miércoles, 10 de mayo de 2023

La verdadera vida da fruto, fruto que permanece aquí y en la eternidad.

 

La verdadera vida da fruto, fruto que permanece aquí y en la eternidad. 


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 1-6
"Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia"

Ante las dificultades y desafíos de la vida, detente un momento y ora, pídele a Dios que te ayude a encontrar la mejor solución al problema.  

Sal 121, 1bc-2. 3-4b. 4c-5 R/. Vamos alegres a la casa del Señor

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Palabra del Señor

Mi amado Jesús, solo si permanezco en ti será posible que produzca frutos abundantes. Tu me dejas las pautas para permanecer en ti como es tener una vida de oración en todo momento, personal y en comunidad, frecuentar los sacramentos la eucaristía y la confesión, practicar las obras de misericordia corporales y espirituales, leer y meditar tu Palabra de cada día, escuchar y obedecer las inspiraciones del Santo Espíritu de Dios. Si no estamos dando abundante fruto es porque estamos fallando en alguna de ellas. 

Quizás por los afanes de cada día ya no tenemos tiempo de tener nuestra oración personal o en otros casos la oración se ha vuelto costumbre y repetitiva, una oración superficial y vacía. O tal vez ya no hacemos la oración en comunidad porque es más fácil tener una relación entre Dios y yo y no entre mi prójimo. Es más fácil hacer oraciones personales que obedecer lo que tu me dices Señor, amar a que me ofendió, servir al que me maldijo, perdonar al que me lastimó. Pensamos que la misa por redes sociales es lo mismo que la misa presencial, nuestra ignorancia no nos permite reconocer lo que sucede realmente en la eucaristía. Despreciamos o ponemos en duda el sacramento de la confesión, sin valorar este hermoso sacramento de sanación y liberación que el Buen Dios nos ha regalado. A veces dejamos de practicar las obras de misericordia corporales y espirituales porque nuestro corazón se ha vuelto duro e indiferente ante el sufrimiento del prójimo, o las practicamos para que nos aplaudan y ser reconocidos y no porque vemos en el que sufre tu rostro Señor. Leemos Tu Palabra pero no dejamos que ella nos hable a nuestra vida, no la interiorizamos sino que más bien terminamos diciendo " esto lo debería escuchar esta u otra persona" . Cómo pecamos por omisión tan fácilmente, osea no obedecemos a las inspiraciones del Espíritu Santo quien nos quiere llevar a la santidad a la que estamos llamados a ser. 

Danos Señor la gracia de tomar en serio estas pautas que nos das para que permanezcamos en ti, para que podamos dar fruto abundante y así poderle dar la Gloria a Dios que está en el cielo, ser verdaderos misioneros y testigos de tu amor.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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