domingo, 28 de febrero de 2021

Lectio Divina Feb 28

 LA LEY SE NOS DIO POR MEDIACIÓN DE MOISÉS, PERO LA GRACIA Y LA VERDAD NOS HAN VENIDO POR JESUCRISTO

 

El Señor descubre su gloria en presencia de unos testigos escogidos e ilumina con tan gran esplendor aquella forma corporal, que le es común con todos, que su rostro se pone brillante como el sol y sus vestidos blancos como la nieve.

 

Sin duda esta transfiguración tenía sobre todo la finalidad de quitar del corazón de los discípulos el escándalo de la cruz, a fin de que la humillación de la pasión voluntariamente aceptada no perturbara la fe de aquellos a quienes había sido revelada la excelencia de la dignidad oculta. Mas, con igual providencia, daba al mismo tiempo un fundamento a la esperanza de la Iglesia, ya que todo el cuerpo de Cristo pudo conocer la transformación con que él también sería enriquecido, y todos sus miembros cobraron la esperanza de participar en el honor que había resplandecido en la cabeza.

 

A este respecto, el mismo Señor había dicho, refiriéndose a la majestad de su advenimiento: Los santos brillarán entonces como el sol en el reino de su Padre. Y el apóstol san Pablo afirma lo mismo, cuando dice: Considero que los trabajos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá; y también: Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios; cuando se manifieste Cristo, que es vuestra vida, os manifestaréis también vosotros con él revestidos de gloria.

 

Además, los apóstoles, que tenían que ser fortalecidos en su fe e iniciados en el conocimiento de todas las cosas, hallaron también en este milagro una nueva enseñanza. En efecto, Moisés y Elías, es decir, la ley y los profetas, se aparecieron, hablando con el Señor; y ello para que se cumpliera con toda perfección, por la presencia de estos cinco hombres, lo que está escrito: Sólo por la declaración de dos o tres testigos se podrá fallar una causa. ¿Qué más estable, qué más firme que esta causa? Para proclamarla, la doble trompeta del antiguo y del nuevo Testamento resuena concorde, y todo lo que en tiempos pasados sirvió para testimoniarla coincide con la enseñanza evangélica.

 

Las páginas de una y otra alianza, en efecto, se confirman mutuamente, y el resplandor de la gloria presente muestra, de una manera manifiesta y cierta, lo que las antiguas figuras habían prometido bajo el velo del misterio; es que, como dice san Juan, la ley se nos dio por mediación de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han venido por Jesucristo, ya que en él han llegado a su cumplimiento la promesa de las figuras mesiánicas y el significado de los preceptos de la ley; pues, con su presencia, enseña la verdad de la profecía y, con su gracia, hace posible la práctica de los mandamientos.

 

Que la proclamación del santo Evangelio sirva, pues, para fortalecer la fe de todos, y que nadie se avergüence de la cruz de Cristo, por la que el mundo ha sido redimido.

 

Nadie, por tanto, tema el sufrimiento por causa de la justicia, nadie dude que recibirá la recompensa prometida, ya que a través del esfuerzo es como se llega al reposo y a través de la muerte a la vida; el Señor ha asumido toda la debilidad propia de nuestra pobre condición, y, si nosotros perseveramos en su confesión y en su amor, vencemos lo que él ha vencido y recibimos lo que ha prometido.

 

Ya se trate, en efecto, de cumplir sus mandamientos o de soportar la adversidad, debe resonar siempre en nuestros oídos la voz del Padre que se dejó oír desde el cielo: Éste es mi Hijo muy amado, en quien tengo mis complacencias, escuchadlo.

 

RESPONSORIO    Hb 12, 22. 24. 25; Sal 94, 8

 

R. Vosotros os habéis acercado al Mediador de la nueva alianza, Jesús; guardaos de rechazar al que os habla, * pues si no escaparon al castigo los que rechazaron al que promulgaba la ley en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si volvemos la espalda a aquel que nos habla desde el cielo.

V. Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón.»

R. Pues si no escaparon al castigo los que rechazaron al que promulgaba la ley en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si volvemos la espalda a aquel que nos habla desde el cielo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor, Padre Santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que, purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

sábado, 27 de febrero de 2021

Lectio Divina Feb 27

 LOS INTERROGANTES MAS PROFUNDOS DEL HOMBRE

 

El mundo moderno aparece a la vez poderoso y débil, capaz de lo mejor y de lo peor, pues tiene abierto el camino para optar entre la libertad o la esclavitud, entre el progreso o el retroceso, entre la fraternidad o el odio. El hombre sabe muy bien que está en su mano el dirigir correctamente las fuerzas que él ha desencadenado y que pueden aplastarlo o salvarlo. Por ello se interroga a sí mismo.

 

En realidad, los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano.

 

Son muchos los elementos que se combaten en el propio interior del hombre. A fuer de creatura, el hombre experimenta múltiples limitaciones; se siente, sin embargo, ilimitado en sus deseos y llamado a una vida superior.

 

Atraído por muchas solicitaciones, tiene que elegir y que renunciar. Más aún, como enfermo y pecador, no es raro que haga lo que no quiere y deje de hacer lo que querría llevar a cabo. Por ello siente en sí mismo la división, que tantas y tan graves discordias provoca en la sociedad.

 

Son muchísimos los que, tarados en su vida por el materialismo práctico, no quieren saber nada de la clara percepción de este dramático estado, o bien, oprimidos por la miseria, no tienen tiempo para ponerse a considerarlo. Muchos piensan hallar su descanso en una interpretación de la realidad, propuesta de múltiples maneras.

 

Otros esperan del solo esfuerzo humano la verdadera y plena liberación de la humanidad y abrigan el convencimiento de que el futuro reino del hombre sobre la tierra saciará plenamente todos sus deseos.

 

Y no faltan, por otra parte, quienes, desesperando de poder dar a la vida un sentido exacto, alaban la audacia de quienes piensan que la existencia carece de toda significación propia y se esfuerzan por darle un sentido puramente subjetivo.

 

Sin embargo, ante la actual evolución del mundo, son cada día más numerosos los que se plantean o los que acometen con nueva penetración las cuestiones más fundamentales: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido del dolor, del mal, de la muerte, que, a pesar de tantos progresos hechos, subsisten todavía? ¿Qué valor tienen las victorias logradas a tan caro precio? ¿Qué puede dar el hombre a la sociedad? ¿Qué puede esperar de ella? ¿Qué hay después de esta vida temporal?

 

Cree la Iglesia que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo, a fin de que pueda responder a su máxima vocación, y que no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que haya de encontrar la salvación.

 

Igualmente cree que la clave, el centro y el fin de toda la historia humana se hallan en su Señor y Maestro.

 

Afirma además la Iglesia que bajo la superficie de lo cambiante hay muchas cosas permanentes, que tienen su último fundamento en Cristo, quien existe ayer, hoy y para siempre.

 

RESPONSORIO    1Co 15, 55-56. 57; Lm 3, 25

 

R. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está, muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado. * ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!

V. Bueno es el Señor para el que en él espera, para el alma que lo busca.

R. ¡Demos gracias a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo!

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Padre eterno, convierte hacia ti nuestros corazones, para que, viviendo consagrados a tu servicio, te busquemos siempre a ti, que eres lo único necesario, y practiquemos la caridad en todas nuestras acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

viernes, 26 de febrero de 2021

Cómo actúes con los demás esa será la medida del amor que dices tener a Cristo.



Ezequiel 18,21-28

Así dice el Señor Dios: "Si el malvado se convierte de los pecados cometidos y guarda mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se le tendrán en cuenta los delitos que cometió, por la justicia que hizo, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado -oráculo del Señor-, y no que se convierta de su conducta y que viva? Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, imitando las abominaciones del malvado, ¿vivirá acaso?; no se tendrá en cuenta la justicia que hizo: por la iniquidad que perpetró y por el pecado que cometió, morirá.
Comentáis: "No es justo el proceder del Señor." Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá."
Palabra de Dios


Salmo 129" Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

Mateo 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto."
Palabra del Señor


  Es tan hermoso saber que Dios no quiere la muerte de ningún pecador y es por eso que Él se hace vulnerable amándonos hasta el extremo y no se cansara de hacerlo. Dios es vida y esa vida la quiere compartir con cada uno de nosotros. Pero al final somos nosotros quienes tomamos la decisión de aceptarla o no. Si aceptamos la vida que Él nos ofrece, el justo vivirá y tendrá larga vida, pero también hace una advertencia que el que se aparte de sus caminos de justicia cometiendo la maldad, muere por la maldad que cometió. Hay que pedirle al Señor que nos libre de desviarnos de su camino, de cansarnos de hacer el bien y actuar con rectitud. He conocido personas que por muchos años caminaron con el Señor en el servicio con obras concretas de amor, y tristemente se les olvido el primer amor, se alejaron de ese primer amor en Jesús. Ahora su vida es triste, marchita, sin vida.
 
La lectura nos dice también que si el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. La condición para que el pecador viva es simplemente que se aparte de la maldad y esto significa arrepentirse de los errores y de la maldad cometida, esto es conversión.

La conversión es dejar todo aquello que mata la vida y se vuelve hacia quien da la Vida. El Señor siempre espera corazones arrepentidos y nunca rechaza un corazón que vuelve hacia Él arrepentido. La conversión del corazón es un giro interior hacia Dios, y esto puede suceder en cualquier tiempo del año o de tu vida. ¿Qué estás esperando para volver a la casa del Padre?

En el evangelio Jesús nos recuerda que cómo actúes con los demás esa será la medida del amor que dices tener a Cristo. Comienzo la reflexión del evangelio diciéndoles esto,  porque depende de mi actitud con los demás será la verificación de la relación que digo tener con Cristo,  del amor que siento por Cristo. Esta actitud tiene que estar marcada desde el amor, la caridad, el servicio, la entrega, los demás son los que van a medir nuestra fe y espiritualidad.

Santa Teresa de Jesús, experta en desgastarse por amor decía que “amor saca amor; porque no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho; y así lo que más os despertare a amar, eso haced”.

Hoy es un buen momento para que reflexionemos como esta la medida de nuestro amor a nosotros mismo, hacia Dios y hacia los demás, si nuestra vida es coherente o no. Puede suceder que decimos tener muy buena relación con Dios porque somos de aquellos que nos preocupamos en practicar muchas religiosidades pero no sabemos cuál es el verdadero sentido, el porqué hacemos esto o aquello. O también puede pasar que nos dificulte la vida en comunidad, entonces terminamos en la soledad, donde nadie me critique, nadie me diga nada, yo y mi mundo y mi mundo y yo. Pero este caso es algo exagerado, otra situación es volverme una persona elitista, solo quienes son mis pares son mis amigos porque ellos no me van a contradecir. Digo amar a Dios y aun en el corazón hay divisiones, falta de perdón, celos, envidia. Y como esta el amor propio? porque….. ¿Cómo vas a dar amor si no estás lleno de la fuente del amor?

Jesus nos ha mostrado la verdad y la misericordia;  ahora es posible encontrar al Señor allí donde están los rostros de todos esos pobres y pequeños que son como yo: se llaman mis hermanos.

Oremos con el Salmo
Desde lo hondo a ti grito, Señor, Señor escucha mi voz, estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica… Abro mi corazón sincero a ti para suplicarte que no permitas que me desvíe de tu camino, que no me canse de hacer el bien y vivir en rectitud. Que al caer en el error, busque con prontitud el sacramento de la confesión con la confianza que tu me vas a perdonar. Hoy también quiero orar por aquellos que hoy vas a llamar a tu presencia y aún no están preparados, sé misericordioso con ellos, perdonales sus faltas y si algo sirve para que ellos no se condenen, ofrezco los quehaceres de este día por sus almas.  Dame la gracia de amar al extremo asi como tu lo hiciste, como lo decía la madre Teresa de Calcuta “ Ama hasta donde te duela” desde la caridad, el servicio,  la entrega asi como tu lo hiciste y como tantos santos y santas de nuestra iglesia, Amén.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa Misa Feb 26


 

Lectio Divina Feb 26

 EL AMOR FRATERNO, A IMITACIÓN DE CRISTO

 

La perfección de la caridad consiste en el amor a los enemigos. A ello nada nos anima tanto como la consideración de aquella admirable paciencia con que el más bello de los hombres ofreció su rostro, lleno de hermosura, a los salivazos de los malvados; sus ojos, cuya mirada gobierna el universo, al velo con que se los taparon los inicuos; su espalda a los azotes; su cabeza, venerada por los principados y potestades, a la crueldad de las espinas; toda su persona a los oprobios e injurias; aquella admirable paciencia, finalmente, con que soportó la cruz, los clavos, la lanzada, la hiel y el vinagre, todo ello con dulzura, con mansedumbre, con serenidad. En resumen, como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

 

¿Quién, al oír aquellas palabras, llenas de dulzura, de amor, de inmutable serenidad: Padre, perdónalos, no se decide al momento a amar de corazón a sus enemigos? Padre -dice-, perdónalos. ¿Puede haber una oración que exprese mayor mansedumbre y amor?

 

Hizo más aún: le pareció poco orar; quiso también excusar. «Padre -dijo-, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Su pecado ciertamente es muy grande, pero su conocimiento de causa muy pequeño; por eso, Padre, perdónalos. Me crucifican, es verdad, pero no saben a quién crucifican, porque, si lo hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria; por eso, Padre, perdónalos. Ellos me creen un transgresor de la ley, un usurpador de la divinidad, un seductor del pueblo. Les he ocultado mi faz, no han conocido mi majestad; por eso, Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»

 

Por tanto, que el amor del hombre a sí mismo no se deje corromper por las apetencias de la carne. Para no sucumbir a ellas, que tienda con todo su afecto a la mansedumbre de la carne del Señor. Más aún, para que repose de un modo más perfecto y suave en el gozo del amor fraterno, que estreche también a sus enemigos con los brazos de un amor verdadero.

 

Y, para que este fuego divino no se enfríe por el impacto de las injurias, que mire siempre, con los ojos de su espíritu, la serena paciencia de su amado Señor y Salvador.

 

RESPONSORIO    Is 53, 12; Lc 23, 34

 

R. Se entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; * él tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.

V. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»

R. El tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor, haz que tu pueblo vaya penetrando debidamente el sentido de la Cuaresma y se prepare así a las fiestas pascuales, para que la penitencia corporal, propia de este tiempo, sirva para la renovación espiritual de todos tus fieles. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

jueves, 25 de febrero de 2021

¿Cuál es la clave en la oración para que sea escuchada?





Ester 14,1.3-5.12-14
En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente, acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: "Señor mío, único rey nuestro. Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti, pues yo misma me he expuesto al peligro. Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido. Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor de poderosos. Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león; haz que cambie y aborrezca a nuestro enemigo, para que perezca con todos sus cómplices. A nosotros, líbranos con tu mano; y a mí, que no tengo otro auxilio fuera de ti, protégeme tú, Señor, que lo sabes todo."
 Palabra de Dios


Hoy la primera lectura es hermosa porque en los labios de la reina Ester escuchamos una oración de confianza, oración que sale de su corazón donde ella reconoce que el Señor es su único rey y que ella pone su confianza sólo en Él.

La reina Ester está en peligro y levanta una oración de súplica “Señor mío, único rey nuestro, protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor que tú”. Ella conoce del poder y la misericordia de Dios porque cuando pequeña su padre le contaba la historia de su pueblo. Esta es la primera enseñanza para nosotros y preguntémonos, si estamos transmitiendo la fe a nuestros hijos, sobrin@s, amigos, familiares o no lo hacemos por pena. Esta fe que la reina Ester recibió de su padre hace que ella se acerque y confíe en Dios, que importante es esto. La historia dice que a pesar de que Dios los eligió como pueblo ellos no fueron fieles a Dios y terminaron adorando a otros dioses pero Dios siguió fiel a ellos a pesar de que el pueblo era infiel. Esto es, Dios no actúa dependiendo de nuestros actos.

Ester, sigue fiel a su Dios y le tiene como su único Rey y Señor, su único Dios. Por eso se atreve a pedirle que le libre del peligro en que se ha visto envuelta. “A mí que no tengo otro auxilio protégeme tú, Señor, que lo sabes todo”. La confianza total en Dios es lo que la salva. Hermoso!
 
Con mucha más fuerza podemos decir lo mismo los cristianos confiando plenamente en Jesús, el Hijo de Dios, que el Padre nos ha enviado para iluminar nuestra vida y demostrarnos el amor que nos tiene. En él nos apoyamos siempre para no desviarnos nunca del camino que nos mostró, y vivió, y que lleva a la vida y la vida en abundancia.

Salmo 137 "Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor"

Mateo 7,7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas."
 Palabra del Señor


La biblia es un manual de oración y lo podemos ver en el libro de Ester.

Jesús en el evangelio nos dice  "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá..”. Vamos a unir la primera lectura con el evangelio y por eso volvemos a tomar el libro de Ester.

Ester no se confió de su poder al ser reina, y tampoco se confió de sus capacidades o dones que Dios le dio. Ella más bien lo que hizo fue acudir al Señor. Su oración que tiene de especial nos podemos preguntar.  

Ester primero alaba a Dios, "Señor mío, único rey nuestro “, luego reconoce su vulnerabilidad, su situación que está viviendo, “ Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti “. Además reconoce con humildad que ella fue la que se expuso a esa situación de peligro “ pues yo misma me he expuesto al peligro “. Ester hace un recuento a Dios de lo que Él es capaz de hacer  y lo que ha hecho con sus antepasados y en su presente, es por eso que ella al confiar en Dios porque Dios siempre cumple sus promesas, se le va a conceder su súplica “ Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido”.

Ahora viene la petición de Ester, “ Dame valor “, “ Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león “, “ haz que cambie “, “ líbranos con tu mano “, “ protégeme “. Podríamos decir que la oración de Ester tiene la misma estructura del Padre Nuestro. Ester pide valor para enfrentar esa situación difícil que tiene y que a la vez le regale “ sabiduría “ en la acción. Además pide por su agresor, “ que su corazón cambie”. Por último ella le pide la liberación para su pueblo osea oración de intercesión y la protección para ella.    

Jesus hoy nos dice en el evangelio “ Pedid, buscad y llamad “.
Pedid, es reconocer que necesitamos de la ayuda de Jesús para no desviarnos. Por eso, debemos pedirle que no nos deje caer en la tentación de darle la espalda y hacer lo contrario de lo que él nos indica. También tenemos que ser buscadores. Buscadores continuos de Dios, de su voluntad, lo que nos  lleva a buscar y encontrar cómo quiere Dios que nos relacionemos con los demás, con el mundo, con nosotros mismos, con Él, porque ahí hallaremos la felicidad que todos deseamos. Como nos dice la lectura, “buscad el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura”. Por último tenemos que llamar. Acercarnos a la puerta de Jesús, que siempre la tiene entreabierta, y él nos la abrirá de par en par y nos invitará a cenar con él, ofreciendo el alimento de su amor, de su perdón, de su pan, de su vino. Tenemos que vivir uniendo estos tres verbos: “pedid, buscad y llamad”.

Hoy me pides, pedid,buscad y llamad. Para pedir debo primero reconocer lo frágil que soy y lo grande que eres tú. Necesito entrar en el laberinto de mi corazón para poder llegar a conocer lo hondo de mi ser, entonces Señor regálame la humildad y la valentía para hacerlo. Para reconocer tu grandeza y que siempre cumples tus promesas debo de recordar cómo has pasado y sigues pasando por mi vida, caminado conmigo, ayudándome y sosteniéndome en tantos momentos y situaciones. Necesito valor para enfrentar cada dificultad, y solo tu me la puedes dar desde la oración porque a través de ella me regalas tu sabiduría para obrar conforme a tu santa voluntad, eso es lo que te pido sabiduría para sintoinizarme a tu plan y hacer que Tu Reino crezca y tu justicia reine. Dame la gracia que todos los días de mi vida te llame, me acerque a ti para que cenemos juntos y yo pueda vivir estos tres verbos cada dia, “pedid, buscad y llamad”. Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Santa misa


 

Lectio Divina Feb 25

 IMITEMOS EL ESTILO DEL SEÑOR EN SU MANERA DE APACENTAR

 

Si queréis asemejaros a Dios, puesto que habéis sido hechos a su imagen, imitad su ejemplo. Vosotros, que sois cristianos, nombre que en sí mismo implica la bondad, imitad el amor de Cristo.

 

Considerad las riquezas de su bondad, ya que, queriendo venir a los hombres haciéndose él mismo hombre, envió ante sí a Juan, como pregonero y ejemplo de penitencia, y, antes de Juan, a todos los profetas, los cuales exhortaban a los hombres a que se arrepintieran, a que volvieran a la vida, a que se enmendaran.

 

Luego, al venir él en persona, clamaba con su propia voz: Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os daré descanso. ¿Y cómo acogió a los que hicieron caso de esta invitación? Les concedió sin dificultad el perdón de sus pecados, al momento los libró de todo aquello que los agobiaba: el Hijo los santificó, el Espíritu los confirmó, el hombre viejo fue sepultado en el agua bautismal y el hombre nuevo, regenerado, resplandeció por la gracia.

 

¿Qué se siguió de ahí? El que antes era enemigo se convirtió en amigo, el que era un extraño en hijo, el que era profano en sagrado y santo.

 

Imitemos el estilo del Señor en su manera de apacentar; meditemos los evangelios y, viendo en ellos, como en un espejo, su ejemplo de diligencia y benignidad, aprenderemos a fondo estas virtudes.

 

En ellos, en efecto, encontramos descrito, con un lenguaje parabólico y misterioso, a un hombre, pastor de cien ovejas, el cual, cuando una de las cien se separó del rebaño e iba errando descarriada, no se quedó con las demás que continuaban paciendo ordenadamente, sino que se marchó a buscar a la descarriada, atravesando valles y desfiladeros, subiendo montes altos y escarpados, pasando por desiertos, y así le fue siguiendo la pista con gran fatiga, hasta que la halló errante.

 

Una vez hallada, no le dio de azotes, ni la hizo volver con prisas y a empujones al rebaño, sino que la cargó sobre sus hombros y, tratándola suavemente, la llevó al rebaño, con una alegría mayor por aquella sola que había encontrado que por la muchedumbre de las demás. Reflexionemos sobre el significado de este hecho, envuelto en la oscuridad de una semejanza. Esta oveja y este pastor no significan simplemente una oveja y un pastor cualquiera, sino algo más profundo.

 

En estos ejemplos se esconde una enseñanza sagrada. En ellos se nos advierte que no tengamos nunca a nadie por perdido sin remedio y que, cuando alguien se halle en peligro, no seamos negligentes o remisos en prestarle ayuda, sino que a los que se han desviado de la recta conducta los volvamos al buen camino, nos alegremos de su vuelta y los agreguemos a la muchedumbre de los que viven recta y piadosamente.

 

RESPONSORIO    Za 7, 9; Mt 6, 14

 

R. Que cada cual respete el derecho del prójimo * y trate a su hermano con misericordia y piedad.

V. Si vosotros perdonáis al prójimo sus faltas, también os perdonará las vuestras vuestro Padre celestial.

R. Que cada cual trate a su hermano con misericordia y piedad.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor, haz que nos inclinemos siempre a pensar con rectitud y a practicar el bien con diligencia y, puesto que no podemos existir sin ti, concédenos vivir siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

 

miércoles, 24 de febrero de 2021

Que estas escuchando?


Jonás 3,1-10  

Vino la palabra del Señor sobre Jonás: "Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo." Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor. Nínive era una gran ciudad, tres días hacían falta para recorrerla. Comenzó Jonás a entrar por la ciudad y caminó durante un día, proclamando: "¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!" Creyeron en Dios los ninivitas; proclamaron el ayuno y se vistieron de saco, grandes y pequeños.
Llegó el mensaje al rey de Nínive; se levantó del trono, dejó el manto, se cubrió de saco, se sentó en el polvo y mandó al heraldo a proclamar en su nombre a Nínive: "Hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, no pasten ni beban; vístanse de saco hombres y animales; invoquen fervientemente a Dios, que se convierta cada cual de su mala vida y de la violencia de sus manos; quizá se arrepienta, se compadezca Dios, quizá cese el incendio de su ira, y no pereceremos." Y vio Dios sus obras, su conversión de la mala vida; se compadeció y se arrepintió Dios de la catástrofe con que había amenazado a Nínive, y no la ejecutó.
Palabra de Dios


No llevamos una semana en que comenzó la cuaresma, un tiempo en que debemos de tomar en serio la Palabra de Dios viviéndola con exigencia y esfuerzo, pero para eso hay que escucharla primero y llevarla al corazón para que se concrete en la acción.

Escuchar la Palabra de Dios es dejar que ella nos exhorte, corrija y consuele. Si vivimos la Palabra que Dios nos regala no es desde el conocimiento, desde la inteligencia, sino obedeciéndola esto es, si ella nos pide “ Levántate “, entonces no te quedes postrado en el suelo, Dios te quiere ayudar a levantarte pero para eso necesitas tomar su mano. Si Dios te pide “ confía en Él “,  entonces pídele que te ayude en que en ti crezca la Fe. Si Dios te pide “ conviértete “, no es en tus fuerzas,  es por su gracia que tu y yo alcanzaremos la conversión del corazón. Cuando digo con esfuerzo es hacer lo que me corresponde, se necesita un pequeño esfuerzo de mi parte, entregar lo poco que tienes y Dios lo multiplicará como en la multiplicación de los peces.

A través de Jonas Dios nos muestra su amor, bondad y su misericordia ante la conversión de los ninivitas. Dios no nos trata como merecen nuestros pecados. Dios no guarda rencor y no nos paga según nuestras culpas. Dios sale a nuestro encuentro cuando acudimos a Él con un corazón sincero, deseoso de responder a su llamada.

La conversión, “metanoia”, esa que hemos de buscar con interés en este tiempo, no es otra cosa que “cambiar de mente”. Pidámosle al Señor que nos ayude a cambiar nuestra manera de pensar para que cambie nuestra manera de hablar, de escuchar y de actuar. Si por la gracia de Dios nuestra mente cambia entonces descubriremos a Dios pasando por nuestra vida con su amor, su misericordia, y como Él nos regala su paz y serenidad que tanto necesitamos.

Salmo 50 " Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias"

Lucas 11,29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás."
Palabra del Señor


Hoy Jesús manifiesta su malestar al decir  "Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás”.

Jesús ha realizado milagros variados; ha hablado con entusiasmo del Reino de Dios, ha dado señales de que su mensaje está asentado en Dios y viene de Dios; ha realizado milagros, y, sin embargo, la reacción de algunos oyentes, los jefes religiosos del pueblo, sigue siendo la sospecha, el rechazo. A esas personas desconfiadas, autosuficientes, van dirigidas esas expresiones chocantes en boca de Jesús.

El mensaje de Jesus es rechazado por algunos porque les cuesta reconocer que Jesus tiene la razón y por eso no le dan el paso de aceptar la presencia de Dios en Jesús. En el fondo reconocer esta verdad es darle un golpe a su propio orgullo porque ellos se sentían muy seguros de ser conocedores de la ley. Voy a traer un caso de la vida experiencial que nos puede suceder. Demos el caso que en el trabajo tenemos un aprendiz y al tiempo nos damos cuenta que el aprendiz a quien le enseñamos sabe más que nosotros. Posiblemente si somos personas inmaduras e inseguras hasta nos sentimos celosos y en peligro de que nos puedan correr del trabajo.  Esa misma situación la vivió y padeció Jesus.
                        
No caigamos en la autosuficiencia tratando de construir nuestra vida desde nuestras fuerzas y talentos. No seamos incrédulos o tengamos actitudes de sospecha contra alguien que trabaja haciendo el bien, no seamos personas desconfiadas del poder de Dios. Como creyentes seguidores de Jesús nos toca descubrirlo en el día a día y acogerlo con sencillez y naturalidad. Él nos acompaña, dejémonos inundar por ese amor que Él ofrece a todos. Solo creyendo y aceptando su amor puede llegar a nuestra vida la conversión, el cambio de mentalidad, de la que todos estamos tan necesitados.

Mi amado Jesús, cuántas veces me obstino en pedir signos para reconocerte y por estar obsesionado con eso no alcanzo a ver como cada día me hablas al corazón, como te me aproximas a través de las personas y como tu me inundas en tu presencia en cada situación. De igual manera necesito escucharte, ajustar mi oído para que Tu Palabra entre hasta lo más profundo de mi ser y puedas transformar mi manera de pensar, cambiar mi mente. Dame la gracia Señor de cada dia poder responder a tu llamada de amor que logre transformarme para que la conversión sea una realidad en mi vida. Yo quiero dar pasos hacia esa dirección especialmente en esta cuaresma, Amen.

Dios te bendiga

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Lectio Divina Feb 24

 LA CIRCUNCISIÓN DEL CORAZÓN

 

La ley y la alianza antiguas fueron totalmente cambiadas. Primeramente, el pacto con Adán fue sustituido por el de Noé; más tarde, el concertado con Abraham fue reformado por el de Moisés. Mas como la alianza mosaica no fue observada, al llegar la plenitud de los tiempos vino la nueva alianza, ésta ya definitiva. En efecto, el pacto con Adán se basaba en el mandato de no comer del árbol de la vida; el de Noé en el arco iris; el de Abraham, elegido por su fe, en la circuncisión, como sello característico de su descendencia; el de Moisés en el cordero pascual, propiciación para el pueblo.

 

Todas estas alianzas eran diversas entre sí. Ahora bien, la circuncisión grata a los ojos de aquel de quien procedían todas estas alianzas es la que dice Jeremías: Circuncidad el prepucio de vuestros corazones. Pues si el pacto concertado por Dios con Abraham fue firme, también éste es firme e inmutable, y ninguna ley se le puede añadir, ya venga de los que están fuera de la ley, ya de los que están sometidos a la ley.

 

Dios, en efecto, dio a Moisés la ley con todas sus observancias y preceptos, mas, como ellos no la observaron, anuló la ley y sus preceptos; prometió que había de establecer una nueva alianza, la cual afirmó que sería distinta de la primera, por más que él mismo sea el autor de ambas. Y ésta es la alianza que prometió darnos: Todos me conocerán, desde el pequeño al grande. Y en esta alianza ya no existe la circuncisión carnal como signo de pertenencia a su pueblo.

 

Sabemos con certeza, queridos hermanos, que Dios impuso, en las diversas generaciones, unas leyes, que estuvieron en vigor hasta que él quiso y que más tarde quedaron anuladas, tal como dice el Apóstol, a saber, que el reino de Dios subsistió antiguamente en multitud de semejanzas, según las diversas épocas.

 

Ahora bien, nuestro Dios es veraz y sus preceptos son fidelísimos; por esto cada una de las alianzas fue en su tiempo firme y verdadera, y los circuncisos de corazón viven y son de nuevo circuncidados en el verdadero Jordán, que es el bautismo para el perdón de los pecados. Jesús, hijo de Nun, o sea Josué, circuncidó al pueblo por segunda vez con un cuchillo de piedra, cuando él y su pueblo atravesaron el Jordán; Jesús, nuestro salvador, circuncida por segunda vez, con la circuncisión del corazón, a todos los que creen en él y reciben el baño bautismal, los cuales son circuncidados con la espada, que es la palabra de Dios, más tajante que espada de dos filos.

 

Jesús, hijo de Nun, introdujo al pueblo en la tierra prometida; Jesús, nuestro salvador, ha prometido la tierra de la vida a todos los que atraviesen el verdadero Jordán, crean y sean circuncidados en su corazón.

 

Dichosos, pues, los que han sido circuncidados en el corazón y han renacido de las aguas de la segunda circuncisión; éstos recibirán la herencia junto con Abraham, guía fidedigno y padre de todos, ya que su fe le fue reputada como justicia.

 

RESPONSORIO    Hb 8, 8. 10; cf. 2Co 3, 3

 

R. Yo concertaré una nueva alianza con la casa de Israel, imprimiendo mi ley en sus mentes. * La escribiré en sus corazones, no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo.

V. Les daré mi ley, no en tablas de piedra, sino en tablas que son sus corazones de carne.

R. La escribiré en sus corazones, no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Señor, mira complacido a tu pueblo, que con fervor desea entregarse a una vida santa, y, ya que con sus privaciones se esfuerza por dominar el cuerpo, que la práctica de las buenas obras transforme su alma. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

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