jueves, 27 de junio de 2024

Señor edifica en mí tu santa voluntad.

 


Señor edifica en mí tu santa voluntad.

Lectura del segundo libro de los Reyes 24, 8-17
" Deportó a todo Jerusalén, todos los jefes y notables —diez mil deportados—; a todos los herreros y cerrajeros, no dejando más que a la gente pobre del país."

Salmo 78, 1b-2. 3-5. 8. 9 R/. Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 21-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?”. Entonces yo les declararé:  “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.  El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».  Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como sus escribas.
Palabra del Señor

La falta de fe y dar la espalda al Dios de la Vida me hace vulnerable ante las asechanzas del maligno, pues debilita mis defensas frente a la tentación y el pecado. Sin embargo, confío en que mi fe puede ser fortalecida cada día con tu fuerza divina, para no caer en el adormecimiento espiritual. Fortalecer mi vida interior es la mejor arma para luchar contra el asedio de la tentación y el pecado. Por eso, me comprometo a una vida de constante oración, lectura de tu Palabra y práctica de los sacramentos, para que mi alma esté siempre firme en Ti y mi espíritu sea renovado.

Señor, dame la gracia de aceptar que seas Tú quien habite en mi corazón, para que yo sienta, piense, hable y obre en Ti. Quiero construir mi vida en Ti, Señor, conocerte desde la intimidad, dejarme amar y aceptar tu inmenso amor. Ayúdame a liberar de mi ser todo aquello que no te agrada. Aceptar tu voluntad y obedecerte por amor es mi mayor deseo. Permite que tu Palabra entre y toque lo más profundo de mi ser, y dispón mi corazón para que Tú construyas en mí algo nuevo, para glorificarte como un verdadero hijo de Dios, que ama, cuida y protege, permitiendo que tu Santa voluntad se edifique en mí. Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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