martes, 30 de junio de 2020

Hay que aprender leer la vida….


Amós 3, 1-8; 4, 11-12
Escuchad esta palabra que dice el Señor, hijos de Israel, a todas las familias que saqué de Egipto: "A vosotros solos os escogí, entre todas las familias de la tierra; por eso os tomaré cuentas por vuestros pecados.
¿Caminan juntos dos que no se conocen? ¿Ruge el león en la espesura sin tener presa? ¿Alza su voz el cachorro en la guarida sin haber cazado?
¿Cae el pájaro por tierra si no hay una trampa? ¿Salta la trampa del suelo sin haber atrapado? ¿Suena la trompeta en la ciudad sin que el pueblo se alarme? ¿Sucede una desgracia en la ciudad que no la mande el Señor?
Que no hará cosa el Señor sin revelar su plan a sus siervos, los profetas.
Ruge el león, ¿quién no teme? Habla el Señor, ¿quién no profetiza? Os envié una catástrofe como la de Sodoma y Gomorra, y fuisteis como tizón salvado del incendio, pero no os convertisteis a mí -oráculo del Señor-. Por eso, así te voy a tratar, Israel, y, porque así te voy a tratar, prepárate a encararte con tu Dios."
Palabra de Dios


Hoy en el profeta Amós nos invita a leer la propia historia, los acontecimientos que han sucedido en nuestra vida. Toda acción causa un efecto, ya sea un efecto positivo o un efecto negativo. Ver las consecuencias de los actos y descubrir qué produce cada efecto: tal es el principio de eso que llamamos "leer la vida.".

Hay un dicho de mi madre que siempre me acuerdo y es “ Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe “, refiriéndose que si hacemos muchas veces una cosa peligrosa, finalmente tenemos problemas. Cuántas veces escuchamos consejos que hasta de alguna manera nos incomodaron, nos fastidiaron, y hasta no le hicimos caso,  después cuando estamos en el problema ahi si caemos en cuenta que esos consejos eran sabios. Que aquellas personas quienes nos lo decían no era por molestarnos y fastidiarnos sino por hacernos caer en cuenta de nuestros errores. Y es que allí está Dios ofreciendo Su misericordia una y otra vez, pero a veces por nuestro orgullo no lo escuchamos porque pensamos que somos más astutos que los demás. Cuando vemos los fracasos y tropiezos de nuestra vida aprendemos a reconocer la presencia de Dios en nuestra vida, su manifestación como también  a nosotros cómo nos faltó hacer buen discernimiento en su momento.   

En la lectura podemos ver como el profeta Amós es alguien que es capaz de leer la vida con la luz y profundidad que Dios le concede. Por eso el profeta conoce mejor que nadie el sentido del pasado y el futuro al que va el pueblo, muchas veces sin darse cuenta. Dios "revela" sus secretos a los profetas, no porque ellos sean seres especiales sino porque sus ojos se han acostumbrado a la especial claridad que trae la luz divina. ahora no pensemos que ser profeta es un privilegio para solo algunos pocos,  sino la vocación de todos nosotros, en la medida en que TODOS estamos invitados a reconocer los trazos de Dios en nuestra vida y en la vida de nuestros pueblos. Recuerda que todos somos llamados a ser profetas, sacerdotes y reyes. Así, de hecho, lo testifica nuestra Iglesia, cuando, al momento de bautizarnos, nos declara partícipes de Cristo "sacerdote, profeta y rey."

Salmo 5 " Señor, guíame con tu justicia "

Mateo 8, 23-27
En aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!» Él les dijo: «¡Cobardes! ¡Qué poca fe!» Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma.
Ellos se preguntaban admirados: "¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!"
Palabra del Señor


En el evangelio de hoy nos muestra una episodio como es que Jesús calma la tempestad. Retomando la primera lectura reconozcamos que cuando nuestra vida está alejada de Dios si que llegan momentos de tormenta, de tempestad, de desasosiego, de dificultad. No es que Dios se haya marchado, no es que Dios nos retire su bendición, no es que Dios nos castigue por lo que hemos hecho o dejado de hacer. Somos nosotros quienes nos separamos de Él. Cuando nuestra vida está confusa y no hay claridad acércate al Señor. 
Como muestra el evangelio de este día, hemos de saber en fe que Él es siempre Dios, y que su soberanía está por encima de todo. El mismo les dice a sus discípulos “¡Cobardes! ¡Qué poca fe!”. Todo lo conoce y en todo está su gobierno, sea que lo entendamos o que no nos lo parezca. El sabe lo que hace y cómo lo hace.

Cuando tenemos en nuestra vida esos momentos de soledad, donde nos cuestionamos y cuestionamos a Dios, donde entran las inquietudes y aparecen las preguntas, donde nos preguntamos? Porque Dios no me ha resuelto esto, porque Dios no me a sanado de esto, porque Dios no me ha liberado de esta esclavitud. Por ejemplo cuando una ciudad es amurallada, se necesita que abran la puerta para entrar. Esas grietas de nuestra vida es esa puerta que necesita Dios para entrar y sanar. Una grita a veces no es lo suficientemente grande, entonces aun no esta lista. Dios quiere entra ahí desde la libertad, no desde la imposición, El es respetuoso y Él quiere entrar con su gracia, con su bendición. Se que es difícil decirte esto pero solo en la tormenta se produce fruto.

Ahora bien, una cosa es estar en una tormenta porque es por causa de una situación en específica y otra muy distinta estar o vivir atormentado. Tormentas siempre las vamos a tener, pero tenemos la seguridad que vamos a salir victoriosos de ellas si estamos con el Señor. En cambio estar o vivir atormentado es por causa de vivir separado de Dios, es cuando vivimos en pecado, cuando sacamos a Dios de nuestra vida, El que es la vida, la paz, la seguridad. 

Mi amado Jesús, hoy quiero leer mi vida con tus ojos y con tu corazón. Leer mi vida es reconocer que el sentido que tuvo mi pasado para formar el futuro. Gracias por revelarme Tus secretos en mi propia vida con Tu Luz Divina. Tu has hecho trazos en mi vida mostrándome lo que me amas y lo importante que soy para ti. Como me hace de falta el discernimiento para saber dónde estás presente y cuando yo me estoy alejando de ti. Hoy me exhortas al decirme “ No seas cobarde!, Yo estoy contigo!”. Dame la confianza de creer en ti y si aun no me has sanado de aquellos que tanto quiero sanarme es porque aun mi grieta no está abierta. Abreme Señor mas las heridas que tengo en el alma para realmente ser sando por ti, porque solo en la tormenta se produce fruto. Amen.   

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea Alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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