viernes, 30 de julio de 2021

La línea entre la fe y la incredulidad… ¿Tú en dónde estás?

 


La línea entre la fe y la incredulidad… ¿Tú en dónde estás?


Primera lectura
Lectura del libro del Levitico 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37
El Señor habló a Moisés:
«Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis en las fechas señaladas.
El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor.
El día quince del mismo mes, es la fiesta de los Panes Ácimos dedicada al Señor. Comeréis panes ácimos durante siete días. El primer día os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. El séptimo os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil»
El Señor habló a Moisés:
«Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar, y seguéis la mies, levaréis al sacerdote una gavilla como primicia de vuestra cosecha.
Este la balanceará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la balanceará el sacerdote el día siguiente al sábado.
A partir del día siguiente al sábado en que llevéis la gavilla para el balanceo ritual, contaréis siete semanas completas: contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado y ofreceréis una oblación nueva al Señor.
El día diez del séptimo mes es el Día de la Expiación. Os reuniréis en asamblea litúrgica, ayunaréis y ofreceréis al Señor una oblación.
El día quince de ese séptimo mes comienza la fiesta de las Tiendas dedicada al Señor; y dura siete días. El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo servil alguno. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. Al octavo, volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y ofreceréis al Señor oblaciones. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo servil alguno.
Estas son las festividades del Señor en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día».
Palabra de Dios


El levítico es un libro sacerdotal; es un manual destinado a los que se dedicaban a cuidar el templo; eran de la tribu de Leví. Y como tal manual está lleno de detalles y prescripciones para que el culto se celebrase con dignidad. Esto ayudaba a no perderse en aspectos secundarios.

Esta lectura de hoy va pautando lo importante que es celebrar las fechas dedicadas al Señor, las reuniones santas. Seis días de trabajo semanal y uno de descanso dedicado al Señor. Detengámonos un momento aquí… El sábado en la noche o el Domingo es el día del Señor y algunos este día lo dedican a trabajar descuidando el alimento espiritual. Otros aunque tengan tiempo no se congregan con la comunidad porque prefieren la Misa por internet, así no se hace comunidad. Otros sacan tiempo para todo menos para el Dios del amor. La Misa es la acción de gracias, Dios nos da todo lo que tenemos, es bondadoso y generoso y nosotros somos muy tacaños al darle tiempo.

Cuando comienza la eucaristía recordemos que pedimos perdón por los pecados. Sin perdón y gracias, palabras fundamentales, no se podía mantener el espíritu de oración y reconocimiento de Dios. Son las palabras que dignifican al ser humano y las que abren todas las puertas. Quien no sabe pedir perdón o no sabe dar las gracias, no tendrá la acogida merecida.

Es muy fácil decir “ disculpa “ por todo pero no “ Perdon “. Disculpa es un semi perdón ligth, que en el fondo se cree que justifica y demuestra el reconocimiento o arrepentimiento de la “insignificante culpa”, pero que sirve para poco. El perdón exige compromiso y reparación concreta del daño causado.

No olvides que la Eucaristía bien vivida es cuando nos congregamos como comunidad. Además es el momento donde pedimos perdón a Dios y a la comunidad por nuestras faltas y es Acción de Gracias. Dios se derrite por un corazón humilde que reconoce sus faltas y además de un corazón agradecido.

Salmo  80, 3-4. 5-6ab. 10-11ab R/. Aclamad a Dios, nuestra fuerza

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13,54-58
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
La gente decía admirada.
«De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo:
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
Palabra del Señor


Cuando Jesús llega a Nazaret sus vecinos se sorprenden de dos cosas: de la sabiduría de su corazón y de la fuerza sanadora de sus manos. Esto era lo que llamaba la atención de su persona. No es un líder cualquiera. Tampoco es un intelectual con una gran formación académica. No tiene el poder sagrado de los sacerdotes del templo. No es miembro de una familia de renombre ni pertenecía a una élite de privilegio. Sin embargo, transmitía su experiencia de Dios de una forma totalmente nueva, bajo el signo del amor.

Pregúntate, ¿qué te llama la atención de Jesus?

Jesus sabe que ningún profeta es bien recibido en su tierra. No es ninguna novedad para él. No les recrimina ni se esfuerza en convencerlos. Y lo que es más importante: no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en él. Les dejo con su incredulidad. Esa línea fina entre la fe y la incredulidad, muchos la traspasan. Sus vecinos decían tener fe y lo que tenían era ritos, costumbres, repeticiones gestuales y rituales insatisfactorias; pero creían que…

Aquí hay dos preguntas que nos deberíamos de hacer? Eres una persona tolerante cuando las personas piensan diferente de ti? ¿Respetas las diferencias o más bien  entras a recriminarle y te esfuerzas para convencerlos?  Eres una persona de fe o eres de aquellos que practicas muchos ritos y costumbres solo por ser visto o por cumplir sin tener un crecimiento en tu relación con Dios?

Jesus no violenta a ningun corazon, si no creían en él, para qué perder el tiempo. Aún no estaban listos para recibir la buena noticia. Por eso los dejó con sus creencias viejas y no les predicó sobre la novedad del Reino de Dios que requería abrir la mente, el corazón, estar dispuestos a cambiar de actitudes.

En este caminar Espiritual podemos caer en quedarnos estancados, lo digo porque el peor error que tenemos es creernos “ Buenos “, el creerse ser “ Bueno “, bloquea la novedad que Cristo trae para nuestra vida. Nosotros a veces pensamos que conocemos a Jesús, que sabemos ya mucho sobre Él y que nos basta con repetir las cosas de siempre. Es difícil abrirse a la novedad y dejarse sorprender pero para eso está el Espíritu Santo, es a Él a quien debemos acudir para que nos ayude a experimentar la presencia y el amor de Dios en nosotros.

Mi amado Jesús, como dice la canción “ Dame un nuevo corazón Señor, un corazón para alabarte, para bendecirte, capaz de reconocer las faltas,  pidiendo y regalando el regalo del perdón como también ser agradecido. El perdón y el agradecimiento hacen mantener en mí un espíritu de oración y reconocimiento del paso de Dios en mi vida haciendo posible que todas las puertas se abran y que Tu me acojas en tu regazo. Dame la gracia Señor la capacidad del asombro, de abrirme a las sorpresas que traes a mi vida para que mi fe no sea una costumbre social. Señor, haz que encuentre tu presencia humilde y escondida en la vida de cada día, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!--

Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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