lunes, 3 de octubre de 2022

Amar implica arriesgar

 


Amar implica arriesgar


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 1,6-12:

Hermanos:
Me maravilla que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo, y os hayáis pasado a otro evangelio. No es que haya otro evangelio; lo que pasa es que algunos os están turbando y quieren deformar el Evangelio de Cristo. Pues bien, aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os predicara un evangelio distinto del que os hemos predicado, ¡sea anatema! Lo he dicho y lo repito: Si alguien os anuncia un evangelio diferente del que recibisteis, ¡sea anatema! Cuando digo esto, ¿busco la aprobación de los hombres, o la de Dios?, ¿o trato de agradar a los hombres? Si siguiera todavía agradando a los hombres, no sería siervo de Cristo.
Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; pues yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo.
Palabra de Dios

Sal 110,1-2.7-8.9.10c R/. El Señor recuerda siempre su alianza

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10,25-37

En aquel tiempo, se levantó un maestro de la ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».
Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».
El respondió:
«“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza” y con toda tu mente. Y “a tu prójimo como a ti mismo”».
Él le dijo:
«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:
«¿Y quién es mi prójimo?».
Respondió Jesús diciendo:
«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”.
¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».
Él dijo:
«El que practicó la misericordia con él».
Jesús le dijo:
«Anda y haz tú lo mismo».
Palabra del Señor


El que ama arriesga y eso nos narra el evangelio de hoy. La lectura nos trae la parábola del buen samaritano y Jesus a través de ella nos habla del gran mandamiento: el amor a Dios y al prójimo.

La ley ya contenía esta enseñanza: “Amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El mismo Jesús declaraba que haciendo eso tendrían vida. La cuestión es saber quién es mi prójimo. El judío distingue entre prójimo y extraño, es decir, personas que para él no son prójimo. Jesús lo va a aclarar con una parábola. El prójimo es cualquier persona que está al lado de quien necesita ayuda. El prójimo es aquel que se aproxima al necesitado. En esta parábola lo va a descubrir un escriba. La noción de prójimo va a romper las fronteras de una raza, de un pueblo, de una religión.
Esta parábola es dura y tuvo que herir los oídos de los judíos. Los detalles son importantes. En primer lugar, Jesús habla a judíos y quien actúa bien, como prójimo, es un samaritano. Los samaritanos eran considerados como excluidos de la sociedad, impuros según la ley, e inferiores. Por otro lado, el sacerdote y el levita, con su actitud, no hacen sino cumplir la letra de la ley. No podían tocarlo, pensando que se trataba de un cadáver. Por eso, dan un rodeo y se alejan. Es allí donde digo quien ama arriesga!

Pensemos por un momento un jóven que conoce a una chica y le llama la atención, un primer riesgo que el toma es acercarse y hablarle, puede suceder que la chica acepte entablar una conversación o rechazarlo. Pasan algunos meses y estos dos jóvenes se han dado la oportunidad de conocerse y resulta que el chico quiere algo más serio con la joven, osea ser novios. El joven abre su corazón, este acto de abrir su corazón es permitir estar en un estado de vulnerabilidad hacia el otro. El joven a pesar de eso toma una vez más el riesgo. Puede suceder que ella diga que sí o que lo rechace.  En ambos casos del rechazo el joven va a sentir dolor, pero él se arriesga a pesar de lo que pueda suceder.

Otro ejemplo puede ser los padres con sus hijos. Un padre que le dedica tiempo a su hijo, que evalúa las posibilidades para que su hijo estudie en el mejor colegio, el padre no tiene la certeza que el hij@ va a aprovechar esos esfuerzos y los va agradecer. El Padre ahí también está tomando un riesgo. Por eso digo que el verdadero amor te lleva a tomar riesgos. Jesús sí que se expuso  y se arriesgo por amor. Recordemos la escena de su pasión, Él no tenía la certeza o garantía de que fuéramos a responderle a su inmenso amor desde la gratitud. Cristo que está en el altar y en cada celebración de la Eucaristía se expone por amor , Él no tiene la garantía de nuestro “ Si”, que participemos como comunidad de Fe el cuerpo eucaristico.

A ninguno de nosotros nos gusta estar expuestos o estar en situaciones vulnerables porque sabemos que quizás algunas personas utilizan esa situación para su propio provecho. El amor exige arriesgar porque  abrimos el corazón quedando expuestos. Pregúntate,  ¿Cuáles son los riesgos que si podríamos tomar y no hemos querido tomar? No tengamos miedo recuerda que Cristo lo vivió. Cristo amó de una manera audaz. Acerquémonos a Él para que aprendamos a amar a los demás de manera audaz.

Mi amado Jesús, el verdadero amor exige arriesgar porque abrimos el corazón al prójimo quedando expuestos nuestros sentimientos, temores, debilidades y sueños.  Hoy Jesús me dices que no tenga temor en hacerlo, porque tú lo hiciste en el momento de la cruz y no tenías la certeza de nuestro sí y a pesar de eso tomaste el riesgo de dar tu vida por cada uno de nosotros. En cada celebración Eucarística tú te expones por amor, nos haces la invitación, y nos esperas para que nos unamos a ti a través del misterio eucaristico, lo haces una y otra vez por amor. Ayúdame a arriesgarme más,  que no tenga temor de amar y servir aunque esto me lleve a ser vulnerable. Hoy doy un paso de Fe hacia ti para que me enseñes a amar audazmente como tu lo hiciste, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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