miércoles, 14 de noviembre de 2018

La gracia de Dios no todos la reciben de la misma manera, por eso hay que conocernos a profundidad para reconocer nuestra indigencia.


Tito 3, 1-7
Querido hermano:
Recuérdales que se sometan al gobierno y a las autoridades, que los obedezcan, que estén dispuestos a toda forma de obra buena, sin insultar ni buscar riñas; sean condescendientes y amables con todo el mundo.
Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, íbamos fuera de camino; éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género, nos pasábamos la vida fastidiando y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros. Mas cuando ha aparecido la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado, con el baño del segundo nacimiento y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador.
Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eternal
Palabra de Dios


Salmo 22 " El Señor es mi pastor, nada me falta "

Lucas 17, 11-19
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:
-«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros.»
Al verlos, les dijo:
-«ld a presentaros a los sacerdotes.»
Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias.
Éste era un samaritano.Jesús tomó la palabra y dijo:
-«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?»
Y le dijo:
-«Levántate, vete; tu fe te ha salvado.»
Palabra de Dios
Te alabamos Señor


Hoy el evangelio nos trae la sanación de los leprosos. Algunos leprosos eran judíos pero no todos porque nos dice que había entre los leprosos un samaritano. Recordemos que en aquella época Judíos y Samaritanos se detestaban mutuamente. Podemos decir que cuando ambos gozaban de buena salud, el que era judío no le miraba al samaritano y viceversa. Pero cuando les llegó la enfermedad el judío y el samaritano aprendieron a estar juntos, a mendigar juntos, y en cierto sentido a apoyarse. En conclusión, la vida los había separado pero la necesidad los había unido.

Quizás pensemos que eso solo es posible que haya sucedido en la epoca de Jesus. Pero no es así. Hoy precisamente que estaba escuchando el testimonio de Monseñor Juan José Aguirre es obispo de Bangassou, en República Centroafricana. Este comboniano cordobés de 63 años lleva catorce años al frente de la diócesis y ha visto la crueldad a la que el ser humano puede llegar. El nos habla de su experiencia de misión en la defensa de los pobres y víctimas de este conflicto que aún permanece y que no entiende de religiones. Estas barbaridades la sufren no solo los Católicos sino también los Musulmanes. Una parte del testimonio del Monseñor Aguirre dice “ La situación llega a tal punto que un seminario de la Iglesia Católica acoge a 1.500 musulmanes, la razón es porque los mismos musulmanes ven cómo el ejército de la ONU, los de los cascos azules marroquíes los abandona y un grupo llega y asesina a varios niños y mujeres. La Iglesia católica se da cuenta de lo que está sucediendo y hace presencia del lugar. Entierran a los muertos en fosas comunes y están por tres días defendiendo a este grupo de musulmanes de los mercenarios.  Posteriormente llegan los cascos azules portugueses. Los musulmanes al ver esto prefieren irse con los de la Iglesia Catolica. Es por eso que seminario católico acoge a 1.500 musulmanes para que no sean asesinados.

Que podemos ver aquí, que la tragedia no solo ataca a los ricos, sino también a los pobres, no solo a los católicos sino también a los musulmanes, ataca al niño y al viejo, al blanco y al negro, la tragedia no discrimina. De la misma manera les sucedió a los leprosos del evangelio de hoy. La vida los separó pero la tragedia los unió.

Continúa la lectura diciéndonos que cuando los leprosos iba de camino hacia donde los sacerdotes  ellos fueron curados pero solo uno se devolvió a darle las gracias a Jesucristo. No solo le dio las gracias sino que se postró ante Él. Reconociendo que a través de Cristo había recibido algo mayor que supera su entendimiento. 

El milagro había sido igual para los 10 leprosos pero sólo en uno de ellos la percepción del milagro era diferente. Los 10 recibieron la misma gracia pero no todos la recibieron de la misma forma. El que debería sentirse doblemente excluido no sólo por su lepra sino por su condición de samaritano tuvo mayor capacidad de aprecio de lo que Dios le otorgó.

Cuando tu conoces a profundidad tu necesidad también tiene la capacidad de ser más agradecido de lo que Dios le regala. De la misma manera aquel que tiene más hambre disfruta más de la comida, aquel que tiene más sed bebe con mayor gusto ese agua, aquel quien reconoce la gravedad de sus pecados y se ha sentido verdaderamente perdonado y amado por Dios valora, cuida y  agradece la misericordia de Dios. Hay que conocernos a profundidad y de cara a Dios,  si no reconocemos nuestra profundísima indigencia y necesidad,  seremos incapaces también de conocer el océano de Dios que es capaz de llenar ese abismo y cambiarnos.

Señor Jesús hoy me pides que sea un cristiano maduro que te busque a Ti en quien está todo y no que me quede en la inmadurez espiritual como es solo buscar las cosas que me ofreces.  Dame Tu gracia para reconocer la leprosidad de mi vida, mis temores, mis ansiedades, la pérdida de la alegría, mi angustia, el egoísmo, la codicia, el mal genio, la envidia, querer tener el control de todo, de sentirme “ buen@”. Que con la fuerza del Espíritu Santo me ayude a conocer a profundidad y de cara a Dios lo que realmente soy, cuál es esa indigencia que solo tu y yo sabemos y que me cuesta reconocer. Ayúdame a ser como el samaritano agradecido que reconoció realmente la gracia recibida de parte de ti  y que tuvo la capacidad de apreciar que tenemos un Dios capaz de llenar los abismos que hay dentro de mi corazón y el poder de cambiarme. Amen, Amen, Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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