martes, 15 de marzo de 2022

Somos expertos en organizar la vida de los demás y somos incapaces de organizar nuestra propia vida

 


Somos expertos en organizar la vida de los demás y somos incapaces de organizar nuestra propia vida.

Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 1, 10. 16-20
Oíd la palabra del Señor, príncipes de Sodoma, escucha la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
«Lavaos, purificaos, apartad de mi vista vuestras malas acciones. Dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien. Buscad la justicia, socorred al oprimido, proteged el derecho del huérfano, defended a la viuda.
Venid entonces, y discutiremos —dice el Señor—. Aunque vuestros pecados sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos como la púrpura, quedarán como lana.
Si sabéis obedecer, comeréis de los frutos de la tierra; si rehusáis y os rebeláis, os devorará la espada —ha hablado la boca del Señor—».
Palabra de Dios

Sal 49, 8-9. 16bc-17. 21 y 23 R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a los discípulos, diciendo:
«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.
Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.
Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo.
No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías.
El primero entre vosotros será vuestro servidor.
El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor


En la primera lectura Isaias nos deja ver cual es la inconformidad entre Dios y su pueblo, mucho culto pero poca justicia social. Es interesante porque aún seguimos equivocándonos en eso. Expertos en rituales, en actos externos, es más fácil rezar una novena, el rosario o hasta ir a misa que poder ofrecer el perdón. El dolor y el sufrimiento del otro se nos volvió paisaje, no nos esforzamos en trabajar la justicia social. Las actitudes de los fariseos. Por eso en la segunda parte el Señor nos invita a cambiar de vida,“desistid de hacer el mal y aprended a hacer el bien”. El culto no han de ser ofrendas externas sino pequeños brotes de vida en el corazón: “buscad la justicia, socorred al oprimido, proteger el derecho del huérfano, defender a la viuda”. El Señor no quiere más ofrendas y holocaustos sino más bien que de nuestro corazón brote las obras de misericordia, los gestos de amor con los más pobres, con los más desvalidos, con los que menos cuentan.

Pero también cuidado, las prácticas religiosas como celebrar la eucaristía, participar en los grupos de oración o pertenecer al estudio bíblico no puede estar separado con las obras de misericordia. No puede darse el divorcio entre ambos, ni siquiera anteponer una en detrimento de la otra. Las prácticas religiosas nos tienen que llevar a practicar las obras de misericordia, ya que es una expresión de la relación con los hermanos. Necesitamos comunidades más fraternas y que podamos llevar a cumplir lo que dice Jesus  “Lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,40). ¿Podemos hacer de esto nuestro itinerario cuaresmal?

En el evangelio Jesús nos dice “ haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen “. Siempre hemos señalado a los fariseos por sus actitudes, pero la solución no está ahí, en vez de echarle la culpa a ellos, más bien tenemos que reconocer que todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido actitudes fariseas como es el egoísmo y la corrupción, en otras palabras ser incoherentes.

¿Qué nos lleva a tener actitudes fariseas? Primero tenemos que reconocer que todos estamos hechos del mismo barro. Hay un dicho “ no escupa mucho para arriba que rapido le cae”. Uno de los tantos errores que los seres humanos cometemos es ser experto en organizar la vida de los demás y la incapacidad de organizar nuestra propia vida. Bien lo dijo Jesús “ quien esté libre de pecado que levante la primera piedra “.

Jesus critica a los escribas y fariseos dos cosas, la incoherencia y todo lo que ellos hacen es para que los vea la gente. Buscan los primeros puestos y la honra humana. Jesus critica que los fariseos buscan la honra humana y no la fidelidad a Dios.  Teniendo esto claro, preguntémonos cómo podemos identificar esos rasgos en nosotros. Cuando muestras una máscara o una fachada demostrando lo que no eres. También cuando buscamos el reconocimiento y el aplauso de las personas. Es bueno examinarnos para que descubramos si lo que hacemos es para darle la gloria a Dios o no. No permitamos que por vanidad u orgullo caigamos en una vida incoherente al tener una fachada que no corresponde a lo que somos buscando ganar el aplauso, que nos amen y el reconocimiento de los demás.

Mi amado Jesús, como somos de rápidos para hablar y señalar olvidándonos que hemos sido creados todos con el mismo barro. Pedimos y hasta exigimos a los demás lo que ni siquiera somos capaces de hacer siendo la piedra en el zapato para mis hermanos que buscan de ti. Mis incoherencias hacen perder la credibilidad de tu poder y de tu amor. Que en este tiempo de cuaresma pueda entrar al fondo de mi corazón para redescubrir que hay mucho por trabajar en mi, que desde la humildad reconozca que te necesito y mi voluntad permite que tu trabajes en mi para poder alcanzar la perfección y ser transformado por Tu gracia, y que al tener una vida coherente pueda darte la Honra a ti mi Señor y permanecer en la fidelidad de tu amor hacia ti y hacia mis hermanos, Amén.      

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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