viernes, 30 de julio de 2021

La línea entre la fe y la incredulidad… ¿Tú en dónde estás?

 


La línea entre la fe y la incredulidad… ¿Tú en dónde estás?


Primera lectura
Lectura del libro del Levitico 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37
El Señor habló a Moisés:
«Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis en las fechas señaladas.
El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor.
El día quince del mismo mes, es la fiesta de los Panes Ácimos dedicada al Señor. Comeréis panes ácimos durante siete días. El primer día os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. El séptimo os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil»
El Señor habló a Moisés:
«Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar, y seguéis la mies, levaréis al sacerdote una gavilla como primicia de vuestra cosecha.
Este la balanceará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la balanceará el sacerdote el día siguiente al sábado.
A partir del día siguiente al sábado en que llevéis la gavilla para el balanceo ritual, contaréis siete semanas completas: contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado y ofreceréis una oblación nueva al Señor.
El día diez del séptimo mes es el Día de la Expiación. Os reuniréis en asamblea litúrgica, ayunaréis y ofreceréis al Señor una oblación.
El día quince de ese séptimo mes comienza la fiesta de las Tiendas dedicada al Señor; y dura siete días. El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo servil alguno. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. Al octavo, volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y ofreceréis al Señor oblaciones. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo servil alguno.
Estas son las festividades del Señor en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día».
Palabra de Dios


El levítico es un libro sacerdotal; es un manual destinado a los que se dedicaban a cuidar el templo; eran de la tribu de Leví. Y como tal manual está lleno de detalles y prescripciones para que el culto se celebrase con dignidad. Esto ayudaba a no perderse en aspectos secundarios.

Esta lectura de hoy va pautando lo importante que es celebrar las fechas dedicadas al Señor, las reuniones santas. Seis días de trabajo semanal y uno de descanso dedicado al Señor. Detengámonos un momento aquí… El sábado en la noche o el Domingo es el día del Señor y algunos este día lo dedican a trabajar descuidando el alimento espiritual. Otros aunque tengan tiempo no se congregan con la comunidad porque prefieren la Misa por internet, así no se hace comunidad. Otros sacan tiempo para todo menos para el Dios del amor. La Misa es la acción de gracias, Dios nos da todo lo que tenemos, es bondadoso y generoso y nosotros somos muy tacaños al darle tiempo.

Cuando comienza la eucaristía recordemos que pedimos perdón por los pecados. Sin perdón y gracias, palabras fundamentales, no se podía mantener el espíritu de oración y reconocimiento de Dios. Son las palabras que dignifican al ser humano y las que abren todas las puertas. Quien no sabe pedir perdón o no sabe dar las gracias, no tendrá la acogida merecida.

Es muy fácil decir “ disculpa “ por todo pero no “ Perdon “. Disculpa es un semi perdón ligth, que en el fondo se cree que justifica y demuestra el reconocimiento o arrepentimiento de la “insignificante culpa”, pero que sirve para poco. El perdón exige compromiso y reparación concreta del daño causado.

No olvides que la Eucaristía bien vivida es cuando nos congregamos como comunidad. Además es el momento donde pedimos perdón a Dios y a la comunidad por nuestras faltas y es Acción de Gracias. Dios se derrite por un corazón humilde que reconoce sus faltas y además de un corazón agradecido.

Salmo  80, 3-4. 5-6ab. 10-11ab R/. Aclamad a Dios, nuestra fuerza

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,54-58
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
La gente decía admirada.
«De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo:
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
Palabra del Señor


Cuando Jesús llega a Nazaret sus vecinos se sorprenden de dos cosas: de la sabiduría de su corazón y de la fuerza sanadora de sus manos. Esto era lo que llamaba la atención de su persona. No es un líder cualquiera. Tampoco es un intelectual con una gran formación académica. No tiene el poder sagrado de los sacerdotes del templo. No es miembro de una familia de renombre ni pertenecía a una élite de privilegio. Sin embargo, transmitía su experiencia de Dios de una forma totalmente nueva, bajo el signo del amor.

Pregúntate, ¿qué te llama la atención de Jesus?

Jesus sabe que ningún profeta es bien recibido en su tierra. No es ninguna novedad para él. No les recrimina ni se esfuerza en convencerlos. Y lo que es más importante: no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en él. Les dejo con su incredulidad. Esa línea fina entre la fe y la incredulidad, muchos la traspasan. Sus vecinos decían tener fe y lo que tenían era ritos, costumbres, repeticiones gestuales y rituales insatisfactorias; pero creían que…

Aquí hay dos preguntas que nos deberíamos de hacer? Eres una persona tolerante cuando las personas piensan diferente de ti? ¿Respetas las diferencias o más bien  entras a recriminarle y te esfuerzas para convencerlos?  Eres una persona de fe o eres de aquellos que practicas muchos ritos y costumbres solo por ser visto o por cumplir sin tener un crecimiento en tu relación con Dios?

Jesus no violenta a ningun corazon, si no creían en él, para qué perder el tiempo. Aún no estaban listos para recibir la buena noticia. Por eso los dejó con sus creencias viejas y no les predicó sobre la novedad del Reino de Dios que requería abrir la mente, el corazón, estar dispuestos a cambiar de actitudes.

En este caminar Espiritual podemos caer en quedarnos estancados, lo digo porque el peor error que tenemos es creernos “ Buenos “, el creerse ser “ Bueno “, bloquea la novedad que Cristo trae para nuestra vida. Nosotros a veces pensamos que conocemos a Jesús, que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las cosas de siempre. Es difícil abrirse a la novedad y dejarse sorprender pero para eso está el Espíritu Santo, es a Él a quien debemos acudir para que nos ayude a experimentar la presencia y el amor de Dios en nosotros.

Mi amado Jesús, como dice la canción “ Dame un nuevo corazón Señor, un corazón para alabarte, para bendecirte, capaz de reconocer las faltas,  pidiendo y regalando el regalo del perdón como también ser agradecido. El perdón y el agradecimiento hacen mantener en mí un espíritu de oración y reconocimiento del paso de Dios en mi vida haciendo posible que todas las puertas se abran y que Tu me acojas en tu regazo. Dame la gracia Señor la capacidad del asombro, de abrirme a las sorpresas que traes a mi vida para que mi fe no sea una costumbre social. Señor, haz que encuentre tu presencia humilde y escondida en la vida de cada día, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa Misa Julio 30


 

miércoles, 28 de julio de 2021

Descubre cómo Dios está en tu vida.

                                     

Descubre cómo Dios está en tu vida.


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 34,29-35:
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, por haber hablado con el Señor. Aarón y todos los hijos de Israel vieron a Moisés con la piel de la cara radiante, y no se atrevieron a acercarse a él.
Pero Moisés los llamó, Aarón y los jefes de la comunidad se acercaron a él, y Moisés habló con ellos.
Después se acercaron todos los hijos de Israel, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le habla dado en la montaña del Sinaí.
Cuando terminó de hablar con ellos, se cubrió la cara con un velo.
Siempre que Moisés entraba ante el Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Al salir, comunicaba a los hijos de Israel lo que le había mandado. Ellos veían la piel de la cara de Moisés radiante, y Moisés se cubría de nuevo la cara con el velo, hasta que volvía a hablar con Dios.
Palabra de Dios


Salmo  98, 5. 6. 7. 9 R/. ¡Santo eres, Señor, Dios nuestro!

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,44-46
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».
Palabra del Señor


A lo largo de la travesía del desierto, Moisés habló muchas veces con Dios desde la tienda del encuentro, como intermediario entre él y el pueblo. Era el modo más común de comunicarse con él durante la mayor parte del recorrido. Pero ese trato singular con el Altísimo dejaba su huella visible en el resplandor del rostro de Moisés. Y los israelitas temían acercarse a él, porque la proximidad con aquella manifestación radiante de la gloria de Dios les parecía una amenaza de muerte (“no puede verme el hombre y seguir viviendo”: Ex 33, 20).

Aquí hay tres enseñanzas, la primera es inconcebible que una persona que dice ser discípulo de Cristo, que se dice que es cristiano y no se le note en su manera de ser. En su corazón aún sigue guardando el enojo, la envidia, el orgullo, el desamor y la falta de perdón. Nuestra relación con Dios se debe de notar y no en prácticas exteriores y desde la religiosidad, debe haber un cambio, una transformación desde adentro para que la gloria de Dios brille en nosotros y a través de nosotros.  

La segunda enseñanza es que Dios no es para solo algunos, sino que es para todos. En Moises por ejemplo nos dice la lectura que Él era el intermediario entre Dios y su pueblo. Nosotros tenemos uno que intercede que es Cristo pero Dios Padre y Dios hijo está cerca y al alcance de todos. A todos nos escucha y nos atiende nuestros ruegos, Él no tiene predilectos.

La tercera enseñanza es buscar la santidad, hay que imitar la santidad de Dios. “ Sed santos, porque yo soy santo” (Lev 19, 2). La santidad no es caminar en la nubes, o ser ermitaños distanciandonos de los demás. Por el contrario, hay que preocuparse y atender las necesidades del prójimo de una manera pronta y haciendo el bien, así como lo hizo Cristo.

En el evangelio, Jesús compara el Reino de los Cielos  con un tesoro escondido y con una perla fina, ambos ejemplos nos muestran que el Reino de Dios no es algo patente, sino más bien oculto a la simple mirada humana, más allá de las apariencias. La de la perla preciosa nos dice que no es frecuente toparse con él, que no hay que identificarlo con cualquier cosa de cierto valor que nos encontremos, que es algo de gran precio que puede sorprendernos en cualquier momento.

El Reino de los cielos no es cualquier cosa, es alguien, es haber encontrado la persona de Jesús en el campo de la vida. Y es tanta la alegría que nos produce el horizonte de sentido que le abre a nuestra existencia ese encuentro con él, que dejamos todo lo que considerábamos importante hasta ese momento. De este modo le damos lugar a la novedad de lo que hemos encontrado, no porque haya que pagar nada por lo que hemos encontrado. Al contrario, es su absoluta gratuidad la que nos lleva a querer venderlo todo para tener espacio donde recibirlo.

Hoy Jesús me invitas a vivir con alegría el poder descubrirte en mi vida porque al encontrarte no me puedo quedar de la misma manera sino hacer camino contigo. Durante el camino me hablaras no solo al oído, sino al corazón buscando que mi corazón de piedra se convierta en carne y provocar en mí un vuelco en la vida, para que yo pueda alcanzar una verdadera conversión. Hoy te pido que me des la gracia de recibir el don de descubrirte y no perder la novedad que Tú traes, porque esa es la mayor riqueza para mi, tenerte. Que por tu misericordia no permitas dejarme seducir por las cosas vanas de este mundo como el poder, el prestigio, el placer. Ayúdame Señor a descubrir cada día la novedad de tu llamada, que como tus discípulos podamos experimentar que nos miras a nuestros ojos y al corazón y me dices: “¡Sígueme!”. Amen.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--

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Santa Misa

 


martes, 27 de julio de 2021

Tenemos un Dios del encuentro, el Señor amigo.

 


Tenemos un Dios del encuentro, el Señor amigo.


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
En aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «Tienda del Encuentro». El que deseaba visitar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del Encuentro.
Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que este entraba en la tienda. En cuanto Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés.
Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se postraba cada uno a la entrada de su tienda.
El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después Moisés volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la tienda.
Moisés se quedó en la presencia del Señor, y pronunció su nombre.
El Señor pasó ante él proclamando:
«Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación».
Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra.
Y le dijo:
«Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».
Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: sin comer pan ni beber agua; y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las Diez Palabras.
Palabra de Dios


La primera lectura nos deja ver que a través de los signos descubrimos cómo Dios se acerca a nosotros como un amigo. Podemos tener la confianza de decir que tenemos un Dios cercano, a la vez que grandioso y respetable. Moises reserva un lugar de oración a una distancia próxima al campamento del pueblo y la llamó “Tienda del Encuentro”. Allí puede acudir cualquier fiel a orar al Señor. Trayendo esta situación a nuestros días la tienda del encuentro es la Iglesia, un lugar donde encontramos signos que nos muestran la presencia de Dios en medio de nosotros.

Una de las cosas que personalmente me encanta hacer es rezar frente al tabernáculo, Cristo está presente allí, Él está ahí para escucharnos, para hablar cara a cara con nosotros.    

Nos dice la lectura que el Señor pasó ante Moises proclamando: “Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad….”. ¿Has podido experimentar el Dios compasivo y misericordioso? Si la respuesta es sí, En que? , si la respuesta es no, ¿por qué?

Para poder tener esta experiencia con Dios debemos ser como Moises,  aceptar la amistad con Dios. La amistad no nace de la nada, hay que trabajar en ella. La amistad nace, crece y se fortalece con el tiempo, cuando se permanece con el otro, cuando hay compromiso, cuando saco tiempo para interesarme por las cosas del otro. La amistad con Dios se da desde el diálogo, la intimidad,y  la cercanía.

Que bendición tener a un Dios que es fiel, el Dios amigo, un Dios personal. Un Dios que busca el encuentro y la intimidad, para abrigarnos con su ternura y misericordia. Es el Dios del encuentro, el Señor amigo.

Salmo 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13 R. El Señor es compasivo y misericordioso


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.
Los discípulos se le acercaron a decirle:
Acláranos la parábola de la cizaña en el campo».
Él les contestó:
«El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor


Jesus es muy claro al decir “ Los que guardan y cumplen mis mandatos, son verdaderos hijos de Dios”. Dios no nos pide grandes cosas. Es cierto que el seguimiento de Jesús es exigente, no por el cumplimiento de los preceptos y mandamientos, sino porque la amistad con Él nos exige fidelidad y lealtad.

El Padre ha enviado a su Hijo a sembrar la buena noticia, a enseñar el camino de salvación y justicia, El mismo se ofrece dándonos apoyo y misericordia, con su testimonio nos invita a que nosotros hagamos lo mismo. Es por eso que Jesus dice que algunos no aceptan la propuesta de Dios, hacer el bien y servir. El egoísmo, la avaricia, la soberbia, la violencia, el individualismo, son la cizaña que ahoga y oculta la buena semilla. Hemos de convivir con ello, en el conflicto del bien y el mal no sólo en este mundo, sino también dentro de nosotros. El problema no está sólo afuera, sino que también está en nosotros. Hay que ser conscientes de esta realidad y pedirle al Señor que nos transforme el corazón para que podamos construir el Reino de Dios junto con la mano de Jesus.  

Nuestra responsabilidad es grande porque es dejar brillar la verdad y la justicia de Dios en este mundo, para que el Dios comprensivo y misericordioso lo puedan ver los demás a través de nosotros. Hay que ser tolerantes y no caer en creernos ser mejores que los demás porque no practican el mismo credo o los sacramentos de nuestra Iglesia. Debemos ser personas de diálogo, quienes se preocupan por los menos favorecidos, trabajan por la paz y la justicia, eso es ser amigo de Dios.

Por último no perdamos la paciencia cuando veamos que las cosas no marchan como deberían de marchar, más bien deja que Dios marque el ritmo de la cosecha. A nosotros mismo nos sucede, muchas veces escucho, pero no dejo que la Palabra de Dios, la semilla buena-el Hijo del hombre, llegue a mi corazón. ¿Cómo cuido el terreno de mi corazón para la escucha de la Palabra? sería una buena pregunta que deberíamos de hacernos.

Señor qué alegría tenerte cerca,  eres un Dios que no está en las alturas, que no es inalcanzable sino que estas tan cerca que hasta te puedo sentir, tocar, oler y ver a través del sacramento de la eucaristía, porque Tu eres el Pan bajado del Cielo que alimenta mi alma que está sedienta y enferma. Tu fidelidad no depende de lo que haga o deje de hacer, Tu eres un amigo que me escucha y me comprende pero también me corrige con amor. Tu eres un Dios de intimidad, porque allí es donde te transfiguras y me dejas ver tu corazón misericordioso.  Gracias por abrigarme desde tu ternura y misericordia, gracias por salir a mi encuentro, gracias por ser mi amigo, Jesus.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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lunes, 26 de julio de 2021

Cuando tu sacas a Dios de tu vida, pones cualquier cosa en su lugar.

 

Cuando tu sacas a Dios de tu vida, pones cualquier cosa en su lugar.

Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 32 15-24.30-34
En aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas del testimonio en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada en las tablas.
Al oír Josué el griterío del pueblo, dijo a Moisés:
«Se oyen gritos de guerra en el campamento».
Contestó él:
«No es grito de victoria, no es grito de derrota, son cantos lo que oigo».
Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, encendido en ira, tiró las tablas y las rompió al pie de la montaña.
Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua y se lo hizo beber a los hijos de Israel.
Moisés dijo a Aarón:
«¿Qué te ha hecho este pueblo, para que nos acarreases tan enorme pecado?».
Contestó Aarón:
«No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: “Haznos un Dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado”. Yo les dije: “Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé; yo lo eché al fuego, y salió este becerro”».
Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo:
«Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado.»
Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo:
«Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro de tu registro».
El Señor respondió:
«Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije; mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado».
Palabra de Dios

Salmo 105 R/. Dad gracias al Señor porque es bueno


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros a anidar en sus ramas».
Les dijo otra parábola:
«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta para que todo fermenta».
Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:
«Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».
Palabra del Señor


El texto del Éxodo nos habla acerca de que Moisés estaba en el monte, en el encuentro con Yahvé que iba a concluir en la ALIANZA del Señor con su pueblo. Momento cumbre de la historia del grupo de esclavos que ha salido de Egipto y camina hacia un futuro desconocido, sin otra fuerza en la que apoyarse que la fe en el Dios que les acompaña.
A la vez, este mismo pueblo le pide a Aarón que les fabrique un ídolo: “haznos un dios que vaya delante de nosotros, porque a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado”. ¿Esto porque sucede? Muy bien, Moises se ha ausentado y parece que su Dios no es suficientemente significativo para ellos. Ellos reconocen que Dios lo ha sacado de la esclavitud que vivian en Egipto, algo que hubiera sido imposible para ellos. El pueblo a pesar de ser liberado del faraón, pareciera que no pudieran vivir sin dioses.  

Esto sucede también en nuestro tiempo. Sacamos a Dios de nuestra vida y ponemos cualquier cosa en su lugar y decimos que somos libres y lo interpretamos de esta manera. Servimos al dios dinero, poder, éxito, fama y se nos olvida que estos dioses se camuflan o se transforman en los dioses como “streamer”, “influencer”…Lo más extraño es el culto y la sumisión que tenemos a estas propuestas que el mundo nos ofrece, y decimos ser libres!.

Tiempo propicio para reconocer cual es el significado y el lugar que tiene Dios en nuestra vida como también  descubrir los dioses que nos rodean y que trata de ubicarse en el primer lugar.

Jesús definitivamente es muy creativo al explicar el mensaje de Dios a través de ejemplos sencillos que hacen parte de la vida cotidiana. Jesús nos dice : “ El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza y a la levadura” . Ambos tienen algo en común, es algo que es pequeño pero por ser pequeño no significa que se va quedar de la misma manera. Ambos granos nos dan una idea del dinamismo de crecimiento y de transformación del reinado de Dios. Tanto la semilla de mostaza como la levadura son realidades pequeñas, sencillas, humildes, pero guardan en sí mismas un potencial de crecimiento insospechado.

En nuestra sociedad donde se valora solo lo grande y poderoso, Jesús nos enseña a redescubrir el valor de las cosas pequeñas y de lo cotidiano. El Reino de Dios vive en medio de nosotros y en nosotros cuando tenemos actitudes de fraternidad, de unión, de amor, de perdón, de servicio. Estas actitudes tienen la capacidad de transformar todo lo que está cerca de nosotros. Como dice San Juan de la Cruz “ Donde no hay amor, poned amor y encontraréis amor “.  Este acto tiene que ser constante, de manera delicada, y con paciencia.

Jesús lo decía “ El Reino está entre nosotros “ , refiriendose que el Reino de Dios no  se manifiesta de un modo espectacular, está escondido, pero su fuerza de crecimiento es capaz de fermentar toda la realidad, su amor es capaz de transformar todo lo que toca, una de esas realidades por ejemplo, soy yo. Claro está que nosotros como seres humanos somos inmediatistas, no tenemos paciencia y esperamos que Dios se revele de un modo grande y poderoso. Sin embargo, la acción salvadora de Dios se descubre en la actuación humilde de Jesús. La fuerza interior y dinámica del Reino de Dios tiene la capacidad de transformar la vida entera del ser humano si dejamos que Él actúe en nosotros.

Amado Jesús, aun tengo ídolos que manejan los hilos de mi vida y como me esclavizan, ídolos de superioridad, de orgullo, de autosuficiencia, y mientras tenga este cuerpo mortal tendré estas luchas internas en mi. Por eso te pido que me mires con ojos de misericordia y me corrijas a tu manera porque no quiero perderme en este mundo que me quiere llevar hacia los antivalores. Ayúdame a ser consciente de lo importante que Tu ocupes el primer lugar en mi vida porque todo lo demás va ubicarse en el lugar correcto dejándome una vez más libre de esos pequeños ídolos que quieren gobernar en mi. Dame la gracia de que tu Reino reine en mi con obras concretas como es el amor, porque lo importante no es tanto el trabajo que hagamos sino de cuanto amor ponemos en lo que realizamos. Amen.

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado.

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Santa Misa


 

viernes, 23 de julio de 2021

Comer su pan/cuerpo, beber su vino/sangre es participar ya de la Vida nueva del Reino, lo crees?

 


Comer su pan/cuerpo, beber su vino/sangre es participar ya de la Vida nueva del Reino, lo crees?


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19-20:
Hermanos:
Yo he muerto a la ley por medio de la ley, con el fin de vivir para Dios.
Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí.
Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.
Palabra de Dios


Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 R/. Bendigo al Señor en todo momento

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Palabra del Señor


Las palabras de Pablo pueden resultar confusas para los que no entienden que es estar enamorado de Cristo, ¡más bien parece locura!

Pablo,  qué quiere decir “ Por Cristo estoy crucificado “. Hay una identificación total con Cristo y, por tanto, al igual que Cristo murió por nuestros pecados, el cristiano muere con Cristo al pecado y a la ley, para vivir una vida nueva, de eso se trata. Cuando nos dejamos enamorar del verdadero amor que es Cristo nos esforzamos en alejarnos del mal, del pecado porque ya le pertenecemos a Él. Esta lucha siempre la tendremos entre el querer hacer el bien y caer en la tentación, pero la gracia de Dios es lo único que necesitamos  para vencer el pecado que habita en nosotros.

Por tanto, sintámonos dichosos viviendo en plenitud la nueva vida de hombres y mujeres liberados. Lo cual no quiere decir que podamos hacer cualquier cosa, a nuestro antojo; no.  Somos portadores de la nueva vida dada por Cristo y, en consecuencia, debemos vivir con la dicha de sentirnos salvados y justificados en Cristo Jesús. Primero fue el bautismo con el que dimos el primer paso de adhesión e incorporación a Cristo;  luego vendrían los demás sacramentos para reforzar e impulsar nuestra fe cristiana. Que el Señor nos dé su gracia para que nuestra mirada esté fijada en Él y la suya siga iluminando nuestro camino.

El texto del evangelio es precioso. Estar inserto en la vida verdadera, formar parte de los planes del viñador, crecer con la misma savia, dar frutos porque estamos unidos a Él, que es la verdadera vid. ¡¿Qué más se puede pedir!?

Es increíble que Dios quiera que nosotros hagamos parte del plan de salvación  y lo digo porque quienes somos para que Dios se fije en nosotros, seres incoherentes, mezquinos, que buscamos ser reconocidos y aplaudidos. Dios desde su amor no nos desecha por más equivocados que estemos, Él tiene un plan en ti y en mi que suena realizarlo,aceptemos su llamado de amor, seamos prontos en responder y no tengamos miedo que Él tiene planes mejores que nosotros. 

Dios quiere que crezcamos cerca de Él. Crecer en su misma savia es dejar que su Palabra penetre, nos empape hasta el fondo del corazón. Que entre hasta lo más íntimo de nosotros para que nos corrija, nos exhorte y nos transforme. La Palabra de Dios tiene el poder de sanar y purificar nuestros sentimientos, deseos, y recuerdos. Solo así podremos dar frutos como El espera que demos.
Acoger la Palabra de Dios es escucharla no solo con los oídos sino con el corazón, es acogerla con paz reconociendo nuestra realidad y pidiéndole al Señor que nos ayude a creerle que Él si es capaz de hacer un milagro en nuestra vida. Eso es insertarnos en la Viña/Vida y no ser un racimo colgado sin sentido, esperando que alguien nos arranque de la vid o que nos sequemos porque ya no tenemos savia.

Todos estos símbolos del evangelio de San Juan están llenos de contenido. No están dichos porque sí, sino porque quieren transmitirnos la verdad de fondo: comer su pan/cuerpo, beber su vino/sangre es participar ya de la Vida nueva del Reino.

Mi amado Jesús, tu amor por mi es tan grande que aunque sea un racimo que está colgado de tu árbol tu no lo cortas porque no te desistes en perderme. Tu quieres que haga parte de tu plan desde lo que soy,  desde lo que hago, desde mis fortalezas y debilidades. Aquí estoy delante de ti y haz la obra que siempre has querido hacer en mi. Dame la gracia de que  acoja Tu Palabra que es vida para que me corrija, limpie, sane mis sentimientos, deseos y recuerdos, que ella me transforme. Ayúdame a responder con prontitud y compromiso al llamado que me haces para que pueda dar abundantes frutos y que se vea en mí la Gloria de Dios.  Gracias Jesús porque estás en la eucaristía porque a través de ella mi alma se alimenta y puedo ser otro Cristo en esta tierra, con sentimientos de amor, de bondad, de misericordia, de paz, ofreciendo el perdón y la reconciliación, ser portador de esperanza y de alegría para quienes estén cerca de mi te puedan ver, Amén.    

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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jueves, 22 de julio de 2021

¿Cuáles son nuestras búsquedas de hoy? ¿Qué nos mueve por dentro para seguir caminando?

 


¿Cuáles son nuestras búsquedas de hoy? ¿Qué nos mueve por dentro para seguir caminando?


Primera lectura
Lectura del libro del Cantar de los Cantares 3, 1-4b
Esto dice la esposa:
«En mi lecho, por la noche, buscaba al amor de mi alma: lo buscaba y no lo encontraba.
“Me levantaré y rondaré por la ciudad, por las calles y las plazas, buscaré al amor de mi alma”.
Lo busqué y no lo encontré.
Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad:
“¿Habéis visto al amor de mi alma?”
En cuanto los hubo, encontré al amor de mi alma».
Palabra de Dios

La primera lectura es bellísima porque nos habla de un amor. El ser humano fue creado para amar y es por eso que nos dice “ buscaba al amor de mi alma: lo buscaba y no lo encontraba “.... Somos eternos buscadores del amor y la felicidad pero el problema es que lo buscamos comúnmente en lugares y en personas equivocadas.

Pidámosle al Señor que nos regale el discernimiento para descubrir su presencia y experimentar que no estamos solos. Volviendo al primer amor que es El,  todo lo demás tomará la posición correcta en nuestra vida y podremos decir “ Encontré al amor de mi alma!”.

Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9 R/. Mi alma está sedienta de ti, Dios mío

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-2. 11-18
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella les contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice:
«¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero anda, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra del Señor


El evangelio es la continuación de la primera lectura porque ambos nos traen el mismo mensaje, disfrutar de la presencia de la persona amada. Es lo que pide el amor. “Así dice la esposa: en mi cama, por la noche, buscaba al amor de mi alma”. Y es lo que bullía en el corazón de María Magdalena, incluso después de la muerte de Jesús, a quien acompañó hasta el pie de la cruz, la persona a la que más amaba. Por eso, el primer día de la semana, al amanecer, fue al sepulcro donde habían sepultado a Jesús, en busca de la presencia de su amado, de su amado muerto en la cruz.

Jesús resucitado sale a su encuentro y contempla llorando a María por culpa de su ausencia. Aunque en un primer momento no le reconoce, Jesús le pregunta cuál es la causa de su llanto y a quién busca. Bien sabía Jesús resucitado que le buscaba a él y lloraba su ausencia. María, cómo no, recibe una gran alegría cuando descubre que es Jesús el que le habla. Y recibe el encargo de comunicar a los apóstoles lo que acaba de ver y de oír.  

Maria Magdalena tiene un corazón enamorado de Jesús y esto hace posible que su corazón se ensanche; ella es testigo de su muerte y también de su resurrección porque sale en su búsqueda pero Jesus la encuentra. Maria Magdalena es una mujer que después de ser sanada por Jesus es una discípula que se entrega hasta el final.    

Retomando la actitud de Maria Magdalena recordemos la pregunta de Jesus, ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas?

 ¿Por qué lloras?
Jesús quiere que seamos conscientes de nuestras pérdidas y de los sentimientos que nos acompañan. ¿Qué es lo que ahora produce en nosotros tristeza y desamparo? ¿Qué zozobras nos causa el ambiente en el que vivimos?

¿A quién buscas? No es la primera vez que Jesús formula una pregunta como esta. Se la dirigió también a los discípulos de la primera hora al comienzo del evangelio de Juan. Es como si la revelación necesitase siempre el punto de enganche del deseo. Quien no desea no ve. Quien no busca no encuentra. Quien se detiene nunca llega. ¿Cuáles son nuestras búsquedas de hoy? ¿Qué nos mueve por dentro para seguir caminando?

Jesús gracias por no ser indiferente a mi dolor y a mis preocupaciones. Tú mismo te acercas a mi para secarme las lágrimas permitiendo que pueda ver lo maravilloso que es estar cerca de ti. Volver al primer amor es lo que necesito para que todo lo demás tome el lugar correcto. Cuando mi corazón se llena de tu amor y de tu presencia es capaz de ensancharse y tener la capacidad de recibir cada vez más de la fuente. Hoy tu quieres que yo sea consciente de las pérdidas y sentimientos que me acompañan pero también me recuerdas que tu estas cerca de mi, que no estoy sol@ porque yo soy el amor que tu estas buscando. Dame la gracia Señor de desearte, de querer estar contigo, de buscarte para ponerme en movimiento y así poderte ver, que seas el motor de mis búsquedas para transformarme en tu testigo que te sirve hasta el final, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!
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miércoles, 21 de julio de 2021

Quieres una esclavitud cómoda o una libertad que compromete, tu decides!

 


Quieres una esclavitud cómoda o una libertad que compromete, tu decides!


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 16, 1-5. 9-15
Toda la comunidad de los hijos de Israel partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad».
El Señor dijo a Moisés:
«Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi instrucción o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido y será el doble de lo que recogen a diario».
Moisés dijo a Aarón:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones”».
Mientras Aarón hablaba a la comunidad de los hijos de Israel ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés:
«He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: “Al atardecer comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”».
Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron:
«¿Qué es esto?».
Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
«Es el pan que el Señor os da de comer».
Palabra de Dios


Salmo 77, 18-19. 23-24. 25-26. 27-28 R. El Señor les dio pan del cielo

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor


Una de las cosas que padecemos los seres humanos es la falta de buena memoria es de ahí que caemos con facilidad en la ingratitud, pensamos que todo lo que hemos conseguido, los logros, los resultados es gracias a nuestra capacidades olvidándonos que si hemos llegado hasta aquí es porque Dios desde su inmensa misericordia nos ha traído hasta aquí.
Al pueblo de Israel le sucedió lo mismo. Salieron de Egipto porque Dios lo permitió y dejaron atras la esclavitud y la opresion en la que vivian. Israel suplicaba a Dios libertad y este clamor fue escuchado por Dios. Dios los saca y los lleva a la tierra de la Promesa. Una tierra idealizada pero para llegar allá hay que ponerse en camino.

Esta liberación no es sólo cambiar de lugar, esta liberación exige esfuerzo y trabajo de parte de ellos para poder alcanzar la verdadera libertad.  Los Israelitas no lo entienden y es por eso que dicen “¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, cuando nos sentábamos junto a la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda esta comunidad. “. Ellos en Egipto no tenían libertad pero tenían lo preciso, esto nos deja ver que por lo visto era más importante que ser libres.
La lección viene a continuación. El Dios de los Padres que había escuchado su clamor, sigue escuchando sus quejas y lamentos. Pero en su determinación de cumplir las promesas hechas a Abrahan y su descendencia, les dará carne y pan. A la pregunta de ellos: ¿qué es esto? Moisés les dirá: este es el pan que Dios os da. De eso presumirán sin entender. Jesús les hará ver, que el Padre es el que da el verdadero Pan del Cielo. El Pan que da la Vida. Su Palabra que hace libres. La invitación de Jesús a embarcarse en la aventura de la fe, propia de todo verdadero creyente, merece una respuesta consciente y comprometida.

Israel tendrá que aprender a fiarse de Dios, a reconocer al Dios de sus Padres y eso les llevará toda su historia como Pueblo y tendrán que aprender, desde la aventura de la libertad en la fe. Sólo cuando se prueba la libertad que Dios otorga, tenemos dos opciones:  volver a nuestras esclavitudes y apegos retrocediendo el camino emprendido o confiar en el Señor y seguir el camino que Él nos señala.  

En el evangelio Jesús nos deja ver cual es la tarea del sembrador, arroja la semilla en el campo y Él lo hace una y otra vez.  Esa semilla siempre es buena pero lo que depende de que de fruto es la tierra. Jesus nos dice que algunas semillas caen al borde del camino; terreno pedregoso; entre zarzas y buena tierra que produce buen fruto. Todos sabemos que la tierra somos cada uno de nosotros, entonces ¿qué es lo que está impidiendo que esa semilla dé fruto? Jesús nos exhorta en su enseñanza y nos dice que hay que responder. Es lo que se sigue del “el que tenga oídos, que oiga.”. Podemos escuchar muchas prédicas y prácticas muchas tradiciones y ritualismos pero si aún no hemos respondido al llamado que nos hace Dios, solo estaremos calentando la silla.

No podemos ser más de los cristianos pasivos. Si escuchamos a Dios, entonces hay que aplicar o practicar, no nos quedemos solo en el escuchar. Dependiendo de nuestra pronta respuesta esta aventura de la fe se comienza ahora de lo contrario nos llevará toda la vida. Así es la aventura de la fe: el paso de la esclavitud cómoda a la libertad que compromete.

Jesús hoy me dices al corazón  como puedo hacer germinar la semilla que Dios ha sembrado en mí y la clave es salir, ponerme en camino como el pueblo de Israel quien experimentó la libertad de Dios desde la Fe. Tu no te cansas de buscarme y seguir regando la semilla que es tu Palabra , Palabra que da vida. Dame la gracia de reconocerte y acogerte porque a través de ella es que te conozco. No permitas que las preocupaciones, mi desinterés, o las ocupaciones me distraigan y hagan una tierra no fértil. Quiero todos los días disponer mi corazón, todo mi ser para recibirte con amor alcanzado a dar buen fruto desde el compromiso, la obediencia y la disponibilidad, Amen.  

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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martes, 20 de julio de 2021

¡Unidos a Cristo seremos vencedores!


 ¡Unidos a Cristo seremos vencedores!


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 14, 21 — 15, 1
En aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo retirarse el mar con un fuerte viento del este que sopló toda la noche; el mar se secó y se dividieron las aguas. Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios los persiguieron y entraron tras ellos, en medio del mar: todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes.
Era ya la vigilia matutina cuando el Señor miró desde la columna de fuego y humo hacia el ejército de los egipcios y sembró el pánico en el ejército egipcio. Trabó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar pesadamente. Los egipcios dijeron:
«Huyamos ante Israel, porque el Señor lucha por él contra Egipto».
Luego dijo el Señor a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes».
Moisés extendió su mano sobre el mar; y al despuntar el día el mar recobró su estado natural, de modo que los egipcios, en su huida, toparon con las aguas. Así precipitó el Señor a los egipcios en medio del mar.
Las aguas volvieron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que había entrado en el mar. Ni uno solo se salvó.
Más los hijos de Israel pasaron en seco por medio del mar, mientras las aguas hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel del poder de Egipto, e Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Vio, pues, Israel la mano potente que el Señor había desplegado contra los egipcios, y temió el, pueblo al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este canto al Señor.
Palabra de Dios

Salmo Ex 15,8-9.10.12.17 R/. Cantaré al Señor, sublime es su victoria

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 12,46-50
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno se lo avisó:
«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo».
Pero él contestó al que le avisaba:
«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».
Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».
Palabra del Señor


Quién ha dicho que la vida es fácil? Para nada, para uno poder lograr las metas muchas veces nos toca pasar por muchas dificultades, depende de nuestro esfuerzo, constancia,  perseverancia y fe como también de la bendición  de Dios, porque solo Dios hace posible que nuestros planes puedan llegar a feliz término.

Esa misma situación le sucedió a Moisés y los israelitas, dejarlo todo para ir en busca de la tierra prometida, pero pudo más la ilusión de obtener la libertad e iniciar una nueva vida que todas las dificultades que se repitieron a lo largo de su camino. Entre estas dificultades está la persecución del Faraón al haberse arrepentido de haberlos dejado marchar. Cuando los israelitas ven al ejército egipcio sienten temor. Pareciera que llegara su final al encontrarse con el mar como un obstáculo pero por orden del Señor, Moisés extendió su mano sobre el mar y el Señor hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas pasaron el mar caminando sobre su fondo seco, mientras las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
Todos sabemos como termina esta historia, el pueblo israelita pasa el mar y el ejército egipcio muere.  Moisés y los israelitas agradecidos reconocieron la acción del Dios que les liberaba y le cantaron un cántico de alabanza, “Cantaré al Señor, sublime es su victoria”.

En este caminar en la vida a veces nos sentimos solos, cansados, agobiados, podemos hasta perder la esperanza porque las situaciones de la vida nos exige estar en movimiento, no quedarnos quietos sino avanzar. La fe es la que nos ayuda a levantarnos cada día con ánimo y entusiasmo al saber que no estamos solos. Dios no nos va quitar los obstáculos ya que ellos nos ayudan a formar nuestro carácter y demás virtudes. Más bien hay que pedirle al Señor  que nos de su sabiduría para poder confiar en Él y nosotros hacer lo que nos corresponda.

Al final, nos uniremos a este cántico de alabanza, que es el cántico de los vencedores, ¡Aleluya!.

En el evangelio Jesús nos quiere enseñar que es lo que verdaderamente nos une, no es la sangre, ni la cultura, ni la religión, ni el pasaporte. Lo que nos une de verdad es el hecho de ser hijos del mismo Padre y cumplir su voluntad. Ese hecho crea una relación que es más fuerte que todas las demás relaciones que hayamos podido crear.  Jesús nos invita a romper las fronteras, a saltar los muros y a reconocer la auténtica fraternidad que hermana.

Mateo nos trae tres personajes,  Jesús, la Madre y los Hermanos. Jesús nos enseña el valor de la madre y la familia, por eso Él elogia siempre lo más grande de María, la fiel por excelencia escuchando la Palabra de Dios y poniéndola en práctica. También extiende esta maternidad de orden espiritual a la Humanidad cuando desde lo alto de la cruz dice al discípulo amado “Ahí tienes a tu madre”. María acogió al discípulo, y a nosotros que por el Bautismo formamos parte de la gran familia cristiana. Maria fue la primera discípula porque cumplió siempre la voluntad del Padre y fue persona muy importante en la misión de Cristo. Maria es el ejemplo más cercano que tenemos para ser verdaderos hijos e hijas de Dios al igual que los discípulos. Nosotros como Iglesia peregrina debemos continuar la misión de nuestro hermano mayor que es Cristo. Al seguir las pisadas de Cristo nuestro parentesco con El se encaja perfectamente, por las palabras que dijo Jesús, “El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”.

Hoy es un día para preguntarnos ...
 ¿Cómo reacciono cuando surgen obstáculos para conseguir una meta en la vida?
¿Cómo llevo a la práctica la misión encomendada por Jesús?
¿Jesús me llamaría hermano/a?

Mi amado Jesús, hoy me dices que “El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre” y yo quiero ser tu herman@ . El mundo con sus afanes me quiere distraer para no cumplir la misión que tú mismo me has puesto en mi corazón como es siempre hacer la voluntad del Padre; Tú me lo enseñaste con tu propia vida, también en la Palabra de Dios y además me dejaste Tu Santo Espíritu para que esto fuera posible. Soy yo quien debe abrirse a la gracia para que Tu Palabra de haga vida en mí, como también dejar actuar el Espíritu Santo en mi para que pueda ser obediente y aceptar la voluntad de Dios. Por tu misericordia no permitas que me engolosine y pierda cual es el objetivo al que fui cread@. Cada día tiene su dificultad y exige esfuerzo, constancia,  perseverancia. Permíteme vivir cada día en la fe, ayúdame a que pueda perseverar en ti y que con mi vida glorifique al Señor, para Él toda la Honra y el Honor, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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viernes, 16 de julio de 2021

Hay que buscar siempre el bien de la persona...por eso el discernimiento es tan importante en un cristiano.


 Hay que buscar siempre el bien de la persona...por eso el discernimiento es tan importante en un cristiano.


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 11,10-12,14
En aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del faraón; pero el Señor hizo que el faraón se obstinara en no dejar marchar a los hijos de Israel de su tierra.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:
«Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis.
Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.
No comeréis de ella nada crudo, ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y vísceras. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.
Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.
La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.
Este será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis.
Palabra de Dios


Con la lectura Éxodo, vemos cómo Dios libera a Israel hiriendo de muerte a Egipto. Dios permite cosas en este caso por ejemplo el opresor no dejar su opresión sobre el pueblo Israelita más bien sigue empecinado a no dejarlo libre y es que Dios no destruye pueblos para salvar a otros. Más bien lo que Dios hace es una transformación, transforma un corazón, una vida. De ahí la importancia de dejar que Dios pase por nuestra vida, porque no la deja igual.

 Ante las dificultades no nos podemos desanimar. Dios siempre nos libera es solo confiar y esperar en El. Nuestra esperanza está en experimentar en mi vida cómo Dios me libera de las ataduras del mal que nos oprimen. Ese descubrimiento de nosotros mismos al conocernos a lo largo y profundo vamos descubriendo la necesidad de Dios en nosotros y encontramos el verdadero significado y sentido para nuestra vida.  

Salmo 115,12-13.15-16be.17-18 R/. Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 12,1-8
En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor


En una conciencia rectamente formada siempre existirá algún momento de tensión entre optar por el cumplimiento de la ley o el uso correcto de la libertad. En nuestro modo de proceder honesto, cuando actuamos con buena intención y rectitud de corazón, no faltan momentos de duda entre realizar lo establecido, lo mandado, lo legal o lo que la conciencia nos dicta para alcanzar un bien. En ocasiones chocan. Pero entre comillas porque el obrar bien y la ley van a chocar sabiendo que ambas nos llevan a hacer lo correcto.

¿Qué hacer en caso de duda? ¿Ser estrictamente legalistas con el riesgo de obedecer la ley injusta? ¿Ser puramente relativistas interpretando la ley a mi manera con el riesgo de hacer de mi capa un sayo? ¿Obedientes o laxos? El que siempre obedece nunca se equivoca, dicen algunos. Pero obedecer ¿a quién, a qué?

La vida nos exige tomar decisiones, unas de mayor importancia y otras no tanto. Nos guste o no, tenemos que elegir con mucha frecuencia. Jesús nos invita a hacer un buen discernimiento y cual es el criterio para tener un buen discernimiento?  El criterio de discernimiento que nos ofrece Jesús es la misericordia, o dicho de otro modo, el bien de la persona. Cuántas veces hemos obrado como nos dice la ley y hemos caído en la injusticia porque pensamos que la otra persona no se merece una segunda o tercera oportunidad. Es también un error ser relativistas interpretando las cosas a nuestra manera, por eso es tan importante que nos acerquemos a la Palabra de Dios, pedir o invocar al Espíritu Santo y tener un director o guía espiritual para que nos ayude a discernir, a escuchar cuál es la voluntad de Dios. Tampoco podemos caer en los extremos de ser muy obedientes y pegados de la ley o ser muy laicistas, hay que tener un término medio.  Ayer escuchaba la prédica el Padre Pedro Justo Berrio en “ Delante de Jesús”, Él nos decía la importancia de la presencia del Espíritu Santo ante una toma de decisión para que descubramos que es lo mejor para nosotros y que está conforme a la voluntad de Dios.

Jesús es recriminado por los fariseos por hacer una cosa no permitida en sábado: arrancar espigas (trabajar) para comérselas. Para Jesús, la satisfacción de una necesidad como el hambre está por encima de la ley, pues el bien de la persona, la misericordia, es el criterio de discernimiento: quiero misericordia y no sacrificio.

Jesús tú fuiste libre y esa misma libertad quiere para cada uno de nosotros. Tu me enseñas que el mejor criterio para la toma de decisiones es el discernimiento. El discernimiento me pone en sintonía con tu corazón entonces mis sentimientos al ser llenados por ti mis acciones serán conforme a la voluntad de Dios teniendo el sello y la misericordia de Dios. Amen.    

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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jueves, 15 de julio de 2021

Hay cansancios que son difíciles de descansar, son los cansancios del alma, los espirituales y los interiores. Jesus quiere estar cerca de ti para librarte de ese cansancio.

 


Hay cansancios que son difíciles de descansar, son los cansancios del alma, los espirituales y los interiores. Jesus quiere estar cerca de ti para librarte de ese cansancio.


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 3, 13- 20
En aquellos días, al escuchar Moisés la voz del Señor entre las zarzas, le replicó:
«Mira, yo iré a los hijos de Israel y les diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros". Si ellos me preguntan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les respondo?»
Dios dijo a Moisés:
«"Yo soy el que soy"; esto dirás a los hijos de Israel: " 'Yo soy” me envía a vosotros».
Dios añadió:
«Esto dirás a los hijos de Israel: "El Señor, Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación".
Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: "El Señor Dios de vuestros padres se me ha aparecido, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, y me ha dicho: '”He observado atentamente cómo os tratan en Egipto y he decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros a la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, perizitas, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel".
Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: "El Señor Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro y ahora nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios".
Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar ni a la fuerza; pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con prodigios que haré en medio de él, y entonces os dejará marchar».
Palabra de Dios


En la primera lectura notemos que estamos ante los inicios de la liberación por parte de Dios a su pueblo quien estaba sufriendo la esclavitid de parte de los Egipcios. Dios se aparece a Moisés en medio de una zarza ardiendo que no se consume y le pide que comunique a su pueblo su deseo de liberarle. Cuando Moisés pregunta a Dios qué nombre debe decirles que tiene ese Dios que le ha hablado, su respuesta es: “Soy el que soy”. Esto dirás a los israelitas: “Yo soy” me envía a vosotros”. Pero también añade que el rey de Egipto no les dejará marchar, aunque Él vendrá en su auxilio para que les deje irse… y se vean libres de su esclavitud.

Moises fue quien libero al pueblo Israelita de la esclavitud, Moises es quien libera en el Antiguo Testamento, pero Dios quiere dar mas y es por eso que envia a su propio hijo para  liberarnos para siempre, con su amor, su palabra, su amistad. Dios liberó a nuestros antepasados, y aun desea liberarnos de nuestras esclavitudes, empezando por nuestros pecados.

Sintámonos bendecidos, alegres y agradecidos que tenemos a un Papa Celestial que aún nos sigue cuidado y desea lo mejor para nosotros. Amen.

Salmo 104,1.5.8-9.24-25.26-27 R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,28-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor


En nuestra vida hemos sentido todo tipo de cansancio, mental, físico, y quizás hasta espiritual. Es por eso que para recuperarnos de ese cansancio por ejemplo físico es necesario tener un buen sueño reparador. Pero hay otros cansancios que son difíciles de descansar, los cansancios del alma, los cansancios espirituales, interiores. Estos no se reponen fácilmente. Están formados por la suma de heridas afectivas, decepciones con otras personas, insatisfacciones personales, injusticias acumuladas, sueños frustrados… El cansancio del alma es duro, arrastra por el suelo toda nuestra existencia, por mucho que cerremos los ojos, no podemos huir de sus secuelas. Es necesario tratarlo y para tratarlo el mejor médico del alma es Cristo.

Pero posiblemente algunos nos hemos hecho estas preguntas, yo rezo, participo en Misa, hago obras de caridad, practico algunas devociones, leo la Palabra de Dios, hago mi examen de conciencia frecuentemente, me confieso pero aun mi corazón sigue herido. Entonces qué hacer en esos casos? ¿Qué es lo que realmente está sucediendo?

Aquí hay algunas pautas que te servirán: El sacramento de la reconciliación, el retiro espiritual, la oración meditativa, los ejercicios espirituales, el acompañamiento espiritual …, son algunos de los mecanismos al alcance de nuestra mano, a través de los cuales el Espíritu Santo actúa sanando. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré, nos dice Jesús en el evangelio de hoy.

Jesús invita a todos los cansados, a todas las personas agobiadas por los múltiples mecanismos de represión y les propone llevar otro yugo, otra carga: la de la libertad, que exige al mismo tiempo humildad y mansedumbre, es decir, honestidad personal y capacidad de diálogo y tolerancia para poder ser curados; porque la soberbia y la violencia cierran la puerta a toda posible sanación. Humildad para reconocer que necesitamos ser sanados por el Señor. Honestidad para descubrir que realmente hay dentro de nuestro corazón y que debe ser sanado. Mansedumbre no a la arrogancia y a la presunción.  Capacidad de diálogo y tolerancia es escuchar y aceptar con paz lo que me dice Dios. Mientras que en la libertad que nace de la paz interior y sinceridad, el corazón humano puede descansar. Jesus nos quiere sanar pero si no tenemos un corazón abierto a su gracia no se podrá realizar el milagro.

Hoy decido dejarme querer mucho más por ti Jesús y ofrezco todos los cansancios de mi alma para que sean sanados por ti. Mi corazón necesita recuperar la paz y solo quien trae la verdadera paz eres tú. Regálame un corazón humilde para reconocer que necesito ser sanad@ por ti. Honestidad para descubrir que realmente hay dentro de mi corazón porque detrás de ese cansancio hay un pecado en mi que no lo quiero reconocer. Mansedumbre para decirle no a la arrogancia y a la presunción.  Regálame capacidad de diálogo y tolerancia para escucharte y aceptar con paz lo que Tu me dices, que no me quede encerrada en mis propias voces, ideas y prejuicios. Dame la gracia de la libertad que nace de la paz interior y sinceridad, para que Tu puedas llegar hasta lo más profundo de mi corazón y puedas hacer el milagro de sanación que tanto necesito, Amen.  

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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Santa Misa

 


Lectio Divina

 LA SABIDURÍA MISTERIOSA REVELADA POR EL ESPÍRITU SANTO

 

Cristo es el camino y la puerta. Cristo es la escalera y el vehículo, él, que es el propiciatorio colocado sobre el arca de Dios y el misterio oculto desde los siglos. El que mira plenamente de cara este propiciatorio y lo contempla suspendido en la cruz, con fe, con esperanza y caridad, con devoción, admiración, alegría, reconocimiento, alabanza y júbilo, este tal realiza con él la pascua, esto es, el paso, ya que, sirviéndose del bastón de la cruz, atraviesa el mar Rojo, sale de Egipto y penetra en el desierto, donde saborea el maná escondido, y descansa con Cristo en el sepulcro, como muerto en lo exterior, pero sintiendo, en cuanto es posible en el presente estado de viadores, lo que dijo Cristo al ladrón que estaba crucificado a su lado: Hoy estarás conmigo en el paraíso.

 

Para que este paso sea perfecto, hay que abandonar toda especulación de orden intelectual y concentrar en Dios la totalidad de nuestras aspiraciones. Esto es algo misterioso y secretísimo, que sólo puede conocer aquel que lo recibe, y nadie lo recibe sino el que lo desea, y no lo desea sino aquel a quien inflama en lo más íntimo el fuego del Espíritu Santo, que Cristo envió a la tierra. Por esto dice el Apóstol que esta sabiduría misteriosa es revelada por el Espíritu Santo.

 

Si quieres saber cómo se realizan estas cosas, pregunta a la gracia, no al saber humano; pregunta al deseo, no al entendimiento; pregunta al gemido expresado en la oración, no al estudio y la lectura; pregunta al Esposo, no al Maestro; pregunta a Dios, no al hombre; pregunta a la oscuridad, no a la claridad; no a la luz, sino al fuego que abrasa totalmente y que transporta hacia Dios con unción suavísima y ardentísimos afectos. Este fuego es Dios, cuyo horno, como dice el profeta, está en Jerusalén, y Cristo es quien lo enciende con el fervor de su ardentísima pasión, fervor que sólo puede comprender el que es capaz de decir: Preferiría morir asfixiado, preferiría la muerte. El que de tal modo ama la muerte puede ver a Dios, ya que está fuera de duda aquella afirmación de la Escritura: Nadie puede ver mi rostro y seguir viviendo. Muramos, pues, y entremos en la oscuridad, impongamos silencio a nuestras preocupaciones, deseos e imaginaciones; pasemos con Cristo crucificado de este mundo al Padre, y así, una vez que nos haya mostrado al Padre, podremos decir con Felipe: Eso nos basta; oigamos aquellas palabras dirigidas a Pablo: Te basta mi gracia; alegrémonos con David, diciendo: Se consumen mi corazón y mi carne por Dios, mi herencia eterna. Bendito el Señor por siempre, y todo el pueblo diga: «¡Amén!»

 

RESPONSORIO    1Jn 3, 24; Sir 1, 9. 10

 

R. Quien guarda los mandamientos de Dios permanece en Dios y Dios en él; * y conocemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado. Aleluya.

V. Dios mismo creó la sabiduría y la derramó sobre todas sus obras.

R. Y conocemos que él permanece en nosotros por el Espíritu que nos ha dado. Aleluya.

 

ORACIÓN.

 

OREMOS,

Dios todopoderoso, al celebrar hoy la festividad del obispo san Buenaventura, te pedimos nos concedas saber aprovechar sus preclaras enseñanzas e imitar su ardiente amor hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén


Déjate iluminar para que puedas iluminar a otros con la Luz de Dios.

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