En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente, acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: "Señor mío, único rey nuestro. Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti, pues yo misma me he expuesto al peligro. Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido. Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor de poderosos. Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león; haz que cambie y aborrezca a nuestro enemigo, para que perezca con todos sus cómplices. A nosotros, líbranos con tu mano; y a mí, que no tengo otro auxilio fuera de ti, protégeme tú, Señor, que lo sabes todo."
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura es hermosa porque en los labios de la reina Ester escuchamos una oración de confianza, oración que sale de su corazón donde ella reconoce que el Señor es su único rey y que ella pone su confianza sólo en Él.
La reina Ester está en peligro y levanta una oración de súplica “Señor mío, único rey nuestro, protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor que tú”. Ella conoce del poder y la misericordia de Dios porque cuando pequeña su padre le contaba la historia de su pueblo. Esta es la primera enseñanza para nosotros y preguntémonos, si estamos transmitiendo la fe a nuestros hijos, sobrin@s, amigos, familiares o no lo hacemos por pena. Esta fe que la reina Ester recibió de su padre hace que ella se acerque y confíe en Dios, que importante es esto. La historia dice que a pesar de que Dios los eligió como pueblo ellos no fueron fieles a Dios y terminaron adorando a otros dioses pero Dios siguió fiel a ellos a pesar de que el pueblo era infiel. Esto es, Dios no actúa dependiendo de nuestros actos.
Ester, sigue fiel a su Dios y le tiene como su único Rey y Señor, su único Dios. Por eso se atreve a pedirle que le libre del peligro en que se ha visto envuelta. “A mí que no tengo otro auxilio protégeme tú, Señor, que lo sabes todo”. La confianza total en Dios es lo que la salva. Hermoso!
Con mucha más fuerza podemos decir lo mismo los cristianos confiando plenamente en Jesús, el Hijo de Dios, que el Padre nos ha enviado para iluminar nuestra vida y demostrarnos el amor que nos tiene. En él nos apoyamos siempre para no desviarnos nunca del camino que nos mostró, y vivió, y que lleva a la vida y la vida en abundancia.
Salmo 137 "Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor"
Mateo 7,7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas."
Palabra del Señor
La biblia es un manual de oración y lo podemos ver en el libro de Ester.
Jesús en el evangelio nos dice "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá..”. Vamos a unir la primera lectura con el evangelio y por eso volvemos a tomar el libro de Ester.
Ester no se confió de su poder al ser reina, y tampoco se confió de sus capacidades o dones que Dios le dio. Ella más bien lo que hizo fue acudir al Señor. Su oración que tiene de especial nos podemos preguntar.
Ester primero alaba a Dios, "Señor mío, único rey nuestro “, luego reconoce su vulnerabilidad, su situación que está viviendo, “ Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti “. Además reconoce con humildad que ella fue la que se expuso a esa situación de peligro “ pues yo misma me he expuesto al peligro “. Ester hace un recuento a Dios de lo que Él es capaz de hacer y lo que ha hecho con sus antepasados y en su presente, es por eso que ella al confiar en Dios porque Dios siempre cumple sus promesas, se le va a conceder su súplica “ Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido”.
Ahora viene la petición de Ester, “ Dame valor “, “ Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león “, “ haz que cambie “, “ líbranos con tu mano “, “ protégeme “. Podríamos decir que la oración de Ester tiene la misma estructura del Padre Nuestro. Ester pide valor para enfrentar esa situación difícil que tiene y que a la vez le regale “ sabiduría “ en la acción. Además pide por su agresor, “ que su corazón cambie”. Por último ella le pide la liberación para su pueblo osea oración de intercesión y la protección para ella.
Jesus hoy nos dice en el evangelio “ Pedid, buscad y llamad “.
Pedid, es reconocer que necesitamos de la ayuda de Jesús para no desviarnos. Por eso, debemos pedirle que no nos deje caer en la tentación de darle la espalda y hacer lo contrario de lo que él nos indica. También tenemos que ser buscadores. Buscadores continuos de Dios, de su voluntad, lo que nos lleva a buscar y encontrar cómo quiere Dios que nos relacionemos con los demás, con el mundo, con nosotros mismos, con Él, porque ahí hallaremos la felicidad que todos deseamos. Como nos dice la lectura, “buscad el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura”. Por último tenemos que llamar. Acercarnos a la puerta de Jesús, que siempre la tiene entreabierta, y él nos la abrirá de par en par y nos invitará a cenar con él, ofreciendo el alimento de su amor, de su perdón, de su pan, de su vino. Tenemos que vivir uniendo estos tres verbos: “pedid, buscad y llamad”.
Hoy me pides, pedid,buscad y llamad. Para pedir debo primero reconocer lo frágil que soy y lo grande que eres tú. Necesito entrar en el laberinto de mi corazón para poder llegar a conocer lo hondo de mi ser, entonces Señor regálame la humildad y la valentía para hacerlo. Para reconocer tu grandeza y que siempre cumples tus promesas debo de recordar cómo has pasado y sigues pasando por mi vida, caminado conmigo, ayudándome y sosteniéndome en tantos momentos y situaciones. Necesito valor para enfrentar cada dificultad, y solo tu me la puedes dar desde la oración porque a través de ella me regalas tu sabiduría para obrar conforme a tu santa voluntad, eso es lo que te pido sabiduría para sintoinizarme a tu plan y hacer que Tu Reino crezca y tu justicia reine. Dame la gracia que todos los días de mi vida te llame, me acerque a ti para que cenemos juntos y yo pueda vivir estos tres verbos cada dia, “pedid, buscad y llamad”. Amen.
Dios te bendiga,
¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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