No permitas que las malas experiencias en el amor nos vuelva insensibles o que no creamos en el amor.
Jeremías 7,23-28
“Escuchad mi voz, Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Seguid el camino que os señalo, y todo os irá bien”.
Sal 94,1-2.6-7.8-9 R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón»
Lucas 11,14-23
En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.
Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».
Palabra del Señor
Mi amado Jesús, en este tiempo de gracia tú nos ofreces que revisemos nuestro comportamiento con nosotros mismos, contigo y con los demás. A veces nos flagelamos por los errores cometidos y pensamos que no merecemos las bendiciones que vienen de parte de ti, otras veces nuestra actitud es de mediocre porque al saber que tu eres misericordioso y que me amas a pesar de mis errores, entonces tengo el aval de hacer obras que me lastiman o lastiman a otros. Con correas de amor nos atraes hacia ti, no te impones ni tampoco nos envías desgracias para que te amemos, más bien con tu voz suave y amorosa me dices cuanto valgo para ti.
Sal 94,1-2.6-7.8-9 R/. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón»
Lucas 11,14-23
En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo.
Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».
Palabra del Señor
Mi amado Jesús, en este tiempo de gracia tú nos ofreces que revisemos nuestro comportamiento con nosotros mismos, contigo y con los demás. A veces nos flagelamos por los errores cometidos y pensamos que no merecemos las bendiciones que vienen de parte de ti, otras veces nuestra actitud es de mediocre porque al saber que tu eres misericordioso y que me amas a pesar de mis errores, entonces tengo el aval de hacer obras que me lastiman o lastiman a otros. Con correas de amor nos atraes hacia ti, no te impones ni tampoco nos envías desgracias para que te amemos, más bien con tu voz suave y amorosa me dices cuanto valgo para ti.
Como somos de sordos al no escucharte, como somos de ciegos al no verte, como somos de insensibles al no sentirte. Esto es una señal que nuestro ser tiene un caparazón para evitar el dolor y el sufrimiento, todo esto ha sido producto de las malas experiencias que hemos tenido en el amor.
Sana nuestro corazón para que podamos volver a creer en el amor, y sana nuestra memoria para que los recuerdos no me hagan una mala jugada. Actúa sobre mi voluntad para que pueda confiar en ti y yo permita que seas mi compañero de viaje. En el camino encontraremos otros caminantes, algunos nos van a rechazar, otros nos admiraran y hasta seremos incomprendidos. Tu mensaje de amor es locura para algunos, pero esa es la clave para vivir en un mundo más justo y más humano.
Que la fuerza de Dios a través de Su Espíritu Santo nos dé la gracia de permanecer en Tu amor, de dejar actuar su amor en y a través de nosotros. Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
--
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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