viernes, 23 de julio de 2021

Comer su pan/cuerpo, beber su vino/sangre es participar ya de la Vida nueva del Reino, lo crees?

 


Comer su pan/cuerpo, beber su vino/sangre es participar ya de la Vida nueva del Reino, lo crees?


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 2, 19-20:
Hermanos:
Yo he muerto a la ley por medio de la ley, con el fin de vivir para Dios.
Estoy crucificado con Cristo; vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí.
Y mi vida de ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.
Palabra de Dios


Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11 R/. Bendigo al Señor en todo momento

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Palabra del Señor


Las palabras de Pablo pueden resultar confusas para los que no entienden que es estar enamorado de Cristo, ¡más bien parece locura!

Pablo,  qué quiere decir “ Por Cristo estoy crucificado “. Hay una identificación total con Cristo y, por tanto, al igual que Cristo murió por nuestros pecados, el cristiano muere con Cristo al pecado y a la ley, para vivir una vida nueva, de eso se trata. Cuando nos dejamos enamorar del verdadero amor que es Cristo nos esforzamos en alejarnos del mal, del pecado porque ya le pertenecemos a Él. Esta lucha siempre la tendremos entre el querer hacer el bien y caer en la tentación, pero la gracia de Dios es lo único que necesitamos  para vencer el pecado que habita en nosotros.

Por tanto, sintámonos dichosos viviendo en plenitud la nueva vida de hombres y mujeres liberados. Lo cual no quiere decir que podamos hacer cualquier cosa, a nuestro antojo; no.  Somos portadores de la nueva vida dada por Cristo y, en consecuencia, debemos vivir con la dicha de sentirnos salvados y justificados en Cristo Jesús. Primero fue el bautismo con el que dimos el primer paso de adhesión e incorporación a Cristo;  luego vendrían los demás sacramentos para reforzar e impulsar nuestra fe cristiana. Que el Señor nos dé su gracia para que nuestra mirada esté fijada en Él y la suya siga iluminando nuestro camino.

El texto del evangelio es precioso. Estar inserto en la vida verdadera, formar parte de los planes del viñador, crecer con la misma savia, dar frutos porque estamos unidos a Él, que es la verdadera vid. ¡¿Qué más se puede pedir!?

Es increíble que Dios quiera que nosotros hagamos parte del plan de salvación  y lo digo porque quienes somos para que Dios se fije en nosotros, seres incoherentes, mezquinos, que buscamos ser reconocidos y aplaudidos. Dios desde su amor no nos desecha por más equivocados que estemos, Él tiene un plan en ti y en mi que suena realizarlo,aceptemos su llamado de amor, seamos prontos en responder y no tengamos miedo que Él tiene planes mejores que nosotros. 

Dios quiere que crezcamos cerca de Él. Crecer en su misma savia es dejar que su Palabra penetre, nos empape hasta el fondo del corazón. Que entre hasta lo más íntimo de nosotros para que nos corrija, nos exhorte y nos transforme. La Palabra de Dios tiene el poder de sanar y purificar nuestros sentimientos, deseos, y recuerdos. Solo así podremos dar frutos como El espera que demos.
Acoger la Palabra de Dios es escucharla no solo con los oídos sino con el corazón, es acogerla con paz reconociendo nuestra realidad y pidiéndole al Señor que nos ayude a creerle que Él si es capaz de hacer un milagro en nuestra vida. Eso es insertarnos en la Viña/Vida y no ser un racimo colgado sin sentido, esperando que alguien nos arranque de la vid o que nos sequemos porque ya no tenemos savia.

Todos estos símbolos del evangelio de San Juan están llenos de contenido. No están dichos porque sí, sino porque quieren transmitirnos la verdad de fondo: comer su pan/cuerpo, beber su vino/sangre es participar ya de la Vida nueva del Reino.

Mi amado Jesús, tu amor por mi es tan grande que aunque sea un racimo que está colgado de tu árbol tu no lo cortas porque no te desistes en perderme. Tu quieres que haga parte de tu plan desde lo que soy,  desde lo que hago, desde mis fortalezas y debilidades. Aquí estoy delante de ti y haz la obra que siempre has querido hacer en mi. Dame la gracia de que  acoja Tu Palabra que es vida para que me corrija, limpie, sane mis sentimientos, deseos y recuerdos, que ella me transforme. Ayúdame a responder con prontitud y compromiso al llamado que me haces para que pueda dar abundantes frutos y que se vea en mí la Gloria de Dios.  Gracias Jesús porque estás en la eucaristía porque a través de ella mi alma se alimenta y puedo ser otro Cristo en esta tierra, con sentimientos de amor, de bondad, de misericordia, de paz, ofreciendo el perdón y la reconciliación, ser portador de esperanza y de alegría para quienes estén cerca de mi te puedan ver, Amén.    

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!

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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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