Maria nos marca el camino de la sencillez, humildad, acogida de la Palabra de Dios y disponibilidad.
Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 14,1-3.4b-5:
Yo, Juan, miré y he aquí que el Cordero estaba de pie sobre el monte Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabados en la frente su nombre y el nombre de su Padre. Oí también como una voz del cielo, como voz de muchas aguas y como voz de un trueno poderoso; y la voz que escuché era como de citaristas que tañían sus citaras.
Estos siguen al Cordero adondequiera que vaya. Estos fueron rescatados como primicias de los hombres para Dios y el Cordero. En su boca no se halló mentira: son intachables.
Palabra de Dios
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6 R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,1-4
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Palabra del Senor
Hoy celebra nuestra Iglesia la presentación de Maria en el templo. Esta fiesta que nos recuerda o porque es tan importante para nosotros los católicos?
Tenemos que comenzar por el principio. Dios escogió o eligió como madre a la Virgen Maria porque ella nos marca el camino de la sencillez, humildad, acogida de la Palabra de Dios, servicio, atención, y disponibilidad entre más virtudes. Ella es el modelo para todo discípul@ de Cristo. Ella se reconoce como elegida porque en el Magnificat dice “ He aquí la esclava del Señor…” Maria reconoce su pequeñez, no se alardea por ser elegida la Madre de Dios y Madre de Jesús. Su actitud humilde hace que Maria sea grande. Maria acoge la Palabra de Dios de tal manera que ella vive en constante presencia y adoración a Dios. Al ella acoger la Palabra de Dios hace posible que tenga una disposición que le lleva a acoger los planes salvíficos de Dios no solo sin oposición, sino cooperando y haciéndose presente en las actuaciones salvíficas de su Hijo.
Pensemos por un momento, nosotros nos sentimos elegidos por Dios para hacer obras iguales o mayores que su hijo? Si no me siento elegido por Dios para hacer parte de su plan divino puedes decir el porque? ¿Cómo es mi relación con la Virgen Maria? ¿Reconozco a la Virgen Maria como el modelo de discípulo de todo cristiano? porque? . Estas preguntas nos las debemos hacer porque es una manera de darnos cuenta como veo a Dios, cuál es la mi relación con El, como me siento ante su presencia y a su llamado.
El evangelio de Lucas nos habla acerca de la historia de una pobre viuda que da lo que tiene sabiendo que lo necesitaba para vivir. Jesus hoy nos quiere exhortar de varias cosas.
La primera pregunta de Jesus es, ¿qué estás dando? das lo que te sobra o eres capaz de dar hasta aquello que necesitas para vivir?
Lo segundo es , ¿Cómo está nuestra fe y confianza en Dios? ¿Creemos que tenemos un Dios que provee? Creemos que tenemos un Dios que se sintoniza con nuestras preocupaciones?
Lo tercero, nosotros como estamos frente al sufrimiento del prójimo ¿somos capaces de sintonizar con los apuros de nuestros prójimos, como lo siente Jesús?
Cuarto, la sociedad nos lleva a una vida de consumos y apariencias, cuando la realidad de tanta pobreza en nuestro mundo nos obligaría a una vida digna pero austera, una sensibilidad ecológica y solidaria, comprometida con la igualdad y el respeto por los pobres y perjudicados del planeta. Soy consciente de esta realidad ?
Quinto, Jesus nos hace esta pregunta personal y directa, cual es mi compromiso en la búsqueda de soluciones para los que pasan necesidad y sufren las diferencias enormes entre los pueblos. Dios es nuestro Padre y nosotros sus hijos, Él quiere y espera que nosotros como hermanos vivamos en la misericordia, la dignidad, la libertad y el amor, siendo un canto de salvación y de paz con nuestros semejantes.
Que hoy a través de la Virgen Maria, ella que es nuestra intercesora nos ayude a construir el Reino de Dios. Hagamos del Magnificat nuestro canto de alabanza y compromiso. Amen.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
Lo segundo es , ¿Cómo está nuestra fe y confianza en Dios? ¿Creemos que tenemos un Dios que provee? Creemos que tenemos un Dios que se sintoniza con nuestras preocupaciones?
Lo tercero, nosotros como estamos frente al sufrimiento del prójimo ¿somos capaces de sintonizar con los apuros de nuestros prójimos, como lo siente Jesús?
Cuarto, la sociedad nos lleva a una vida de consumos y apariencias, cuando la realidad de tanta pobreza en nuestro mundo nos obligaría a una vida digna pero austera, una sensibilidad ecológica y solidaria, comprometida con la igualdad y el respeto por los pobres y perjudicados del planeta. Soy consciente de esta realidad ?
Quinto, Jesus nos hace esta pregunta personal y directa, cual es mi compromiso en la búsqueda de soluciones para los que pasan necesidad y sufren las diferencias enormes entre los pueblos. Dios es nuestro Padre y nosotros sus hijos, Él quiere y espera que nosotros como hermanos vivamos en la misericordia, la dignidad, la libertad y el amor, siendo un canto de salvación y de paz con nuestros semejantes.
Que hoy a través de la Virgen Maria, ella que es nuestra intercesora nos ayude a construir el Reino de Dios. Hagamos del Magnificat nuestro canto de alabanza y compromiso. Amen.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
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