jueves, 31 de diciembre de 2020

Lectio Divina Dic 31

 EL NACIMIENTO DEL SEÑOR ES EL NACIMIENTO DE LA PAZ

 

Aunque el estado de infancia, que el Hijo de Dios asumió sin considerarlo impropio de su grandeza, se haya transformado ya en estado de varón perfecto y aunque, una vez consumado el triunfo de la pasión y resurrección, haya llegado a su fin todo lo que era propio del estado de anonadamiento, que el Señor aceptó por nosotros, sin embargo, la fiesta de la Natividad renueva para nosotros los comienzos sagrados de la vida de Jesús, nacido de la Virgen María; y, al adorar el nacimiento de nuestro Salvador, se nos invita a celebrar también nuestro propio nacimiento como cristianos.

 

La generación de Cristo, en efecto, es el origen del pueblo cristiano, ya que el nacimiento de la cabeza incluye en sí el nacimiento de todo el cuerpo.

 

Aunque cada uno de los que llama el Señor a formar parte de su pueblo sea llamado en un tiempo determinado y aunque todos los hijos de la Iglesia hayan sido llamados cada uno en días distintos, con todo, la totalidad de los fieles, nacida en la fuente bautismal, ha nacido con Cristo en su nacimiento, del mismo modo que ha sido crucificada con Cristo en su pasión, ha sido resucitada en su resurrección y ha sido colocada a la derecha del Padre en su ascensión.

 

El creyente que en cualquier parte del mundo es regenerado en Cristo se libra de la culpa original y, al renacer, se transforma en un hombre nuevo; en adelante ya no cuenta la generación carnal de sus padres, sino la generación por la que ha renacido del Salvador, que quiso hacerse Hijo del hombre para que nosotros pudiéramos llegar a ser hijos de Dios.

 

Pues, si él no hubiera descendido por su humildad hasta nosotros, jamás ninguno de nosotros, por sus propios méritos, hubiera podido llegar hasta él.

 

Por eso la misma grandeza del don que nos ha sido otorgado exige de nosotros una veneración proporcionada a la excelsitud de esta dádiva; así nos lo enseña el Apóstol, cuando dice: No hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para conocer las gracias que Dios nos ha otorgado; el mejor modo de ofrecer a Dios nuestro homenaje religioso es, sin duda, ofrecerle lo que él mismo nos ha dado.

 

Y ¿qué cosa mejor podríamos encontrar entre los dones divinos, para honrar la fiesta de hoy, que aquella paz que anunciaron los ángeles en el nacimiento del Señor?

 

En efecto, esta paz es la que engendra hijos de Dios, la que alimenta el amor, la que es madre de la unidad. Ella es descanso para los santos y tabernáculo donde moran los invitados al reino eterno. El fruto propio de esta paz es que se unan a Dios aquellos que el Señor ha segregado del mundo.

 

Por tanto, que quienes traen su origen no de la sangre ni del deseo carnal ni de la voluntad del hombre, sino del mismo Dios, ofrezcan al Padre la concordia propia de los hijos que están animados por el deseo de la paz, y que todos los miembros de la familia de adopción vivan unidos en aquel que es el primogénito de la nueva creación, que no vino a hacer su propia voluntad, sino la voluntad de aquel que lo envió. Pues los que han sido adoptados por la gracia del Padre, para ser sus herederos, no son los que viven en medio de discordias y contiendas, sino los que tienen un único pensar y un mismo querer. Los que han sido llamados a reproducir la única imagen del Padre deben tener una sola alma.

 

Por ello el nacimiento del Señor es el nacimiento de la paz; como lo dice el Apóstol: Él es nuestra paz; él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, porque, tanto los judíos como los gentiles, por medio de él tenemos acceso al Padre en un solo Espíritu.

 

RESPONSORIO    Ef 2, 13.14. 17

 

R. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. * Él es nuestra paz; él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.

V. Y, cuando vino, anunció la buena nueva de la paz:

paz a vosotros, los que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca.

R. Él es nuestra paz; él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa.


OREMOS,

Dios todopoderoso y eterno, que en el nacimiento de tu Hijo nos has dado la fuente y la cumbre de toda religión, concédenos contarnos siempre en el rebaño de aquel en quien está la salvación de todo el género humano. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén




miércoles, 30 de diciembre de 2020

Lectio Divina Dic 30

 EL VERBO HECHO CARNE NOS DEIFICA

 

No fundamentamos nuestra fe en palabras vanas ni nos dejamos arrastrar por los impulsos del corazón ni nos seduce la suavidad de palabras persuasivas, sino que nuestra fe se apoya en las palabras pronunciadas por el poder divino.

 

Dios confió estas palabras al Verbo, y el Verbo las profirió para apartar al hombre de la desobediencia, no coaccionándolo por fuerza como si se tratara de un esclavo,

 

sino llamándolo para que lo siguiera libre y voluntariamente.

 

Al fin de los tiempos el Padre envió al Verbo -pues ya no quería hablar por medio de los profetas ni ser anunciado en figuras-, ordenándole que se manifestara en forma visible, para que el mundo al verlo pudiera ser salvado.

 

Sabemos que este Verbo tomó un cuerpo de la Virgen y que hizo del hombre viejo una nueva creación. Sabemos que fue plasmado de nuestra misma substancia; porque si hubiera obrado de otro modo en vano nos mandaría que lo imitáramos como a un maestro.

 

En efecto, si este hombre hubiera sido formado de una substancia distinta de la nuestra, ¿cómo podría mandarme tales cosas a mí, que nací débil? ¿Cómo podríamos, en tal caso, decir que él es bueno y justo?

 

Para que no lo creyéramos diferente de nosotros, soportó fatigas, quiso tener hambre y no rehusó tener sed, tuvo necesidad de descanso, no rechazó los sufrimientos de la pasión, se sometió a la muerte y quiso manifestarnos su resurrección. En todo esto ofreció su humanidad como primicias, para que tú, en medio de los sufrimientos, no te desanimes, sino que, recordando tu condición de hombre, esperes recibir, también tú, lo que Dios quiso darle a él.

 

Cuando ya contemples a Dios tal cual es, tendrás un cuerpo inmortal e incorruptible, como el alma, y poseerás el reino de los cielos, tú, que, viviendo en la tierra, conociste al Rey celestial; participarás de la felicidad de Dios, serás coheredero de Cristo y ya no estarás sujeto a las pasiones ni a las enfermedades, porque habrás sido hecho semejante a Dios.

 

Todos los males que soportaste en cuanto hombre, Dios te los envió precisamente porque eres hombre; en cambio, todo aquello que es propio de Dios, él prometió dártelo cuando seas divinizado y alcances la inmortalidad. Conócete, pues, a ti mismo, reconociendo al Dios que te hizo; pues conocer a Dios y ser conocido por él corresponde a aquel que ha sido llamado por Dios.

 

Por tanto no discutáis entre vosotros ni dudéis en volver a él. Cristo es Dios por encima de todas las cosas; él quiso borrar el pecado de los hombres renovando al hombre viejo, que él había creado a su imagen desde el comienzo, manifestándote, de este modo, el amor que tiene por ti. Si obedeces sus mandatos y, por tu bondad, imitas al que es bueno, llegarás a ser semejante a él, y él te honrará; pues no es mezquino el Dios que te ha hecho dios para su gloria.

 

RESPONSORIO    1Jn 1, 14; Ba 3, 38

 

R. La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros; * y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre, como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

V. Apareció en la tierra y convivió entre los hombres.

R. y hemos visto su gloria, gloria que recibe del Padre, como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.


OREMOS,

Concédenos, Dios todopoderoso, que el nacimiento de tu Hijo en nuestra carne mortal nos libre de la antigua servidumbre del pecado que pesa aún sobre nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén



martes, 29 de diciembre de 2020

Somos seres espirituales que estamos viviendo una experiencia humana. No pretendas vivir como humanos queriendo tener una experiencia espiritual. Nuestra vida no termina aquí, esto es apenas el comienzo.... Padre Juan Pablo

 


1 Juan 2,3-11

Queridos hermanos: En esto sabemos que conocemos a Jesús: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: "Yo le conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que permanece en él debe vivir como vivió él.
Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que habéis escuchado. Y, sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo -lo cual es verdadero en él y en vosotros-, pues las tinieblas pasan, y la luz verdadera brilla ya. Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano está aún en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
Palabra de Dios


Salmo 95 "Alégrese el cielo, goce la tierra."

Lucas 2,22-35
Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor", y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones."
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel."
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María su madre: "Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma."
Palabra del Señor


La primera lectura nos exhorta al decirnos, “ quien dice:  "Yo le conozco", y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud.

Es muy fácil seguir o practicar religiosidades, hasta quizás es fácil seguir al pie de la letra los preceptos, ser cuidadosos hasta cómo debemos comportarnos en Misa, que se debe y no se debe hacer durante la Misa, hasta podemos hablar muy bonito y tratar de dar un buen testimonio de generosidad, pero hoy la lectura nos exhorta al decirnos que quien no guarda los mandamientos y en estos dos mandamientos se resume la ley de Dios como es “ Amar a Dios sobre todas las cosas y  amar a su prójimo como a sí mismo “, entonces es un mentiroso. El amar a Dios nos tiene que llevar al encuentro con el hermano, de lo contrario aun Cristo no habita en nosotros. No podemos decir que amamos a Dios y vivir en las tinieblas, guardando rencor y resentimientos. Hay que amar a Dios no con dobleces ni tampoco fingiendo y la mejor manera de amar a Dios es cuando amamos a nuestro prójimo.

Cristo tiene que derrumbar el muro del orgullo y de la soberbia para que Él pueda reinar. Déjalo entrar, déjalo que Él reine. Durante la Novena de Navidad cantábamos “ Ven Jesús mío ven a nuestras vidas, ven no tardes tanto!”. Necesitamos que sea Jesus reinando en nuestra vida, en nuestras acciones, que Él reine sobre nuestro orgullo y soberbia, que se nos note que Él vive y reina en nosotros.

La religiosidad no significa que te lleve al encuentro con Cristo. Algunos son excelentes teólogos y predicadores desde el conocimiento y no desde la experiencia personal con Cristo. Puede que hasta se esfuercen para hacerlo pero se les olvida que no es en sus fuerzas sino por la gracia de Dios solo se puede experimentar el amor misericordioso de Dios quien transforma nuestro corazón endurecido por el pecado.

Ayer estaba en una Misa de exequias y lo que dijo el Padre es muy cierto “ Somos seres espirituales que estamos viviendo una experiencia terrenal”. De esta manera estamos llamados a cuidar y alimentar nuestra vida espiritual. Nosotros somos espíritus viviendo una experiencia humana.  Desde la fe y la esperanza estamos convencidos que nuestra vida no se termina aquí. No caigamos en el error de vivir como humanos y queriendo tener una experiencia espiritual. Nuestra vida toma verdadero significado cuando en el centro de nuestro corazón está Cristo. Cristo nos da el camino para llegar a donde lo que realmente somos, de dónde salimos, del corazón de Dios. El se ha hecho como nosotros para que yo aprenda a vivir como Él y llegar a alcanzar la vida eterna.

Niño Jesus, te haz hecho como uno de nosotros para que yo aprenda a vivir como Tu. Por el amor que nos tienes quisiste hacerlo, naciste en un pesebre para enseñarnos que en la humildad del corazón es donde te encuentro. Tu junto con tu madre la Virgen María y San José me has enseñado la importancia de la familia, cimiento de ternura, de protección, de valores y de amor. Durante esta octava Navidad me dices que la única manera de amarte es cuando mi corazón no está dividido porque si lo esta soy un mentiros@. La mejor manera de amarte es cuando amamos a nuestro prójimo y especialmente a aquel quien me ha ofendido. No quiero caer en el error de vivir como humano y queriendo tener una experiencia espiritual. Tu mismo nos muestras el camino para llegar a donde lo que realmente somos, de donde salimos, del corazón de Dios. Dame la gracia de que yo aprenda a vivir como tú, y que no se me olvide que soy un ser espiritual que está viviendo una experiencia humana, y que la vida no termina aquí, esto es apenas el comienzo.... Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!

--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa MIsa de Hoy - Diciembre 29


 

Lectio Divina Dic 29

 CUANDO LLEGÓ LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS, SE NOS DIO TAMBIÉN LA PLENITUD DE LA DIVINIDAD

 

Dios, nuestro Salvador, hizo aparecer su misericordia y su amor por los hombres. Demos gracias a Dios, pues por él abunda nuestro consuelo en esta nuestra peregrinación, en este nuestro destierro, en esta vida tan llena aún de miserias.

 

Antes de que apareciera la humanidad de nuestro Salvador, la misericordia de Dios estaba oculta; existía ya, sin duda, desde el principio, pues la misericordia del Señor es eterna, pero al hombre le era imposible conocer su magnitud. Ya había sido prometida, pero el mundo aún no la había experimentado y por eso eran muchos los que no creían en ella. Dios había hablado, ciertamente, de muchas maneras por ministerio de los profetas. Y había dicho: Sé muy bien lo que pienso hacer con vosotros: designios de paz y no de aflicción. Pero, con todo, ¿qué podía responder el hombre, que únicamente experimentaba la aflicción y no la paz? «¿Hasta cuándo -pensaba- iréis anunciando: "Paz, paz", cuando no hay paz?» Por ello los mismos mensajeros de paz lloraban amargamente, diciendo: Señor, ¿quién ha dado fe a nuestra predicación? Pero ahora, en cambio, los hombres pueden creer, por lo menos, lo que ya contemplan sus ojos; ahora los testimonios de Dios se han hecho sobremanera dignos de fe, pues, para que este testimonio fuera visible, incluso a los que tienen la vista enferma, el Señor le ha puesto su tienda al sol.

 

Ahora, por tanto, nuestra paz no es prometida, sino enviada; no es diferida, sino concedida; no es profetizada, sino realizada: el Padre ha enviado a la tierra algo así como un saco lleno de misericordia; un saco, diría, que se romperá en la pasión, para que se derrame aquel precio de nuestro rescate, que él contiene; un saco que, si bien es pequeño, está ya totalmente lleno. En efecto, un niño se nos ha dado, pero en este niño habita toda la plenitud de la divinidad. Esta plenitud de la divinidad se nos dio después que hubo llegado la plenitud de los tiempos. Vino en la carne para mostrarse a los que eran de carne y, de este modo, bajo los velos de la humanidad, fue conocida la misericordia divina; pues, cuando fue conocida la humanidad de Dios, ya no pudo quedar oculta su misericordia. ¿En qué podía manifestar mejor el Señor su amor a los hombres sino asumiendo nuestra propia carne? Pues fue precisamente nuestra carne la que asumió, y no aquella carne de Adán que antes de la culpa era inocente.

 

¿Qué cosa manifiesta tanto la misericordia de Dios como el hecho de haber asumido nuestra miseria? ¿Qué amor puede ser más grande que el del Verbo de Dios, que por nosotros se ha hecho como la hierba débil del campo? Señor, ¿qué es el hombre para que le des importancia, para que te ocupes de él? Que comprenda, pues, el hombre hasta qué punto Dios cuida de él; que reflexione sobre lo que Dios piensa y siente de él. No te preguntes ya, oh hombre, por qué tienes que sufrir tú; pregúntate más bien por qué sufrió él. De lo que quiso sufrir por ti puedes deducir lo mucho que te estima; a través de su humanidad se te manifiesta el gran amor que tiene para contigo. Cuanto menor se hizo en su humanidad, tanto mayor se mostró en el amor que te tiene, y cuanto más se anonadó por nosotros, tanto más digno es de nuestro amor. Dios, nuestro salvador -dice el Apóstol-, hizo aparecer su misericordia y su amor por los hombres. ¡Qué grande y qué manifiesta es esta misericordia y este amor de Dios a los hombres! Nos ha dado una grande prueba de su amor al querer que el nombre de Dios fuera añadido al título de hombre.

 

RESPONSORIO    Ef 1, 5-6b; Rm 8, 29

 

R. Dios nos ha destinado en la persona de Cristo a ser sus hijos, * por pura iniciativa suya, para que la gloria de su gracia redunde en su alabanza.

V. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo.

R. Por pura iniciativa suya, para que la gloria de su gracia redunde en su alabanza.

OREMOS,

Dios todopoderoso, Dios invisible, que con la venida de tu Hijo has disipado las tinieblas del mundo, míranos con amor y ayúdanos a celebrar con nuestros cantos y alabanzas la gloria del nacimiento de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


lunes, 28 de diciembre de 2020

Hay mártires del hambre, de la injusticia, por profesar su fe, bebés que no han cometido ninguna maldad han sido asesinados, migrantes que encuentran la muerte al huir de las represiones políticas, ancianos inocentes que son descartados por la sociedad.

1 Juan 1,5-2,2

Queridos hermanos: Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra.
Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.
Palabra de Dios


Salmo 123 " Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador "

Mateo 2,13-18
Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo." José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: "Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto." Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: "Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven".
Palabra del Señor


Hoy nuestra iglesia católica recuerda el día de los Santos Inocentes, esto se refiere aquellos niños que fueron tristemente sacrificados por el rey de Herodes. Esto sucedió porque Herodes al sentir temor de que había nacido un rey en Judea quien iba a salvar al mundo decidió cometer la atrocidad como fue asesinar a todos los bebés menos de dos años.  

Aún existen Herodes en nuestro tiempo, personas que promueven el aborto, la muerte digna como es la eutanasia, como la legalizacion de la marihuana, la adopcion de bebes en parejas del mismo sexo, el derecho a la libertad del sexo, represiones politicas sembrando injustica, entre otras.

El mal es astuto, como sea se camufla, quiere verse que no es tan malo, sino que trae un beneficio especialmente a los demás como para nosotros. El caso del aborto por ejemplo el mal nos dice que es aceptable cuando el bebe viene con deformidad, o por causa de una violacion, o cuando los padres son de escasos recursos economicos. Aborto es asesinato a un bebe inocente. En el caso de “ Muerte digna”, Dios es quien da la vida, Él es quien decide nosotros no, dejemos a Dios ser Dios. El mal nos lo vende como “ Él o ella está sufriendo “, los dolores también salvan, redimen un alma. Estoy seguro que muchas almas que están en el purgatorio están diciendo “ Porque no me dejaron sufrir en mi vida mortal para poder estar gozando la presencia de Dios”. La legalización de la marihuana para usos médicos y recreacionales, la marihuana trastorna su comportamiento, el sistema nervioso, y ni se diga el dolor que le causa a la familia. Otro tipo de Herodes es la adopcion de bebes en parejas del mismo sexo, el derecho a la libertad del sexo, ir en contra de la ley de Dios es desobediencia. Dios hizo a la mujer y al hombre, nuestro modelo es la familia de Nazaret. Herodes también está en las represiones políticas donde familias por buscar mejores oportunidades para sus hijos toman el riesgo de tomar caminos riesgosos, o tomar lanchas a altas horas del mar donde pierden sus vidas. Pero también Herodes se manifiesta en el rencor, en el resentimiento, recordando y repasando la ofensa que te hicieron. También el mal me hace actuar desde la indiferencia, o tal vez con falsos respetos humanos para evitar entrar en discusión o ser excluido.

Es por eso que necesitamos aprender a discernir lo que nos propone el mundo y cuál es el querer de Dios. Descubrir dónde está Su presencia y dónde hace falta Su presencia. Por más bullicio y ruido del mundo, hay que apartarnos para estar a solas con el Señor. Dios nos habla, Dios está presente en nuestra vida constantemente, El nos da signos de su presencia y lo que Él desea que hagamos, pero el problema es que al estar tan entretenidos no lo vemos, no lo escuchamos, no lo sentimos.  

El mismo Cristo sabía que estábamos amenazados de fuerzas espirituales y físicas. La misma Familia de Nazareth sufrió el destierro, la persecución y la maldad de algunos, es por eso que miremos con detenimiento la actitud de José, obedeció a Dios porque Dios a través de un sueño le mostró que debería de hacer. Es por eso que hay que estar en sintonía con Dios y esto es por medio de la oración y estar a solas al frente del sagrario. María al decir “ Si” al proyecto de Dios dio la vida al salvador. Ella se confió, creyó, y esperó en el Señor.

Hoy recordamos a los mártires por causa del hambre, de la injusticia, por profesar su fe, bebés que no han cometido ninguna maldad han sido asesinados, migrantes que encuentran la muerte al huir de las represiones políticas, ancianos inocentes que son descartados por la sociedad. Danos la gracia Señor de ser personas mas de oración, la oración nos lleva a reconocer nuestras faltas y a ver Tu rostro misericordioso. Un corazón contrito nos abre la puerta para recibir Tu gracia. Un corazón lleno de la gracia de Dios es capaz de ser transformado por el amor de Dios.  

También tengamos un corazón agradecido a Maria y Jose quienes protegieron a nuestro salvador, Jesus. Estos niños que murieron de alguna manera protegieron al Mesías, pero luego este Mesías crecerá y entregará su propia sangre para limpiar nuestros pecados. Por eso demos gracias a aquellas familias que tuvieron que pagar un precio altísimo, pero esa sangre que fue derramada por ellos no se perdió, fue la sangre redentora derramada por Cristo, para Él toda la Gloria, Todo el Poder, toda la Alabanza y todo el Honor, Amén.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Lectio Divina Dic 28

 AÚN NO HABLAN Y YA CONFIESAN A CRISTO

 

El gran Rey nace como un niño pequeño. Vienen los magos desde tierras lejanas; vienen para adorar al que está todavía acostado en un pesebre, pero que reina ya en el cielo y en la tierra. Cuando los magos hacen saber a Herodes que ha nacido el Rey, Herodes se altera y, para no perder su reino, quiere matar al recién nacido; y, sin embargo, si hubiese creído en él hubiera podido reinar tranquilo aquí en la tierra y para siempre en la otra vida. ¿Por qué temes, Herodes, al oír que ha nacido el Rey? Él no ha venido para destronarte, sino para vencer al diablo. Pero esto tú no lo entiendes y por esto te alteras y te llenas de furor; y, para perder al único niño que buscas, te conviertes en el cruel asesino de muchos.

 

No te detienen ni las lágrimas de las madres ni el dolor de los padres que lloran la muerte de sus hijos ni los gritos y quejidos de los niños. Matas los cuerpos de los niños, porque a ti el temor te mata el corazón; y piensas que, si logras tu objetivo, podrás vivir por largo tiempo, cuando en realidad pretendes matar al que es la Vida en persona.

 

Aquel que es la fuente de la gracia, que es pequeño y grande a la vez, que está acostado en un pesebre, te hace temer por tu trono; por medio de ti, y sin que tú lo sepas, realiza sus designios y libra a las almas de la cautividad del demonio. A los que habían nacido en pecado los recibe en el número de sus hijos adoptivos.

 

Aquellos niños, sin saberlo, mueren por Cristo, y sus padres lloran la muerte de aquellos mártires; Cristo, cuando eran todavía incapaces de hablar, los convierte en idóneos testigos suyos. Así es el reinado de aquel que ha venido para ser rey. Así libera aquel que ha venido a ser libertador, así salva aquel que ha venido a ser salvador. Pero tú, Herodes, ignorando todo esto, te alteras y te llenas de furor; y, al llenarte de furor contra aquel niño, le prestas ya tu homenaje sin saberlo.

 

¡Cuán grande y gratuito es el don! ¿Qué merecimientos tenían aquellos niños para obtener la victoria? Aún no hablan y ya confiesan a Cristo. Sus cuerpos no tienen aún la fuerza suficiente para la lucha y han conseguido ya la palma de la victoria.

 

RESPONSORIO    Ap 5,14; cf. 4, 10; 7, 11

 

R. Rindieron adoración al que vive por todos los siglos, * y depositaron sus coronas ante el trono del Señor, su Dios.

V. Se postraron, rostro en tierra, delante del trono y alabaron al que vive por todos los siglos.

R. Y depositaron sus coronas ante el trono del Señor, su Dios.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Lectio divina Dic 25

 RECONOCE, OH CRISTIANO, TU DIGNIDAD

 

Nuestro Salvador, amadísimos hermanos, ha nacido hoy; alegrémonos. No puede haber, en efecto, lugar para la tristeza, cuando nace aquella vida que viene a destruir el temor de la muerte y a darnos la esperanza de una eternidad dichosa.

 

Que nadie se considere excluido de esta alegría, pues el motivo de este gozo es común para todos; nuestro Señor, en efecto, vencedor del pecado y de la muerte, así como no encontró a nadie libre de culpa, así ha venido para salvarnos a todos. Alégrese, pues, el justo, porque se acerca a la recompensa; regocíjese el pecador, porque se le brinda el perdón; anímese el pagano, porque es llamado a la vida.

 

Al llegar el momento dispuesto de antemano por los impenetrables designios divinos, el Hijo de Dios quiso asumir la naturaleza humana para reconciliarla con su Creador; así el diablo, autor de la muerte, sería vencido mediante aquella misma naturaleza sobre la cual él mismo había reportado su victoria.

 

Por eso, al nacer el Señor, los ángeles cantan llenos de gozo: Gloria a Dios en el cielo, y proclaman: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Ellos ven, en efecto, que la Jerusalén celestial se va edificando por medio de todas las naciones del orbe. ¿Cómo, pues, no habría de alegrarse la pequeñez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ángeles encontraban en ella un gozo tan intenso?

 

Demos, por tanto, amadísimos hermanos, gracias a Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo, pues, por la inmensa misericordia con que nos amó, ha tenido piedad de nosotros y, cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos vivificó con Cristo, para que fuésemos en él una nueva creatura, una nueva obra de sus manos. Despojémonos, por tanto, del hombre viejo y de sus acciones y, habiendo sido admitidos a participar del nacimiento de Cristo, renunciemos a las obras de la carne. Reconoce, oh cristiano, tu dignidad y, ya que ahora participas de la misma naturaleza divina, no vuelvas a tu antigua vileza con una vida depravada. Recuerda de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. Ten presente que has sido arrancado del dominio de las tinieblas y transportado al reino y a la claridad de Dios.

 

Por el sacramento del bautismo te has convertido en templo del Espíritu Santo; no ahuyentes, pues, con acciones pecaminosas un huésped tan excelso, ni te entregues otra vez como esclavo del demonio, pues el precio con que has sido comprado es la sangre de Cristo.

 

RESPONSORIO

 

R. Hoy descendió del cielo sobre nosotros la paz verdadera: * hoy los cielos destilaron miel por todo el mundo.

V. Hoy amaneció el día de redención de los tiempos nuevos, que fue preparado por los tiempos antiguos, que nos trae para siempre la felicidad.

R. Hoy los cielos destilaron miel por todo el mundo.

OREMOS,

Dios nuestro, que de modo admirable creaste al hombre a tu imagen y semejanza y de un modo todavía más admirable elevaste su condición por medio de Jesucristo, concédenos compartir la divinidad de aquel que se ha dignado compartir nuestra humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


jueves, 24 de diciembre de 2020

Dios aun sigue visitando y tocado nuestra puerta para redimirnos todos los días de nuestra vida.

 


2 Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: "Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda." Natán respondió al rey: "Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo."
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: "Ve y dile a mi siervo David: "Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los ariscos, de andar tras las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la tierra. Daré un puesto a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en él sin sobresaltos, y en adelante no permitiré que los malvados lo aflijan como antes, cuando nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, y, además, el Señor te comunica que te dará una dinastía. Y cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre."
Palabra de Dios


Salmo 88 " Cantaré eternamente tus misericordias, Señor."

Lucas 1,67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz."
Palabra del Señor


Hoy el evangelio escuchamos  el cántico de Zacarias "Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. " .

Esta expresión de Zacarias se hace real en cada dia de nuestras vidas porque el mismo Dios es quien visita y redime a su pueblo, cada dia es un dia de gracia. Este cántico de Zacarias se hace presente una vez más para este dia 24 de Diciembre. Dios aun sigue visitando y tocado nuestra puerta para redimirnos todos los días de nuestra vida. La visita de Dios a nuestra vida debe ser motivo de fuerza y esperanza para luchar cada día de nuestras vidas. Hoy el mismo Dios hecho hombre se hace humano para habitar en medio de nosotros y Él quiere darnos todos los días esa pequeña navidad, esa visita y esa redención. Digo esto porque este canto de Zacarias tu lo puedes encontrar en la oración de las horas o también conocida como la oración de laudes que es al comenzar el día y al terminar la noche. Estas oraciones anteriormente solo la rezaban los sacerdotes, monjas y monjes, hombres y mujeres consagrados a Dios, esto significaba que estas oraciones era como un privilegio solo para estas personas. Hoy la iglesia se ha abierto y no solo los consagrados la rezan sino todo aquellos Laicos que están comprometidos en la evangelización y los que realmente quieren ser discípulos de Cristo. Estas oraciones son una bendición que trae a tu vida, por eso la iglesia la tiene incluida en la liturgia de las horas.

Cristo quiere que cada amanecer sea como una pequeña navidad, Cristo quiere que cada mañana tu corazón se afiance que Dios te visita y te redime, Dios esta contigo y Dios te levanta con su amor. La oración que es alimento del alma, no puede ser dirigida desde nuestros deseos, nuestras preguntas o desde nuestras necesidades. La oración es el diálogo entre Tú y Dios. Dios es el interlocutor, lo que significa que Él es el  motivo de la oración, Él tiene que ser el centro de la oración. Por eso es importante unirnos a la oración de la iglesia, porque cuando volvemos la oración solamente en la expresión desde mis necesidades, desde mis deseos, desde mis peticiones, desde mis problemas, realmente esa oración la estoy haciendo entorno  a mi, perdiendo el foco de la oración que es el mismo Dios. Lo que yo debo de aprender es mirarlo a Él, el sol que nace de lo alto, El Cristo que me visita. Hoy te invito a que te unas a la oración de la Iglesia, santifica cada uno de tus días con las palabras del evangelio porque quiero aprender como es que Dios visita y redime a su pueblo.

Navidad es una fiesta en familia en la que nos reunimos todos cerca al pesebre para celebrar el nacimiento de nuestro salvador, Navidad es fiesta de vida porque el mismo Dios quiso darnos una vida eterna y por eso envía su propio hijo para salvarnos, Navidad es tiempo de alegría porque Dios nos quiere recordar que cada día de nuestra vida El mismo llega a nuestra historia y nos redime con su amor, Navidad es tiempo de paz, porque desde los cielos los ángeles anuncian al redentor, Navidad es tiempo de esperanza porque Dios nos recuerda que nos estamos solos, que Él siempre nos acompaña, Navidad es tiempo de amor y perdón porque solo de almas llenas de amor pueden ofrecer el regalo del perdón, Navidad es bendición. Nino Jesus, hoy vengo a ti a traerte este regalo espiritual de navidad, que mis palabras, mi presencia, mi mirada , mis acciones sean una bendición  de Dios  a través mío para mi familia, para mis amigos, para los demás, porque yo soy Tu imagen. Dame la gracia que los demás puedan ver Tu rostro en mi, que ellos puedan decir " En ti encuentro la mirada de Dios, la presencia de Dios, el amor de Dios", Ven Niño Jesús a mi vida, ven a mi familia, ven no tardes tanto!!!

Dios lo bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!

Lectio Divina Dic 14

 LA VERDAD BROTA DE LA TIERRA Y LA JUSTICIA MIRA DESDE EL CIELO

 

Despierta, hombre: por ti Dios se hizo hombre. Despierta, tú que duermes, surge de entre los muertos; y Cristo con su luz te alumbrará. Te lo repito: por ti Dios se hizo hombre.

 

Estarías muerto para siempre, si él no hubiera nacido en el tiempo. Nunca hubieras sido librado de la carne del pecado, si él no hubiera asumido una carne semejante a la del pecado. Estarías condenado a una miseria eterna, si no hubieras recibido tan gran misericordia. Nunca hubieras vuelto a la vida, si él no se hubiera sometido voluntariamente a tu muerte. Hubieras perecido, si él no te hubiera auxiliado. Estarías perdido sin remedio, si él no hubiera venido a salvarte.

 

Celebremos, pues, con alegría la venida de nuestra salvación y redención. Celebremos este día de fiesta, en el cual el grande y eterno Día, engendrado por el que también es grande y eterno Día, vino al día tan breve de esta nuestra vida temporal.

 

Él se ha hecho para nosotros justicia, santificación y redención. y así -como dice la Escritura- «el que se gloria que se gloríe en el Señor.»

 

La verdad brota, realmente, de la tierra, pues Cristo, que dijo: Yo soy la verdad, nació de la Virgen. Y la justicia mira desde el cielo, pues nadie es justificado por si mismo, sino por su fe en aquel que por nosotros ha nacido. La verdad brota de la tierra, porque la Palabra se hizo carne. Y la justicia mira desde el cielo, porque toda dádiva preciosa y todo don perfecto provienen de arriba. La verdad brota de la tierra, es decir, la carne de Cristo es engendrada en María. Y la justicia mira desde el cielo, porque nadie puede apropiarse nada, si no le es dado del cielo.

 

Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, porque la justicia y la paz se besan. Por medio de nuestro Señor Jesucristo, porque la verdad brota de la tierra. Por él hemos obtenido el acceso a esta gracia en que estamos: y nos gloriamos apoyados en la esperanza de la gloria de Dios. Fíjate que no dice «nuestra gloria», sino la gloria de Dios, porque la justicia no procede de nosotros, sino que mira desde el cielo. Por ello el que se gloria que se gloríe no en sí mismo, sino en el Señor.

 

Por eso también, cuando el Señor nació de la Virgen, los ángeles entonaron este himno: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

 

¿Cómo vino la paz a la tierra? Sin duda porque la verdad brota de la tierra, es decir, Cristo nace de María. Él es nuestra paz, él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, para que todos seamos hombres de buena voluntad, unidos unos a los otros con el suave vínculo de la unidad. Alegrémonos, pues, por este don, para que nuestra gloria sea el testimonio que nos da nuestra conciencia; y así nos gloriaremos en el Señor, y no en nosotros. Por eso dice el salmista: Tú eres mi gloria, tú mantienes alta mi cabeza.

 

¿Qué mayor gracia pudo hacernos Dios? Teniendo un Hijo único lo hizo Hijo del hombre, para que el hijo del hombre se hiciera hijo de Dios.

 

Busca dónde está tu mérito, busca de dónde procede, busca cuál es tu justicia: y verás que no puedes encontrar otra cosa que no sea pura gracia de Dios.

 

RESPONSORIO    Is 11, 1. 5. 2

 

R. Saldrá un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz brotará un vástago. * La justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el cinturón de sus caderas.

V. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza.

R. La justicia será el ceñidor de su cintura, y la lealtad el cinturón de sus caderas.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Jesús, Señor nuestro, ven pronto, no tardes más, para que se reanimen con tu venida los que confían en tu amor. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

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