestro ser para sentir el abrazo del Padre a través del Hijo y del Espíritu Santo.



Hechos 8,1b-8
Aquel día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría. Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo se ensañaba con la Iglesia; penetraba en las casas y arrastraba a la cárcel a hombres y mujeres.
Al ir de un lugar para otro, los prófugos iban difundiendo el Evangelio. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y predicaba allí a Cristo. El gentío escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.
Palabra de Dios


La primera lectura nos habla acerca de la persecución violenta contra la Iglesia y fue por eso que los apóstoles se dispersaron pero siguieron evangelizando llevando la buena noticia. Esa valentía de los apóstoles para poder evangelizar  fue una gracia o un regalo de parte de Dios. La esperanza que en ellos irradiaba podemos decir que se contagió a otros y fácilmente por eso termina la lectura diciendo “ La ciudad se llenó de alegría”.

Uno de los mensajes del Papa Francisco fue “ Contagiemos de esperanza “. Como hace falta la esperanza. Como se necesita llevar esperanza. Pero como se puede llenar y dar esperanza?

-Ser Orantes, Hay que ser personas orantes, la oración nos da fortaleza, nos acerca a Dios. Orar con la Palabra de Dios.
-Empatía, hay que tener una participación afectiva ante una realidad ajena esto es tratar de entender o comprender el sufrimiento ajeno
-Ver las manifestaciones de Jesús, a pesar de la adversidad buscar la bendición.  Por ejemplo la cruz tiene dos caras, el mal que termina acabando con un inocente y también el inmenso amor de Dios por nosotros.
-Mirar el futuro con esperanza, Recordar de donde Dios nos sacó, recordar lo que Dios ha hecho en nuestra vida.
-El poder del Espíritu Santo, dejarse guiar por el Poder del Espíritu Santo. El sopla donde quiere y como quiere. Ser dóciles a la acción del Espíritu Santo.
-Evangelizar, llevar la buena noticia, tener una actitud de disposición para que Dios haga en nosotros lo que Él quiera y ser bendición para otros.

Pidámosle al Señor que nos ayude a no ser mensajeros de catástrofes sino mensajeros de esperanza y de paz.

Salmo 65 " Aclamad al Señor, tierra entera."

Juan 6,35-40
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día. Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día."
Palabra del Señor


Dios nos envía a su Hijo para nuestra salvación.  Realmente la salvación es encontrarnos con nuestro salvador. Para que nosotros nos encontremos con nuestro salvador es necesario que haya un puente entre nosotros y Cristo. Eso es lo que hace nuestro Padre Dios: acerca Cristo a nosotros y nos acerca a él. Vestido de nuestra carne, el Hijo de Dios se ha hecho hijo del hombre; revestidos con su gracia, nosotros, los hijos de los hombres, llegamos a ser hijos de Dios.

Ahora bien cómo nos lleva el Padre hacia Cristo? San Juan nos lo enseña en su Evangelio: "el que ve al Hijo y cree en él, tiene la vida". Cristo es la gran señal, Cristo es el sacramento primero y todo aquel que es capaz de leer ese signo que es Cristo, Dios nos da su gracia para enamorarnos del Verbo Encarnado. De aquí la importancia de los sacramentos, Cristo está presente en cada sacramento, El es quien nos bautiza, Él es quien nos da la Comunión, El es quien recibe nuestra confesión, Él es quien nos confirma.

Por último nosotros necesitamos esa acción interior que nos impulsa a la voluntad, la iglesia atribuye esto a la accion del Espiritu Santo. Dios Padre envía su Hijo como señal que está ante nuestros ojos; y envía a nuestro corazón la gracia de su Espíritu, que nos permite distinguir el misterio de Cristo. De este modo, las dos Divinas Personas, el Hijo y el Espíritu, nos permiten sentir el abrazo del Padre, Fuente Eterna del misterio trinitario.

Al caer la noche y en actitud de recogimiento entró en oración contigo Señor; Y es que ser una persona de oración me ayuda a fortalecerme en estos momentos de crisis, pero también a descubrir que detrás de una adversidad siempre hay una bendición, algo para aprender. Poco a poco me estas regalando una visión 2020, esto significa ver con tus ojos, comprender el dolor y el sufrimiento ajeno y tener una participación activa porque a través de la comunidad Tu te haces presente Señor.  Mañana sera otro dia, y deseo vivirlo desde Tu esperanza dejándome guiar por Tu Espíritu Santo. Trabaja en mi Señor sobre mi voluntad, para ser dócil a la acción del Espíritu Santo y que por Tu gracia redescubra el signo de amor de Tu hijo….  porque…..quiero sentir Tu abrazo del Padre, Amén.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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