miércoles, 4 de diciembre de 2019

La Eucaristía, banquete de Dios!!!


Isaías 25,6-10a
Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. -Lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte."
Palabra de Dios


Hoy la primera lectura el profeta Isaías nos habla que el Señor prepara un gran banquete. El banquete no solo se refiere a la cantidad sino que es de buena calidad. Lo vemos cuando nos dice “ un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos “, no solo cantidad sino calidad.
Porque es importante este banquete nos preguntaremos. La lectura nos dice que “  arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos”...podríamos pensar de lo que se está refiriendo el profeta Isaías es que el Señor limpiará nuestros ojos porque está tapado por el velo del pecado. “ Aniquilará la muerte para siempre”, se refiere que seremos curados del pecado y “ El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros “, es que el Señor además nos quiere levantar la fe y la esperanza.

Pero para que todo esto se de que necesita Dios de nosotros? que nosotros abramos nuestro corazón. Dios es tan poderoso pero a la vez limitado. El puede hacer muchas cosas pero a veces no las puede hacer porque somos nosotros quienes no le dejamos obrar. Nosotros le ponemos una barrera. Nosotros no queremos abrirle la puerta para que El entre.
Isaías nos quiere mostrar la Victoria junto a la imagen del banquete. He aquí la victoria que aguarda el profeta: vida que se hace fuerte por el alimento y vida que recibe defensa contra la muerte. Fuertes por dentro y protegidos por fuera: esa es la imagen de los redimidos.

Demos gracias a Dios por el banquete Eucarístico, porque allí está Su Palabra y Su presencia en el sacramento de la comunión. En la Eucaristía es la que nos hace despertar el hambre de Dios.

Salmo 22 " Habitaré en la casa del Señor por años sin término"

Mateo 15,29-37
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino." Los discípulos le preguntaron: "¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?" Jesús les preguntó: "¿Cuántos panes tenéis?" Ellos contestaron: "Siete y unos pocos peces." Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
Palabra del Señor


Te has puesto a pensar cómo puede crecer nuestro deseo por Cristo en la vida? Como tener el gusto por las cosas de Dios?

Miro por ejemplo mi vida hace unos años atrás y descubro que hace 30 años, 20 años, 15 años atrás ese deseo de Cristo en mi vida no era lo mismo de lo que siento ahora. Esto sucede cuando caemos en esa tibieza, en la pereza, en la lentitud, hace que tengamos poco interés en las cosas de Dios. Poca generosidad, tantas cosas para hacer, tantas cosas para servir. Cuando escucho algunas personas que dicen que cansancio, que sienten pereza, que no sirven para nada, fácilmente es porque ellos están viviendo para sí mismos. Si nos detuvieramos por un momento y miráramos a nuestro alrededor fácilmente descubrimos que hay muchos que están cerca de nosotros y están esperando algo de nosotros. Una palabra, un abrazo, ser escuchados, ser ayudados …..pero que poco reciben de nosotros.

Cuando caemos en actitudes como la tibieza, la pereza, la lentitud, el desinterés, el individualismo, el egoísmo, la mediocridad, ser pocos generosos que podemos hacer? Cómo podemos recuperar el hambre de Dios, el gusto por las cosas de Dios?
El adviento nos ayuda porque en el profeta Isaías vemos como las promesas que son anunciadas se cumplen en la persona de Cristo. Así como Isaías nos muestra “  El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros “, es El mismo Cristo quien viene a sanar nuestras heridas. Dios lo prometió en boca del profeta Isaías y Cristo viene a limpiar nuestras lágrimas y a sanarnos.

En el evangelio vemos a Cristo multiplicando el alimento y hace posible el banquete. Cristo viene a sanarnos y a fortalecernos. Cristo sana nuestras heridas y nos fortalece la Fe cuando lo recibimos en la eucaristía. Por Fe reconocemos a Cristo en la Eucaristía, recordamos sus Palabras “ Este es Mi cuerpo y esta es Mi sangre “. Cristo alimenta nuestro cuerpo enfermo, nuestra alma enferma.

Adviento es tiempo para descubrir al Cristo que viene a sanar, a consolar,a levantar, a nutrir, reconociendo todo esto podrá renacer en Ti ese hambre de Dios, ese deseo por las cosas de Dios. Te pondrás en movimiento para encontrarte con Él, encontrar a un Dios vivo que ha venido para encontrarnos.

Señor Jesús, Tú nos quieres fuertes por dentro y protegidos por fuera. Gracias por el banquete Eucarístico, allí está Tu Palabra y Tu presencia en el sacramento de la comunión, porque es en la Eucaristía la que nos hace despertar el hambre de Dios. Que en este adviento descubra que tu vienes para sanar nuestras heridas y a fortalecer nuestra fe. Cuando descubrimos todo Tu amor renacer en nosotros ese hambre de Dios, ese deseo por las cosas de Dios, esas ganas de estar cerca de Ti. Dame la gracia de ponernos en movimiento para encontrarnos contigo, encontrar a un Dios vivo que ha venido para encontrarnos.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea Alabado!!!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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