martes, 13 de julio de 2021

¿Hasta dónde estás dispuesto a arriesgarte para salir en defensa de los que no cuentan para este mundo?

 


¿Hasta dónde estás dispuesto a arriesgarte para salir en defensa de los que no cuentan para este mundo?


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 2,1-15a:
En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu. Ella concibió y dio a luz un niño. Viendo que era hermoso, lo tuvo escondido tres meses. Pero, no pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura, y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo.
Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba todo aquello.
La hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla del río. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó una criada a recogerla.
La abrió, miró dentro, y encontró un niño llorando.
Conmovida, comentó:
«Es un niño de los hebreos».
Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del faraón:
«¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?».
Respondió la hija del faraón:
«Vete».
La muchacha fue y llamó a la madre del niño.
La hija del faraón le dijo:
«Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré».
La mujer tomó al niño y lo crió.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: «lo he sacado del agua».
Pasaron los años. Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue adonde estaban sus hermanos y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus hermanos.
Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
Al día siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al culpable:
«¿Por qué golpeas a tu compañero?».
Él le contestó:
-«¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?».
Moisés se asustó y pensó:
«Seguro que saben lo ocurrido».
Cuando el faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para matarlo. Pero Moisés huyó del faraón y se refugió en la tierra de Madián.
Palabra de Dios


Hoy la primera lectura nos relata el nacimiento de Moisés, y cómo lo encontró y adoptó la hija del Faraón. 
Las autoridades egipcias al ver como los israelitas iban aumentando en número de forma muy rápida y, ante el temor de que pudieran sublevarse, los esclavizaron y sometieron a duros trabajos, llegando a ordenar que cuando mujeres hebreas parieran, si tenían un niño debían arrojarlo al Nilo para que fueran pasto de los cocodrilos, y si era una niña podían continuar con su crianza.

En este ambiente es como nace Moisés, su madre lo escondió un tiempo, pero llegó el momento de intentar salvarlo y lo depositó en una cesta en el río, cerca de donde se bañaba la hija del Faraón. Una hermana de Moisés que vigilaba de cerca para ver qué pasaba, al ver como lo había encontrado la princesa, muy astutamente, se ofreció a buscar una nodriza hebrea, con lo que consiguió que su propia madre criara al recién nacido, hasta que se convirtió en un muchacho fornido. Cuando creció y se convirtió en adulto, al conocer su procedencia, quiso conocer a sus hermanos, viendo cómo eran subyugados por los egipcios; al presenciar cómo un egipcio mataba a un hebreo, pensando que nadie contemplaba la escena, mató al egipcio y lo enterró para que no fuera descubierto, pero la cosa se supo y Moisés tuvo que huir, ya que el Faraón había decretado su muerte, cruzó el desierto y se refugió en la tierra de Madián. Moisés, aunque había recibido una educación como élite de su país, al conocer su origen y cómo su pueblo era maltratado, no dudó en arriesgar su posición y salir en defensa de los suyos.

La primera lectura nos invita a hacernos esta pregunta, hasta dónde estás dispuesto a arriesgar para salir en defensa de los que no cuentan para este mundo? Hasta dónde estás dispuesto a denunciar la corrupción, la mentira, la deshonestidad? Estás dispuesto a arriesgar tu posición o más bien prefieres pasar de largo para evitar problemas?

Recordemos que si somos hijos o hijas de Dios no podemos prender una vela a Dios y otra al diablo. Hay que ser coherentes con lo que decimos creer, seguir y amar. Sabemos que los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz. La batalla no es solo nuestra, es de Cristo y Él mismo nos ayudará a que salgamos victoriosos.

Salmo  68,3.14.30-31.33-34 R/. Los humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón

Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,20-24
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».
Palabra del Señor


La lectura comienza con esta frase  “ Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida!”. No sabemos a ciencia cierta si el propio Jesús expresó estas lamentaciones o, más bien, son fruto del ánimo de los primeros cristianos para reforzar su predicación.

Estas ciudades a las que se refiere este pasaje, eran poblaciones con un significado especial, Corozaín y Betsaida eran la base de las escuelas rabínicas y Cafarnaún fue el centro de las enseñanzas de Jesús, pero tampoco se caracterizó por la aceptación de la nueva doctrina. En nuestro tiempo también vivimos este rechazo del mensaje de Jesús, algunos por el sacerdote, otros porque no le cae bien alguien de la comunidad, otros al estar ocupados no le dan espacio a Dios en sus vidas y no falta aquellos que se sientan tan “ Buenos” que dicen que no necesitan arrepentirse.

No hay pecado, por muy grave que sea, del que no pueda haber arrepentimiento, conversión y perdón. Lo peor es no querer arrepentirse, no querer convertirse, no querer cambiar, no querer crecer. Jesus no pone el acento en el pecado, sino en los duros de corazón, en los que no quieren escuchar ni convertirse. Esto es bien importante, es de ahí que decimos que Él es misericordia.  

Aun Jesus quiere acercarse a nosotros, una y otra vez lo hace, pero seguimos distraídos o entretenidos en otras cosas. Hoy Jesus nos vuelve a comparar con las ciudades paganas, Tiro y Sidón eran las más próximas a la tierra de Israel, y Sodoma, según el Antiguo Testamento, fue destruida por el fuego como castigo a su incredulidad. Dios no toma represalias ante las actitudes de rechazo a su Palabra, aprovechemos que estamos a buen tiempo, pues, todo lo bueno que nos ofrece el Señor es para nuestro bien si estamos abiertos a su Palabra, y cambiemos nuestra vida para que el amor a Dios y al prójimo sean los motores que nos muevan en nuestra vida con relación a los demás. Que las enseñanzas que Jesús pone a nuestro alcance, no caigan en saco roto y seamos capaces de convertirnos en espejos que reflejen el amor de Dios a los que nos rodean.

Jesús cuántas veces en mi vida te haz hecho el encontradizo para llenarme de tu amor, pero mi corazón tan obstinado, autosuficiente y duro te ignora. Esto me lleva a pensar ¿y yo? ¿Cuántas oportunidades, llamadas al crecimiento, al cambio, a la conversión he recibido de Dios a través de múltiples canales de comunicación, señales, guiños, mediaciones a lo largo de mi historia? ¿Me hago cargo? ¿Las escucho? ¿Dejo que el Señor tenga una palabra que decir sobre mi vida? ¿O soy como las ciudades de Corozaín, Betsaida o Cafarnaún, más duro que una piedra? Hagamos hoy nuestra la antífona del salmo 68 que rezaremos en la eucaristía: Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón, Amén.

Dios te bendiga,

¡Alabado sea Jesucristo por siempre sea alabado!


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Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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