domingo, 31 de enero de 2021

Santa Misa Enero 31


 

Lectio Divina Enero 31

 CRISTO NOS HA LLAMADO A SU REINO Y GLORIA

 

Ignacio, por sobrenombre Teóforo, es decir, Portador de Dios, a la Iglesia de Dios Padre y del amado Jesucristo establecida en Esmirna de Asia, la que ha alcanzado toda clase de dones por la misericordia de Dios, la que está colmada de fe y de caridad y a la cual no falta gracia alguna, la que es amadísima de Dios y portadora de santidad: mi más cordial saludo en espíritu irreprochable y en la palabra de Dios.

 

Doy gracias a Jesucristo Dios, por haberos otorgado tan gran sabiduría; he podido ver, en efecto, cómo os mantenéis estables e inconmovibles en vuestra fe, como si estuvierais clavados en cuerpo y alma a la cruz del Señor Jesucristo, y cómo os mantenéis firmes en la caridad por la sangre de Cristo, creyendo con fe plena y firme en nuestro Señor, el cual procede verdaderamente de la descendencia de David según la carne, es Hijo de Dios por la voluntad y el poder del mismo Dios, nació verdaderamente de la Virgen, fue bautizado por Juan para cumplir de esta manera la voluntad de Dios; finalmente, su cuerpo fue verdaderamente crucificado bajo el poder de Poncio Pilato y del tetrarca Herodes (y de su divina y bienaventurada pasión somos fruto nosotros), para, mediante su resurrección, elevar su estandarte para siempre en favor de sus santos y fieles, tanto judíos como gentiles, reunidos todos en el único cuerpo de su Iglesia.

 

Todo esto lo sufrió por nosotros, para que alcanzáramos la salvación; y sufrió verdaderamente, como también se resucitó a sí mismo verdaderamente.

 

Yo sé que después de su resurrección tuvo un cuerpo verdadero, como sigue aún teniéndolo. Por esto, cuando se apareció a Pedro y a sus compañeros, les dijo: Tocadme y palpadme, y ved que no soy un ser fantasmal e incorpóreo. Y al punto lo tocaron y creyeron, adhiriéndose a la realidad de su carne y de su espíritu. Esta fe les hizo capaces de despreciar y vencer la misma muerte. Después de su resurrección, el Señor comió y bebió con ellos como cualquier otro hombre de carne y hueso, aunque espiritualmente estaba unido al Padre.

 

Quiero insistir acerca de estas cosas, queridos hermanos, aunque ya sé que las creéis.

 

RESPONSORIO    Ga 2, 19-20

 

R. En virtud de la misma ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, * que me amó hasta entregarse por mí.

V. Estoy crucificado con Cristo; vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.

R. Que me amó hasta entregarse por mí.


OREMOS,

Concédenos, Señor, Dios nuestro, venerarte con toda el alma y amar a todos los hombres con afecto espiritual. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


 

sábado, 30 de enero de 2021

Lectio Divina Enero 30

 EL MISTERIO DE LA MUERTE


El enigma de la condición humana alcanza su vértice en presencia de la muerte. El hombre no sólo es torturado por el dolor y la progresiva disolución de su cuerpo, sino también, y mucho más, por el temor de un definitivo aniquilamiento. El ser humano piensa muy certeramente cuando, guiado por un instinto de su corazón, detesta y rechaza la hipótesis de una total ruina y de una definitiva desaparición de su personalidad. La semilla de eternidad que lleva en sí, al ser irreductible a la sola materia, se subleva contra la muerte. Todos los esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sean, no logran acallar esta ansiedad del hombre: pues la prolongación de una longevidad biológica no puede satisfacer esa hambre de vida ulterior que, inevitablemente, lleva enraizada en su corazón.

Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la Iglesia, adoctrinada por la divina revelación, afirma que el hombre ha sido creado por Dios para un destino feliz que sobrepasa las fronteras de la mísera vida terrestre. Y la fe cristiana enseña que la misma muerte corporal, de la que el ser humano estaría libre si no hubiera cometido el pecado, será vencida cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre la salvación perdida por su culpa. Dios llamó y llama al hombre para que, en la perpetua comunión de la incorruptible vida divina, se adhiera a él con toda la plenitud de su ser. Y esta victoria la consiguió Cristo resucitando a la vida y liberando al hombre de la muerte con su propia muerte. La fe, por consiguiente, apoyada en sólidas razones, está en condiciones de dar a todo hombre reflexivo la respuesta al angustioso interrogante sobre su porvenir; y al mismo tiempo le ofrece la posibilidad de una comunión en Cristo con los seres queridos, arrebatados por la muerte, confiriendo la esperanza de que ellos han alcanzado ya en Dios la vida verdadera.

Ciertamente urgen al cristiano la necesidad y el deber de luchar contra el mal, a través de muchas tribulaciones, y de sufrir la muerte; pero, asociado al misterio pascual y configurado con la muerte de Cristo, podrá ir al encuentro de la resurrección robustecido por la esperanza.

Todo esto es válido no sólo para los que creen en Cristo, sino para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de un modo invisible;

puesto que Cristo murió por todos y una sola es la vocación última de todos los hombres, es decir, la vocación divina, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo que sólo Dios conoce, se asocien a su misterio pascual.

Éste es el gran misterio del hombre, que, para los creyentes, está iluminado por la revelación cristiana. Por consiguiente, en Cristo y por Cristo se ilumina el enigma del dolor y de la muerte, que, fuera de su Evangelio, nos aplasta. Cristo resucitó, venciendo a la muerte con su muerte, y nos dio la vida, de modo que, siendo hijos de Dios en el Hijo, podamos clamar en el Espíritu: ¡Padre!

RESPONSORIO    Sal 26, 1; 22, 4

R. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? * El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
V. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.
R. El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

viernes, 29 de enero de 2021

La fe es nuestra columna vertebral que nos mantiene firmes.


Hebreos 10,32-39
Hermanos: Recordad aquellos días primeros, cuando, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: ya sea cuando os exponían públicamente a insultos y tormentos, ya cuando os hacíais solidarios de los que así eran tratados. Pues compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores, y permanentes. No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa. Os falta constancia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa. Un poquito de tiempo todavía, y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá de fe, pero, si se arredra, le retiraré mi favor. Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.
Palabra de Dios


La primera lectura es preciosa porque nos recuerda que los hombres de Fe, están destinados a la salvación. Pero que caracterizó y caracteriza a los hombres de fe ? Que fueron perseverantes hasta el final. Nuestra condición temporal nos hace inevitablemente propensos al cansancio, la duda, la mediocridad, la deserción, la apostasía. Ignorar esto no es resolverlo sino sencillamente eso: ignorarlo.

Es de ahí que la lectura comienza diciéndonos  " Recuerden aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, soportaron duros y dolorosos combates. Unas veces fueron expuestos públicamente a insultos y tormentos; otras, compartiendo los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados. Pues se compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que están en posesión de otros bienes mejores y perdurables." Les hace oír los preludios del futuro con estas palabras: " no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para cumplir la voluntad de Dios alcanzar lo prometido. Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto, el que ha de venir vendrá sin retraso; y mi justo vivirá por la fe, pero si desconfía, dejará de agradarme. Pero nosotros no somos de los que retroceden para su perdición, sino hombres de fe destinados a salvarnos."

Pidámosle al Señor que desde su misericordia nos ayude a permanecer fieles a Él, a ser perseverantes en la Fe.

Salmo 36 "El Señor es quien salva a los justos"

Marcos 4,26-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."
Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor


La sencillez de lo pequeño y con ella, la grandeza y poder de lo insignificante. Jesús elige dos elementos minúsculos, pero poderosos: semilla (no dice cuál) y grano de mostaza. Ambas por si mismas no darían fruto. Ambas necesitan la tierra, cuanto más esponjosa y aireada, mejor. Una vez sembradas, en el silencio de la noche, crecen. Cada una con su tamaño, la semilla no da un fruto grande, pero sí abundante de granos; la mostaza, planta grande, crece en árbol frondoso, siendo su semilla minúscula.

Jesús muchas veces utiliza el símbolo de la semilla, de la tierra buena o mala en la que ha de crecer. Da suma importancia al “silencio” de ese crecimiento, sin meter ruido, y a través del  tiempo va ir madurando, abriéndose paso en la tierra, para terminar floreciendo.

Nosotros sí podemos comprender. La tierra somos cada uno de nosotros. De su calidad, cuidados, regadíos y desvelos dependerá que calladamente, en la noche, a la espera del sol de justicia, a  la espera de la Palabra vivificadora, brote en cada uno las semillas plantadas bien por el bautismo recibido (agua necesaria), bien por la catequesis/resonancia (cuidados precisos de aprendizaje), bien por la poda y limpieza que debemos hacer para que las virtudes y los valores se desarrollen (examen de conciencia), bien por la actitud ante la vida una vez que han brotado esas semillas (posicionamiento ante la vida), bien por los encuentros y relaciones con otros (clima necesario para un buen crecimiento), bien por tantas pequeñas acciones, acontecimientos vivencias, expresiones de fe y esperanza que fortalezcan la maduración hacia arriba… Un día vendrá el tiempo de la siega, de ser útiles de otra forma y en otro lugar del Reino, pero mientras tanto nos toca vivir aquí con lo que somos… hasta la madurez total del encuentro definitivo con Dios.

La Palabra de Dios, cualquier palabra bien dicha con bondad y verdad, será nuestro caldo de cultivo interior y exterior.  No olvidemos que la semilla en necesaria para que crezca un árbol, o una fruta. La semilla está ahí, siempre va estar siendo regada por el sembrador. Pidámosle al Señor que nos ayude a aferrarnos a la Fe recibida, a tener paciencia y perseverancia en este proceso porque toma tiempo para poder dar fruto, como también a no perder el foco de nuestra vida. Solo así podremos ser árboles frondosos para que otros lleguen a descansar.        

Con el corazón agradecido quiero levantar una oración de alabanza con el Salmo de hoy, porque el Señor hace salir el sol por igual a los buenos y a los malos. Cuando vivo por el camino de la generosidad, de la misericordia, y de confianza comienzo a experimentar en mi vida el gozo y la paz que solo tu me puedes dar. Pero cuando me encierro en mi mismo, no ofrezco el perdón y la confianza la pongo en mis propias fuerzas, experimento el cansancio, la fatiga, el desánimo, la mediocridad y hasta la deserción. Hoy te quiero pedir mi Jesús que me ayudes a permanecer fiel a tu amor y a la fe que me has dado.Yo no he  recibido un Espíritu de Cobardía sino de fortaleza, de amor y templanza . Por eso ayúdame a perseverar hasta el final como también valorar, cuidar y proteger la fe porque es nuestra columna vertebral que nos mantiene firmes. Dame la gracia de amar la Palabra de Dios, no solo escucharla sino meditarla, acogerla(practicarla) y celebrar la Fe de manera comunitaria, estos son los elementos primordiales para mi sustento diario o semanal. No permitas mi amado Jesús que las preocupaciones,  las ocupaciones, el dolor y el pecado nos separe lo que Tu nos das y nos quieres cada dia, Tu amor. Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa Misa Enero 29


 

Lectio Divina 29 de Enero

 LAS MARAVILLAS DE DIOS

 

Primero Dios liberó al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, con grandes portentos y prodigios; los hizo pasar el mar Rojo a pie enjuto; en el desierto los alimentó con manjar llovido del cielo, el maná y las codornices; cuando padecían sed hizo salir de la piedra durísima un perenne manantial de agua; les concedió la victoria sobre todos los que guerreaban contra ellos; por un tiempo detuvo de su curso natural las aguas del Jordán; les repartió por suertes la tierra prometida, según sus tribus y familias. Pero aquellos hombres ingratos, olvidándose del amor y munificencia con que les había otorgado tales cosas, abandonaron el culto del Dios verdadero y se entregaron, una y otra vez, al crimen abominable de la idolatría.

 

Después, también a nosotros, que, cuando éramos gentiles, nos dejábamos arrebatar a los pies de los ídolos mudos, como si fuésemos arrastrados por ellos, Dios nos arrancó del olivo silvestre de la gentilidad, al que pertenecíamos por naturaleza, nos injertó en el verdadero olivo del pueblo judío, desgajando para ello algunas de sus ramas naturales, y nos hizo partícipes de la raíz de su gracia y de la rica sustancia del olivo. Finalmente, no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, como oblación de suave fragancia, para redimirnos de toda iniquidad y para reservarse para sí, como posesión propia, un pueblo purificado.

 

Todo ello, más que argumentos, son signos evidentes del inmenso amor y bondad de Dios para con nosotros; y, sin embargo, nosotros, sumamente ingratos, más aún, traspasando todos los límites de la ingratitud, no tenemos en cuenta su amor ni reconocemos la magnitud de sus beneficios, sino que menospreciamos y tenemos casi en nada al autor y dador de tan grandes bienes; ni tan siquiera la extraordinaria misericordia de que usa continuamente con los pecadores nos mueve a ordenar nuestra vida y conducta conforme a sus mandamientos.

 

Ciertamente es digno todo ello de que sea escrito para las generaciones futuras, para memoria perpetua, a fin de que todos los que en el futuro han de llamarse cristianos reconozcan la inmensa benignidad de Dios para con nosotros y no dejen nunca de cantar sus alabanzas.

 

RESPONSORIO    Sal 67, 27; 95, 1

 

R. En el bullicio de la fiesta bendecid a Dios, * bendecid al Señor, estirpe de Israel.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra.

R. Bendecid al Señor, estirpe de Israel.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

jueves, 28 de enero de 2021

Dios en el bautismo nos regaló las tres virtudes teologales, la Fe, la Esperanza y la Caridad. Jesus no dio ejemplo con su propia vida cómo vivir desde la fe, la esperanza, la caridad.

Hebreos 10,19-25

Hermanos, teniendo entrada libre al santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura. Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa; fijémonos los unos en los otros, para estimularnos a la caridad y a las buenas obras. No desertéis de las asambleas, como algunos tienen por costumbre, sino animaos tanto más cuanto más cercano veis el Día.
Palabra de Dios


Salmo 23 " Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor"

Marcos 4,21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: "¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga." Les dijo también: "Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene."
Palabra de Dios


Uno de los temas centrales, tal vez el principal, en la Carta a los Hebreos, puede resumirse en una pregunta: ¿qué hacer cuando se apaga el entusiasmo del principio? ¿Cómo seguir adelante cuando el fuego parece haberse extinguido y la deserción empieza a sentirse? Podemos decir que esta Carta es, toda ella, un "manual para renovar el alma", un manual para renovarse.

De acuerdo con la lectura de hoy, el autor de la Carta encuentra dos grandes motivos de renovación interior: primero, estamos seguros de entrar en el Santuario del Cielo; es decir: lo difícil ya lo hizo Cristo. Segundo, contamos con un sacerdote incomparable, el Hijo mismo de Dios, y su sacrificio es perfecto y eficaz.
¿Qué significa que estamos seguros de entrar en el santuario del cielo?
Ya tenemos un mediador que es Cristo quien nos trazó el camino para llegar allá, para acercarnos al Padre, Él nos mostró el corazón y el rostro de Dios. Además nosotros nos acercamos a Él a través de la oración y cuando practicamos la caridad. Invocar el Nombre de Jesus, es el mismo Dios quien atiende nuestras súplicas. No tenemos que hacer nada extraordinario para que los ojos de Dios esten puestos sobre nosotros.  
¿Qué significa que contamos con un sacerdote incomparable?
Jesus es quien intercede por  nosotros ante el Padre. Los argumentos de Cristo son su sangre y sus llagas que el mismo conservo cuando resucitó.  Su evangelio está ahí, en su sangre y en sus llagas.

Ese es el motivo para vivir con intensidad la esperanza, la esperanza de saber que Dios está en medio de nosotros en este trayecto terreno y además que después de nuestra muerte y resurrección Él estará esperándonos para que vivamos junto a Él por toda la eternidad. Por eso tenemos que mantenernos firmes en la esperanza.  

¿Cuáles son los consejos para practicar esa renovación interior que necesitamos? En la misma lectura nos dice la sinceridad de corazón, fe total, conciencia limpia, ser bautizado, testimoniar nuestra esperanza, animarnos unos a otros con palabras y con hechos, perseverar en las reuniones de enseñanza y de culto, recordar el retorno de Cristo.

Así como debemos mantenernos firmes en la esperanza debemos vivir con intensidad la caridad, el amor, la entrega de nosotros mismos en favor de los demás, a imitación de Jesús. “Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras”.

Ahora bien, recuerdas cuál fue el mandato de Jesús antes de subir a los cielos?
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. ¿Por qué nos pide esto? Por una sencilla razón, porque su evangelio, es la mejor noticia que podemos ofrecer a nuestros hermanos, porque nos muestra la mejor manera de vivir nuestra vida en la tierra. Siguiendo a Jesús, viviendo su evangelio, el gozo, el sentido llenan nuestro corazón. Es la mejor noticia de todos los tiempos.

Esa es mi motivación de hacer estas reflexiones diarias del evangelio y por gracia de Dios lo hago. Cuando tú experimentas que el amor de Dios no es un cuento, sino que es real, que se vive, que es verdad que nos perdona. Cuando te das cuenta que Él te conoce a profundidad, con tus fortalezas y debilidades, a pesar de todo eso, Él te ama y te seguirá amando. Por la gracia de Dios no te queda más opción que responder al amor que Él te ofrece. Su buena noticia te trae tu vida personal y familiar un cambio total a tu existencia, eso es lo que he experimentado durante todos estos años.  Y es que las buenas noticias no se pueden silenciar, la buena noticia de Jesús hay que extenderla a los cuatro vientos para que alegre el corazón a cuanta más gente mejor y les haga saborear la felicidad que todos deseamos.

Jesús nos pone un ejemplo bien comprensible. Un candil, una lámpara no se pone debajo de la cama, sino bien a la vista para que cumpla su misión, alumbrar, dar luz, vencer las tinieblas. Así hemos de predicar el evangelio no solo con palabras, sino con el testimonio de vida. Que el otro vea mi vida cristificada, osea quien es el que reina en nuestra vida, osea Cristo.

Señor cuántas veces mi experiencia de fe está marcada por un entusiasmo momentáneo, ya sea porque escucho una prédica, por una canción, por un testimonio de alguien, cuando veo alguna película o al participar de la Eucaristía. Hoy me invitas a estar en constante renovación interior y para eso me das dos grandes motivos, primero, estamos seguros de entrar en el Santuario del Cielo; porque invocar el Nombre de Jesus, es el mismo Dios quien atiende nuestras súplicas. No tenemos que hacer nada extraordinario para que los ojos de Dios esten puestos sobre nosotros.  Y lo segundo que contamos con un sacerdote incomparable, el Hijo mismo de Dios. Él intercede por nosotros ante el Padre.Además a través de Tu Palabra  me regalas varios consejos para practicar esa renovación interior la sinceridad de corazón, fe total, conciencia limpia, ser bautizado, testimoniar nuestra esperanza, animarnos unos a otros con palabras y con hechos, perseverar en las reuniones de enseñanza y de culto, recordar el retorno de Cristo. Señor dame la voluntad de practicar estos consejos cada dia para llegar a ser luz en este mundo como tu lo eres, Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
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Santa Misa de hoy


 

Lectio Divina Enero 28

EN LA CRUZ HALLAMOS EL EJEMPLO DE TODAS LAS VIRTUDES

 

¿Era necesario que el Hijo de Dios padeciera por nosotros? Lo era, ciertamente, y por dos razones fáciles de deducir: la una, para remediar nuestros pecados; la otra, para darnos ejemplo de cómo hemos de obrar.

 

Para remediar nuestros pecados, en efecto, porque en la pasión de Cristo encontramos el remedio contra todos los males que nos sobrevienen a causa del pecado.

 

La segunda razón tiene también su importancia, ya que la pasión de Cristo basta para servir de guía y modelo a toda nuestra vida. Pues todo aquel que quiera llevar una vida perfecta no necesita hacer otra cosa que despreciar lo que Cristo despreció en la cruz y apetecer lo que Cristo apeteció. En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes.

 

Si buscas un ejemplo de amor: Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos. Esto es lo que hizo Cristo en la cruz. Y por esto, si él entregó su vida por nosotros, no debemos considerar gravoso cualquier mal que tengamos que sufrir por él.

 

Si buscas un ejemplo de paciencia, encontrarás el mejor de ellos en la cruz. Dos cosas son las que nos dan la medida de la paciencia: sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos, unos males que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo, en la cruz, sufrió grandes males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión no profería amenazas; como cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca. Grande fue la paciencia de Cristo en la cruz: corramos también nosotros con firmeza y constancia la carrera para nosotros preparada. Llevemos los ojos fijos en Jesús, caudillo y consumador de la fe, quien, para ganar el gozo que se le ofrecía, sufrió con toda constancia la cruz, pasando por encima de su ignominia.

 

Si buscas un ejemplo de humildad, mira al crucificado: él, que era Dios, quiso ser juzgado bajo el poder de Poncio Pilato y morir.

 

Si buscas un ejemplo de obediencia, imita a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte: Como por la desobediencia de un solo hombre -es decir, de Adán- todos los demás quedaron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos quedarán constituidos justos.

 

Si buscas un ejemplo de desprecio de las cosas terrenales, imita a aquel que es Rey de reyes y Señor de señores, en el cual están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia, desnudo en la cruz, burlado, escupido, flagelado, coronado de espinas, a quien, finalmente, dieron a beber hiel y vinagre.

 

No te aficiones a los vestidos y riquezas, ya que se reparten mi ropa; ni a los honores, ya que él experimentó las burlas y azotes; ni a las dignidades, ya que, entretejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre mi cabeza; ni a los placeres, ya que para mi sed me dieron vinagre.

 

RESPONSORIO    Sb 7, 7-8; 9, 17

 

R. Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría. * La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza.

V. Señor, ¿quién hubiera conocido tu voluntad, si tú no le hubieses dado la sabiduría y no le hubieses enviado de lo alto tu Espíritu Santo?

R. La preferí a los cetros y a los tronos, y en su comparación tuve en nada la riqueza.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor Dios nuestro, que hiciste admirable a santo Tomás de Aquino por su sed de santidad y por su amor a las ciencias sagradas, te pedimos que nos des su luz para entender sus enseñanzas y fuerza para imitar su vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


 

miércoles, 27 de enero de 2021

Hay una semilla que quiere dar fruto, esa semilla tiene el poder de crecer pero necesita de nuestra voluntad.



Hebreos 10,11-18
Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio, diariamente, ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados. Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir: "Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días -dice el Señor-: Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en su mente"; añade: "Y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus crímenes." Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.
 Palabra de Dios


La primera lectura nos habla del perdón y ese perdón que nos ofrece Dios es real, eficaz y además es posible de alcanzar.

Es por eso que es perfecta la comparación que nos da la carta de los Hebreos, los sacrificios siempre repetidos son como intentos y más intentos de un perdón que nunca llega de veras. El sacrificio de Cristo es el sacrificio que no se repite, el que es eficaz, el que sí perdona.

Una objeción que ponen los cristianos no católicos es: si el sacrificio de Cristo es único, ¿por qué celebran tantas misas, y en cada una dicen que es "sacrificio"? ¿No es eso volver a la ineficacia del Antiguo Testamento? La respuesta no es difícil, si uno reflexiona un momento sobre el asunto: en el Antiguo Testamento había muchos sacrificios distintos porque en cada uno había una víctima distinta; en el Nuevo Testamento, y en particular cuando obedecemos a Cristo celebrando la Santa Misa, no hay muchas víctimas, sino una sola, que es Él mismo.
 
Porque es tan importante creer en la gracia del perdón?
Es grave no reconocer la presencia del pecado, porque ello nos hace libertinos y cínicos al creernos que somos muy “buenos”; pero más grave es no reconocer la presencia del perdón, porque ello nos conduce a la amargura, al resentimiento, y a la tristeza. Es más fácil señalar el pecado que está fuera de nosotros que ser capaces de reconocer el pecado que habita en nosotros.  

Cada vez que una y otra vez reviso con detenimiento lo que nos decimos en la Misa, le encuentro mayor significado, importancia y valor a este maravilloso sacramento. En el Símbolo de los Apóstoles decimos con toda la Iglesia: "creo en el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna". No es una casualidad que estas tres afirmaciones de fe estén juntas. El perdón es una resurrección; la resurrección es vida que no acaba y la vida nueva es la imagen misma del perdón. ¿Te has puesto a pensar que es lo que verdaderamente estás profesando?  Hay que entender bien su verdadero significado porque de lo contrario estamos actuando como loros.

¿Qué sentido tendría afirmar que Dios puede resucitar a un muerto si no creo que puede perdonar a un vivo? De hecho el perdón es una nueva vida dentro de la vida. Y por ello la gran señal y motivo del perdón es la resurrección de Cristo. El que ha sacado vida de las garras de la muerte, que es lo irreversible por definición, lo puede todo. El que puede darme vida al final también puede darme nueva vida mientras aún voy de camino.

Salmo 109 " Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec"

 Marcos 4,1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: "Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno." Y añadió: "El que tenga oídos para oír, que oiga."

Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo: "A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen.""

Y añadió: "¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno."
 Palabra del Señor


Hay una semilla que quiere dar fruto, esa semilla tiene el poder de crecer pero necesita de nuestra voluntad.  

El sembrador es generoso,y esa generosidad a veces pasa desapercibida por nuestra vida por las preocupaciones de cada día, por el poco interés y ánimo que tenemos, por la pereza, porque somos inmediatistas sembramos una semilla hoy y mañana ya queremos tener un árbol. Podemos hasta pensar que la semilla se va a perder. Pero no es así, porque esta semilla aunque sea rechazada, oprimida o secuestrada siempre se sale con la suya y desde la abundancia del amor de Dios todo lo gobierna.  

Si sabemos que Dios es el sembrador, ¿Cómo actúa en nuestras vidas?

Es hermoso saber que Dios confía en nosotros porque nos ama. Nos conoce muy bien y, pese a ello, confía en que su acción en nosotros encuentre respuesta, “responsabilidad”. Como buen sembrador va esparciendo la semilla que es su Palabra. Esa Palabra que no es otra que el mismo Jesucristo. Una vez que la semilla ha sido depositada en el surco, se convierte en algo vivo que tiene su propio desarrollo dependiendo del cuidado que cada persona le proporciona.

¿Cuál es nuestra respuesta?
Según nuestras reacciones la semilla va alimentándose, creciendo y fortaleciéndose.   Jesús presenta cuatro posibilidades. La tierra dura, los que toman la Palabra de Dios superficialmente, otros quienes ponen en primer lugar sus intereses y los otros quienes han aprendido cual es la escala de valores y ponen a Dios en el primer lugar.

Hay una tierra dura, pedregosa. Suele estar representada por personas que creen no necesitar nada más allá de lo puramente material. Se creen autosuficientes. De ahí nace la indiferencia ante la llamada de Dios. Agarrados a sus seguridades materiales, tienen suficiente o se conforman con esas condiciones materiales, aunque éstas no proporcionen nada de lo que su corazón ansía en profundidad. Han dejado de lado la Palabra. Sus intereses acaban en lo inmediato. ¿Para qué más?

 Hay otro grupo que forman los que acogen esa Palabra de forma superficial. “Es interesante, pero…” y ahí concluye cuanto ofrecen a la semilla. No puede germinar. La superficialidad se queda con el resplandor, pero no permite que esa luz ilumine de verdad su vida. No hay convicciones profundas que garanticen y estimulen el cuidado que la semilla requiere.

El tercer grupo lo representan aquellos que acogen con interés y entusiasmo la semilla. Pero ante las preocupaciones inmediatas que llegan a la vida, todo va quedando en un segundo lugar. Los intereses ajenos al Reino comienzan a ocupar el primer lugar y la semilla queda agostada. Está ahí sembrada y acogida, pero la falta de cuidado la dejan morir. Aquel entusiasmo primero, queda reducido a un simple recuerdo. La preocupación suele centrarse en las riquezas. Éstas absorben todo.

Hay un último grupo. Lo forman las personas que acogen, valoran, aprecian la semilla y la cuidan para que produzca fruto. Son personas que han sabido colocar sus intereses en una escala de valores que comienzan por apreciar la semilla como el primer valor. Por eso la cuidan, la riegan y le dan los nutrientes necesarios. Así acaban produciendo fruto. Éste será variado, pero habrá respondido a lo que el sembrador esperaba de la semilla.

Solo falta analizar cómo cuidamos la semilla que hemos recibido de Dios.

Una vez más escucho esta Parábola del sembrador y no solo quiero escucharla con mis oídos sino con el corazón para que me exhorte. No quiero seguir cimentada en mis caprichos de sentirme buen@. Es por eso que con la luz de Tu Santo Espíritu quiero responder con sinceridad estas tres preguntas.    
¿Cuáles son mis valores?
¿ Qué peso tiene en mi vida la Palabra de Dios?
¿Qué fuerza tiene en mí la persona de Jesucristo?
Ayúdame Señor a que sea Tu Palabra el valor supremo de mi vida. A través de Tu Palabra te conozco, y me doy cuenta como me hablas, me corriges y me enseñas. Dame la gracia de cultivar estas tres actitudes :  responsabilidad, coherencia y perseverancia. Responsabilidad al cuidar, alimentar y hacer crecer la semilla de Tu Palabra. Coherencia en mi vida, lo que Tu me dices y me enseñas realmente se puede ver en mi vida?. Perseverancia porque esta lucha es continua y solo acabará el día en que estemos en tu presencia.  
Hoy me acerco a ti con sinceridad para decirte, gracias Señor por confiar en mí y remueve la tierra de mi corazón para que tu semilla encuentre una buena tierra en mi. Amen,

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa Misa de hoy


 

Lectio Divina 27 enero

 DONDE ABUNDÓ EL PECADO, SOBREABUNDÓ LA GRACIA

 

¿Dónde podrá hallar nuestra debilidad un descanso seguro y tranquilo sino en las llagas del Salvador? En ellas habito con seguridad, sabiendo que él puede salvarme. Grita el mundo, me oprime el cuerpo, el diablo me pone asechanzas, pero yo no caigo, porque estoy cimentado sobre piedra firme. Si cometo un gran pecado, me remorderá mi conciencia, pero no perderé la paz, porque me acordaré de las llagas del Señor. El, en efecto, fue herido por nuestras rebeldías. ¿Qué hay tan mortífero que no haya sido destruido por la muerte de Cristo? Por esto, si me acuerdo que tengo a mano un remedio tan poderoso y eficaz, ya no me atemoriza ninguna dolencia, por maligna que sea.

 

Por esto no tenía razón aquel que dijo: Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Es que él no podía atribuirse ni llamar suyos los méritos de Cristo, porque no era miembro del cuerpo cuya cabeza es el Señor.

 

Pero yo tomo de las entrañas del Señor lo que me falta, pues sus entrañas rebosan misericordia. Agujerearon sus manos y pies y atravesaron su costado con una lanza; y a través de estas hendiduras puedo libar miel silvestre y aceite de rocas de pedernal, es decir, puedo gustar y ver cuán bueno es el Señor.

 

Sus designios eran designios de paz, y yo lo ignoraba. Porque, ¿quién ha conocido jamás la mente del Señor?, ¿quién ha sido su consejero? Pero el clavo penetrante se ha convertido para mí en una llave que me ha abierto el conocimiento de la voluntad del Señor. ¿Por qué no he de mirar a través de esta hendidura? Tanto el clavo como la llaga proclaman que en verdad Dios está en Cristo reconciliando al mundo consigo. Un hierro atravesó su alma, hasta cerca del corazón, de modo que ya no es incapaz de compadecerse de mis debilidades.

 

Las heridas que su cuerpo recibió nos dejan ver los secretos de su corazón; nos dejan ver el gran misterio de piedad, nos dejan ver la entrañable misericordia de nuestro Dios, por la que nos ha visitado el sol que nace de lo alto. ¿Qué dificultad hay en admitir que tus llagas nos dejan ver tus entrañas? No podría hallarse otro medio más claro que estas tus llagas para comprender que tú, Señor, eres bueno y clemente, y rico en misericordia. Nadie tiene una misericordia más grande que el que da su vida por los sentenciados a muerte y a la condenación.

 

Luego mi único mérito es la misericordia del Señor. No seré pobre en méritos, mientras él no lo sea en misericordia. Y porque la misericordia del Señor es mucha, muchos son también mis méritos. Y aunque tengo conciencia de mis muchos pecados, donde abundó el pecado sobreabundó la gracia. Y, si la misericordia del Señor dura siempre, yo también cantaré eternamente las misericordias del Señor. ¿Cantaré acaso mi propia justicia? Señor, narraré tu justicia, tuya entera. Sin embargo, ella es también mía, pues tú has sido constituido mi justicia de parte de Dios.

 

RESPONSORIO    Is 53, 5; 1Pe 2, 24

 

R. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes; él soportó él castigo que nos trae la paz, * por sus llagas hemos sido curados.

V. Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, para que, muertos al pecado, vivamos para la justificación.

R. Por sus llagas hemos sido curados.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestras acciones según tu voluntad, para que, invocando el nombre de tu Hijo, abundemos en buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

martes, 26 de enero de 2021

Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza.

2 Timoteo 1,1-8

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, llamado a anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido; te deseo la gracia, misericordia y paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Doy gracias a Dios, a quien sirvo con pura conciencia, como mis antepasados, porque tengo siempre tu nombre en mis labios cuando rezo, de noche y de día. Al acordarme de tus lágrimas, ansío verte, para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú. Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios, que recibiste cuando te impuse las manos; porque Dios no nos ha dado un espíritu cobarde, sino un espíritu de energía, amor y buen juicio. No te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor y de mí, su prisionero. Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios.
Palabra de Dios


Salmo 95" Contad las maravillas del Señor a todas las naciones "

Lucas 10,1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: "La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Miras que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y, si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan, por que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed los que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios.""
Palabra del Señor


Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza.

Hoy la Iglesia celebra la memoria de dos grandes colaboradores de San Pablo, San Timoteo y San Tito. Infatigables discípulos del apóstol de las gentes, a los que ungió como obispos y les asignó el cuidado de las comunidades de Éfeso al primero, y de Creta al segundo.

En esta primera lectura hay varios mensajes que Pablo nos deja, gratitud al reconocer que él es apóstol de Cristo según su designio, ósea Pablo es un servidor del Señor. Agradecimiento a aquellos que le enseñaron la fe, consejos a Timoteo como reavivar el don recibido por Dios, es de ahí que el le recuerda “ Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza “, y no avergonzarnos de dar testimonio con nuestra vida quién es el Señor.  

Pablo reconoce que es un servidor
Pablo sabe muy bien que Él fue llamado por Dios, El no se pone de titulo apóstol. Él es un servidor de Dios porque como decíamos ayer después de ese encuentro personal con Cristo, y al haber experimentado la misericordia y el amor de Dios, porque lo saca de esa ceguera en la que estaba. Dios le organiza la vida, le quita lo que le sobra y le potencializa lo que tiene para entregarle una misión.    

Pablo agradece quienes le transmitieron la fe
La primera lectura es un fragmento de la carta que Pablo dirige a Timoteo en la que le manifiesta su cariño, y reconoce como, gracias a la fe que arraigó primero en su abuela Loide, y luego en su madre Eunice, nació en él una fe firmemente arraigada, que le ayudó a ser un hombre bien formado, humilde y gran servidor de sus hermanos. Además le anima a continuar firme en la fe pues Dios no nos da un espíritu de cobardía, sino al contrario, de fortaleza, amor y templanza. Esta es la otra enseñanza que aprendemos hoy. Tu eres responsable de transmitir la fe y los valores cristianos a tus hij@s, a tus sobrin@s, a tu familia, a tus amigos. Lo estas haciendo o le estas dejando esa responsabilidad a la iglesia o al colegio.
Si tu les enseñas los valores cristianos a ellos fácilmente ellos más adelante en su vida van a decir estas mismas palabras de Pablo a Timoteo “ Refrescando la memoria de tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice, y que estoy seguro que tienes también tú”. Una vez escuche una frase que decía “ Lo que de niño se aprende se lleva hasta la sepultura”. Si tu a un niñ@ le enseñas amar a Dios, a adorarle, a servirle, a obedecerle fácilmente puede que permanezca en el camino que lo conduce a Dios o si se sale del camino tarde o temprano es mas facil que vuelva a tomar el camino que lo lleva a la salvación.

Pablo aconseja
Es hermoso los consejos de Pablo a Timoteo y son los mismos consejos que Jesus nos dice en el evangelio, “ El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre”. Si tu ya conoces a Dios y sabes muy bien lo que a Él le agrada y tu no cumples su voluntad, entonces eres un fanfarron. Pecas doble, estás pecando contra el Espíritu Santo de Dios porque no eres obediente a sus inspiraciones.

¿Cómo podemos reavivar el don recibido por Dios? ¿Cuáles son los dones que hemos recibido de Dios algunos se preguntaran?

En el bautismo recibimos el don de la Fe, la esperanza y el amor(caridad). En la confirmación recibimos los dones del Espíritu Santo como es el de consejo, entendimiento, sabiduría, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Dios nos envía a este peregrinar en el mundo no con las manos vacías sino bien equipados porque la lucha no es fácil. Nuestra tarea es fortalecer cada don recibido por Dios y dar frutos abundantes.

Para reavivar los dones recibidos por Dios es practicando los sacramentos. En los sacramentos Dios está presente en medio de nosotros dándonos vida a nuestra alma enferma y sedienta. Por ejemplo en la Eucaristía no sólo recibimos la Palabra de Dios sino además su cuerpo y su sangre para que Él pueda habitar dentro de nosotros. La Palabra hace el trabajo de afuera hacia adentro, la escuchamos pero para que ella haga su obra en nosotros se necesita la fuerza del Espíritu Santo quien a través de nuestra conciencia nos habla al corazón y hace un trabajo desde nuestra voluntad.  Cuando recibimos a Cristo eucaristía nos convertimos como en sagrarios que ya no están solo en la iglesia sino que caminamos y llevamos a Cristo donde vayamos.  

Jesus tuvo que superar grandes dificultades e incomprensiones, en principio, hasta de su familia, la cual, más adelante, asume cuál es la misión encomendada por Dios a su hijo amado, y colaboran con Él. De la misma manera nosotros si tomamos en serio el mensaje de Jesus vamos a padecer como Él, moriremos con Él y reinaremos como El. Pregúntate...

¿Realmente somos colaboradores de los apóstoles en el anuncio de la Buena Noticia?
¿Nos dejamos llevar por lo “políticamente correcto” en vez de asumir la realidad que nos rodea?
¿Pensamos que el anuncio del Reino de Dios es cosa de locos? que no es mi responsabilidad?

Si hoy murieras, Cristo te podrá decir… Fuiste un buen administrador o por el contrario con lágrimas en los ojos te dirá, pudiste haber hecho tanto pero por tu desobediencia no lo hiciste.

Mi amado Jesus, que bendición es haber recibido la Fe a través de personas que tu mismo pusiste en mi camino. Se que aun me falta crecer más en este bello don de la Fe por eso te pido que me pongas en movimiento para que se vaya fortaleciendo a través de las situaciones que tenga que vivir, solo en marcha ella podrá alcanzar su plenitud. Gracias Señor por llamarme a servirte, no son nada para servirte Señor porque mis incoherencias demuestran la desobediencia de mi corazón. Tú me recuerdas que no me has dado un Espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza, entonces inúndame con tu amor y con tu poder para que dé testimonio de las maravillas que haces tu Señor.  Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

  Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios. Primera lectura Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a ...