martes, 6 de julio de 2021

Hay dos estados del silencio, un silencio que nos lleva a la esterilidad y el otro silencio nos lleva a dar fruto. ¿En cual estas?

 



Hay dos estados del silencio, un silencio que nos lleva a la esterilidad y el otro silencio nos lleva a dar fruto. ¿En cual estas?


Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 32, 23-33
En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos criadas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc. Después de tomarlos y hacerles pasar el torrente, hizo pasar cuanto poseía.
Y Jacob se quedó solo.
Un hombre luchó con él hasta la aurora. Y viendo que no podía a Jacob, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa mientras peleaba con él.
El hombre le dijo:
«Suéltame, que llega la aurora».
Jacob respondió:
«No te soltaré hasta que me bendigas».
Él le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Contestó:
«Jacob».
Le replicó:
«Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con hombres, y has vencido»
Jacob, a su vez, preguntó:
«Dime tu nombre».
Respondió:
«¿Por qué me preguntas mi nombre?».
Y le bendijo.
Jacob llamó aquel lugar Penuel, pues se dijo:
«He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo».
Cuando atravesaba Penuel, salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.
Palabra de Dios


Esta primera lectura nos muestra el encuentro entre el patriarca Jacob con Dios. Es interesante como Jacob le dice “ No te soltaré hasta que no me hayas bendecido”, esta oración perseverante hace posible que a pesar de que Jacob sale herido por el combate a la vez sale bendecido.

Como poder entender nuestra relación con Dios? El encuentro con Dios a nadie deja indiferente. Y menos si se trata de un “combate”. Y Jacob, viendo que Dios le vencía, se agarra a Él y le pide una bendición. Ciertamente sale herido, pero vivo y bendito. Dios reconoce a Jacob, le da un nuevo nombre como a Abraham, como a cada uno de nosotros. El cambio de nombre significa que Dios nos da una misión y al darnos una misión nos bendice.

Notemos que la oración de Jacob está llena de confianza, este combate entre Jacob y Dios simboliza que aunque pareciera que Dios es inalcanzable y misterioso nos bendice. La lucha implica esfuerzo, fuerza de ánimo, perseverancia, tenacidad para alcanzar lo que se desea. Seguramente has querido dejar algún vicio, apego, algo que sabes que no es bueno para ti y por mas que quieras dejarlo y seas consciente que lo debes de dejar no eres capaz  y terminas hasta peleando contigo mismo. Ese es el combate del que estamos hablando. Si el objeto del deseo es la relación con Dios, su bendición y su amor, entonces la lucha no puede menos de culminar en la entrega de sí mismos a Dios, como también en el reconocimiento de la propia debilidad, que vence precisamente cuando se abandona en las manos misericordiosas de Dios .

Salmo 16,1.2-3.6-7.8.15 R/. Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 9,32-38
En aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló.
La gente decía admirada:
«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
«Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Palabra del Señor


En el evangelio Jesús sana a un endemoniado mudo. Este endemoniado tenía problemas de comunicación, su mudez lo encerraba en un silencio de esterilidad.

Hay dos tipos de silencio, el silencio que nos lleva a la esterilidad y el otro silencio que nos da fruto. El silencio que produce fruto es el silencio que hace posible que nos dispongamos a escuchar mejor al Señor. En cambio el silencio del resignado, del resentido, el silencio de alguien que prepara una venganza, ese silencio es esteril y lleva a la muerte. El demonio nos hace callar ante el pecado y terminamos siendo cómplices de él; cuantas veces por no caer en problemas con los demás, por falsos respetos humanos terminamos acolitando el pecado, siendo cómplices porque no lo denunciamos. El demonio nos hace quedar en silencio para que no seamos mensajeros de la gloria de Dios; algunos les da vergüenza y temor de que los demás sepan que aman a Cristo, que son cristianos, que pertenecen a la Iglesia Católica, prefiriendo caer en un laicismo que hace mas daño porque al final están negando su fe. Existe también el silencio que se arrodilla ante las calumnias que hieren a la Iglesia, entonces no salimos a defenderla prefiriendo hacernos los desentendidos. Recordemos lo que dice en 1 Corintios 12:26 “ De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él “. ¿Hasta dónde realmente nos sentimos miembros y parte de la familia de Dios? A pesar de todas estas situaciones, Jesus vence ese silencio!.

Jesús al desatar la lengua a este endemoniado hace posible que este mudo pueda alabar a Dios y al convertirse en testigo de la misericordia de Dios otros podrán ver las maravillas del Dios del amor. Jesus desata la lengua para que denunciemos la corrupción, la mentira, la falsedad, la deshonestidad...Porque somos hijos de la luz o de la oscuridad?.

La segunda parte del evangelio podemos ver el corazón de Jesus, “ Al ver a las muchedumbres, se compadeció de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor”. Este es el gran desafío que Jesus nos invita hacer, tenemos que mostrar la misericordia hacia los demás. El mundo con sus antivalores nos vuelve egoístas, autosuficientes, metidos en nuestro mundo, y nos vamos engolosinando hasta distraernos de tal manera que terminamos viviendo la vida sin darle el verdadero significado y es por eso que llega el cansancio, la pesadez, la rutina, el sin sabor.

Señor danos la gracia de que crezca en nosotros la verdadera compasión, que no es sentimiento, sino que nace de compadecerse con el que sufre y estar unido con el que sufre. Estar cerca al otro permitirá conocer más al otro, descubrir sus tristezas, sus angustias, sus sueños, y frustraciones. En la medida en que este con el otro, ambos corazones se irán uniendo más y por la fuerza de tu amor nacerá en mi el cirineo quien ayuda a cargar la cruz pesada. Porque el que sufre necesita descubrir que alguien lo ama y ese alguien tiene un rostro concreto que eres tu Señor, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristpo por siempre sea alabado!

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