El que es hipócrita no sabe amar.... Papa Francisco.
Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 9-13
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes, fue leal, recto e irreprochable; sabéis perfectamente que, lo mismo que un padre con sus hijos, nosotros os exhortábamos a cada uno de vosotros, os animábamos y os urgíamos a llevar una vida digna de Dios, que os ha llamado a su reino y a su gloria. Por tanto, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.
Palabra de Dios
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 9-13
Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.
Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes, fue leal, recto e irreprochable; sabéis perfectamente que, lo mismo que un padre con sus hijos, nosotros os exhortábamos a cada uno de vosotros, os animábamos y os urgíamos a llevar una vida digna de Dios, que os ha llamado a su reino y a su gloria. Por tanto, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.
Palabra de Dios
Salmo 138, 7-8. 9-10. 11-12ab R/. Señor, tú me sondeas y me conoces
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 27-32
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
Palabra del Señor
El fin de semana pasado estuve en el cumpleaños de una amiga, y cuando íbamos a tomar las fotos, en mi caso por ejemplo tenía cuidado que la foto quedara bonita, con buena luz, el mejor ángulo, y hasta use una aplicación de filtros para corregir imperfecciones, en conclusión lo que buscaba era que la foto quedara preciosa.
Traje este ejemplo porque Jesús reprueba las prácticas puramente externas que no van acompañadas de un sentimiento interior, sino que muestran más bien una actitud hipócrita. Cuántas veces puede suceder esto, también hoy: se conservan formas tradicionales de religiosidad, pero sin que correspondan a una vivencia profunda de la fe que parecen expresar. Jesús denuncia reiteradamente la hipocresía a lo largo de su predicación, esto se aplica no sólo a los jerarcas de la Iglesia sino también a la comunidad de creyentes. Algunos profesan con sus palabras que son Cristianos, pero su testimonio de vida está lejos porque aún albergan en su corazón odio, resentimientos, venganza, enojo, critican, blasfeman.
Te has preguntado, ¿de qué valen las apariencias o la buena impresión que podamos dar ante los demás? San Pablo quería que se le tuviera por ministro de Cristo, porque esta apreciación era correcta y contribuía a la difusión del evangelio. Pero añadía: «En cuanto a mí, bien poco me importa el ser juzgado por vosotros o por cualquier tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Mi conciencia no me reprocha nada, pero no por eso me considero inocente. El que me juzga es el Señor» (1Cor 4,4). Al margen de la opinión que se forjen los otros sobre uno, lo decisivo es ese juicio del Señor. Ante él no valen la simulación ni el disimulo; solo nuestra verdad. Si somos esclavos de la imagen que los demás se hagan de nosotros e incluso recurrimos a la simulación, corremos el riesgo de perder el sentido de la verdad.
Pidámosle al Señor que nos ayude a ser íntegros y coherentes en lo que decimos ser y decir, que no vivamos de las apariencias porque ellas nos esclavizan. El Señor nos quiere libres y la libertad está en caminar en la verdad.
Oremos con el Salmo 138
Señor, tú me sondeas y me conoces
Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mi»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Amen.
Dios te bendiga,
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 27-32
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
Palabra del Señor
La primera lectura inicia diciéndonos “ Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios “, en otras palabras el evangelio de Dios es el amor.
Una de las prácticas que con frecuencia hago es el examen de conciencia en la noche, la razón es porque debemos ser un poco más conscientes de las cosas que hacemos durante el día. Los indicadores son muy sencillos, hazte la pregunta “ qué signos de amor hiciste durante el día y si no lo hiciste, cual es la causa de no haberlo hecho y como piensas mejorar ”.
Este balance que es frecuente en las empresas, nosotros también debemos de hacerlo en nuestra vida personal y espiritual. Esta vez Pablo les habla a los Tesalonicenses lo que ha vivido por causa del evangelio, desvelos, esfuerzos y fatigas; también reconoce que la comunidad ha acogido la Palabra que se les ha anunciado. Sus esfuerzos han dado resultado, y no hay mayor satisfacción para un misionero que contemplar el fruto de su trabajo evangelizador. La comunidad es fruto de la Palabra proclamada y acogida como lo que es, Palabra de Dios.
Pablo manifiesta también que se ha comportado como un verdadero padre con sus hijos y esto es bien importante porque los líderes de las comunidades y religiosos deben tener un corazón tan grande capaz de acoger y abrazar a todos quienes se acerquen, teniendo un cuidado paternal o maternal para que se pueda engendrar la vida de fe. Ayer decíamos las características de un verdadero Apóstol en la persona de Bartolome, hoy Pablo nos recuerda que el interés primordial del apóstol no es lo material sino lo espiritual.
Este balance que es frecuente en las empresas, nosotros también debemos de hacerlo en nuestra vida personal y espiritual. Esta vez Pablo les habla a los Tesalonicenses lo que ha vivido por causa del evangelio, desvelos, esfuerzos y fatigas; también reconoce que la comunidad ha acogido la Palabra que se les ha anunciado. Sus esfuerzos han dado resultado, y no hay mayor satisfacción para un misionero que contemplar el fruto de su trabajo evangelizador. La comunidad es fruto de la Palabra proclamada y acogida como lo que es, Palabra de Dios.
Pablo manifiesta también que se ha comportado como un verdadero padre con sus hijos y esto es bien importante porque los líderes de las comunidades y religiosos deben tener un corazón tan grande capaz de acoger y abrazar a todos quienes se acerquen, teniendo un cuidado paternal o maternal para que se pueda engendrar la vida de fe. Ayer decíamos las características de un verdadero Apóstol en la persona de Bartolome, hoy Pablo nos recuerda que el interés primordial del apóstol no es lo material sino lo espiritual.
Traje este ejemplo porque Jesús reprueba las prácticas puramente externas que no van acompañadas de un sentimiento interior, sino que muestran más bien una actitud hipócrita. Cuántas veces puede suceder esto, también hoy: se conservan formas tradicionales de religiosidad, pero sin que correspondan a una vivencia profunda de la fe que parecen expresar. Jesús denuncia reiteradamente la hipocresía a lo largo de su predicación, esto se aplica no sólo a los jerarcas de la Iglesia sino también a la comunidad de creyentes. Algunos profesan con sus palabras que son Cristianos, pero su testimonio de vida está lejos porque aún albergan en su corazón odio, resentimientos, venganza, enojo, critican, blasfeman.
Te has preguntado, ¿de qué valen las apariencias o la buena impresión que podamos dar ante los demás? San Pablo quería que se le tuviera por ministro de Cristo, porque esta apreciación era correcta y contribuía a la difusión del evangelio. Pero añadía: «En cuanto a mí, bien poco me importa el ser juzgado por vosotros o por cualquier tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Mi conciencia no me reprocha nada, pero no por eso me considero inocente. El que me juzga es el Señor» (1Cor 4,4). Al margen de la opinión que se forjen los otros sobre uno, lo decisivo es ese juicio del Señor. Ante él no valen la simulación ni el disimulo; solo nuestra verdad. Si somos esclavos de la imagen que los demás se hagan de nosotros e incluso recurrimos a la simulación, corremos el riesgo de perder el sentido de la verdad.
Pidámosle al Señor que nos ayude a ser íntegros y coherentes en lo que decimos ser y decir, que no vivamos de las apariencias porque ellas nos esclavizan. El Señor nos quiere libres y la libertad está en caminar en la verdad.
Oremos con el Salmo 138
Señor, tú me sondeas y me conoces
Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.
Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mi»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.
Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
--
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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