Solo quien permanece unido con Cristo podrá dar buen fruto.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 1-6
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron para examinar el asunto.
Palabra de Dios
Ayer el evangelio nos decía que la paz no es la ausencia de conflictos. La paz nos la da Dios cuando acogemos con obediencia su voluntad desde la experiencia del amor de Dios. Hoy en la primera lectura nos dice que aparece un conflicto lo cual es algo normal en las relaciones humanas. Debido a esta situación Pablo y Bernabe recurren a la comunidad para resolver los conflictos. Nos dice la lectura, “ Pablo y Bernabé; y algunos más de entre ellos subieron a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. “.
Aquí está el mensaje de esta lectura, ante una situación pide la asistencia del Espíritu Santo para que Él te guíe, te ilumine, te ayude a tomar la mejor decisión. En este caso el debate se trataba de un asunto fundamental: ¿Es Jesús y la fe en él lo único que salva, o se necesita algo más? Algunos miembros de la comunidad piensan que no se puede prescindir de las prescripciones vigentes hasta entonces, bien por apego a la tradición (la ley judía era manifestación de la voluntad de Dios), bien por deseo de prevalecer (los primeros cristianos eran judíos y querían hacer valer sus criterios ante los nuevos miembros provenientes de la gentilidad). Es tal situación y de tal trascendencia eclesial del problema que se aconseja someterlo a la deliberación de “los apóstoles y presbíteros”, los responsables principales de la comunidad creyente. De Antioquía mandan a Pablo y Bernabé a Jerusalén, para que testifiquen de la sorprendente labor del Espíritu Santo entre los gentiles.
En nuestro tiempo como necesitamos tener presente al Espíritu Santo para que nos ayude a resolver problemas no solo eclesiales, sino de orden personal, social, desde el sector público y privado. Muchos se oponen a que la iglesia esté presente en la toma de decisiones, pero esos quienes se oponen es porque no quieren que se revele la mentira que nos quieren vender. Preguntémonos…
¿Cómo resolvemos hoy nuestras diferencias en el seno de la comunidad eclesial, personal, social?
¿Estamos dispuestos a debatir nuestros criterios fraternalmente en el seno de la comunidad reunida en torno a sus responsables principales, y a aceptar lo que surja de sus deliberaciones, convencidos de que en ellas también actúa el Espíritu Santo?
Salmo 121 “ Vamos alegres a la casa del Señor “
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Palabra del Señor
El evangelio nos trae la relación entre Jesús y sus discípulos. En otras palabras, una forma de entender la unión de la Iglesia, cuerpo de Cristo, con quien es su Cabeza. Se trata de una relación vital, donde cada uno de nosotros estamos llamados a dar verdadero fruto de lo contrario estamos siendo incoherentes con lo que decimos ser y creer. Lo más difícil de todos los Cristianos es que dejemos que Cristo viva en ti y en mi, dejar que Él sea quien reine en nuestra vida es permitir que demos frutos como Él quiere que demos.
La Iglesia sabe que su eficacia evangelizadora, y aun su misma vida evangélica, proviene de su unión con Cristo y es obra del Espíritu Santo y para mantenerse en esa vitalidad espiritual y apostólica necesita, periódicamente, una poda de sus ramas resecas o muertas. Esto puede ser doloroso, molesto, incómodo pero nos ayuda a crecer, a fortalecernos y sobre todo a estar firmes en la vid.
Que se necesita de parte de nosotros, estar unidos a Cristo lo que significa ser hombres y mujeres orantes y que nuestra vida glorifique a Dios. La oración nos acerca a Dios porque lo conocemos, Él mismo nos va moldeando, puliendo, corrigiendo, perfeccionando. Al ser transformados por Dios y dejar que sea quien reine en nuestra vida entonces le daremos la gloria a Él por la maravilla que ha hecho en nosotros. Al estar unidos a Cristo daremos una cosecha fecunda reconociendo que la fuente es el amor del Padre.
Ahora preguntémonos…
¿Qué hacemos para cultivar nuestra unión con Cristo?
¿Y cómo asumimos las contrariedades que nos sirven para potenciar nuestra vitalidad cristiana?
Jesus tu eres la vid verdadera porque el labrador es el Padre Celestial. Por amor Él hace posible que yo haga parte de la vid y Él espera que de abundante fruto porque será de gran beneficio para mi. Tu palabra me corrige, me sana, me alimenta y me limpia ayudame a que ella entre en lo más profundo de mi ser para que haga la obra que necesita hacer en mi.Tú solo me pides que permanezca en ti, y esa fidelidad solo es posible con la fuerza del Espíritu Santo. Sé que debes podar mis ramas, arrancar las secas, las marchitas y eso no me va gustar porque me duele, pero detrás de esa poda yo creceré y dare abundante fruto para dar gloria a Dios. Dame la gracia de permanecer en ti para que Tú permanezcas en mí. Todo lo demás se dará conforme a tu santa voluntad y lo acepto porque todo lo que viene de ti es bueno, agradable y perfecto. Amen.
Dios te bendiga,
¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--
†
Que la
paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en
el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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