miércoles, 17 de mayo de 2017

Revisa tu vida con Él y sin El, que ves?


Hechos 15,1-6
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaría, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo: "Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés." Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Palabra de Dios
Gloria a ti Señor Jesús


Hoy la primera lectura vemos las dificultades que tuvieron los discípulos de Jesús. De la misma manera nos puede estar sucediendo a nosotros dentro de nuestras comunidades. Lo más importante es no dejarnos enceguecer por el enojo, los malos entendidos, el orgullo o dejar que el mal obre en nosotros. Siempre debemos de dejar que la luz de Cristo sea quien nos guíe y el Espíritu Santo con su fuerza y sabiduría nos purifique los pensamientos y acciones para hacer todo conforme a la voluntad de Dios.

Salmo 121 " Vamos alegres a la casa del Señor "
Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."
Palabra de Dios
Gloria a ti Señor Jesús,


Todos hemos aprendido de nuestras madres y abuelas como cuidan los jardines. Recuerdo que mi madre siempre en época de menguante movía la tierra de las matas, sembraba las plantas nuevas o las cambiaba de matera y si había una hoja marchita la quitaba para que se viera bonita la matas.

Así es Dios con cada uno de nosotros. El nos quiere ver bonitos. Que nada nos quite la hermosura, es por eso que va quitando aquello que nos hace perder la belleza. Cuales son esas cosas que nos hacen ver feos:  la soberbia, la mentira, la hipocresia, la autosuficiencia, la grosería, el sentirnos aburridos, la agresividad, el estar de mal humor, el ser desagradecidos, entre otras mas cosas.

Volviendo a las plantas, sabemos que ellas o dan flores y algunas dan frutos. Cuando la vemos que se está muriendo y no hay nada que hacer, entonces se quita la maleza y se decide arrancarla y sembrar otra nueva. Las plantas que dan flores o frutos van a permanecer porque ellas están adornando la casa y los jardines. De la misma manera Dios espera que si estamos cerca de Él, demos frutos y que vayamos alcanzando la estatura de Cristo. En otras palabras que cada vez nos parezcamos más a su Hijo. Dios quien es el labrador espera que demos abundantes frutos y esto es gracias a Él, porque Él es quien nos poda, nos cuida y nos va quitando todo aquello que no nos hace ver tan bonitos.

Vivir a espaldas de Jesús es tener una vida insípida, aburrida, triste. Es por eso que Jesús nos lo dice “ Sin mí no podéis hacer nada “. Esto se ve muy claro con un ejemplo. Cuando he tenido la oportunidad de acercarme a una persona que está sufriendo ya sea por causa de una enfermedad o una pérdida de un ser querido, uno nota cuando ese sufrimiento lo está asumiendo desde Cristo ya que su actitud es diferente. La persona reconoce que a pesar de ese dolor tan profundo es el mismo Jesús quien lo sostiene y lo anima.  Sin duda la separación o la pérdida es una fuente inmensa de sufrimientos e incomprensiones; pero también nos ha llevado a caer sinceramente en la cuenta de que sin él no podemos hacer nada. Muchas veces tenemos que pasar por esas situaciones para enfrentarnos cómo está nuestra fe que decimos tener. 

Dios te bendiga,

Alabado sea Jesucristo!!!

Oremos con la oración del Fr. Nelson Medina, O.P.

Aunque no lo quisiera mi orgullo,
aunque mi mente se rebela
y engaña, y dice que sí pudo;

Aunque la carne me duela
y proteste gritando
que hablaste más de la cuenta;

Yo sé que eres santo y tan sabio,
yo sé, Jesucristo,
que fuiste muy claro.

Sé que tu amor es tan limpio,
sé que la luz y la gracia
conviven contigo.

Si nos has dicho que nada,
si has dicho que nada podemos,
¡bendita palabra!

No es fácil y es duro saberlo,
pero tú, mi Jesús, lo dijiste,
como una señal hacia el cielo,

Que abre la puerta al humilde,
deja al orgullo por fuera
y alegra al que viene triste.

Es cosa que al alma consuela
escuchar con tu voz y tu acento
cómo sabes lo que nadie acepta:

Lo frágil del hombre en el suelo,
su llamado a la patria eterna,
y la fuerza que lo lleva al cielo.

--
Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
     Sandra Yudy Zapata Escudero

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