No hay sanos y enfermos, sino enfermos que ya lo saben y enfermos que prefieren ignorar su enfermedad

 

Génesis 23,1-4.19;24,1-8.62-67

"Isaac con el amor de Rebeca, que se consoló de la muerte de su madre "

Salmo 105
" Dad gracias al Señor porque es bueno. "

Evangelio Mateo 9,9-13
"No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios "

En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él se levantó y lo siguió. Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: «¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y dijo: «No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

Palabra de Dios

Cuando estamos pasando por áridos desiertos y experimentamos nuestros propios límites y nuestra extrema fragilidad, Tu llegas Señor con tu amor y nos llenas de tu gracia y consuelo, nos levantas al darnos las fuerzas necesarias para seguir adelante. Donde mis fuerzas no llegan, Tu llegas, donde mi amor se escasea, Tu me llenas, donde el perdón no alcanza, Tu me arropas de misericordia, donde el cansancio me doblega y hace perder mi esperanza Tú me nutres con tu presencia dándome el consuelo que tanto necesito.  Siempre Señor te acuerdas de todos quienes ponemos la confianza en ti, Tu eres un Dios que cumple las promesas por amor a tu pueblo y doy gracias por eso. 

Hoy me exhortas con tu Palabra al recordar que no hay sanos y enfermos, sino enfermos que ya lo saben y enfermos que prefieren ignorar su enfermedad. Cómo caemos en el error de señalar la enfermedad del prójimo y hablar de su enfermedad. Otros reconocen su enfermedad y no hacen nada para sanarse y existen aquellos que son incapaces de reconocer su propia enfermedad pero se creen médicos y piensan que tienen autoridad para criticar a los demás.

Hoy me preguntas de cual grupo yo hago parte, del grupo de enfermos que reconocen su enfermedad y se acercan a ti para ser sanados, o soy del grupo de arrogantes que no han visto su enfermedad y nos creemos autorizados para criticarlo todo. Abre Señor nuestros ojos para que nos conozcamos a profundidad porque el comienzo de toda una vida espiritual está en el verdadero conocimiento de sí mismo en Dios.  

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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