miércoles, 28 de marzo de 2018

Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor….

Isaías 50, 4-9

En aquellos días dijo Isaías: Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.
El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos.
Mi Señor me ayudaba, por eso no me quedaba confundido, por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaré avergonzado. Tengo cerca a mi abogado, ¿quién pleiteará contra mí? Vamos a enfrentarnos: ¿Quién es mi rival? Que se acerque. Mirad, mi Señor me ayuda: ¿quién probará que soy culpable?
Palabra de Dios


Empecemos por decir que tenemos un Dios de orden. Dios cuando te llama para su misión, para ser tu el siervo de El, El se pone en el trabajo de enseñarte, de preparate, de instruirte, para que vayas bien preparado para el combate. Recordemos que Dios te llama y tu eres quien eliges si aceptas su llamado o no.

La lectura continúa diciéndonos “ El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado ni me he echado atrás “. El siervo de Dios sabe escuchar. Percibe la voz de Dios a pesar del ruido del mundo.El siervo es valiente y perseverante, no se acobarda, sabe donde a puesto su confianza,

Esa es la actitud de un servidor, humildad. A renglón seguido nos dice “ Ofrecí la espalda a los que golpeaban, la mejilla a los que mesaban mi barba. No oculté el rostro a insultos y salivazos “. Esta escena que nos recuerda? La pasión de nuestro Señor Jesucristo donde una vez más El nos enseña humildad, obediencia, fidelidad,  esperanza, fe, amor, confianza, y misericordia por nosotros.

Pero realmente que significa proclamar a Dios como Señor? es a la vez proclamarnos sus siervos. Las lecturas de estos días santos no son sólo un retrato de Cristo sino un camino para el cristiano. O con otras palabras: servir al Señor es prepararse para oír como oye el Siervo del Señor; hablar como él habla, padecer y resistir como él lo hace, triunfar, en fin, como él triunfa con la gracia y el poder divino.

Por último nos dice que no quedaremos confundidos. Pero porque a veces quedamos confundidos? Cuando hablamos de un Dios bueno y el mundo se muestra tan perverso y malo podemos sentirnos confundidos. Cuando un papá ha hecho todo lo que sabía y podía para educar bien a sus hijos y descubre que andan en malos pasos puede sentirse confundido. Se puede hasta preguntar, en que falle, que fue lo que hice mal para que sucediera esto, esto y mucho más preguntas. Cuando un misionero o un catequista prepara su mensaje de la mejor manera y sólo recibe burlas o indiferencia puede sentirse confundido. Cuando un sacerdote siente que por más que se entrega a su comunidad y ellos no responden con gratitud fácilmente el puede sentirse desolado. En fin, cuando la realidad nos desmiente y contradice, cuando todo se vuelve una muralla frente a nuestros mejores propósitos nos confundimos.

Pero también Dios cuando vence deja confundido a los adversarios. Dios desde su inmensa sabiduría deja confundido a los que pretenden destruirnos.  Pero para que estas victorias se den necesitamos dos cosas, Fe y paciencia. No es fácil mantenernos en la Fe y tener paciencia pero tampoco es imposible, siempre y cuando conocemos quien es el que sale en nuestra defensa y a quien le pertenecemos.

Salmo 68 " Señor, que tu bondad me escuche en el día de tu favor "

Mateo 26, 14-25

En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Id a casa de Fulano y decidle: "El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos".
Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.
Palabra de Dios

Hoy en el evangelio vemos cómo la frialdad en un corazón como el de Judas quien es capaz de negociar la vida de su maestro. Antes de señalar y afirmar “ Judas si es lo peor “ “ Cómo es posible que Judas haga esto “, revisemos muy bien como lo decía ayer, que nosotros también tenemos esa actitud de judas muchas veces cuando negamos nuestra fe en Cristo. Pero porqué lo hacemos? porque detrás de esa negación estamos esperando recibir algún tipo de ventaja. Por ejemplo esa fe que adquirimos cuando niños a veces la vendemos y la negamos para no perder los amigos de la juventud. Nos da vergüenza que nos tilden tan puritanos, santos,  cristianos, rezanderos y camanduleros. Como también aquellas personas que se prestan en participar en un negocio sucio traicionan no solo a Dios sino que además supieran y reconocieran cuánto daño hacen a las personas, es el caso de los narcotraficantes que por causa de eso se promueve la drogadicción, la prostitución, la pérdida de valores, solo por la codicia del dinero. Como también aquel sacerdote que en vez de predicar la verdad, qué importa que incomode algunos feligreses pero a veces no lo hace porque no quiere perder sus seguidores, su popularidad. Por eso cada traición es una venta.  Revisa cuáles son las cosas que estás tratando de adquirir y tendrás menos riesgo de vender a Cristo y de vender tu fe.

Hoy reconozco que aún actuó como Judas cuando guardo silencio ante una injusticia, cuando en vez de corregir con amor la falta de mi hermano prefiero no decir nada para evitar confrontamientos o quedar mal frente a los demás.  Dame la gracia de no negociar mi relación contigo, que si trabajo para el Reino Tuyo no es para adquirir algún beneficio personal sino por el contrario para darte la Gloria y el Honor solo a ti. Dame la valentía de evangelizar tu mensaje como Tu lo hiciste sin dejar nada guardado para mi. Amen, Amen, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!

Tarea: Ser Palabra de Vida para los demás.



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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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