viernes, 13 de agosto de 2021

El camino tiene etapas, y cada etapa tiene una enseñanza y eso hay que aprender a valorar.

 


El camino tiene etapas, y cada etapa tiene una enseñanza y eso hay que aprender a valorar.

Primera lectura
Lectura del libro de Josué 24,1-13
En aquellos días, Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos de Israel, a los jefes, a los jueces y a los magistrados. Y se presentaron ante Dios.
Josué dijo a todo el pueblo:
«Así dice el Señor, Dios de Israel: “Al otro lado del río Eufrates vivieron antaño vuestros padres, Teraj, padre de Abrahán y de Najor, y servían a otros dioses. Yo tomé a Abrahán vuestro padre del otro lado del Río, lo conduje por todo la tierra de Canaán y multipliqué su descendencia dándole un hijo, Isaac.
A Isaac le di dos hijos: Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seír, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.
Envié a Moisés y Aarón y castigue a Egipto con los portentos que hice en su tierra. Luego os saqué de allí. Saqué de Egipto a vuestros padres y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con sus carros y caballos hasta el mar Rojo, pero ellos gritaron al Señor y el tendió una nube oscura entre vosotros y los egipcios; después hizo que se desplomara sobre ellos el mar, que los anegó.
Con vuestros propios ojos visteis lo que hice con Egipto.
Después vivisteis en el desierto muchos años. Os llevé luego a la tierra de los amorreos que vivían al otro lado del Jordán: ellos os atacaron, pero yo os los di. Así tomasteis posesión de sus tierras, y yo los exterminé a vuestra llegada.
Entonces se alzó Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, para atacar a Israel; y mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijera; pero yo no quise escuchar a Balaán, que no tuvo más remedio que bendeciros, y así os libré de sus manos.
Pasasteis después el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó ( y los amorreos, perizitas, cananeos, hititas, guirgascos, heveos y jebuseos) os atacarán, pero yo os los di; mandé delante de vosotros avispas, que expulsaron, al llegar vosotros, a los dos reyes amorreos: no fue con tu espada ni con tu arco.
Y os di una tierra por la que no habíais sudado, ciudades que no habíais construido y en las que ahora vivís, viñedos y olivares que no habíais plantado y de cuyos frutos ahora coméis”».
Palabra de Dios


Salmo l 135,1-3.16-18.21-22.24 R./ Porque es eterna su misericordia

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 19,3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
«¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió:
« ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
« ¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla? ».
Él les contestó:
«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer - no hablo de unión ilegítima - y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
«Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
«No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».
Palabra del Senor


En la primera lectura Dios les quiere enseñar a su pueblo que hay que valorar el camino que ha conducido hasta llegar a ella. Han sido muchos años de peregrinación y pruebas, por eso hay que hacer memoria de todo lo que han luchado y es Josue quien hace recordar las etapas de ese camino.

Hay tres cosas importantes que Josue resalta: la Primera es, que el Señor ha sido quien ha tejido la historia del actual pueblo, desde Abrahán hasta su situación actual; la segunda es, que la privilegiada situación actual del pueblo se debe a la acción de Dios que a través del desierto les ha llevado a la tierra prometida; La tercera, que toda la historia del pueblo ha sido construida gracias a la protección de Dios. Por eso no es posible pensar en adorar a otros dioses extraños al Dios de Israel.

En el antiguo testamento nos quiere mostrar que no  se puede vivir de los recuerdos aunque ellos sean maravillosos y grandiosos. Tampoco debemos de olvidar o llegar a perder la memoria de donde nos sacó Dios. Cada día es una nueva oportunidad para vivir, para ser mejores y esa es la obra que hace el Espíritu Santo en nosotros, ayudarnos a ser la mejor versión de nosotros.

Una de las tantas bendiciones que tengo es preparar a las parejas para que reciban el sacramento del matrimonio. Y digo que es una bendición porque he aprendido mucho acerca de este sacramento y cuando escucho a los padres decir “ El matrimonio es el signo del amor sacrificial de Dios por cada uno de nosotros “, ahora entiendo a que se refieren.

 Cristo dio hasta su vida por la iglesia y de la misma manera Él espera que cada uno de los cónyuges haga lo mismo, entregarse mutuamente, desde la generosidad, el compromiso, fidelidad al amor. El sacramento del matrimonio es una ofrenda de todos los días, porque es sacrificar el orgullo, cada uno debe morir al orgullo para que pueda darle vida al otro.  Es imposible hacerlo desde nuestras propias fuerzas. Al ser sacramento Cristo está en el medio de los cónyuges dándonos la fuerza, la sabiduría, la paciencia, la tolerancia, el respeto, el amor, todo lo que se necesita para permanecer en el amor esponsal.    

El matrimonio fue instituido como una alianza o compromiso de por vida entre dos personas, sin más condiciones que la de entregarse mutuamente de modo absoluto.

A veces la indisolubilidad conlleva dificultades, no cabe dudas. Pero en algunos casos son fruto de los errores o de la voluntad torcida de los hombres. Y eso no puede anular la voluntad radical de Dios. El matrimonio como alianza no se puede romper, ni siquiera por la culpa del otro. El hombre y la mujer se entregan el uno al otro y no son sino “una sola carne” con la misma ternura con la que Dios se entrega a la persona que le ofrece gozosa acogida y compromiso de lealtad.

El signo del amor sacrificial de Dios está presente entre el hombre y la mujer a través del sacramento del matrimonio.

Oración de Esposos
Señor, nuestro Dios
te bendecimos por tomar
en tus manos nuestro amor.
Ayúdanos a cumplir
nuestra misión.
Ven a compartir nuestra vida.
Ayúdanos a formar a
nuestros hijos, a ser
testigos de tu amor
en nuestra familia
y en la comunidad.
Danos fuerza en los desalientos.
Comparte nuestras alegrías.
Señor, bendice nuestro amor. Amén.

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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