viernes, 3 de julio de 2020

El apóstol Tomas confesó la divinidad de Jesus al decir: ¡Señor mío y Dios mío!, y es que Tomas lo que creyó superó lo que vio. Tomás lo vio hombre y lo confesó Dios.

Efesios 2,19-22
Hermanos: Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Palabra de Dios


Hoy celebramos la Fiesta del apóstol Tomás y es importante esta fiesta porque nuestra Iglesia está fundamentada en las enseñanzas de los apóstoles. Los apóstoles fueron los primeros que dieron el testimonio de Cristo.

Es hermoso saber cómo el Señor desde su misericordia nos llama, nos invita para que hagamos parte de su plan de salvación, porque llevar su mensaje, la buena noticia es salvación también para otros. La lectura nos dice :” Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios”. El significado de ya no sois extranjeros y forasteros significa que antes cuando vivíamos separados de Dios éramos solo creaturas. El Señor al llamarnos nos hace parte de su plan Divino, hacemos parte de la familia de Dios y nos invita a la santidad. Cristo les dejo las enseñanzas a los apóstoles, ellos fueron los primeros cristianos que dieron testimonio de Cristo. Ellos escucharon a Cristo, lo vieron con sus propios ojos, vieron sus milagros, y también su muerte y resurrección. Cristo quiso cimentar Su Iglesia en los apóstoles, y profetas. Nuestra Iglesia Católica en el credo afirmamos nuestra fe, en el credo se resume nuestra fe.

Nos dice que “ Por Cristo todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor “. Cada uno con los dones del Espíritu Santo es llamado hacer parte de la Iglesia de Cristo. El Espíritu Santo es quien hace posible la unidad a pesar de las diferencias. Ser templos consagrados para el Señor significa que todo lo que se hace y se ofrece es para darle Gloria a Dios.Termina diciendo la lectura “ Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu”. Cada uno de nosotros estamos llamados por el mismo Cristo así como los apóstoles, para que seamos testigos del Dios vivo.

Salmo 116 " Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"

Juan 20,24-29
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."
Palabra del Señor


Hoy que podemos aprender del apóstol Tomás? Que nosotros no nos debemos de confiar solo desde nuestra razón, no podemos caer en el racionalismo. Dios nos dio la razón y la razón es un don, pero la razón nos debe ayudar a buscar la verdad.

Nos dice la lectura que en el momento de la resurrección no estaba Tomás. Parece extraño esa actitud de Tomás, porque el resto estaban atemorizados, lleno de miedo y de alguna manera estaban reunidos todos juntos, en el mismo lugar.  Podríamos deducir que Tomas no sentía miedo, que más bien él se confía en lo que puede buscar y encontrar, en lo que Él desde la razón puede concluir. Es por eso que cuando Jesús nuevamente aparece le muestra sus manos, la cicatriz de sus heridas y le pide que toque sus heridas, y además Jesús lo sana de su incredulidad. Jesús sabía que Thomas se estaba volviendo incrédulo porque no les creyó a los otros discípulos, que al dudar palpase y que al palpar creyese, se le abrió el entendimiento y fue ahí en ese momento que Jesús sanó su incredulidad. 

Como nos lo dice en las homilías de San Gregorio Magno, Papa, sobre los evangelios “ Más provechosa fue para nuestra fe la incredulidad de Tomás que la fe de los otros discípulos, ya que, al ser él inducido a creer por el hecho de haber palpado, nuestra mente, libre de toda duda, es confirmada en la fe. De este modo, en efecto, aquel discípulo que dudó y que palpó se convirtió en testigo de la realidad de la resurrección”.

En este caminar o peregrinar de mi vida de fe puedo decir que esto es verdad. No es que uno dude de lo que Dios puede hacer, no es que uno no tenga fe, sino que la experiencia es muy diferente cuando Tu tienes ese encuentro personal con el Señor. Ahí es donde quedas confirmado en tu fe y te vuelves testigo. En mi caso yo escuchaba los evangelios, las sanaciones, las liberaciones, todo el poder de Dios a través de su Hijo Jesucristo, pero eso para mi era como una historia muy bonita, espectacular, las maravillas de Dios, que fue algo que pasó hace tiempo, cosas maravillosas que le sucede a los demás, pero no a mi. La fe que tenía me ayudó a permanecer, y a decir “ Algun dia el Señor me va ayudar y me va a sanar, mi vida es un caos, he perdido la paz en mi corazón, tengo alegrías pero no duran, siento vacío y desasosiego en mi alma, estoy cansada de la vida que tengo“. Cuando te encuentras con Dios y tienes esa experiencia de del Dios vivo, misericordioso, amoroso, que libera y sana, ahí es donde la transformación del corazón, una transformación que es de adentro hacia afuera. Ya no puedes ser el mismo y te conviertes en un testigo del resucitado, como nos lo dice en el salmo " Id al mundo entero y proclamad el Evangelio".   
Retomando los escritos de San Gregorio Magno hoy en la fiesta de Santo Tomás  recordemos las palabras del apóstol Pablo dice: “La fe es la firme seguridad de los bienes que se esperan, la plena convicción de las realidades que no se ven, es evidente que la fe es la plena convicción de aquellas realidades que no podemos ver, porque las que vemos ya no son objeto de fe, sino de conocimiento”. Por consiguiente, si Tomás vio y palpó, ¿cómo es que le dice el Señor: No has creído, sino después de haberme visto? Pero es que lo que creyó supera a lo que vio. En efecto, un hombre mortal no puede ver la divinidad. Por esto lo que él vio fue la humanidad de Jesús, pero confesó su divinidad al decir: ¡Señor mío y Dios mío! Él, pues, creyó con todo y que vio, ya que, teniendo ante sus ojos a un hombre verdadero, lo proclamó Dios, cosa que escapaba a su mirada.

Pidámosle al Señor que nosotros que aun no le hemos visto corporalmente, que permanezcamos desde la fe con El. Porque la Fe sin obras es una fe muerta. Que por intercesión de Santo Tomás; quien reconoció la humanidad de Cristo y confesó la divinidad de Cristo como su Señor y su Dios, nos haga crecer en la fe, para que así, creyendo en Jesús, el Mesías, tengamos vida en su nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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