El amor pide presencia, Dios nos enseña cómo hacerlo.
Oremos a la Luz de la Palabra de Dios
Génesis 28,10-22a
" Dios esta conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo "
Salmo 90 " Dios mío, confío en ti. "
Evangelio Mateo 9,18-26
"Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá"
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:
«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con solo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla le dijo:
«¡Animo, hija! Tu fe te ha curado».
Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:
«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».
Se reían de él.
Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó.
La noticia se divulgó por toda aquella comarca.
Palabra del Señor
Señor, gracias por estar conmigo en todo momento y por cuidar cada paso que doy en esta vida. No importa donde me encuentre o lo que esté haciendo, Tu estar ahí esperando que yo abra los ojos y reconozca lo que estoy haciendo con mi vida. Mis errores, mis faltas y mis pecados no te separan de mí, más bien me miras con ojos de misericordia esperando pacientemente que vuelva hacia ti. Me cuidas, me amas, me bendices y sobre todo sales a mi encuentro para salvarme, porque el amor pide presencia, una presencia que es constante, que cuida, que tiene una escucha activa que me acerca al prójimo. Esta es la presencia real y amorosa que solo tú sabes hacer y por eso debo de confiar más en ti.
Tu eres un Dios que sigues cumpliendo las promesas “Yo estaré siempre con vosotros hasta la consumación de los siglos… no os dejaré huérfanos”. Danos la gracia Señor de acercarnos con fe a los sacramentos especialmente en la Eucaristía, el amor hecho carne que habita en medio de nosotros; Tú haces posible el milagro de regalarnos Tu continua presencia amistosa porque donde se abre el corazón se abre el cielo. Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!