jueves, 22 de noviembre de 2018

Jesús aun llora por la dureza de nuestro corazón.




Apocalipsis 5, 1-10
Yo, Juan, a la derecha del que estaba sentado en el trono vi un rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, gritando a grandes voces: "¿Quién es digno de abrir el rollo y soltar sus sellos?"
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el rollo y ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no se encontró a nadie digno de abrir el rollo y de ver su contenido.
Pero uno de los ancianos me dijo: "No llores más. Sábete que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y que puede abrir el rollo y sus siete sellos. "
Entonces vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo habían degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos-son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra-. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha.
Cuando tomó el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante él; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume-son las oraciones de los santos-. Y entonaron un cántico nuevo: "Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un reino de sacerdotes, y reinan sobre la tierra."
Palabra de Dios


Salmo 149 " Has hecho de nosotros para nuestro Dios un reino de sacerdotes "

Lucas 19, 41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: "¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida".
Palabra de Dios
Te alabamos Señor


Hoy la primera lectura nos muestra la Victoria de Cristo.  Para aquellos que ya están al otro lado después de haber pasado por el camino de dolor y la tragedia, sí que ellos pueden afirmar que esto es verdad.  Quizás para aquellos que en este momento están viviendo ese momento tortuoso y doloroso ven el futuro incierto y fácilmente sin esperanzas. Es fácil uno decirles “ Tenga esperanzas, no se preocupe que todo va salir bien “. Uno desde lo humano da su mejor esfuerzo para consolar al hermano pero realmente nuestras palabras no alcanzan a dar la paz y la esperanza que Cristo trae. 

Es motivo de inmenso gozo ver que Cristo tiene algo que decir cuando todos callan y sabe iluminar aun en medio de la más espesa noche. Su secreto está a la vista: él es aquel que viene lavado en su propia Sangre, en la que se resumen todas nuestras preguntas y reproches a la vida. Ya él ha cruzado el angustioso río del absurdo y fue más grande que los torrentes del caos y de la muerte. ¡Ha vencido, aleluya!

En el evangelio nos trae una escena preciosa como es que Jesús llora al ver a Jerusalén.

Jesús porque llora, cuál es la causa de tanto dolor?  Jerusalén una ciudad santa que no conoció el tiempo de la visita de Dios. El Señor está  arrasado en lágrimas de amor, de un amor no correspondido.
Pensemos por un momento y ponte a pensar si solo Jesús lloró esa vez al ver a Jerusalen de lejos o sera que aun sigue llorando porque decimos conocerlo pero no es así, decimos amarlo pero no lo amamos a profundidad, decimos que El nos ama pero realmente no nos dejamos amar por El. El sigue llorando en nuestro tiempo porque aún no hemos comprendido que con Él lo tenemos todo.

Jesús nos habla fuerte al decir “ Sí al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! ¡El Señor dice esto LLORANDO! Si eso lo hizo por una ciudad de piedra, ¿cuánto más no lo hará cuando ve nuestro corazón que lo rechaza a Él mismo ? 

Pensamos que la paz nos da las cosas exteriores y que podemos ser felices si matamos a Dios, eso es lo que el maligno nos quiere hacer creer y él está al acecho para intentarnos caer. El Señor nos está hablando al corazón constantemente, pero es más fácil actuar como los habitantes de la Jerusalén terrena y matar al Señor en nuestra conciencia. Que tontos somos al no darnos cuenta el amor que Cristo nos ofrece en la cruz.

¡Si comprendieras lo que conduce a la paz! Sólo el Señor puede hacer que su palabra sea "Dabar" (término hebreo que significa palabra que al ser pronunciada crea lo que dice) Si el Señor te desea la paz con su palabra creadora, y eres dócil al regalo que te quiere dar, serás una piedra viva más bella y santa, más parecida a Cristo, la Piedra Angular, en la ciudad santa, la Jerusalén celestial. Acoge la Palabra en tu corazón como María y verás como da grandes frutos.

Señor tu amor es tan grande que aun lloras porque aún no hemos entendido el ofrecimiento que hiciste en la cruz. Perdona aquellos que te pagan con la ingratitud y desprecio, por los que te ofendemos constantemente, cuida y protege aquellos quienes si te agradan Señor con sus obras, apartalos de todo mal. Hoy también quiero orar por aquellos que aún no te conocen, por los que un dia te conocieron y se alejaron porque no entendieron tu visita.  Gracias por no cansarte en visitar la morada de nuestro corazón porque lo único que quieres es traer verdadera alegría y consuelo a nuestras vida. Danos la gracia de comprender que contigo lo tengo todo y que sin ti no valgo nada, Amen, Amen, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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