martes, 19 de mayo de 2020

El Espíritu Santo nos hace libres!!!!



Hechos 16,22-34 
En aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados dieron orden de que los desnudaran y los apalearan; después de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara bien; según la orden recibida, los metió en la mazmorra y les sujetó los pies en el cepo.
A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los otros presos escuchaban. De repente, vino una sacudida tan violenta que temblaron los cimientos de la cárcel. Las puertas se abrieron de golpe, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pablo lo llamó a gritos: "No te hagas nada, que estamos todos aquí." El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó y les preguntó: "Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?" Le contestaron: "Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia." Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa. El carcelero se los llevó a aquellas horas de la noche, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos, los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.
Palabra de Dios


Hoy quisiera reflexionar las palabras del carcelero “ Que tengo que hacer para salvarme? “... Solo un corazón que pide que tiene que hacer es porque dejó que algo saliera a flote en su corazón. Demos el caso de una persona que tiene problemas de adicción. Cuando reconoce el problema de su adicción pide ayuda y podemos decir que esto le sucedió al carcelero. Este hombre era el encargado de cuidar y vigilar a los presos. Quizás era  muy bueno para vigilar y cuidar a los demás, pero no se había dado cuenta que el mismo estaba encadenado en su mismo mundo. El carcelero al ver la situación de los otros presos quienes estaban privados de la libertad pero a la vez eran libres. Este hombre descubrió en el fondo de su corazón que él contaba con la libertad exterior pero estaba encadenado interiormente.  Todo este descubrimiento fue posible gracias a la luz del Espíritu Santo, porque El Espíritu es quien nos trae claridad a nuestra vida, Él nos muestra la propia cárcel en que vivimos, cuáles son nuestros apegos e incoherencias. 
Cuando estamos encerrados en nosotros mismos es imposible que la Luz de Dios entre en nuestra vida y nos hagamos preguntas hondas que sólo hacen mover el fondo de nuestro corazón.

Hoy podemos dejar que esa pregunta, la pregunta honda que vive en el fondo del corazón humano, salga a flote y nos conmueva. Que tengo que hacer para cambiar mi vida? Que tengo que hacer para ser feliz? Que tengo que hacer para tener una experiencia de un Dios vivo? Que tengo que hacer para ser un verdadero hij@de Dios? Que tengo que hacer para que tener una verdadera conversión? Acercate a Jesus y El mismo te dará la respuesta a través de Su Espíritu Santo.

No olvides que por falta de preguntas hondas se deja sin fondo nuestras decisiones y sin perspectiva nuestros deseos. 

Salmo  " Señor, tu derecha me salva."

Juan 16,5-11 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré. Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado, de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado."
Palabra del Señor

En el evangelio Jesús nos recuerda que El es el enviado por el Padre, y Él al ser el enviado debe ser obediente a quien lo envió. Jesús es el siervo de Dios que conociendo la naturaleza humana que es frágil nos advierte que conviene que El se vaya para que venga el defensor, el Paraclito, el Espiritu Santo de Dios. El mismo Espíritu Santo quien acompañó a Cristo en su misión, es el mismo Espíritu Santo que Jesús nos promete. Esa es la razón por la que Jesús tiene que volver al Padre.

Pero también la partida de Cristo hace que aparezca la verdad sobre el pecado del mundo, la injusticia y la condena mostrando lo que realmente somos. El pecado nos hace mentir, justificar, sacar excusas. Demos el caso de una persona que ha sufrido de abandono en la niñez. Seguramente la persona va crecer con inseguridades, miedos, y con el temor de volver a vivir el abandono. La raíz del problema es no haber sanado la herida del abandono. Las inseguridades, los miedos, el querer controlar son signos distractores generados por la herida. Fácilmente sus relaciones intrapersonales estarán rodeadas de actos de celos,  y de querer controlar a los demás. El mal lo que hace es que una y otra vez te recuerda ese sentimiento de abandono y te hace despertar tus signos distractores como son los celos, las inseguridades y el controlar signos que se repiten una y otra vez en tus relaciones lastimandote a ti y también lastimando a quienes te rodean.

Es por eso que una verdadera y profunda conversión es tan difícil, porque el pecado se justifica, es mentiroso y manipulador. Jesús sabe que es necesario que El vuelva al Padre para que venga el Espíritu Santo sobre cada uno de nosotros porque la Luz de Dios trae claridad a nuestra vida se acaban las excusas, y las justificaciones de lo que haces, entonces es cuando la verdad aparece y muestra lo que realmente somos, lo que realmente tenemos en el corazón, y es allí donde aparecen las heridas del alma, heridas que solo puede ser sanadas por Cristo.

Mi amado Jesús gracias por ser nuestro defensor y enviarnos tu Espíritu Santo quien es nuestra defensa. Ayúdame a reconocerlo en mi vida, a dejar que su presencia me lleve a tener una experiencia del amor de Dios, descubriendo mi dignidad como hij@ de Dios. No permitas que por mi terquedad y necedad rechace el amor que Dios me ofrece, dame la gracia de ser consciente que nuestro Padre tiene un mejor plan para mi, porque todo lo que viene de Dios es bueno, agradable y perfecto. Que sea el Espíritu Santo quien me abra el entendimiento, mi corazón y todo mi ser para acoger con paz y con confianza el plan de salvación que Él tiene para mi vida. Si yo dejo entrar al Espíritu Santo de Dios en mi corazón quedará revelada la verdad sobre la mentira, porque el príncipe de este mundo está condenado a morir, Amén.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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