sábado, 30 de mayo de 2020

LA UNIDAD DE LA IGLESIA SE MANIFIESTA EN LA PLURALIDAD DE LENGUAS

Los apóstoles se pusieron a hablar en todas las lenguas. Así quiso Dios, por aquel entonces, significar la presencia del Espíritu Santo, haciendo que todo el que lo recibía hablase en todas las lenguas. Hay que entender, queridos hermanos, que se trata del Espíritu Santo por el cual el amor de Dios se derrama en nuestros corazones.

Y, ya que el amor había de congregar a la Iglesia de Dios, extendida por todo el orbe de la tierra, del mismo modo que entonces cada persona que recibía el Espíritu Santo podía hablar en todas las lenguas, así ahora la unidad de la Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, se manifiesta en la pluralidad de lenguas.

Por tanto, si alguien nos dice: «Has recibido el Espíritu Santo, ¿por qué no hablas en todas las lenguas?», debemos responderle: «Hablo ciertamente en todas las lenguas, ya que pertenezco al cuerpo de Cristo, esto es, a la Iglesia, que habla en todas las lenguas. Lo que Dios quiso entonces significar por la presencia del Espíritu era que la Iglesia, en el futuro, hablaría en todas las lenguas.» De este modo se cumplió lo que había prometido el Señor: Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, sino que se ha de echar en odres nuevos; así se conservan las dos cosas.

Con razón algunos, al oír que los apóstoles hablaban en todas las lenguas, decían: Están llenos de mosto. Es que se habían convertido ya en odres nuevos, renovados por la gracia santificadora, para que, llenos del vino nuevo, esto es, del Espíritu Santo, hablaran llenos de ardor en todas las lenguas, prefigurando así, por aquel evidentísimo milagro, la catolicidad de la Iglesia, que había de abarcar a los hombres de toda lengua.

Celebrad, pues, este día, conscientes de que sois miembros del único cuerpo de Cristo. No lo celebraréis en vano, si procuráis ser lo que celebráis, viviendo unidos a la Iglesia, a la cual el Señor, llenándola del Espíritu Santo, reconoce como suya, a medida que se va esparciendo por todo el mundo, Iglesia que, a su vez, lo reconoce a él como su Señor. Como el esposo no abandona a su propia esposa ni admite que sea sustituida por otra. A vosotros, hombres de todas las naciones, que sois miembros de Cristo, que constituís el cuerpo de Cristo, la Iglesia de Cristo, la esposa de Cristo, os dice el Apóstol: Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos por mantener la unidad del Espíritu, con el vinculo de la paz.

Fijaos que al precepto de la mutua tolerancia añade la mención del amor, y cuando habla de la solicitud por la unidad hace referencia al vínculo de la paz. Tal ha de ser la casa de Dios, edificada con piedras vivas, para que el padre de familia se complazca en habitar en ella, y sus ojos no tengan que contemplar con disgusto su división y su ruina.

RESPONSORIO    Hch 15, 8-9; 11, 18

R. Dios, que conoce los corazones, ha dado su Espíritu a todos los pueblos, igual que a nosotros; * y no ha establecido diferencia alguna entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones por la fe. Aleluya.
V. Así, pues, Dios ha concedido también a los demás pueblos la conversión que conduce a la vida.
R. y no ha establecido diferencia alguna entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones por la fe. Aleluya.

ORACIÓN.

OREMOS,
Concédenos, Dios todopoderoso, seguir siempre realizando en toda nuestra vida el espíritu de estas fiestas pascuales, que hemos celebrado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

viernes, 29 de mayo de 2020

El Espíritu Santo de Dios es sólo quien puede transformar nuestra vida.



Hechos 25,13-21
En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días. Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: "Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César."
Palabra de Dios


Salmo 102 " El Señor puso en el cielo su trono"

Juan 21,15-19
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis corderos." Por segunda vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le contesta: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Él le dice: "Pastorea mis ovejas." Por tercera vez le pregunta: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: "Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero." Jesús le dice: "Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras." Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."
Palabra del Señor


Hoy la primera lectura vemos a un Pablo proclamando el mensaje de salvación que se inicia poco después de la muerte y resurrección de Jesús, a eso le llamamos Kerigma.

Retomemos las Palabras que utiliza Festo refiriréndose al mensaje de Pablo. “Todo el problema está en un tal Jesús, ya muerto, y que, según Pablo, está vivo”. Démonos cuenta que Festo se expresa de una manera despectiva al decir “ Todo el problema está en un tal Jesús, ya muerto, y que, según Pablo, está vivo. “. Cuando tú valoras algo, sabes lo valioso que es, tu lo cuidas. Por ejemplo si tienes una vajilla costosisima entonces cuidas cada pieza de ella porque no quieres que se quiebre, que se estropee, que se dañe. La muerte de Cristo, la sangre derramada por Cristo en la cruz no le significo nada para Festo como para aquellos que estaban con él.

El que hace posible conocer al Padre y al hijo y creer en la encarnación de Dios es el don del Espíritu Santo, porque Él es quien nos ayuda a penetrar en estas verdades, El nos da un conocimiento más profundo del misterio de Cristo. Nuestra alma si no recibe por la fe el don que es el Espíritu, tendrá ciertamente una naturaleza capaz de entender a Dios, pero le faltara la luz para llegar a ese conocimiento de la verdad. Este don está con nosotros hasta el fin del mundo. El Espíritu Santo con su actuación en nosotros  es la garantía de nuestra esperanza futura, El es la luz de nuestra mente, el resplandor de nuestro espíritu. Por eso un hombre lejos de Dios es como dice en Romanos 3,10-12 "No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han extraviado; por igual se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." (Rom 3,10-12). Y es que Dios hace posible que tengamos sentimientos buenos, puros, y haya transparencia en nuestro corazón.

Fue por eso que Dios envió a su hijo porque se compadeció con el ser humano para que no se pierda en este mundo y pueda alcanzar la vida eterna. Como nos lo dice en Juan 3,16 “ Tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. O también en Romanos 5,8 “ Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”.

Ahora pregúntate quién es Cristo para ti?  Realmente lo reconozco como mi Señor y Salvador? Si aún no comprendes que Cristo vino para salvar a los pecadores, y los pecadores somos tu y yo, entonces pidele al Espiritu Santo que disponga tu ser, clamale al Espíritu Santo que te ayude a descubrir y experimentar el paso de Dios en tu vida, el amor de Dios que te sostiene. Segundo que sea el Espíritu Santo iluminando y te  ayude a entrar en ti mismo para que descubras quien realmente eres, porque el conocimiento de uno mismo es un don del cielo.

Ante el amor de Dios y nuestra incoherencia que puedo hacer? vuelve a Dios, esto es arrepientete de las obras muertas. Pero nuestro arrepentimiento o conversión no es por imposición sino una decisión, porque somos conscientes que queremos cuidar, proteger lo más amado, Cristo. Como nos dice en al lectura de Isaías 55,7 “ Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia”.

Por último confía en la misericordia de Dios. Así dice la Escritura: "Todo el que confíe en él no será jamás defraudado." Rom 10,11-12. En el evangelio lo podemos ver como Jesús sigue amando y confiando a Pedro sabiendo que Pedro lo había negado tres veces. No permitamos que nuestros pecados nos sepulten, nos hagan agachar la cabeza,  nos demos por vencidos, donde abundó el pecado abunda la gracia de Dios. El perdón de Dios nos levanta porque recuperamos la dignidad perdida por causa del pecado. Notemos que Jesús le pregunta a Pedro “ Me amas?”, Jesús no le pregunta “ Cuáles son tus pecados?” . Para Jesús es más importarte cuanto le amamos, a Él le importa también nuestra fragilidad, nuestra pequeñez, nuestros momentos de duda. Jesús nos sigue amando y confiando a pesar de nuestras incoherencias. Hoy es un día para reconocer el amor de Dios a pesar de que le fallamos tanto.

Ya estamos en la recta final para la celebración de la fiesta de Pentecostés,  es momento que renovemos nuestro bautismo con el Espíritu Santo. Deseo renovar mi bautismo con el Espíritu Santo para experimentar el amor de Dios, el Cristo vivo que está en y con nosotros. Que mi voluntad sea dócil al Espíritu Santo para que me ponga en camino la búsqueda de lo santo, lo bello y lo bueno y poderlo testificar con nuestra vida. Que pueda alcanzar el gusto por las cosas de Dios como también de guardar, cuidar y proteger lo recibido por parte de Él. Dame la gracia Señor de acoger al Espíritu Santo para descubrir las cosas como las ve Dios. Ayúdame Espíritu Santo a descubrir en mi hermano el rostro de Cristo, esa cruz es quien me salva porque mi hermano necesita ver el rostro concreto de Cristo en mis acciones. Que sea el Espíritu Santo quien me abra los sentidos para descubrir la presencia de Dios en todo lo que me rodea. Hoy quiero darte las gracias por dejarme tu Espíritu que es lo único que necesito en este peregrinar, perdoname por mis fallas, mis incoherencias, mis fragilidades,por las veces que te he fallado, mucho más veces que el mismo Pedro. Hoy quiero decirte que te amo a través del amor hacia mis hermanos, en aquellos que están a mi lado. Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


--
Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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jueves, 28 de mayo de 2020

Santa MIsa


El Señor nos da dos claves para alcanzar la verdadera unidad.


Hechos 22,30;23,6-11
En aquellos días, queriendo el tribuno poner en claro de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno, bajó a Pablo y lo presentó ante ellos. Pablo sabía que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y gritó: "Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección de los muertos." Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten todo esto.) Se armó un griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: "No encontramos ningún delito en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?" El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: "¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma."
Palabra de Dios


En la primera lectura vemos cómo Pablo se arma de valor para decir lo que el mismo Espíritu Santo le inspira decir "Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección de los muertos." . Pablo sabe que esta discusión puede terminar hasta acabar con su propia vida, pero se confía en el Señor. El mismo Pablo ha visto la generosidad de Dios, los milagros de Dios, El paso de Dios en su propia vida. El sabe en quién a puesto su confianza, en un Dios que no defrauda.  Todo esta experiencia de Pablo es un gran anticipo de lo que será la historia misma de la Iglesia: mártires de amor y enemigos cargados de odio; divisiones internas, ataques externos, fortaleza y consuelo de lo alto.
Así pues, que por más contradicciones, obstáculos, dificultades, ataques, persecuciones no se nos puede olvidar las Palabras del Señor “ Ánimo, Yo el Señor estoy contigo!”.

Salmo 15 " Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti "

Juan 17,20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: "Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos."
Palabra del Señor.


El evangelio es precioso porque es la oración de intercesión de Jesús ante el Padre. Jesús ruega por la unidad, “ para que sean completamente uno “...Porque es tan importante la unidad para Cristo? Cuales son las claves que el mismo Cristo nos da para que alcancemos la unidad?

En días pasados escuché en las noticias varios escándalos acerca de la corrupción de ciertos contratos que se hicieron para aliviar la crisis del coronavirus en nuestro país Colombia. Algunas entidades firmaron contratos con el gobierno para llevar recursos a los más necesitados pero estas entidades no cumplieron con el convenio. Aunque los contratos fueron firmaron y supuestamente era para un fin común había una ruptura dentro de ellos, ya existía en una de las partes la trampa, sacar provecho de la situación. Este ejemplo nos muestra que la unidad fue solo de apariencias, de engaño.

De la misma manera uno esto lo puede ver en algunos noviazgos por ejemplo. El cuento que el novio le dice a la novia “ tengamos relaciones sexuales para que nuestra relación se una más “, las novias lo creen y terminan aceptando esto y lo más triste es creen que tiene una gran unidad con su novio. Eso es mentira!. Por tu tener relaciones sexuales con tu novio o novia no asegura la unidad en tu relación. Esto es porque el hombre le da un enfoque totalmente diferente a la relación. Mientras el hombre desde su satisfacción sexual es una noche mas, una oportunidad que no dejó pasar,  para ella no. Para ella la unidad se está fortaleciendo, eso piensa ella. Lo más triste es que cuando termina ese noviazgo hay un corazón roto porque ambos estaban mirando en una diferente dirección. Aunque el cuerpo de Él estaba hablando pero como nunca le prometió nada, el se siente libre de toda culpa y responsabilidad emocional y afectiva de ella. En los dos casos anteriores hay unidad de solo apariencias, es falsa, porque solo la verdadera unidad crece y se fortalece desde la verdad y el amor. 

Cristo nos da dos claves, y con su vida nos mostró dos cosas, verdad y amor. Verdad porque Él fue coherente con su testimonio de vida, lo que decía sus palabras lo confirmaba con sus acciones. Cristo fue coherente toda su vida a tal punto que por ser coherente incomodo a algunos y fue crucificado. Cristo fue auténtico, íntegro, Cristo nos muestra que la verdad crece en la coherencia, en la honestidad, en la transparencia, en la autenticidad. Cristo también nos mostró su amor, su misericordia y tal es su amor que hasta intercede por cada uno de nosotros ante el Padre.

En conclusión podemos decir que hay unidades que son solo de apariencias y que solo la verdadera unidad se alcanza cuando su cimiento es la verdad y el amor. La verdad desde la autenticidad, la coherencia, honestidad y transparencia.

Mi amado Jesús, gracias por orar ante nuestro Padre Celestial por cada uno de nosotros. Ayudame a buscar la unidad en ti, deseo unirme cada dia mas a ti desde el amor que me ofreces. Crece en mí la confianza en creer en tus Palabras, a abandonarme en ti porque Tú me proteges, Tu eres mi refugio. Que con la fuerza de Tu Espíritu pueda vivir coherentemente el evangelio, ha ser un cristiano íntegro , auténtico y transparente. Ese es el evangelio que muchos necesitan ver para que crean en ti. Que cada página de mi vida sea escrito por ti para que Tu Gloria brille en mi, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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     Sandra Yudy Zapata Escudero

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SI NO ME VOY, EL ABOGADO NO VENDRÁ A VOSOTROS

Habían sido ya cumplidos los designios de Dios sobre la tierra; pero era del todo necesario que fuéramos hechos partícipes de la naturaleza divina de aquel que es la Palabra, esto es, que nuestra vida anterior fuera transformada en otra diversa, empezando así para nosotros un nuevo modo de vida según Dios, lo cual no podía realizarse más que por la comunicación del Espíritu Santo.

Y el tiempo más indicado para que el Espíritu fuera enviado sobre nosotros era el de la partida de Cristo, nuestro Salvador.

En efecto, mientras Cristo convivió visiblemente con los suyos, éstos experimentaban -según es mi opinión- su protección continua; mas, cuando llegó el tiempo en que tenía que subir al Padre celestial, entonces fue necesario que siguiera presente, en medio de sus adictos, por el Espíritu, y que este Espíritu habitara en nuestros corazones, para que nosotros, teniéndolo en nuestro interior, exclamáramos confiadamente: «Padre», y nos sintiéramos con fuerza para la práctica de las virtudes y, además, poderosos e invencibles frente a las acometidas del demonio y las persecuciones de los hombres, por la posesión del Espíritu que todo lo puede.

No es difícil demostrar, con el testimonio de las Escrituras, tanto del antiguo como del nuevo Testamento, que el Espíritu transforma y comunica una vida nueva a aquellos en cuyo interior habita.

Samuel, en efecto, dice a Saúl: Te invadirá el Espíritu del Señor, te convertirás en otro hombre. Y san Pablo afirma: Y todos nosotros, reflejando como en un espejo en nuestro rostro descubierto la gloria del Señor, nos vamos transformando en su propia imagen, hacia una gloria cada vez mayor, por la acción del Señor, que es Espíritu. Porque el Señor es Espíritu.

Vemos, pues, la transformación que obra el Espíritu en aquellos en cuyo corazón habita. Fácilmente los hace pasar del gusto de las cosas terrenas a la sola esperanza de las celestiales, y del temor y la pusilanimidad a una decidida y generosa fortaleza de alma. Vemos claramente que así sucedió en los discípulos, los cuales, una vez fortalecidos por el Espíritu, no se dejaron intimidar por sus perseguidores, sino que permanecieron tenazmente adheridos al amor de Cristo.

Es verdad, por tanto, lo que nos dice el Salvador: Os conviene que yo vuelva al cielo, pues de su partida dependía la venida del Espíritu Santo.

RESPONSORIO    Jn 16, 7. 13

R. Si no me voy, el Abogado no vendrá a vosotros; pero, si me voy, os lo enviaré. * Y, cuando él venga, os conducirá a la verdad completa. Aleluya.
V. Porque no hablará por cuenta propia, sino que os dirá cuanto se le comunique y os anunciará las cosas futuras.
R. Y, cuando él venga, os conducirá a la verdad completa. Aleluya.

ORACIÓN.

OREMOS,
Tu Espíritu, Señor, infunda en nosotros la fuerza de sus dones, para que nuestros pensamientos te sean gratos y nuestra voluntad esté siempre sometida a la tuya. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

miércoles, 27 de mayo de 2020

Santa MIsa de hoy


LA MISIÓN DEL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA

Consumada la obra que el Padre confió al Hijo en la tierra, fue enviado el Espíritu Santo en el día de Pentecostés, para que indeficientemente santificara a la Iglesia y, de esta forma, los que creen en Cristo pudieran acercarse al Padre en un mismo Espíritu. Él es el Espíritu de vida o la fuente del agua que brota para comunicar vida eterna; por el cual el Padre vivifica a todos los muertos por el pecado, hasta que el mismo Espíritu resucite en Cristo sus cuerpos mortales.

El Espíritu habita en la Iglesia y en los corazones de los fieles como en un templo, y en ellos ora y da testimonio de la adopción de hijos. Con diversos dones jerárquicos y carismáticos dirige a la Iglesia, a la que guía hacia toda verdad, y la unifica en comunión y ministerio, enriqueciéndola con todos sus frutos.

Con la fuerza del Evangelio hace rejuvenecer a la Iglesia, la renueva constantemente y la conduce a la unión consumada con su Esposo. Pues el Espíritu y la Esposa dicen al Señor Jesús: «¡Ven!»

Así se manifiesta la Iglesia como una muchedumbre reunida por la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

La universalidad de los fieles que tiene la unción del Espíritu Santo no puede fallar en su creencia, y ejerce esta peculiar propiedad mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo, cuando desde los obispos hasta los últimos fieles seglares manifiestan un asentimiento universal en las cosas de fe y de costumbres.

Con ese sentido de la fe, que el Espíritu Santo mueve y sostiene, el pueblo de Dios, bajo la dirección del magisterio, al que sigue fidelísimamente, recibe no ya la palabra de los hombres, sino la verdadera palabra de Dios; se adhiere indefectiblemente a la fe que ha sido transmitida de una vez para siempre a los fieles; penetra profundamente en ella con rectitud de juicio y la aplica más íntegramente en la vida.

Además, el mismo Espíritu Santo no solamente santifica y dirige al pueblo de Dios por los sacramentos y los ministerios y lo enriquece con las virtudes, sino que, distribuyéndolos a cada uno en particular según le place, reparte entre los fieles dones de todo género, incluso especiales, con que los dispone y prepara para realizar variedad de obras y de oficios provechosos para la renovación y una más amplia edificación de la Iglesia, según aquellas palabras: A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad.

Estos carismas, tanto los extraordinarios como los más sencillos y comunes, por el hecho de que son muy conformes y útiles a las necesidades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo.

RESPONSORIO    Jn 7, 37. 38. 39

R. El último día de la fiesta, Jesús clamaba en alta voz: «Del que crea en mí brotarán torrentes de agua viva.» * Esto lo dijo del Espíritu, que habían de recibir los que a él se unieran por la fe. Aleluya.
V. El que tenga sed que venga a mí y que beba; brotarán de él torrentes de agua viva.
R. Esto lo dijo del Espíritu, que habían de recibir los que a él se unieran por la fe. Aleluya.

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios misericordioso, concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, que se entregue plenamente a ti y que viva siempre unificada por el amor, según tú se lo has mandado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

martes, 26 de mayo de 2020

Santa MIsa


LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

¿Quién, habiendo oído los nombres que se dan al Espíritu, no siente levantado su ánimo y no eleva su pensamiento hacia la naturaleza divina? Ya que es llamado Espíritu de Dios y Espíritu de verdad que procede del Padre; Espíritu firme, Espíritu generoso, Espíritu Santo son sus apelativos propios y peculiares.

Hacia él dirigen su mirada todos los que sienten necesidad de santificación; hacia él tiende el deseo de todos los que llevan una vida virtuosa, y su soplo es para ellos a manera de riego que los ayuda en la consecución de su fin propio y natural.

Fuente de santificación, luz de nuestra inteligencia, él es quien da, de sí mismo, una especie de claridad a nuestra razón natural, para que conozca la verdad.

Inaccesible por su naturaleza, se hace accesible por su bondad; todo lo llena con su poder, pero se comunica solamente a los que son dignos de ello, y no a todos en la misma medida, sino que distribuye sus dones a proporción de la fe de cada uno.

Simple en su naturaleza, diverso en su virtualidad, está presente todo él en cada uno, sin dejar de estar todo él en todas partes. De tal manera se divide, que en nada queda disminuido; todos participan de él, aunque él permanece intacto, a la manera del rayo de sol, del que cada uno se beneficia como si fuera para él solo y, con todo, ilumina la tierra y el mar y se mezcla con el aire.

Así también el Espíritu Santo está presente en cada uno de los que son capaces de recibirlo, como si estuviera en él solo, infundiendo a todos la totalidad de la gracia que necesitan. Gozan de su posesión todos los que de él participan, en la medida en que lo permite la disposición de cada uno, pero no en la medida del poder del mismo Espíritu.

Por él, los corazones son elevados hacia lo alto, los débiles son llevados de la mano, los que ya van progresando llegan a la perfección; iluminando a los que están limpios de toda mancha, los hace espirituales por la comunión con él.

Y, del mismo modo que los cuerpos límpidos y transparentes, cuando les da un rayo de luz, se vuelven brillantes en gran manera y despiden un nuevo fulgor, así las almas portadoras del Espíritu y por él iluminadas se hacen ellas también espirituales e irradian a los demás su gracia.

De ahí procede el conocimiento de las cosas futuras, la inteligencia de los misterios, la comprensión de las cosas ocultas, la distribución de dones, el trato celestial, la unión con los coros angélicos; de ahí deriva el gozo que no termina, la perseverancia en Dios, la semejanza con Dios y, lo más sublime que imaginarse pueda, nuestra propia deificación.

RESPONSORIO    Cf. Jn 14, 27; 16, 22; 14, 16

R. No se turbe vuestro corazón: voy al Padre, y, cuando me haya ido de vuestro lado, os enviaré * el Espíritu de verdad, y se alegrará vuestro corazón. Aleluya.
V. Yo rogaré al Padre y él os dará otro Abogado.
R. El Espíritu de verdad, y se alegrará vuestro corazón. Aleluya.

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios omnipotente y misericordioso, te pedimos que nos envíes al Espíritu Santo para que habite en nosotros y nos transforme en templos de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

lunes, 25 de mayo de 2020

Santa MIsa


EL AGUA VIVA DEL ESPÍRITU SANTO

El agua que yo le dé se convertirá en él en manantial de agua viva, que brota para comunicar vida eterna. Se nos habla aquí de un nuevo género de agua, un agua viva y que brota; pero que brota sólo sobre los que son dignos de ella. Mas, ¿por qué el Señor da el nombre de agua a la gracia del Espíritu? Porque el agua es condición necesaria para la pervivencia de todas las cosas, porque el agua es el origen de las plantas y de los seres vivos, porque el agua de la lluvia baja del cielo, porque, deslizándose en un curso siempre igual, produce efectos diferentes. Diversa es, en efecto, su virtualidad en una palmera o en una vid, aunque en todos es ella quien lo hace todo; ella es siempre la misma, en cualquiera de sus manifestaciones, pues la lluvia, aunque cae siempre del mismo modo, se acomoda a la estructura de los seres que la reciben, dando a cada uno de ellos lo que necesitan.

De manera semejante, el Espíritu Santo, siendo uno solo y siempre el mismo e indivisible, reparte a cada uno sus gracias según su beneplácito. Y, del mismo modo que el árbol seco, al recibir el agua, germina, así también el alma pecadora, al recibir del Espíritu Santo el don del arrepentimiento, produce frutos de justicia. Siendo él, pues, siempre igual y el mismo, produce diversos efectos, según el beneplácito de Dios y en el nombre de Cristo.

En efecto, se sirve de la lengua de uno para comunicar la sabiduría; a otro le ilumina la mente con el don de profecía; a éste le da el poder de ahuyentar los demonios; a aquél le concede el don de interpretar las Escrituras. A uno lo confirma en la temperancia; a otro lo instruye en lo pertinente a la misericordia; a éste le enseña a ayunar y a soportar el esfuerzo de la vida ascética; a aquél a despreciar las cosas corporales; a otro más lo hace apto para el martirio. Así, se manifiesta diverso en cada uno, permaneciendo él siempre igual en sí mismo, tal como está escrito: A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad.

Su actuación en el alma es suave y apacible, su experiencia es agradable y placentera y su yugo es levísimo. Su venida va precedida de los rayos brillantes de su luz y de su ciencia. Viene con la bondad de genuino protector; pues viene a salvar, a curar, a enseñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar, a iluminar, en primer lugar, la mente del que lo recibe y, después, por las obras de éste, la mente de los demás.

Y, del mismo modo que el que se hallaba en tinieblas, al salir el sol, recibe su luz en los ojos del cuerpo y contempla con toda claridad lo que antes no veía, así también al que es hallado digno del don del Espíritu Santo se le ilumina el alma y, levantado por encima de su razón natural, ve lo que antes ignoraba.

RESPONSORIO    1Co 12, 6-7. 27

R. Hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. * A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad. Aleluya.
V. Vosotros sois cuerpo de Cristo, y sois miembros unos de otros.
R. A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para común utilidad. Aleluya.

ORACIÓN.

OREMOS,
Ayúdanos, Señor, Dios nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, para que podamos mantenernos fieles a tu voluntad y llevar una conducta digna de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

domingo, 24 de mayo de 2020

NADIE HA SUBIDO AL CIELO SINO AQUEL QUE HA BAJADO DEL CIELO

Hoy nuestro Señor Jesucristo ha subido al cielo; suba también con él nuestro corazón.

Oigamos lo que nos dice el Apóstol: Si habéis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Poned vuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues, del mismo modo que él subió sin alejarse por ello de nosotros, así también nosotros estamos ya con él allí, aunque todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que se nos promete.

Él ha sido elevado ya a lo más alto de los cielos; sin embargo, continúa sufriendo en la tierra a través de las fatigas que experimentan sus miembros. Así lo atestiguó con aquella voz bajada del cielo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y también: Tuve hambre y me disteis de comer.

¿Por qué no trabajamos nosotros también aquí en la tierra, de manera que, por la fe, la esperanza y la caridad que nos unen a él, descansemos ya con él en los cielos? Él está allí, pero continúa estando con nosotros; asimismo nosotros, estando aquí, estamos también con él. Él está con nosotros por su divinidad, por su poder, por su amor; nosotros, aunque no podemos realizar esto como él, por la divinidad, lo podemos sin embargo por el amor hacia él.

Él, cuando bajó a nosotros, no dejó el cielo; tampoco nos ha dejado a nosotros, al volver al cielo. Él mismo asegura que no dejó el cielo mientras estaba con nosotros, pues que afirma: Nadie ha subido al cielo sino aquel que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.

Esto lo dice en razón de la unidad que existe entre él, nuestra cabeza, y nosotros, su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros estamos Identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo Hijo del hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios.

En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: «Así es Cristo», sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros.

Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió él solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos confundir la dignidad de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza.

RESPONSORIO    Hch 1, 3. 9. 4

R. Cristo se les apareció después de su pasión a lo largo de cuarenta días, y les fue instruyendo acerca del reino de Dios; * y se elevó en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a su vista. Aleluya.
V. Estando una vez comiendo con ellos a la mesa, les mandó que no saliesen de Jerusalén, sino que esperasen ahí la promesa del Padre.
R. Y se elevó en presencia de ellos, y una nube lo ocultó a su vista. Aleluya.

OREMOS,
Concédenos, Señor, rebosar de alegría al celebrar la gloriosa ascensión de tu Hijo, y elevar a ti una cumplida acción de gracias, pues el triunfo de Cristo es ya nuestra victoria y, ya que él es la cabeza de la Iglesia, haz que nosotros, que somos su cuerpo, nos sintamos atraídos por una irresistible esperanza hacia donde él nos precedió. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

sábado, 23 de mayo de 2020

YO LES HE DADO LA GLORIA QUE TÚ ME DISTE

Cuando el amor llega a eliminar del todo el temor, el mismo temor se convierte en amor; entonces llega a comprenderse que la unidad es lo que alcanza la salvación, cuando estamos todos unidos, por nuestra íntima adhesión al solo y único bien, por la perfección de la que nos hace participar la paloma mística.

Algo de esto podemos deducir de aquellas palabras: Es única mi paloma, mi perfecta; es la única hija de su madre, la predilecta de quien la engendró.

Pero las palabras del Señor en el Evangelio nos enseñan esto mismo de una manera más clara. Él, en efecto, habiendo dado, por su bendición, todo poder a sus discípulos, otorgó también los demás bienes a sus elegidos, mediante las palabras con que se dirige al Padre, añadiendo el más importante de estos bienes, el de que, en adelante, no estén ya divididos por divergencia alguna en la apreciación del bien, sino que sean una sola cosa, por su unión con el solo y único bien. Así, unidos en la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz, como dice el Apóstol, serán todos un solo cuerpo y un solo espíritu, por la única esperanza a la que han sido llamados.

Pero será mejor citar literalmente las divinas palabras del Evangelio: Para que todos sean uno -dice-; para que, así como tú, Padre, estás en mi y yo en ti, sean ellos una cosa en nosotros.

El nexo de esta unidad es la gloria. Nadie podrá negar razonablemente que este nombre, gloria, se atribuye al Espíritu Santo, si se fija en las palabras del Señor, cuando dice: Yo les he dado la gloria que tú me diste. De hecho, dio esta gloria a los discípulos, cuando les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

Y esta gloria que él poseía desde siempre, antes de la existencia del mundo, la recibió él también al revestirse de la naturaleza humana; y, una vez que esta naturaleza humana de Cristo fue glorificada por el Espíritu Santo, la gloria del Espíritu fue comunicada a todo ser que participa de esta naturaleza, empezando por los apóstoles.

Por esto dice: Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos y tú en mi para que sean perfectos en la unidad. Por esto, todo aquel que va creciendo de la niñez hasta alcanzar el estado de hombre perfecto llega a aquella madurez espiritual, capaz de entender las cosas, capaz, por fin, de la gloria del Espíritu Santo, por su pureza de vida, limpia de todo defecto; éste es la paloma perfecta a la que se refiere el Esposo cuando dice: Es única mi paloma, mi perfecta.

RESPONSORIO    Cf. Jn 15, 15; cf. 14, 26; 15, 14

R. Ya no os llamaré siervos, sino amigos; porque sabéis todo lo que he hecho en medio de vosotros. * Recibid en vosotros el Espíritu Santo, el Abogado que el Padre os enviará. Aleluya.
V. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando.
R. Recibid en vosotros el Espíritu Santo, el Abogado que el Padre os enviará. Aleluya.

ORACIÓN.

OREMOS,
Mueve, Señor, nuestros corazones para que se adhieran siempre a obrar el bien; que, tendiendo sin desfallecer hacia lo mejor, alcancemos vivir también en la eternidad los bienes del misterio pascual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

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