jueves, 4 de febrero de 2021

Dos amores inseparables, el amor a Dios y el amor al hermano.

 


Hebreos 12,18-19.21-24

Hermanos: Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: "Estoy temblando de miedo".
Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Palabra de Dios


La Carta a los Hebreos en este día nos ofrece un paralelo entre dos montes y dos alianzas. Sinaí con Moisés, y Sión con Jesús. El pueblo de Dios en el antiguo testamento notemos que es una relación desde el temor. Hay signos de fuego, tormentas, sonidos de trompeta, como sería que hasta el mismo Moisés exclamó “ Estoy temblando de miedo”. Por su parte Jesús hace una alianza muy distinta con la humanidad y vivida de una manera muy distinta. Jesús a través de su sangre en la cruz nos muestra su inmenso amor. Ese amor donado para traernos la salvación y así restablecer nuestra comunión con el Padre y la humanidad. Es por eso que Jesus es “el mediador de la nueva alianza”.
Jesus nos muestra con su vida el amor del Padre. Él es el rostro de Dios porque nos deja ver su ternura, compasión, amor, y entrega. Con Jesús descubrimos que Dios no está en las alturas sino en medio de nosotros, que Dios no está lejano sino que se hace cercano y presente. En la antigüedad ese Dios castigador que llevaba cuentas de nuestros errores, esa imagen de ese Dios se derrumba con el rostro de Jesús crucificado en la cruz.

Salmo 47 "Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo".

Marcos 6,7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y añadió: "Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa." Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor


Hoy el evangelio una vez más nos deja ver la misericordia de Dios con nosotros que hasta es capaz de confiar en sus discípulos que son imperfectos para hacer su obra. Pero antes de darles una misión, Jesús convive con ellos, los instruye y luego los envía. Su catequesis se resume en practiquen lo que primero les tocó vivir.  

Jesus nos da dos consejos más, uno es ir que vayamos de dos en dos y no llevar nada, osea estar ligeros de equipaje. Jesus nos envía de dos en dos, y es que mi hermano o el compañero en algún momento va ser un apoyo en el camino. También porque Jesus nos quiere dar una bella catequesis y es que hay dos amores inseparables, el amor a Dios y el amor al prójimo. El amor a Dios predicando la Palabra, el amor al prójimo manifestado en la caridad y en el servicio.  Bien lo decía Jesús “ Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo” . Jesus nos invita a estar ligeros de equipaje, “ Solo lleven un bastón, no lleven ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; lleven sandalias, pero no una túnica de repuesto”. Lo que significa que aunque se puede prescindir de todo, incluyendo el pan y el vestido nunca se puede prescindir de los hermanos.
Recuerdo en las caminatas para ir a acampar, como el paso se hacía lento cuando los morrales estaban cargados de cosas, teníamos que parar varias veces en el camino para descansar, los pies nos dolían y los hombros cansados por el equipaje. De la misma manera nos sucede cuando cargamos en nuestro corazón tristeza, amargura, desesperanza, nuestra vida se torna opaca, triste, sin sabor. No solo nos la complicamos a nosotros mismos sino que se la complicamos a los demás.
Por último mi hermano me debe importar, porque no nos salvamos solos. El mensaje de Jesus trae salvación para mi, para mi familia, para la comunidad, para el mundo entero, porque Él es la luz y la salvación para todo hombre que crea en Él.  

Hay dos amores inseparables que tú mismo nos enseñaste Jesús, el amor al Padre Dios y el amor al prójimo, osea al próximo. Amarte es dejar que Tu Palabra me instruya, al dejarme intruir descubro Tu amor que vienes a ofrecerme y esa experiencia de Tu amor me impulsa a salir al encuentro con el prójimo. Inúndame de tu amor para estar tan unido a ti y ser el mensajero que lleva Tu Luz a donde quiera que tu me lleves, porque la salvación llega al corazón que cree en ti, Amen.  

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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