lunes, 14 de septiembre de 2020

La cruz es el agradecimiento de un amor hasta el extremo


Números 21, 4b-9
En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo." El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes." Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: "Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpiente quedarán sanos al mirarla." Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.
Palabra de Dios


Salmo 77 " No olvidéis las acciones del Señor"

Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Palabra de Dios


Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."
Palabra del Señor


Una de las críticas que recibimos los católicos es que algunos dicen que adoramos imágenes ya sea de la virgen, el signo de la cruz, o que adoramos estatuas o medallas de los santos. Nosotros no adoramos las imágenes, estampitas o estatuas, sino que esa imagen por ejemplo de Cristo crucificado nos ayuda de alguna manera visual a recordar el amor de Cristo por cada uno de nosotros. El Padre Ignacio Larraniaga en sus talleres de Oracion y Vida nos explica de las diferentes maneras para uno relacionarse con Dios y entre las modalidades está la lectura rezada, oración escrita, oracion visual, entre otras. En este caso la oración visual nos ayuda a acercarnos y contemplar el misterio salvífico de Cristo en la cruz por nosotros si es que tenemos una imagen de Cristo crucificado. De la misma manera cuando escuchamos música cristiana, o cantos gregorianos vamos preparando o disponiendo el alma para la oración, para la adoración.
Cuando una medalla, una estatua, una imagen es bendecida por el sacerdote nos recuerda que Dios está presente allí. La imagen o medalla de un santo nos recuerda que podemos pedir su intercesión para que nos ayude a llevar  el plan de Dios que tiene para con nosotros.

En algunas partes del mundo hoy se celebra la exaltación de la Santa Cruz. Es buen momento para también recordar que hay una guerra contra la cruz en muchos lugares. El laicismo y el secularismo extremo toman una postura de hacer desaparecer los símbolos religiosos. Entonces las cruces que están en los espacios públicos, en los hospitales, en las escuelas y en los despachos de los funcionarios hay que quitarlas porque estos son enemigos de la cruz. Ellos a través de una ideología laicista resultan sin desearlo aliados de otros que sí están en contra de la cruz desde hace mucho tiempo, a saber los musulmanes. Para los musulmanes la cruz es una ofensa para Dios, decir que Jesucristo es Dios, es una ofensa para ellos, decir que Jesus murió en la cruz por nosotros es algo que es repugnante, intolerante y por eso debe ser prohibido. Así ellos miran la cosa. Pero también los hindúes detestan la cruz. No se nos olvide que también la cruz es odiada y temida por el mismo satanás.
Hay que tener mucho cuidado con todo esto porque nos debe poner a pensar que el primero que rechazó la cruz fue el demonio  porque en ella tuvo la peor derrota el demonio. Eso nos debe de poner a pensar, a pensar mucho.

Hoy en la fiesta de la exaltación de la Cruz nosotros no adoramos al sufrimiento, sino que es reconocer el agradecimiento del amor de Dios por cada uno de nosotros, un amor que llega hasta el extremo. La cruz debería de ser como para San Pablo, la cruz debería ser motivo de orgullo porque es fuerza de salvación, es el lugar donde más he sido amado, donde he sido liberado, la cruz es la que ha abierto la puerta para llegar al cielo y me ha mostrado que soy un pecador y a la vez son amado y redimido. Todo eso me lo ha dado la cruz y no puedo apartarme del misterio de la cruz. Si para algunos odian la cruz, para nosotros los católicos con mayor razón amemos la cruz, portar la cruz con respeto y veneración. No perdamos el valor de la cruz, no es un adorno, su valor es lo que sucedió allí, que fuimos amados, perdonados, redimidos, liberados y adoptados en la cruz. Saludemos la cruz que es la Gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Dios todo poderoso
que habéis sufrido la muerte
sobre el árbol de la cruz,
por nuestros pecados,
acompáñadme,
Santa Cruz de Jesucristo,
ten piedad de mí.
Santa Cruz de Jesucristo,
rechazad de mi toda arma cortante y de fuego.
Santa Cruz de Jesucristo,
derramad sobre mi todo bien.
Santa Cruz de Jesucristo,
descartad de mi todo mal.
Santa Cruz de Jesucristo,
haced que alumbre el camino de la salud.
Santa Cruz de Jesucristo,
rechazad de mi todo atentado de muerte.
Santa Cruz de Jesucristo,
presérvame de accidentes corporales y temporales.
Que yo adore la Santa Cruz de Jesucristo por siempre;
Jesús de Nazaret crucificado, tened piedad de mí.
Haced que el Espíritu maligno y nocivo,
se aparte de mí, por los siglos de los siglos.
Amén.

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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