lunes, 1 de febrero de 2021

Somos peregrinos en este mundo, pero no estamos solos, Dios está en medio de nosotros para llevarnos a un puerto seguro.

Hebreos 11,32-40

Hermanos: ¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; éstos, por medio de la fe, subyugaron reinos, practicaron la justicia, obtuvieron promesas, amordazaron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, derrotaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus difuntos.
Pero otros fueron tundidos a golpes y rehusaron el rescate, para obtener una resurrección mejor; otros pasaron por la prueba de la flagelación ignominiosa, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los serraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados; el mundo no era digno de ellos: vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra.
Y todos éstos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido; Dios tenía preparado algo mejor para nosotros, para que no llegaran sin nosotros a la perfección.
Palabra de Dios


Salmo 30 " Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor."

Marcos 5,1-20
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes." Porque Jesús le estaba diciendo: "Espíritu inmundo, sal de este hombre." Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Él respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos." Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: "Déjanos ir y meternos en los cerdos." Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a casa con los tuyos y anunciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia." El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra de Señor


Hoy la primera lectura nos recuerda que no somos dignos llamarnos hijos de Dios y a pesar de eso Dios se digna no solo a bajar de su trono para hacerse uno de nosotros sino además levanta el ser humano para que pueda rozar el cielo por la virtud de la fe. Como Dios lo hace nos podríamos preguntar. El lo hace a través de los sacramentos. Ponte a pensar, en el sacramento de la confesión, Dios se baja a lo más pequeño del ser humano, lo escucha a través del sacerdote, lo abraza con el perdón cuando el Padre lo absuelve y no olvidemos que quien lo perdona no es el sacerdote sino el mismo Cristo en la persona del sacerdote. Recuerda las palabras del sacerdote “ Yo te absuelvo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo “. Esa es la importancia del don de la Fe para acogernos a ese sacramento tan maravilloso que Dios nos da. Cuando digo que Dios levanta el ser humano para que pueda rozar el cielo por la virtud de la Fe en por ejemplo en la Eucaristía. Una santa mística de nuestra Iglesia católica Santa Teresita decía, “ Jesús en la Eucaristía es quien me levantara para darme su cuerpo y sangre “.    
De ahí la importancia de tener la Fe, pero como nos dice el apóstol Santiago, una fe sin obras es una fe muerta. Pídele al Señor que si no tienes fe que te la de, y si la tienes que te fortalezca en ella.

En el evangelio nos trae la liberación de un endemoniado. Hay que tener mucho cuidado con esta lectura en cuanto a que no podemos decir que se está refiriendo a los casos de posesión diabólica, la cual realmente nuestra Iglesia católica  nos afirma que este tipo de casos son muy escasos.   Más bien lo que esta lectura nos quiere llevar es a buscar en lo simple como el mal va actuando. Todos podemos decir que hay algo que quiere gobernar en nuestro corazón. El demonio de la pereza, del miedo, la tristeza, la falta de caridad, vivir sin esperanza, no tener fe, la vanidad, la codicia, la soberbia, la falta del perdón, la lista es bien larga.

Así de la misma manera hay otros que sufren de adicciones un poco más notorias como son las adicciones al juego, al alcohol, la drogadicción, estos vicios son muy fáciles de detectar pero así como los anteriores mencionados nos hacen esclavos. Que diferencia hay de un adicto al juego y aquel que no ha podido perdonar, que vive en el resentimiento y en el odio, no hay ninguna diferencia. Ambas situaciones nos esclavizan, claro está que aquel que su esclavitud es el juego va ser mucho mas notoria que aquel quien vive en el resentimiento. El resentido solo el sabe que vive esa situación.  Digo que ambas situaciones no tienen ninguna diferencia entre el adicto al juego y el rencoroso porque el mal actúa de la misma manera. Nos lleva a encerrarnos en nosotros mismos, a aislarnos, a creernos nuestras propias mentiras y hasta justificar nuestros actos.  
El mal te aísla para destruirte no solo a ti sino con quienes vivimos. Hay que tener los ojos bien abiertos para descubrir cuáles son las voces que escuchamos y que está dirigiendo nuestra vida. Pedirle al Espíritu Santo buen discernimiento para darnos cuenta si las voces que nos aconsejan vienen de Dios o vienen del mal. Descubrir cuáles son nuestras pasiones dominantes y pedirle a Dios que nos ayude a ser liberados por Él como también en ciertos casos hay que buscar ayuda de profesionales que tengan crecimiento espiritual para que nos ayuden a salir de esas esclavitudes que no nos dejan vivir desde la libertad.

El Señor nos hizo libres porque el verdadero amor es desde la libertad. Por eso a través de Tu Hijo nos quisiste mostrar el pedacito de cielo en esta tierra y cómo podemos disfrutarla aquí y ahora. Gracias Señor por el don de la Fe porque ella me ayuda a descubrir que en los sacramentos estas tu presente en medio de nosotros. El saludo de bienvenida me la das en el sacramento del bautismo porque es ahí cuando empiezo a ser parte de la familia de Dios, el abrazo del perdón tu me lo das en el sacramento de la confesión, el beso de amor yo lo recibo en el sacramento de la Eucaristía, con la unción de los enfermos me recuerdas que aunque llegue la muerte tu amor permanecera, en el sacramento del matrimonio estamos llamados a ser como la familia de Nazaret y en el sacramento del sacerdocio nos enseñas que tu misericordia es tan infinita que tu llamas a los que quieres desde sus debilidades para servirte. Gracias Señor por tanto amor.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!  

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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