lunes, 7 de diciembre de 2020

El Señor viene en persona a salvarnos, ese es el verdadero significado de la Navidad.



Isaías 35,1-10
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, decid a los cobardes de corazón: "Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará."
Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco, un manantial. En el cubil donde se tumbaban los chacales brotarán cañas y juncos. Lo cruzará una calzada que llamarán Vía Sacra: no pasará por ella el impuro y los inexpertos no se extraviarán. No habrá por allí leones, ni se acercarán las bestias feroces; sino que caminarán los redimidos y volverán por ella los rescatados del Señor. Vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.
Palabra de Dios


Salmo 84 " Nuestro Señor viene y nos salvará."

Lucas 5,17-26
Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo: "Hombre, tus pecados están perdonados."
Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: "¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?" Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: "¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa." Él, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: "Hoy hemos visto cosas admirables."
Palabra del Senor


La primera lectura nos trae un mensaje de esperanza porque el mismo Dios viene en persona, resarcirá y nos salvará. Dios viene y nace en un pesebre para hacerse uno de nosotros con la misión de resarcir (lo que significa es dar un beneficio como reparación de un daño) lo que ha traído el pecado a nuestra vida y nos salvará. Que alegría saber que tenemos un Dios que nos ama al extremo y viene a rescatar a su pueblo. Vamos a ver la gloria de Dios, vamos a presenciar su formidable poder y a ver en acción su justicia.

La gloria de Dios puede brillar en nosotros sólo si lo dejamos brillar en nuestra vida, en nuestras acciones. Nosotros somos la gloria de Dios; nosotros somos la expresión visible de su poder; nosotros somos la señal de su compasión y de la hondura de su ciencia. Nuestra existencia redimida es un canto al que nos redimió, y por donde vayan nuestros pasos resonará el ritmo del corazón que nos amó hasta el extremo.

En el evangelio vemos una escena muy conmovedora, un paralítico es sanado y la Gloria de Dios se hace presente en esa vida. Pero que hace posible este milagro tan extraordinario? , La Palabra de Jesús que es pronunciada y además el amor hacia este hombre; la Palabra y el amor revelan la Gloria de Dios.
Ayer estaba hablando con mi amigo Marcos de la comunidad Famille Myriam y me decía “ Dios utiliza los medios para que podamos practicar las obras de misericordia corporales, pero eso es solo un medio, por ejemplo el dinero. Realmente lo más importante es el amor que le pongas a cada obra que hagas en su Nombre “ .

Los amigos del paralítico por ejemplo sabían quién lo podía sanar, Jesus. Ellos lo que hicieron fue llevar a su amigo y buscar la manera de poderlo acercar más a Jesus. El profeta Isaias nos dice: Dios en persona viene a salvarnos, y eso es lo que experimenta el paralítico. Cristo, pues, es el Dios que viene, y así de hecho le llama el Apocalipsis. Mientras que la bestia que allí se describe es la que "era y ya no es" (Ap 17,8.11), Cristo es "el que era, qué es y que ha de venir" (Ap 1,4.8: 4,8). Es el que estuvo, está y estará.

Te has preguntado ... .cuál es el signo visible que aún tenemos en medio de nosotros ? Cristo en la Eucaristía. En la Eucaristía él es también el Dios que estuvo y el Dios que vendrá. No comulgamos solamente con la "presencia" de Cristo, sino también con su "ausencia", pues él no tiene sólo "presente" sino también "pasado", porque estuvo; y futuro, porque vendrá.La "ausencia" de Cristo en la Eucaristía es tan importante como su presencia, porque él, en cuanto ausente se sitúa más allá de lo que pueden atrapar nuestros pensamientos o pueden pretender nuestros deseos. Frente a toda manipulación, Cristo es el que saluda nuestro día desde la majestad de su Día.

Señor qué alegría saber que tu has venido y sigues viniendo mi vida para rescatarme, sanarme y darme la libertad que tanto desea mi alma. Tu hiciste una promesa a los profetas y la cumpliste enviando a tu único Hijo Jesucristo. Hoy quiero abrir mi corazón para que Jesus haga posible el milagro de volverme el esplendor y la hermosura. Me entrego a ti desde la fe porque quiero ser restaurad@ por ti.  De la misma manera dame la gracia de poder llevar a otros a los pies de tu Hijo Jesucristo. Que ellos lo conozcan, que puedan experimentar su amor, y su sanación así como tu lo hiciste conmigo. Gracias por dejarnos a tu Hijo en la Eucaristía, signo visible de tu amor y de tu misericordia. El es el pasado, el presente y el futuro y cada día Él nos quiere saludar en el banquete Eucaristico, Amen.

Dios te bendiga,

¡¡¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!!!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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