martes, 1 de noviembre de 2022

La santidad, camino que nos lleva a una vida en plenitud!

 


La santidad, camino que nos lleva a una vida en plenitud!


Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis 7, 2-4. 9-14

Yo, Juan, vi a otro ángel que subía del oriente llevando el sello del Dios vivo. Gritó con voz potente a los cuatro ángeles encargados de dañar a la tierra y al mar diciéndoles:
«No dañéis a la tierra ni al mar ni a los árboles hasta que sellemos en la frente a los siervos de nuestro Dios».
Oí también el número de los sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de Israel.
Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con voz potente:
«¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero!».
Y todos los ángeles que estaban de pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro vivientes cayeron rostro a tierra ante el trono, y adoraron a Dios, diciendo:
«Amén. La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén».
Y uno de los ancianos me dijo:
«Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido?».
Yo le respondí:
«Señor mío, tú lo sabrás».
Él me respondió:
«Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero».
Palabra de Dios

Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 R/. Esta es la generación que busca tu rostro, Señor.

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 1-3

Queridos hermanos:
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no lo conoció a él.
Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro.
Palabra de Dios


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
Palabra del Señor


Hoy nuestra iglesia celebra la Solemnidad del día de todos los Santos y se nos ofrece la oportunidad para reflexionar sobre la santidad. ¿Qué significa ser santo? Porque Jesus nos invita a la santidad? ¿Qué características tiene un santo? podemos llegar a la santidad?

Como nos decía el Padre Alejandro Restrepo en su homilía en la misa de hoy, el santo es aquel que siempre se sintió pecador, y que nunca se sintió santo. El santo fue un ser humano que también sintió angustia, temor, miedo, enojo, decepción pero sabían dónde ir, a la presencia de Dios. Lo tercero un santo no pelea ante la voluntad de Dios aunque esta sea difícil.

Pero también hoy se nos invita a reflexionar desde tres perspectivas. En primer lugar, la necesidad de hacer una elección. Debemos elegir si queremos llevar una vida acorde con el Evangelio o si por el contrario lo haremos siguiendo los valores del mundo. No es una elección fácil porque las consecuencias de dicha elección no son siempre agradables. Lo Segundo, aceptar que la Palabra de Dios nos interpele, nos exhorte, nos corrija. Nunca acomodarla o reducirla a nuestros deseos. Tercero, el tema de la fidelidad, que nos puede ayudar a repensar la santidad más allá de ciertas visiones viciadas. Fidelidad, significa morir así mismo para que Cristo crezca en nosotros.

También un santo es aquel quien ama hasta el extremo, quien es alegre, y se esfuerza para que la presencia de Dios viva en él y a través de él. Podemos decir que un santo es aquel que ha sido consecuente y perseverante en su búsqueda de Dios. El santo no es el que nunca ha pecado sino el que pecó, se arrepintió y además siempre se pone en camino para buscar parecerse a Cristo el hijo de Dios. Es por eso que la santidad es un camino que implica combate, no dejándome atrapar por el mundo y vivir agradando a Dios. Dios nos llama a la santidad desde lo que somos, desde nuestros aciertos y desaciertos, desde nuestras debilidades y fortalezas, desde nuestros miedos y fracasos. Es por eso que la lectura del evangelio de hoy son las bienaventuranzas, porque esa es la brújula de santidad para los cristianos. Dios nos da las bienaventuranzas porque nos quiere enseñar en nuestras vidas que si es posible llegar a la santidad, eso tan difícil de alcanzar pero a la vez que Él mismo nos pide que lleguemos a ser. Jesús es el Santo de Dios y en su vida y su palabra está la santidad que Dios ha pensado para nuestras vidas.

Si revisamos con detenimiento las bienaventuranzas son las realidades que se viven en esta tierra  y que preparan la bienaventuranza más allá de esta tierra. No podemos separar la existencia terrena de la vida más allá de este mundo. Hay que tener los pies en la tierra y el alma elevada al cielo. Las bienaventuranzas marcan un camino como es reconocer nuestra propia indigencia, realizar el bien concreto con mi hermano.

También podemos decir que las bienaventuranzas se anticipan en el banquete eucarístico. El Cristo que comulgamos hoy es el mismo Cristo que nos recibirá en la gloria; el mismo que se dará como alimento dulcísimo en el cielo, para regocijo de ángeles y hombres. Aprender a comulgar es un ejercicio de cielo. Una misa bien vivida es una escuela de alegría, de alabanza y sobre todo de gratitud.

Feliz día de todos los santos!!!

Señor Jesús, hoy en este día contemplamos el triunfo de todos los santos, hombres y mujeres que hicieron posible en sus vidas el evangelio. Ellos nos dan esperanza para seguir en este combate del mundo, aunque caigamos una y otra vez, tú desde la misericordia nos levantas para que sigamos el camino que nos lleva hasta el Padre.  Ayúdame a reconocer que no soy tan bueno, que soy pecador y que lo bueno que hay en mi es porque tu lo pusiste allí. Que te busque en los momentos de dificultad, que no pelee ante tu voluntad sino que más bien acepte con paz y serenidad tus planes divinos por más difícil que sea aceptarlos.  Este camino es una decisión, una decisión de llevar una vida coherente con el evangelio. Deseo gastar mi vida amando, viviendo alegre, y con esperanza. Que cada esfuerzo que de sea hacia ti para que tu rostro se refleje en mi. Ayúdame a vivir cada día agradando a Dios. Que por tu intersección, de Maria y San José, y de todos los santos pueda yo entrar en la ruta de la santidad,  permitiendo que tu presencia brille en cada obra que haga con amor, Amen, Amen, Amen.


Dios te bendiga,


¡¡¡Alabado sea Jesucristo!!!



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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