miércoles, 9 de septiembre de 2020

¿Cuál es tu ceguera que no te deja ver tu pobreza?


1 Corintios 7, 25-31
Hermanos: Respecto al celibato no tengo órdenes del Señor, sino que doy mi parecer como hombre de fiar que soy, por la misericordia del Señor.
Estimo que es un bien, por la necesidad actual: quiero decir que es un bien vivir así.
¿Estás unido a una mujer? No busques la separación.
¿Estás libre? No busques mujer; aunque, si te casas, no haces mal; y, si una soltera se casa, tampoco hace mal. Pero estos tales sufrirán la tribulación de la carne. Yo respeto vuestras razones.
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.
Palabra de Dios


Una de las discusiones que se presentan entre algunas personas en la Iglesia católica es acerca del celibato de los sacerdotes. Algunos dicen que fue algo impuesto por la iglesia con el fin de recoger más dinero para la iglesia porque no es lo mismo sostener a un sacerdote que a toda la flia del sacerdote, otros llegan con afirmaciones que la raíz de los abusos de menores, los escándalos como el homosexualismo y otras situaciones que se presentan en la Iglesia es por causa del celibato. Hoy en la primera lectura el apóstol Pablo recomienda el celibato no sólo para los ministros del pueblo santo sino para todos. No es una obligación, en este caso, pero sus razones han tenido un peso muy grande en la valoración que nuestra Iglesia tiene del celibato para los sacerdotes.

Una de las cosas que me sorprendí cuando estaba en el programa laico de la arquidiócesis fue que hay parejas casadas, por ejemplo los diáconos, hombres que tienen ciertas responsabilidades dentro de la iglesia. Ellos ayudan a los sacerdotes dentro de la comunidad y al grupo de fieles pero nunca van a tener la posibilidad de ofrecer el sacramento de la confesión y la consagración del pan y el vino en la eucaristía. Ellos sí pueden tener esposas y hasta hij@s, pero tienen claro cuál es su responsabilidad dentro de la iglesia, sin pretender ocupar la responsabilidad que ejercen los sacerdotes.

El punto central en la propuesta de Pablo es que si uno está enamorado de Dios, convencido del poder del Evangelio y deseoso de servir a Cristo siempre y en toda circunstancia, ello es más fácil y mejor para la persona que no tiene que agradar a una pareja. No desconoce Pablo los bienes del matrimonio ni habla nunca en contra de su dignidad y belleza pero es evidente a todos que una persona casada, cuando de veras quiere entregarse al Señor, a menudo haya dificultades en su propio cónyuge.

Es bueno saber que el celibato obligatorio para los sacerdotes podría terminar en la Iglesia Católica pues es una disposición que viene de la misma Iglesia y que Ella podría cambiar. Pero también es bueno saber lo que eso implica en términos de lo que hoy nos enseña san Pablo. Quizá lo que nos falta no es tanto un cambio en la ley sino un cambio en nuestra manera de amar al Señor.

Salmo 44 " Escucha, hija, mira: inclina el oído"

Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: "Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.
¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas."
Palabra del Señor


En el evangelio nos encontramos con las bienaventuranzas. Voy a tratar de explicar cada bienaventuranza y porque es tan importante entenderla.

"Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”, aquí no se refiere a los pobres que carecen de las necesidades básicas para vivir. Los pobres son aquellos que han descubierto que Dios es la razón de su existencia,  Dios es el centro de su vida y  como nuestra alma se siente gozosa al estar en comunión con El.

“Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados”,  lo que significa que debemos de tener hambre de Dios, porque solo quien tiene hambre de Dios lo busca, lo busca en el silencio de su corazón, disfruta de las cosas de Dios, reconoce como en cada situación Dios está presente en su vida.    

“Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis”, Lloras por ese dolor que sientes, te molesta tu carácter, te agobia tu depresión, rechazas alguna parte de tu personalidad y quisieras cambiar ? Hoy el Señor nos pide que confiemos en Él y que esas lágrimas no son en vano, ellas se convertirán en alegría para darle gloria al Señor.

“Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre”,  El que niegue a Cristo, Cristo lo negara en el juicio final. Si nosotros nos llamamos cristianos tendremos que pasar por el mismo camino que pasó Cristo, pasión, muerte y resurrección, entonces si tu estas viviendo conforme a Cristo no tienes que preocuparte, tu batalla no es sola, Cristo esta contigo. A renglón seguido nos dice “ Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas”. La recompensa la podemos vivir aquí y ahora, la paz, la alegría, el gozo que se siente viviendo para y con el Señor nada ni nadie nos la puede quitar. Y lo más maravilloso es que ese cielo vivido en esta tierra será la continuación en la vida eterna.

 La lectura sigue con los Ay!!!, Ay los ricos, Ay los saciados, Ay los que reís, Ay de sí todo el mundo habla bien de vosotros,. Los Ay! se está refiriendo a aquellos que sacaron a Dios de sus vidas e hicieron de ella lo que les daba la gana. Los ricos son aquellos que se llenaron no sólo de cosas materiales, porque también hay pobres que llenan su corazón de rabia, envidia, celos. Los ricos son los que pusieron cualquier cosa en primer lugar menos a Dios. Ay los saciados, se sacian no solo con bienes terrenales sino que se sacian de todo menos de Dios. Se sacian hablando mal del prójimo, de la iglesia, gozan al ver como algunos caen en la desgracia y son los primeros en juzgar quien ha cometido un error. Otra manera de saciarse es impulsando leyes en contra de la vida. Ay de los que ríen, porque se sienten muy astutos en sus negocios sin importar a quien se tienen que llevar por delante. Hay casos en que nos volvemos insensibles ante el dolor humano, o cuando el orgullo y la codicia son los que guían tu vida. Ay de los que hablen bien de vosotros, son aquellos que toman ventaja de alguna situación para parecer los redentores, los que disfrutan del chisme, acaban con el buen nombre de alguien, quienes utilizan las redes sociales para acabar con la vida de alguien o manipulan la información para que los demás terminen haciendo lo que ellos quieren que hagan.  

Pidámosle al Señor que nos dé la gracia de redescubrir cuales son las Ay! de nuestra vida para que no sigamos siendo ciegos a nuestra pobreza y así poder llegar ser fieles aquí y ahora ante El.

Mi amado Jesús, hoy me pones delante de mí el bien y el mal, el bien como son las bienaventuranzas y los Ay! que son mis necesidades para no reconocer mi pobreza. Dame la gracia de vivir como un bienaventurado. La pobreza de reconocer que nací, vivo y muero para ti, porque Tu eres la razon de mi existencia, y todo lo demás son bendiciones que tu me quieres dar para realizarme como cristiano, para llegar a ser santo. Despierta en mí el hambre de ti, para buscarte en el silencio de mi corazón, para disfrutar cada minuto, cada segundo cuando estoy cerca de ti y poder alcanzar una comunión espiritual contigo. Regálame tu corazón de carne para que sienta el dolor y sufrimiento de mis hermanos como también entregar ciertas cosas que yo sol@ no puedo cambiar. Ayúdame a tener fortaleza para pasar el mismo camino que tú viviste, la pasión, la muerte y la resurrección. Yo quiero vivir aquí como si fuera el cielo, quiero adelantar ese gozo en esta tierra porque la paz, la esperanza y el amor solo tu lo puedes dar, y contigo quiero estar, Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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