miércoles, 9 de noviembre de 2022

El santuario de nuestra alma.

 


El santuario de nuestra alma.


Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 47, 1-2. 8-9. 12

En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo del Señor.
De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este —el templo miraba al este—. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.
Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho.
Me dijo:
«Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal. Cuando hayan entrado en él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado hasta allí, habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente.
En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».
Palabra de Dios

Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9 R/. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.

Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.

El Señor del universo está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra. R/.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 9c-11. 16-17

Conforme a la gracia que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, puse el cimiento, mientras que otro levanta el edificio. Mire cada cual cómo construye.
Pues nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo.
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros.
Palabra de Dios

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito:
«El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«¿Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Palabra del Senor

El santuario de nuestra alma.


Hoy quiero reflexionar acerca de lo importante que es la comunicación. La comunicación es un elemento esencial en la vida humana. Las personas necesitamos la comunicación. Sin comunicación entre nosotros no hay vida humana, es el mejor medio para llegar a los demás. Es lo que también ocurre en nuestra relación con Dios. Cuando descubrimos que Dios existe, que, en una prueba de supremo amor, nos ha enviado a su propio Hijo Jesús para que se comunique con nosotros, para revelarnos las verdades más necesarias para vivir con sentido, con esperanza, con alegría… Nuestra comunicación con Dios y su Hijo Jesús es algo espontáneo, que nos surge de nuestro corazón cristianizado.

Este diálogo, esta comunicación con nuestro Dios y su Hijo Jesús, la podemos y debemos realizar atendiendo a nuestra doble condición de personas individuales y de personas comunitarias. De donde se derivan la oración personal y la oración comunitaria. Nuestras iglesias, nuestros templos, son lugares donde podemos realizar esta doble modalidad de nuestra oración. Pero quizás resalten más en ellas la oración que los cristianos vivimos como comunidad, como comunidad de hermanos  que quieren adorar y dialogar con nuestro Dios. La oración comunitaria nos ayuda también a crecer en la fe, porque descubrimos cómo Dios nos habla a través de nuestro hermanos, como Él se hace presente en cada historia y situación, como Él va sanando y restaurando la vida de los hermanos en la comunidad de fe. A través de la oración de alabanza agradecemos a Dios por todos los favores recibidos, alabamos su Nombre, su Poder, le manifestamos nuestro amor.  

No podemos olvidarnos, como nos dice san Pablo en la primera lectura, que también nosotros somos edificación de Dios, que nos ha edificado poniendo como fundamento al mismo Cristo. Esta es nuestra dignidad porque somos edificación de Dios y en nosotros habita Dios. Si somos templo de Dios y lo dejamos actuar en nosotros nuestras obras deben ser según su voluntad, si esto no sucede por causa de nuestra incoherencia, entonces en el fondo hay una división o fractura dentro de nosotros. Dios nos crea y nos bendice, a través de Dios hijo nos acompaña para que hagamos obras iguales o mayores que Su Hijo Jesucristo, y Dios Espíritu Santo nos recuerda el gran amor que Dios nos tiene y además nos sostiene en este peregrinar de la vida. Jesus nos recuerda en el evangelio la importancia de tener y mantener una comunicación íntima con la Santísima Trinidad, para que el santuario de nuestra alma sea llenado sólo por Él.

Hoy hago un alto en el camino para revisar cómo está mi comunicación conmigo mismo, contigo Señor y con los demás. Por el afán de cada día ni siquiera tengo tiempo para estar a solas, para escuchar mi voz interior que me lleva a escucharte a ti. Tu voz me exhorta porque me confronta con lo que tu me pides que haga y lo que yo hago, tu voz me hace reconocer y recapacitar en que faltas de amor he caído durante el día. Los tiempos que estoy a solas ante ti me dan la luz para llegar al discernimiento y entender porque a veces suceden las cosas, que debo de aprender en cada situación, me vas mostrando cómo tú me aconsejas y guías mis pasos para encontrar la solución de la dificultad. Estar a solas contigo me ayuda a crecer en la fe sabiendo que no estoy sol@. La comunicación con el otro me ayuda a abrir mi corazón para ser misericordioso con el otro, a darme cuenta que también los demás tienen problemas y quizás mayores que los míos, que el mundo no puede girar sólo en torno a mi. La comunicación con el otro me permite acercarme, conocerlo, entenderlo y crear lazos de fraternidad. Dame la gracia Señor de reconocer la importancia de la comunicación consigo mismo, contigo y con los demás, y que al mantener una comunicación íntima con la Santísima Trinidad mi alma sea llenada por ti, Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!  



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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