sábado, 30 de junio de 2018
Laudes del día de hoy
DIOS PUEDE SER HALLADO EN EL CORAZÓN DEL HOMBRE
La salud corporal es un bien para el hombre; pero lo que interesa no es saber el porqué de la salud, sino el poseerla realmente. En efecto, si uno explica los beneficios de la salud, mas luego toma un alimento que produce en su cuerpo humores malignos y enfermedades, ¿de qué le habrá servido aquella explicación, si se ve aquejado por la enfermedad? En este mismo sentido hemos de entender las palabras que comentamos, o sea, que el Señor llama dichosos no a los que conocen algo de Dios, sino a los que lo poseen en sí mismos. Dichosos, pues, los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Y no creo que esta manera de ver a Dios, la del que tiene el corazón limpio, sea una visión externa, por así decirlo, sino que más bien me inclino a creer que lo que nos sugiere la magnificencia de esta afirmación es lo mismo que, de un modo más claro, dice en otra ocasión: El reino de Dios está dentro de vosotros; para enseñarnos que el que tiene el corazón limpio de todo afecto desordenado a las creaturas contempla, en su misma belleza interna, la imagen de la naturaleza divina.
Yo diría que esta concisa expresión de aquel que es la Palabra equivale a decir: «Oh vosotros, los hombres en quienes se halla algún deseo de contemplar el bien verdadero, cuando oigáis que la majestad divina está elevada y ensalzada por encima de los cielos, que su gloria es inexplicable, que su belleza es inefable, que su naturaleza es incomprensible, no caigáis en la desesperación, pensando que no podéis ver aquello que deseáis.»
Si os esmeráis con una actividad diligente en limpiar vuestro corazón de la suciedad con que lo habéis embadurnado y ensombrecido, volverá a resplandecer en vosotros la hermosura divina. Cuando un hierro está ennegrecido, si con un pedernal se le quita la herrumbre, en seguida vuelve a reflejar los resplandores del sol; de manera semejante, la parte interior del hombre, lo que el Señor llama el corazón, cuando ha sido limpiado de las manchas de herrumbré contraídas por su reprobable abandono, recupera la semejanza con su forma original y primitiva y así, por esta semejanza con la bondad divina, se hace él mismo enteramente bueno.
Por tanto, el que se ve a sí mismo ve en sí mismo aquello que desea, y de este modo es dichoso el limpio de corazón, porque al contemplar su propia limpieza ve, como a través de una imagen, la forma primitiva. Del mismo modo, en efecto, que el que contempla el sol en un espejo, aunque no fije sus ojos en el cielo, ve reflejado el sol en el espejo, no menos que el que lo mira directamente, así también vosotros -es como si dijera el Señor-, aunque vuestras fuerzas no alcancen a contemplar la luz inaccesible, si retornáis a la dignidad y belleza de la imagen que fue creada en vosotros desde el principio, hallaréis aquello que buscáis dentro de vosotros mismos.
La divinidad es pureza, es carencia de toda inclinación viciosa, es apartamiento de todo mal. Por tanto, si hay en ti estas disposiciones, Dios está en ti. Si tu espíritu, pues, está limpio de toda mala inclinación, libre de toda afición desordenada y alejado de todo lo que mancha, eres dichoso por la agudeza y claridad de tu mirada, ya que, por tu limpieza de corazón, puedes contemplar lo que escapa a la mirada de los que no tienen esta limpieza, y, habiendo quitado de los ojos de tu alma la niebla que los envolvía, puedes ver claramente, con un corazón sereno, un bello espectáculo. Resumiremos todo esto diciendo que la santidad, la pureza, la rectitud son el claro resplandor de la naturaleza divina, por medio del cual vemos a Dios.
RESPONSORIO Jn 14, 6. 9; 6, 47
R. Dice el Señor: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. * El que me ve ve también al Padre.»
V. El que cree en mí tiene vida eterna.
R. El que me ve ve también al Padre.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
viernes, 29 de junio de 2018
Lectio Divina
ESTOS MÁRTIRES, EN SU PREDICACIÓN, DABAN TESTIMONIO DE LO QUE HABÍAN VISTO
El día de hoy es para nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo. No nos referimos, ciertamente, a unos mártires desconocidos. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto y, con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella.
San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: Y yo te digo que tú eres Pedro. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Cristo le replicó: «Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro.» «Pedro» es una palabra que se deriva de «piedra», y no al revés. «Pedro» viene de «piedra», del mismo modo que «cristiano» viene de «Cristo».
El Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: Quedan perdonados los pecados a quienes los perdonéis; quedan retenidos a quienes los retengáis.
En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles.
No te entristezcas, apóstol; responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor.
A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro.
En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran en realidad una sola cosa, aunque fueran martirizados en días diversos. Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros, por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que nos llenas de santa alegría con la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de estos apóstoles, de quienes recibió el primer anuncio de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
El día de hoy es para nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo. No nos referimos, ciertamente, a unos mártires desconocidos. A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Estos mártires, en su predicación, daban testimonio de lo que habían visto y, con un desinterés absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella.
San Pedro, el primero de los apóstoles, que amaba ardientemente a Cristo, y que llegó a oír de él estas palabras: Y yo te digo que tú eres Pedro. Él había dicho antes: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Cristo le replicó: «Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Sobre esta piedra edificaré esta misma fe que profesas. Sobre esta afirmación que tú has hecho: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro.» «Pedro» es una palabra que se deriva de «piedra», y no al revés. «Pedro» viene de «piedra», del mismo modo que «cristiano» viene de «Cristo».
El Señor Jesús, antes de su pasión, como sabéis, eligió a sus discípulos, a los que dio el nombre de apóstoles. Entre ellos, Pedro fue el único que representó la totalidad de la Iglesia casi en todas partes. Por ello, en cuanto que él solo representaba en su persona a la totalidad de la Iglesia, pudo escuchar estas palabras: Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Porque estas llaves las recibió no un hombre único, sino la Iglesia única. De ahí la excelencia de la persona de Pedro, en cuanto que él representaba la universalidad y la unidad de la Iglesia, cuando se le dijo: Yo te entrego, tratándose de algo que ha sido entregado a todos. Pues, para que sepáis que la Iglesia ha recibido las llaves del reino de los cielos, escuchad lo que el Señor dice en otro lugar a todos sus apóstoles: Recibid el Espíritu Santo. Y a continuación: Quedan perdonados los pecados a quienes los perdonéis; quedan retenidos a quienes los retengáis.
En este mismo sentido, el Señor, después de su resurrección, encomendó también a Pedro sus ovejas para que las apacentara. No es que él fuera el único de los discípulos que tuviera el encargo de apacentar las ovejas del Señor; es que Cristo, por el hecho de referirse a uno solo, quiso significar con ello la unidad de la Iglesia; y, si se dirige a Pedro con preferencia a los demás, es porque Pedro es el primero entre los apóstoles.
No te entristezcas, apóstol; responde una vez, responde dos, responde tres. Venza por tres veces tu profesión de amor, ya que por tres veces el temor venció tu presunción. Tres veces ha de ser desatado lo que por tres veces habías ligado. Desata por el amor lo que habías ligado por el temor.
A pesar de su debilidad, por primera, por segunda y por tercera vez encomendó el Señor sus ovejas a Pedro.
En un solo día celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran en realidad una sola cosa, aunque fueran martirizados en días diversos. Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros, por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, que nos llenas de santa alegría con la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de estos apóstoles, de quienes recibió el primer anuncio de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
jueves, 28 de junio de 2018
Lectio Divina
LA GLORIA DE DIOS CONSISTE EN QUE EL HOMBRE VIVA Y LA VIDA DEL HOMBRE CONSISTE EN LA VISIÓN DE DIOS
La claridad de Dios vivifica y, por lo tanto, los que ven a Dios reciben la vida. Por esto aquel que supera nuestra capacidad, que es incomprensible, invisible, se hace visible y comprensible para los hombres, se adapta a su capacidad, para dar vida a los que lo perciben y lo ven. Vivir sin vida es algo imposible, y la subsistencia de esta vida proviene de la participación de Dios, que consiste en ver a Dios y gozar de su bondad.
Los hombres, pues, verán a Dios y vivirán, ya que esta visión los hará inmortales, al hacer que lleguen hasta la posesión de Dios. Esto, como dije antes, lo anunciaban ya los profetas de un modo velado, a saber, que verán a Dios los que son portadores de su Espíritu y esperan continuamente su venida. Como dice Moisés en el Deuteronomio: Aquel día veremos que puede Dios hablar a un hombre, y seguir éste con vida.
Aquel que obra todo en todos es invisible e inefable en su ser y en su grandeza, con respecto a todos los seres creados por él, mas no por esto deja de ser conocido, porque todos sabemos, por medio de su Verbo, que es un solo Dios Padre, que lo abarca todo y que da el ser a todo; este conocimiento viene atestiguado por el Evangelio, cuando dice: Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
Así, pues, el Hijo nos ha dado a conocer al Padre desde el principio, ya que desde el principio está con el Padre; él, en efecto, ha manifestado al género humano el sentido de las visiones proféticas, de la distribución de los diversos carismas, con sus ministerios, y en qué consiste la glorificación del Padre, y lo ha hecho de un modo consecuente y ordenado, a su debido tiempo y con provecho; porque donde hay orden allí hay armonía, y donde hay armonía allí todo sucede a su debido tiempo, y donde todo sucede a su debido tiempo allí hay provecho.
Por esto el Verbo se ha constituido en distribuidor de la gracia del Padre en provecho de los hombres, en cuyo favor ha puesto por obra los inescrutables designios de Dios, mostrando a Dios a los hombres, presentando al hombre a Dios; salvaguardando la invisibilidad del Padre, para que el hombre tuviera siempre un concepto muy elevado de Dios y un objetivo hacia el cual tender, pero haciendo también visible a Dios para los hombres, realizando así los designios eternos del padre, no fuera que el hombre, privado totalmente de Dios, dejara de existir; porque la gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios. En efecto, si la revelación de Dios a través de la creación es causa de vida para todos los seres que viven en la tierra, mucho más lo será la manifestación del Padre por medio del Verbo para los que ven a Dios.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, tú que quisiste que el obispo san Ireneo hiciera triunfar la verdadera doctrina y lograra afianzar la paz de tu Iglesia, haz que nosotros, renovados, por su intercesión, en la fe y en la caridad, nos esforcemos siempre en fomentar la unidad y la concordia entre los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
La claridad de Dios vivifica y, por lo tanto, los que ven a Dios reciben la vida. Por esto aquel que supera nuestra capacidad, que es incomprensible, invisible, se hace visible y comprensible para los hombres, se adapta a su capacidad, para dar vida a los que lo perciben y lo ven. Vivir sin vida es algo imposible, y la subsistencia de esta vida proviene de la participación de Dios, que consiste en ver a Dios y gozar de su bondad.
Los hombres, pues, verán a Dios y vivirán, ya que esta visión los hará inmortales, al hacer que lleguen hasta la posesión de Dios. Esto, como dije antes, lo anunciaban ya los profetas de un modo velado, a saber, que verán a Dios los que son portadores de su Espíritu y esperan continuamente su venida. Como dice Moisés en el Deuteronomio: Aquel día veremos que puede Dios hablar a un hombre, y seguir éste con vida.
Aquel que obra todo en todos es invisible e inefable en su ser y en su grandeza, con respecto a todos los seres creados por él, mas no por esto deja de ser conocido, porque todos sabemos, por medio de su Verbo, que es un solo Dios Padre, que lo abarca todo y que da el ser a todo; este conocimiento viene atestiguado por el Evangelio, cuando dice: Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.
Así, pues, el Hijo nos ha dado a conocer al Padre desde el principio, ya que desde el principio está con el Padre; él, en efecto, ha manifestado al género humano el sentido de las visiones proféticas, de la distribución de los diversos carismas, con sus ministerios, y en qué consiste la glorificación del Padre, y lo ha hecho de un modo consecuente y ordenado, a su debido tiempo y con provecho; porque donde hay orden allí hay armonía, y donde hay armonía allí todo sucede a su debido tiempo, y donde todo sucede a su debido tiempo allí hay provecho.
Por esto el Verbo se ha constituido en distribuidor de la gracia del Padre en provecho de los hombres, en cuyo favor ha puesto por obra los inescrutables designios de Dios, mostrando a Dios a los hombres, presentando al hombre a Dios; salvaguardando la invisibilidad del Padre, para que el hombre tuviera siempre un concepto muy elevado de Dios y un objetivo hacia el cual tender, pero haciendo también visible a Dios para los hombres, realizando así los designios eternos del padre, no fuera que el hombre, privado totalmente de Dios, dejara de existir; porque la gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios. En efecto, si la revelación de Dios a través de la creación es causa de vida para todos los seres que viven en la tierra, mucho más lo será la manifestación del Padre por medio del Verbo para los que ven a Dios.
ORACIÓN.
OREMOS,
Señor, tú que quisiste que el obispo san Ireneo hiciera triunfar la verdadera doctrina y lograra afianzar la paz de tu Iglesia, haz que nosotros, renovados, por su intercesión, en la fe y en la caridad, nos esforcemos siempre en fomentar la unidad y la concordia entre los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
miércoles, 27 de junio de 2018
El verdadero profeta es quien sigue las mismas pisadas de Cristo!
2 Reyes 22, 13; 23, 1-3
En aquellos días, el sumo sacerdote Helcías dijo al cronista Safán: "He encontrado en el templo el libro de la Ley." Entregó el libro a Safán, y éste lo leyó. Luego fue a dar cuenta al rey Josías: "Tus siervos han juntado el dinero que había en el templo y se lo han entregado a los encargados de las obras."
Y le comunicó la noticia: "El sacerdote Helcías me ha dado un libro."
Safán lo leyó ante el rey; y, cuando el rey oyó el contenido del libro de la Ley, se rasgó las vestiduras y ordenó al sacerdote Helcías, a Ajicán, hijo de Safán, a Acbor, hijo de Miqueas, al cronista Safán y a Asaías, funcionario real: "Id a consultar al Señor por mí y por el pueblo y todo Judá, a propósito de este libro que han encontrado; porque el Señor estará enfurecido contra nosotros, porque nuestros padres no obedecieron los mandatos de este libro cumpliendo lo prescrito en él."
Ellos llevaron la respuesta al rey, y el rey ordenó que se presentasen ante él todos los ancianos de Judá y de Jerusalén. Luego subió al templo, acompañado de todos los judíos y los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, chicos y grandes. El rey les leyó el libro de la alianza encontrado en el templo. Después, en pie sobre el estrado, selló ante el Señor la alianza, comprometiéndose a seguirle y cumplir sus preceptos, normas y mandatos, con todo el corazón y con toda el alma, cumpliendo las cláusulas de la alianza escritas en aquel libro.
El pueblo entero suscribió la alianza.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura nos trae una gran enseñanza y es aplicable a lo que estamos viviendo los cristianos y el trabajo que está haciendo el Papa Francisco. Nuestro Santo Padre busca el unión y la paz con Dios. Es por eso que él se ha reunido con varios líderes religiosos. El mundo va a creer en Dios y en su Hijo Jesucristo, cuando vean que todos los cristianos estamos unidos en un solo corazón. Aunque haya diversidad debe haber una unión profunda en el amor de y con Cristo.
La lectura nos dice que la alianza había sido olvidada, los términos del pacto entre Dios y su pueblo estaban relegados a algún depósito polvoriento del templo y nadie prestaba atención a las cláusulas de aquel lazo de mutua fidelidad. Fácilmente para algunos les ha sucedido esto. Podemos pensar por ejemplo en nuestro propio bautismo. Las promesas bautismales que tienen mucho contenido de fe, que tiene unos derechos y compromisos como hijos de Dios, están quizá olvidados en un rincón de nuestro pasado. ¿No será el tiempo de volver a esa fe y hacer un renovación personal y profunda de nuestra alianza con el Señor?
También nos puede suceder lo mismo con el sacramento de la confirmación. Realmente he permitido que el Espíritu de Dios de frutos en mi? O para aquellos que aceptamos el sacramento del matrimonio, esas promesas tan preciosas que hicimos a nuestro cónyuge las estamos cumpliendo? Aprovechemos este momento para recordar las alianzas que hemos hecho con el Señor y que hay que ser renovadas.
Salmo 118 " Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes"
Mateo 7, 15-20
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis".
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Cuando empieza la primavera algunos que son muy amantes de los jardines los vemos como empiezan a remover la tierra, siembran algunas semillas, quitan la maleza que va apareciendo en el jardín, y cuidadosamente van cuidando los árboles frutales para que no les llegue una plaga y dañe el árbol. Sin necesidad de ser experto es fácil de reconocer cuando un jardín está bien cuidado, pero en el caso de los árboles frutales cuando la plaga apenas está comenzando a crecer en el árbol hay que ser un poco más observadores y detallistas. Hay que mirar cuidadosamente las hojas y los tallos más que los frutos.
De la misma manera así va apareciendo el mal en nuestra vida, poco a poco nos va tomando porque su propósito es atrapar el alma que está con Dios. Es por eso que es tan importante hacer un exámen de conciencia todos los días, porque así podemos identificar fácilmente si estamos alejándonos del camino de Dios.
Jesús nos enseña en el evangelio de hoy a estimar los acontecimientos, proyectos y personas fundamentalmente por sus frutos. Es cosa que podemos aplicar de muchos modos a nuestro tiempo. Jesús al decir “ Por los frutos los conoceréis “. Este un criterio que nos da Jesús porque nos invita al discernimiento el cual nos ayuda a encontrar la verdad o la falsedad que hay entre las personas. Jesús nos invita a no dejarnos llevar solo por las apariencias y no solo mirar un fruto que una persona está dando, sino los frutos, Oigase bien , Jesús lo dijo fue en plural “ Los Frutos”. Cuales son esos frutos puede ser el de caridad, humildad, obediencia, unidad, perseverancia, sabiduría, virtud, amor, alegría, paz. Jesús nos invita a ver el conjunto de los frutos, esto es que el verdadero profeta debe tener coherencia con lo que piensa, siente, dice y actua.
Pero también que significa o a que se refiere Jesús cuando dice “ Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces “ . Algunas personas han recibido malos consejos de parte de los seres queridos más cercanos como por ejemplo “ divorciate”, “ aborta “, “ el o ella que se va dar cuenta “. Jesús nos pide que aquellos quienes se visten con piel de oveja, osea los seres queridos más cercanos, llamesen padres, hermanos o amigos nos dan consejos que nos llevan a la muerte en vez de buscar la voluntad y el deseo de Dios . De la misma manera lideres, personas famosas o aquellos que tienen la capacidad de convencimiento mueven masas y utilizan su posición, su poder para promover leyes que van en contra de la ley de Dios.
Jesús nos advierte que por más simpatía o amistad ante quien considero cercana, no olvides el primer mandamiento de Dios ” Amar a Dios sobre todas las cosas “ entre ellas los afectos personales , porque este es el único antídoto posible contra los lobos disfrazados con piel de oveja.
Señor Jesús hoy quiero volver a renovar la alianza que hice contigo con todos los sacramentos que recibí en mi bautismo y en la confirmación. Ellas son promesas preciosas que hice en el altar y que no pueden quedar sólo allí. Dame la gracia de vivir una vida cristiana coherente con el evangelio y que realmente me pueda llamar hij@ de Dios. Ayúdame a ser profeta en este tiempo con mi familia, se que me falta mucho, pero solo por tu gracia puedo alcanzar el gran galardón a la que estoy llamado a ser, ser sant@. Concédeme el discernimiento que necesito no solo para descubrir los verdaderos profetas que tu envías sino también para examinar mi vida y volver hacia ti las veces que sea necesario cuando me alejo de ti. Porque un verdadero profeta es quien sigue tus mismas pisadas que dejaste en esta tierra y siempre teniendo el corazón en el Padre que está en los cielos , Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabados sea Jesucristo!!!
Tarea: Ser responsables con las decisiones que tomamos.
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
LA AMISTAD VERDADERA ES PERFECTA Y CONSTANTE
Jonatán, aquel excelente joven, sin atender a su estirpe regia y a su futura sucesión en el trono, hizo un pacto con David y, equiparando el siervo al señor, precisamente cuando huía de su padre, cuando estaba escondido en el desierto, cuando estaba condenado a muerte, destinado a la ejecución, lo antepuso a sí mismo, abajándose a sí mismo y ensalzándolo a él: Tú -le dice- serás el rey, y yo seré tu segundo.
¡Oh preclarísimo espejo de amistad verdadera! ¡Cosa admirable! El rey estaba enfurecido con su siervo y concitaba contra él a todo el país, como a un rival de su reino; asesina a los sacerdotes, basándose en la sola sospecha de traición; inspecciona los bosques, busca por los valles, asedia con su ejército los montes y peñascos, todos se comprometen a vengar la indignación regia; sólo Jonatán, el único que podía tener algún motivo de envidia, juzgó que tenía que oponerse a su padre y ayudar a su amigo, aconsejarlo en tan gran adversidad y, prefiriendo la amistad al reino, le dice: Tú serás el rey, y yo seré tu segundo. Y fíjate cómo el padre de este adolescente lo provocaba a envidia contra su amigo, agobiándolo con reproches, atemorizándolo con amenazas, recordándole que se vería despojado del reino y privado de los honores.
Y, habiendo pronunciado Saúl sentencia de muerte contra David, Jonatán no traicionó a su amigo. ¿Por qué ha de morir David? ¿Qué ha hecho? Él puso su vida en peligro, mató al filisteo, y tú te alegraste. ¿Por qué ha de morir? El rey, fuera de sí al oír estas palabras, intenta clavar a Jonatán en la pared con su lanza, llenándolo además de improperios: ¡Hijo perverso y contumaz! -le dice-; sé muy bien que lo amas, para vergüenza tuya y vergüenza de la desnudez de tu madre. Y, a continuación, vomita todo el veneno que llevaba dentro, intentando salpicar con él el pecho del joven, añadiendo aquellas palabras capaces de incitar su ambición, de fomentar su envidia, de provocar su emulación y su amargor: Mientras viva sobre el suelo el hijo de Jesé, no estarás a salvo ni tú ni tu realeza.
¿A quién no hubieran impresionado estas palabras? ¿A quién no le hubiesen provocado a envidia? Dichas a cualquier otro, estas palabras hubiesen corrompido, disminuido y hecho olvidar el amor, la benevolencia y la amistad. Pero aquel joven, lleno de amor, no cejó en su amistad, y permaneció fuerte ante las amenazas, paciente ante las injurias, despreciando, por su amistad, el reino, olvidándose de los honores, pero no de su benevolencia. Tú -dice- serás el rey, y yo seré tu segundo.
Ésta es la verdadera, la perfecta, la estable y constante amistad: la que no se deja corromper por la envidia; la que no se enfría por las sospechas; la que no se disuelve por la ambición; la que, puesta a prueba de esta manera, no cede; la que, a pesar de tantos golpes, no cae; la que, batida por tantas injurias, se muestra inflexible; la que, provocada por tantos ultrajes, permanece inmóvil. Ve, pues, y haz tú lo mismo.
RESPONSORIO Sir 6, 14. 17
R. El amigo fiel es un refugio seguro; * el que lo encuentra encuentra un tesoro.
V. El que teme a Dios encontrará al amigo fiel: según es él, así será su amigo.
R. El que lo encuentra encuentra un tesoro.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
Jonatán, aquel excelente joven, sin atender a su estirpe regia y a su futura sucesión en el trono, hizo un pacto con David y, equiparando el siervo al señor, precisamente cuando huía de su padre, cuando estaba escondido en el desierto, cuando estaba condenado a muerte, destinado a la ejecución, lo antepuso a sí mismo, abajándose a sí mismo y ensalzándolo a él: Tú -le dice- serás el rey, y yo seré tu segundo.
¡Oh preclarísimo espejo de amistad verdadera! ¡Cosa admirable! El rey estaba enfurecido con su siervo y concitaba contra él a todo el país, como a un rival de su reino; asesina a los sacerdotes, basándose en la sola sospecha de traición; inspecciona los bosques, busca por los valles, asedia con su ejército los montes y peñascos, todos se comprometen a vengar la indignación regia; sólo Jonatán, el único que podía tener algún motivo de envidia, juzgó que tenía que oponerse a su padre y ayudar a su amigo, aconsejarlo en tan gran adversidad y, prefiriendo la amistad al reino, le dice: Tú serás el rey, y yo seré tu segundo. Y fíjate cómo el padre de este adolescente lo provocaba a envidia contra su amigo, agobiándolo con reproches, atemorizándolo con amenazas, recordándole que se vería despojado del reino y privado de los honores.
Y, habiendo pronunciado Saúl sentencia de muerte contra David, Jonatán no traicionó a su amigo. ¿Por qué ha de morir David? ¿Qué ha hecho? Él puso su vida en peligro, mató al filisteo, y tú te alegraste. ¿Por qué ha de morir? El rey, fuera de sí al oír estas palabras, intenta clavar a Jonatán en la pared con su lanza, llenándolo además de improperios: ¡Hijo perverso y contumaz! -le dice-; sé muy bien que lo amas, para vergüenza tuya y vergüenza de la desnudez de tu madre. Y, a continuación, vomita todo el veneno que llevaba dentro, intentando salpicar con él el pecho del joven, añadiendo aquellas palabras capaces de incitar su ambición, de fomentar su envidia, de provocar su emulación y su amargor: Mientras viva sobre el suelo el hijo de Jesé, no estarás a salvo ni tú ni tu realeza.
¿A quién no hubieran impresionado estas palabras? ¿A quién no le hubiesen provocado a envidia? Dichas a cualquier otro, estas palabras hubiesen corrompido, disminuido y hecho olvidar el amor, la benevolencia y la amistad. Pero aquel joven, lleno de amor, no cejó en su amistad, y permaneció fuerte ante las amenazas, paciente ante las injurias, despreciando, por su amistad, el reino, olvidándose de los honores, pero no de su benevolencia. Tú -dice- serás el rey, y yo seré tu segundo.
Ésta es la verdadera, la perfecta, la estable y constante amistad: la que no se deja corromper por la envidia; la que no se enfría por las sospechas; la que no se disuelve por la ambición; la que, puesta a prueba de esta manera, no cede; la que, a pesar de tantos golpes, no cae; la que, batida por tantas injurias, se muestra inflexible; la que, provocada por tantos ultrajes, permanece inmóvil. Ve, pues, y haz tú lo mismo.
RESPONSORIO Sir 6, 14. 17
R. El amigo fiel es un refugio seguro; * el que lo encuentra encuentra un tesoro.
V. El que teme a Dios encontrará al amigo fiel: según es él, así será su amigo.
R. El que lo encuentra encuentra un tesoro.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
martes, 26 de junio de 2018
Hemos recibido un tesoro inmenso, ese tesoro hay que cuidarlo y ese tesoro todos lo pueden alcanzar porque todos nosotros estamos hechos del mismo barro, de la misma naturaleza.
2 Reyes 19, 9b-11. 14-21. 31-35a. 36
En aquellos días, Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros a Ezequías, para decirle: "Decid a Ezequías, rey de Judá: "Que no te engañe tu Dios en quien confías, pensando que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. Tú mismo has oído hablar cómo han tratado los reyes de Asiria a todos los países, exterminándolos, ¿y tú te vas a librar?""
Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros y la leyó; después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró: "Señor, Dios de Israel, sentado sobre querubines; tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú hiciste el cielo y la tierra.
Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo. Es verdad, Señor: los reyes de Asiria han asolado todos los países y su territorio, han quemado todos sus dioses, porque no son dioses, sino hechura de manos humanas, leño y piedra, y los han destruido. Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú solo, Señor, eres Dios."
Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequías: "Así dice el Señor, Dios de Israel: "He oído lo que me pides acerca de Senaquerib, rey de Asiria. Ésta es la palabra que el Señor pronuncia contra él: 'Te desprecia y se burla de ti la doncella, la ciudad de Sión; menea la cabeza a tu espalda la ciudad de Jerusalén. Pues de Jerusalén saldrá un resto, del monte Sión los supervivientes. ¡El celo del Señor lo cumplirá!
Por eso, así dice el Señor acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, no disparará contra ella su flecha, no se acercará con escudo ni levantará contra ella un talud; por el camino por donde vino se volverá, pero no entrará en esta ciudad -oráculo del Señor-. Yo escudaré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi siervo.""
Aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres. Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive y se quedó allí.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
El poder de la oración.
Algunas personas piensan que no saben orar porque cuando le piden a Dios algo algunas veces no les concede lo que piden, otras oran pero desde la desconfianza e incredulidad.
No hay una oración mágica, la mejor oración es cuando no solo doblas tus rodillas, sino cuando doblas tu orgullo y permites que Dios te hable al corazón.
Hoy la primera lectura nos enseña que sucede cuando confiamos en Dios y qué sucede cuando oramos desde la incredulidad.
Vemos como el rey Ezequías se abandona en las manos de Dios y se la lee a Dios en el templo. Es una carta amenazante de parte de Senaquerib, como mostrando así las pretensiones y la altanería del rey de Asiria. Ezequías era rey en Judá, pero no puso su esperanza en su propio talento ni en sus ejércitos: ante todo acudió a Dios.
La gran enseñanza para cada uno de nosotros en esta primera lectura es que cuando estas en apuros, no salgas corriendo a contarle a tus amistades el problema, quizás ellas de corazón te pueden ayudar, hasta te escucharan, pero muchas voces no dejan escuchar la voz de Dios. Por eso se asertivo u objetivo al buscar realmente una persona espiritual que te pueda ayudar a orar y discernir para encontrar la voluntad de Dios.
Esa imagen del rey humilde orante nos enseña qué hay que hacer ante muchos problemas: ir donde Dios y mostrarle exactamente qué está sucediendo, mientras renovamos nuestra confianza en él y buscamos la mejor manera de que resplandezca su gloria. La súplica de Ezequías obtuvo generosa respuesta. También nosotros veremos maravillas si nuestras plegarias van cargadas de esa misma confianza. Ten animo y se valiente, porque Dios está contigo!
Salmo 47 " Dios ha fundado su ciudad para siempre"
Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos".
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura nos invita a reconocer el tesoro que hemos recibido como es la Fe, la Palabra de Dios, la moral, los dones como es por ejemplo la esperanza, el amor, la paz, la alegría, el gusto por las cosas de Dios. Esto y mucho más Dios nos ha dado y no puede ser maltratado, dañado o descuidarlo, todo lo contrario hay que cuidarlo, lucharlo y cultivarlo. Pidámosle al buen Dios que nos ayude a ser conscientes de estos dones o regalos que hemos recibido de parte de Él. Jesús nos dice "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos... “. San Pablo decía “ llevamos un tesoro en vasos de barro. “. En conclusión Jesús nos recuerda de dónde venimos y de qué estamos hechos como también el tesoro que hemos recibido.
También la lectura nos dice “ Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”. Jesús nos invita a reconocer que tanto ellos como nosotros estamos hechos de la misma naturaleza, hechos del mismo barro. Por eso nadie puede creerse mejor que el otro. Nuestro reto es reconocer o ver en nuestro hermano una persona que también está abierta a recibir los dones que nosotros también hemos recibido. Mi hermano también está en las mismas luchas como nosotros.
Por último la lectura nos habla de la puerta estrecha y esto significa que nosotros estamos llamados a bienes que nos superan, los bienes que hemos recibido es mayor que nosotros y lo que esperamos recibir es todavía mayor que nosotros. Pero para tener esa gracia o ese regalo debemos de volvernos más pequeños, que nuestro yo se vuelva cada vez más pequeño para que Jesús vaya creciendo cada vez más en nuestro corazón. Solo Jesús se transfigura en un corazón humilde y que está deseoso de recibirlo.
En conclusión, el tesoro recibido es inmenso, ese tesoro hay que cuidarlo y ese tesoro todos lo pueden alcanzar porque todos estamos hechos del mismo barro, de la misma naturaleza.
Jesús gracias por darme las tres máximas para mi vida como es el tesoro que me has confiado como es la fe, la moral, la liturgia, los sagrados sacramentos. Ayudame a cuidarlos, lucharlos y cultivarlos. Regálame el don de la paciencia con el hermano porque él está en las mismas luchas como yo. Ayúdame a ver en mi hermano tu rostro y ser misericordioso como tú lo has hecho conmigo. Señor doblega mi orgullo para tener la gracia de que tú te transfigures en mi, para así poder alcanzar Tu estatura, lo profundo y lo ancho y llegar a la santidad, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Vemos como el rey Ezequías se abandona en las manos de Dios y se la lee a Dios en el templo. Es una carta amenazante de parte de Senaquerib, como mostrando así las pretensiones y la altanería del rey de Asiria. Ezequías era rey en Judá, pero no puso su esperanza en su propio talento ni en sus ejércitos: ante todo acudió a Dios.
La gran enseñanza para cada uno de nosotros en esta primera lectura es que cuando estas en apuros, no salgas corriendo a contarle a tus amistades el problema, quizás ellas de corazón te pueden ayudar, hasta te escucharan, pero muchas voces no dejan escuchar la voz de Dios. Por eso se asertivo u objetivo al buscar realmente una persona espiritual que te pueda ayudar a orar y discernir para encontrar la voluntad de Dios.
Esa imagen del rey humilde orante nos enseña qué hay que hacer ante muchos problemas: ir donde Dios y mostrarle exactamente qué está sucediendo, mientras renovamos nuestra confianza en él y buscamos la mejor manera de que resplandezca su gloria. La súplica de Ezequías obtuvo generosa respuesta. También nosotros veremos maravillas si nuestras plegarias van cargadas de esa misma confianza. Ten animo y se valiente, porque Dios está contigo!
Salmo 47 " Dios ha fundado su ciudad para siempre"
Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas. Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos".
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura nos invita a reconocer el tesoro que hemos recibido como es la Fe, la Palabra de Dios, la moral, los dones como es por ejemplo la esperanza, el amor, la paz, la alegría, el gusto por las cosas de Dios. Esto y mucho más Dios nos ha dado y no puede ser maltratado, dañado o descuidarlo, todo lo contrario hay que cuidarlo, lucharlo y cultivarlo. Pidámosle al buen Dios que nos ayude a ser conscientes de estos dones o regalos que hemos recibido de parte de Él. Jesús nos dice "No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos... “. San Pablo decía “ llevamos un tesoro en vasos de barro. “. En conclusión Jesús nos recuerda de dónde venimos y de qué estamos hechos como también el tesoro que hemos recibido.
También la lectura nos dice “ Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”. Jesús nos invita a reconocer que tanto ellos como nosotros estamos hechos de la misma naturaleza, hechos del mismo barro. Por eso nadie puede creerse mejor que el otro. Nuestro reto es reconocer o ver en nuestro hermano una persona que también está abierta a recibir los dones que nosotros también hemos recibido. Mi hermano también está en las mismas luchas como nosotros.
Por último la lectura nos habla de la puerta estrecha y esto significa que nosotros estamos llamados a bienes que nos superan, los bienes que hemos recibido es mayor que nosotros y lo que esperamos recibir es todavía mayor que nosotros. Pero para tener esa gracia o ese regalo debemos de volvernos más pequeños, que nuestro yo se vuelva cada vez más pequeño para que Jesús vaya creciendo cada vez más en nuestro corazón. Solo Jesús se transfigura en un corazón humilde y que está deseoso de recibirlo.
En conclusión, el tesoro recibido es inmenso, ese tesoro hay que cuidarlo y ese tesoro todos lo pueden alcanzar porque todos estamos hechos del mismo barro, de la misma naturaleza.
Jesús gracias por darme las tres máximas para mi vida como es el tesoro que me has confiado como es la fe, la moral, la liturgia, los sagrados sacramentos. Ayudame a cuidarlos, lucharlos y cultivarlos. Regálame el don de la paciencia con el hermano porque él está en las mismas luchas como yo. Ayúdame a ver en mi hermano tu rostro y ser misericordioso como tú lo has hecho conmigo. Señor doblega mi orgullo para tener la gracia de que tú te transfigures en mi, para así poder alcanzar Tu estatura, lo profundo y lo ancho y llegar a la santidad, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Tarea: Ser solidarios, siempre podemos dar y recibir de los demas hermanos.
--
† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
MANIFESTEMOS A CRISTO EN TODA NUESTRA VIDA
Hay tres cosas que manifiestan y distinguen la vida del cristiano: la acción, la manera de hablar y el pensamiento. De ellas, ocupa el primer lugar el pensamiento; viene en segundo lugar la manera de hablar, que descubre y expresa con palabras el interior de nuestro pensamiento; en este orden de cosas, al pensamiento y a la manera de hablar sigue la acción, con la cual se pone por obra lo que antes se ha pensado. Siempre, pues, que nos sintamos impulsados a obrar, a pensar o a hablar, debemos procurar que todas nuestras palabras, obras y pensamientos tiendan a conformarse con la norma divina del conocimiento de Cristo, de manera que no pensemos, digamos ni hagamos cosa alguna que se aparte de esta regla suprema.
Todo aquel que tiene el honor de llevar el nombre de Cristo debe necesariamente examinar con diligencia sus pensamientos, palabras y obras, y ver si tienden hacia Cristo o se apartan de él. Este discernimiento puede hacerse de muchas maneras. Por ejemplo, toda obra, pensamiento o palabra que vayan mezclados con alguna perturbación no están, de ningún modo, de acuerdo con Cristo, sino que llevan la impronta del adversario, el cual se esfuerza en mezclar con las perlas el cieno de la perturbación, con el fin de afear y destruir el brillo de la piedra preciosa.
Por el contrario, todo aquello que está limpio y libre de toda turbia afección tiene por objeto al autor y príncipe de la tranquilidad, que es Cristo; él es la fuente pura e incorrupta, de manera que el que bebe y recibe de él sus impulsos y afectos internos ofrece una semejanza con su principio y origen, como la que tiene el agua nítida del ánfora con la fuente de la que procede.
En efecto, es la misma y única nitidez la que hay en Cristo y en nuestras almas. Pero con la diferencia de que Cristo es la fuente de donde nace esta nitidez, y nosotros la tenemos derivada de esta fuente. Es Cristo quien nos comunica el adorable conocimiento de sí mismo, para que el hombre, tanto en lo interno como en lo externo, se ajuste y adapte, por la moderación y rectitud de su vida, a este conocimiento que proviene del Señor, dejándose guiar y mover por él. En esto consiste (a mi parecer) la perfección de la vida cristiana: en que, hechos partícipes del nombre de Cristo por nuestro apelativo de cristianos, pongamos de manifiesto, con nuestros sentimientos, con la oración y con nuestro género de vida, la virtualidad de este nombre.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
Hay tres cosas que manifiestan y distinguen la vida del cristiano: la acción, la manera de hablar y el pensamiento. De ellas, ocupa el primer lugar el pensamiento; viene en segundo lugar la manera de hablar, que descubre y expresa con palabras el interior de nuestro pensamiento; en este orden de cosas, al pensamiento y a la manera de hablar sigue la acción, con la cual se pone por obra lo que antes se ha pensado. Siempre, pues, que nos sintamos impulsados a obrar, a pensar o a hablar, debemos procurar que todas nuestras palabras, obras y pensamientos tiendan a conformarse con la norma divina del conocimiento de Cristo, de manera que no pensemos, digamos ni hagamos cosa alguna que se aparte de esta regla suprema.
Todo aquel que tiene el honor de llevar el nombre de Cristo debe necesariamente examinar con diligencia sus pensamientos, palabras y obras, y ver si tienden hacia Cristo o se apartan de él. Este discernimiento puede hacerse de muchas maneras. Por ejemplo, toda obra, pensamiento o palabra que vayan mezclados con alguna perturbación no están, de ningún modo, de acuerdo con Cristo, sino que llevan la impronta del adversario, el cual se esfuerza en mezclar con las perlas el cieno de la perturbación, con el fin de afear y destruir el brillo de la piedra preciosa.
Por el contrario, todo aquello que está limpio y libre de toda turbia afección tiene por objeto al autor y príncipe de la tranquilidad, que es Cristo; él es la fuente pura e incorrupta, de manera que el que bebe y recibe de él sus impulsos y afectos internos ofrece una semejanza con su principio y origen, como la que tiene el agua nítida del ánfora con la fuente de la que procede.
En efecto, es la misma y única nitidez la que hay en Cristo y en nuestras almas. Pero con la diferencia de que Cristo es la fuente de donde nace esta nitidez, y nosotros la tenemos derivada de esta fuente. Es Cristo quien nos comunica el adorable conocimiento de sí mismo, para que el hombre, tanto en lo interno como en lo externo, se ajuste y adapte, por la moderación y rectitud de su vida, a este conocimiento que proviene del Señor, dejándose guiar y mover por él. En esto consiste (a mi parecer) la perfección de la vida cristiana: en que, hechos partícipes del nombre de Cristo por nuestro apelativo de cristianos, pongamos de manifiesto, con nuestros sentimientos, con la oración y con nuestro género de vida, la virtualidad de este nombre.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
lunes, 25 de junio de 2018
No juzgar no significa no opinar o tomar una actitud de indiferencia frente a las cosas que van en contra de la ley de Dios…..
2 Reyes 17, 5-8. 13-15a.18
En aquellos días, Salmanasar, rey de Asiria, invadió el país y asedió a Samaria durante tres años.
El año noveno de Oseas, el rey de Asiria conquistó Samaria, deportó a los israelitas a Asiria y los instaló en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las poblaciones de Media.
Eso sucedió porque, sirviendo a otros dioses, los israelitas habían pecado contra el Señor, su Dios, que los había sacado de Egipto, del poder del Faraón, rey de Egipto; procedieron según las costumbres de las naciones que el Señor había expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos.
El Señor había advertido a Israel y Judá por medio de los profetas y videntes: "Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqué por medio de mis siervos, los profetas."
Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Señor, su Dios.
Rechazaron sus mandatos y el pacto que había hecho el Señor con sus padres, y las advertencias que les hizo.
El Señor se irritó tanto contra Israel que los arrojó de su presencia.
Sólo quedó la tribu de Judá.
Palabra de Dios
Después de los grandes reinados de David y de su hijo Salomón, el reino se dividió en el Norte y el Sur, en parte por la manera irreflexiva y temeraria de gobierno que adoptó Roboam, el hijo de Salomón. Entonces el Reino del Sur se llamó Judá mientras que el del Norte conservó el nombre de Israel. Esta división se consumó hacia el año 931 a.C.
Hubo reyes y profetas en ambos reinos, aunque con diferencias. Mientras que los reyes de Judá fueron siempre de la casa de David, es decir, descendientes suyos, los del Norte no llegaron a consolidar una dinastía. De hecho su primer rey, Jeroboam fue fruto de una especie de aclamación popular, pero como la opinión pública es cosa variable de pronto un "golpe de estado" o una derrota militar quitaba a un rey y ponía a otro.
Qué podemos aprender de esta primera lectura? que más allá de los errores de cálculo en los gobernantes o de las fallas en la diplomacia o la pericia militar, estamos frente a las consecuencia de una prolongada desobediencia. Se ha visto en la historia del hombre que el producto de la desobediencia hacia Dios nos trae más sangre, más guerras, aparece la injusticia, la desolación, la tristeza, la depresión, el egoísmo, en definitiva la esterilidad y la muerte. Advertencia que vale también para cada uno de nosotros.
Salmo 59 " Que tu mano salvadora, Señor, nos responda"
Mateo 7, 1-5
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No juzguéis y no os juzgarán. Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Déjame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano".
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Qué es lo de no juzgar? será que Jesús lo que quiere es que no nos pronunciemos sobre las acciones de otras personas? Si fuese así entonces Jesús no nos dio buen ejemplo porque El critico severamente a los fariseos, le llamó la atención a otros que aparecen en la escritura.
Realmente lo que Jesús nos invita es que no le pongamos corona a ningún pecado, que no adornemos o minimizemos la gravedad del pecado. Esto es no al aborto, no a la homosexualidad, no a la eutanasia. El pecado se camufla de una manera tan inteligente que es por eso que el aborto que no es más que acabar con una vida que se está formando, lo llamamos, “ yo decido que hacer con mi cuerpo “. Es el bum de hoy y cada vez esta tomando mas fuerza. Es por eso que las leyes humanas tratan de reglamentarlas para que no se vea tan “ malo “, pero desde la ley de Dios sabemos que no está bien hecho. En el caso de la homoxesualidad por ejemplo, personalmente yo no tengo nada en contra de estas inclinaciones sexuales que puedan tener las personas, pero tampoco puedo privilegiar su comportamiento que va en contra a la ley de Dios. Claro que hay que acompañar a los hermanos que luchan contra sus debilidades, circunstancias o pasado. Como dice el Papa Francisco acerca de los homosexuales “ Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo? El catecismo de la Iglesia Católica lo explica de una forma muy bella a esto. Dice que no se puede marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas a la sociedad. El problema no es tener tendencia. Debemos ser hermanos. El problema es hacer un lobby “.
El significado de ser juez en la Biblia significa que nosotros nos podemos decidir cual es el final de una persona, eso nos deja claro que sí podemos opinar acerca de las actitudes de los demás , no señalando o marginando al que vive en contra de la ley de Dios, sino acompañándo y orando por ellos por sus luchas contra sus debilidades.
Pero también a que se refiere Jesús cuando dice la “astilla” o “paja” del ojo? como también cual es la viga que nos habla el Señor?
Podríamos decir que la astilla o paja es el pecado y la viga es el orgullo. El orgullo me nubla cualquier opinión que yo me haga sobre el estado de alma de mi hermano. Por orgullo no somos capaces de reconocer lo que realmente somos, pero como es de fácil en reconocer los errores del otro, esto es debido a que mis defectos los "proyecto" en mi hermano. También podemos decir que la viga es mi afán de buscar perfección que no tengo, y la astilla o paja sean las imperfecciones que creo encontrar en otros. La viga también puede ser lo que yo no acepto que me digan, y la astilla lo que quiero decir de los demás.
Señor ayúdame a vivir en obediencia cada día de mi existencia, porque cada vez que me separo de ti he experimentado en mi vida esterilidad y muerte. Dame tu luz para reconocer la gravedad del pecado y denunciarlo como Juan Bautista que no tuvo temor de hacerlo a pesar de que sabía cuál era la consecuencia de evangelizar Tu mensaje. No juzgar no significa quedarme callado frente a las cosas que van en contra de la ley de Dios, dame la valentía de ser profeta en este tiempo, que habla a tiempo y a destiempo, que no le pone corona al pecado pero que tampoco minimiza la gravedad del pecado, que sea misericordioso con aquellos que buscan al señor y tienen buena voluntad, ayúdame a integrarlos a la sociedad, acompañarlos en sus luchan contra sus debilidades, porque así como yo fui rescatado por Ti, tu lo harás con ellos, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Tarea: evitar la terquedad
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
EL CRISTIANO ES OTRO CRISTO
Pablo, mejor que nadie, conocía a Cristo y enseñó, con sus obras, cómo deben ser los que de él han recibido su nombre, pues lo imitó de una manera tan perfecta que mostraba en su persona una reproducción del Señor, ya que, por su gran diligencia en imitarlo, de tal modo estaba identificado con el mismo ejemplar, que no parecía ya que hablara Pablo, sino Cristo, tal como dice él mismo, perfectamente consciente de su propia perfección: Ya que andáis buscando pruebas de que Cristo habla por mí. Y también dice: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
Él nos hace ver la gran virtualidad del nombre de Cristo, al afirmar que Cristo es la fuerza y sabiduría de Dios, al llamarlo paz y luz inaccesible en la que habita Dios, expiación, redención, gran sacerdote, Pascua, propiciación de las almas, irradiación de la gloria e impronta de la substancia del Padre, por quien fueron hechos los siglos, comida y bebida espiritual, piedra y agua, fundamento de la fe, piedra angular, imagen del Dios invisible, gran Dios, cabeza del cuerpo que es la Iglesia, primogénito de la nueva creación, primicias de los que han muerto, primogénito de entre los muertos, primogénito entre muchos hermanos, mediador entre Dios y los hombres, Hijo unigénito coronado de gloria y de honor, Señor de la gloria, origen de las cosas, rey de justicia y rey de paz, rey de todos, cuyo reino no conoce fronteras.
Estos nombres y otros semejantes le da, tan numerosos que no pueden contarse. Nombres cuyos diversos significados, si se comparan y relacionan entre sí, nos descubren el admirable contenido del nombre de Cristo y nos revelan, en la medida en que nuestro entendimiento es capaz, su majestad inefable.
Por lo cual, puesto que la bondad de nuestro Señor nos ha concedido una participación en el más grande, el más divino y el primero de todos los nombres, al honrarnos con el nombre de «cristianos», derivado del de Cristo, es necesario que todos aquellos nombres que expresan el significado de esta palabra se vean reflejados también en nosotros, para que el nombre de «cristianos» no aparezca como una falsedad, sino que demos testimonio del mismo con nuestra vida.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
Pablo, mejor que nadie, conocía a Cristo y enseñó, con sus obras, cómo deben ser los que de él han recibido su nombre, pues lo imitó de una manera tan perfecta que mostraba en su persona una reproducción del Señor, ya que, por su gran diligencia en imitarlo, de tal modo estaba identificado con el mismo ejemplar, que no parecía ya que hablara Pablo, sino Cristo, tal como dice él mismo, perfectamente consciente de su propia perfección: Ya que andáis buscando pruebas de que Cristo habla por mí. Y también dice: Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí.
Él nos hace ver la gran virtualidad del nombre de Cristo, al afirmar que Cristo es la fuerza y sabiduría de Dios, al llamarlo paz y luz inaccesible en la que habita Dios, expiación, redención, gran sacerdote, Pascua, propiciación de las almas, irradiación de la gloria e impronta de la substancia del Padre, por quien fueron hechos los siglos, comida y bebida espiritual, piedra y agua, fundamento de la fe, piedra angular, imagen del Dios invisible, gran Dios, cabeza del cuerpo que es la Iglesia, primogénito de la nueva creación, primicias de los que han muerto, primogénito de entre los muertos, primogénito entre muchos hermanos, mediador entre Dios y los hombres, Hijo unigénito coronado de gloria y de honor, Señor de la gloria, origen de las cosas, rey de justicia y rey de paz, rey de todos, cuyo reino no conoce fronteras.
Estos nombres y otros semejantes le da, tan numerosos que no pueden contarse. Nombres cuyos diversos significados, si se comparan y relacionan entre sí, nos descubren el admirable contenido del nombre de Cristo y nos revelan, en la medida en que nuestro entendimiento es capaz, su majestad inefable.
Por lo cual, puesto que la bondad de nuestro Señor nos ha concedido una participación en el más grande, el más divino y el primero de todos los nombres, al honrarnos con el nombre de «cristianos», derivado del de Cristo, es necesario que todos aquellos nombres que expresan el significado de esta palabra se vean reflejados también en nosotros, para que el nombre de «cristianos» no aparezca como una falsedad, sino que demos testimonio del mismo con nuestra vida.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concédenos vivir siempre, Señor, en el amor y respeto a tu santo nombre, porque jamás dejas de dirigir a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
viernes, 22 de junio de 2018
El corazón que está en los Cielos es el corazón libre para trabajar en la tierra, porque descubre que el tesoro está en el amor y la amistad con Cristo.
2 Reyes 11, 1-4. 9-18. 20
En aquellos días, cuando Atalía, madre del rey Ocozías, vio que su hijo habia muerto, empezó a exterminar a toda la familia real. Pero cuando los hijos del rey estaban siendo asesinados, Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, raptó a Joás, hijo de Ocozías, y lo escondió con su nodriza en el dormitorio; así, se lo ocultó a Atalía y lo libró de la muerte. El niño estuvo escondido con ella en el templo durante seis años, mientras en el país reinaba Atalía.
El año séptimo, Yehoyadá mandó a buscar a los centuriones de los Carios y de la escolta; los llamó a su presencia, en el templo, se juramentó con ellos y les presentó al hijo del rey.
Los centuriones hicieron lo que les mandó el sacerdote Yehoyadá; cada uno reunió a sus hombres, los que estaban de servicio el sábado y los que estaban libres, y se presentaron al sacerdote Yehoyadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David, que se guardaban en el templo.
Los de la escolta empuñaron las armas y se colocaron entre el altar y el templo, desde el ángulo sur hasta el ángulo norte del templo, para proteger al rey. Entonces Yehoyadá sacó al hijo del rey, le colocó la diadema y las insignias, lo ungió rey, y todos aplaudieron, aclamando: "¡Viva el rey!" Atalía oyó el clamor de la tropa y se fue hacia la gente, al templo.
Pero, cuando vio al rey en pie sobre el estrado, como es costumbre, y a los oficiales y la banda cerca del rey, toda la población en fiesta y las trompetas tocando, se rasgó las vestiduras y gritó: "¡Traición, traición!"
El sacerdote Yehoyadá ordenó a los centuriones que mandaban las fuerzas: "Sacadla del atrio. Al que la siga lo matáis."
Palabra de Dios
En esta primera lectura vemos como una mujer usurpa el trono a punta de espada y sangre y al final ella termina enredada en su propio veneno. Ella para alcanzar el trono utiliza la violencia y termina víctima de la violencia que ella ha iniciado. Nos preguntaremos porque ella hace semejante cosa? Pues bien, ella quiere eliminar todo heredero de la Casa de David. Pero también vemos como otra mujer, Josebá, logra salvar al pequeño Joás, escondiéndo al legítimo heredero, como dice la escritura por 6 años. En un final dramático el que hemos escuchado en la primera lectura , pero la iniquidad de Atalía produce un revuelto que encuentra inmediato soporte en el pueblo. Ese mismo pueblo luego siente paz, al deshacerse de la usurpadora.
Qué aprendemos de todo esto y como es aplicable esto en nuestra vida? Dios tiene un plan divino, y El continua su plan aunque los criminales crean que tienen dominado todo. Por eso no te angusties, no te desanimes, no pierdas la fe cuando ves que los malos salen con la suya. Otro mensaje que debemos aprender en esta primera lectura es que en el fondo la gente sabe quién habla o gobierna de parte de Dios y quien en cambio está sirviéndose de las cosas y la obra de Dios en propio provecho. Recordemos lo que dijo Jesús en Mateo 26, 52 "los que usen la espada, a espada perecerán" .
No te desanimes cuando veas que los que te hacen daño parece que todo les va bien, Dios tiene un plan contigo y con ellos, deja a Dios actuar porque El sabe en qué momento y a que hora Él hará brillar su poder y su Gloria a sus hijos que verdaderamente lo aman.
Salmo 131 " El Señor ha elegido a Sión, / ha deseado vivir en ella"
Mateo 6, 19-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en le cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque dónde está tu tesoro, allí está tu corazón.
La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!"
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
Hoy Jesús nos trae una hermosísima enseñanza cómo es “ dónde está tu tesoro, allí está tu corazón “.
Jesús nos quiere explicar claramente cómo llegamos al tesoro es por eso que dice “ La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Y si la única luz que tienes está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!". Comencemos con la primera parte “ La lámpara del cuerpo es el ojo “, osea el ojo es la capacidad de discernimiento que tenemos para saber y reconocer la presencia de Dios y donde está la ausencia de Dios, donde está el querer de Dios y donde esta el deseo del maligno. Esa capacidad de discernimiento sólo se alcanza a través del silencio y en la oración, donde dejamos hablar a Dios a través de los pensamientos y sensaciones. El ser humano recibe todo el tiempo estímulos, el ruido, los afanes del día, los compromisos, las preocupaciones, en fin y se le dificulta estar a solas, en silencio y en oración para escuchar al Buen Dios. Eso es lo que precisamente quiere el maligno.
Jesús nos deja claro que es muy importante el ojo porque es la lámpara del cuerpo. A renglón seguido dice “ Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras “. En otras palabras si las personas no tienen tiempo para cuidar y crecer en la vida espiritual, entonces es porque viven para el mundo, familia, trabajo y entretenimiento. Si es así, su corazón estará allí y será dominado por las cosas del mundo. El corazón nos arrasa, nos impulsa o nos lleva donde los ojos están puestos, porque en el corazón es donde se toman las decisions. Por ejemplo si los ojos están puestos en el poder, en el dinero, en la fama, en los placeres, en el trabajo, en el deporte nuestro Corazon estara alli.
Algunos pensabamos que es en el Corazon donde se descubre el Tesoro, hoy Jesus nos dice que es al reves, el ojo es el que descubre dónde está el tesoro y el corazón es el que lo sigue. Por eso el corazón que está en los Cielos es el corazón libre para trabajar en la tierra, porque descubre que el tesoro está en el amor y la amistad con Cristo.
Señor cada vez me enamoro mas de tus palabras y de tus consejos sabios que traes para mi vida. Hoy me invitas a cuidar mis sentidos, lo que escucho, lo que veo, lo que leo, lo que siento, porque si la lámpara del cuerpo que es el ojo no esta sano, mi alma no estará sana porque falta Tu luz. Ayudame a tener el deseo de estar a solas contigo, de buscarte en la intimidad de mi corazón y dejar que tu me hables. Dame la gracia de tener un corazón que está en los cielos para ser libre de las cosas de este mundo y así poder trabajar para ti en esta tierra, dandote a conocer a mis hermanos para que ellos también descubran que el mayor tesoro es el amor y la amistad contigo, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Tarea: Tener carácter para no doblegarse ante las dificultades
Señor cada vez me enamoro mas de tus palabras y de tus consejos sabios que traes para mi vida. Hoy me invitas a cuidar mis sentidos, lo que escucho, lo que veo, lo que leo, lo que siento, porque si la lámpara del cuerpo que es el ojo no esta sano, mi alma no estará sana porque falta Tu luz. Ayudame a tener el deseo de estar a solas contigo, de buscarte en la intimidad de mi corazón y dejar que tu me hables. Dame la gracia de tener un corazón que está en los cielos para ser libre de las cosas de este mundo y así poder trabajar para ti en esta tierra, dandote a conocer a mis hermanos para que ellos también descubran que el mayor tesoro es el amor y la amistad contigo, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Tarea: Tener carácter para no doblegarse ante las dificultades
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† Que la paz y el Amor del Señor permanezca en tu corazón como en el mio...
Sandra Yudy Zapata Escudero
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Lectio Divina
QUE LOS QUE SOMOS HIJOS DE DIOS PERMANEZCAMOS EN LA PAZ DE DIOS
El Señor añade una condición necesaria e ineludible, que es a la vez un mandato y una promesa, esto es, que pidamos el perdón de nuestras ofensas en la medida en que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, para que sepamos que es imposible alcanzar el perdón que pedimos de nuestros pecados si nosotros no actuamos de modo semejante con los que nos han hecho alguna ofensa. Por ello dice también en otro lugar: Con la medida con que midáis se os medirá a vosotros. Y aquel siervo del Evangelio, a quien su amo había perdonado toda la deuda y que no quiso luego perdonarla a su compañero, fue arrojado a la cárcel. Por no haber querido ser indulgente con su compañero, perdió la indulgencia que había conseguido de su amo.
Y vuelve Cristo a inculcarnos esto mismo, todavía con más fuerza y energía, cuando nos manda severamente: Cuando estéis rezando, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonadle primero, para que vuestro Padre celestial os perdone también vuestros pecados. Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestros pecados. Ninguna excusa tendrás en el día del juicio, ya que serás juzgado según tu propia sentencia y serás tratado conforme a lo que tú hayas hecho.
Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva, de tal modo que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios y los que tenemos un solo espíritu tengamos también un solo pensar y sentir. Por esto Dios tampoco acepta el sacrificio del que no está en concordia con alguien, y le manda que se retire del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano; una vez que se haya puesto en paz con él, podrá también reconciliarse con Dios en sus plegarias. El sacrificio más importante a los ojos de Dios es nuestra paz y concordia fraterna y un pueblo cuya unión sea un reflejo de la unidad que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Además, en aquellos primeros sacrificios que ofrecieron Abel y Caín, lo que miraba Dios no era la ofrenda en sí, sino la intención del oferente, y por eso le agradó la ofrenda del que se la ofrecía con intención recta. Abel, el pacífico y justo, con su sacrificio irreprochable, enseñó a los demás que, cuando se acerquen al altar para hacer su ofrenda, deben hacerlo con temor de Dios, con rectitud de corazón, con sinceridad, con paz y concordia. En efecto, el justo Abel, cuyo sacrificio había reunido estas cualidades, se convirtió más tarde él mismo en sacrificio y así, con su sangre gloriosa, por haber obtenido la justicia y la paz del Señor, fue el primero en mostrar lo que había de ser el martirio, que culminaría en la pasión del Señor. Aquellos que lo imitan son los que serán coronados por el Señor, los que serán reivindicados el día del juicio.
Por lo demás, los discordes, los disidentes, los que no están en paz con sus hermanos no se librarán del pecado de su discordia, aunque sufran la muerte por el nombre de Cristo, como atestiguan el Apóstol y otros lugares de la sagrada Escritura, pues está escrito: Quien aborrece a su hermano es un homicida, y el homicida no puede alcanzar el reino de los cielos y vivir con Dios. No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
El Señor añade una condición necesaria e ineludible, que es a la vez un mandato y una promesa, esto es, que pidamos el perdón de nuestras ofensas en la medida en que nosotros perdonamos a los que nos ofenden, para que sepamos que es imposible alcanzar el perdón que pedimos de nuestros pecados si nosotros no actuamos de modo semejante con los que nos han hecho alguna ofensa. Por ello dice también en otro lugar: Con la medida con que midáis se os medirá a vosotros. Y aquel siervo del Evangelio, a quien su amo había perdonado toda la deuda y que no quiso luego perdonarla a su compañero, fue arrojado a la cárcel. Por no haber querido ser indulgente con su compañero, perdió la indulgencia que había conseguido de su amo.
Y vuelve Cristo a inculcarnos esto mismo, todavía con más fuerza y energía, cuando nos manda severamente: Cuando estéis rezando, si tenéis alguna cosa contra alguien, perdonadle primero, para que vuestro Padre celestial os perdone también vuestros pecados. Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre celestial perdonará vuestros pecados. Ninguna excusa tendrás en el día del juicio, ya que serás juzgado según tu propia sentencia y serás tratado conforme a lo que tú hayas hecho.
Dios quiere que seamos pacíficos y concordes y que habitemos unánimes en su casa, y que perseveremos en nuestra condición de renacidos a una vida nueva, de tal modo que los que somos hijos de Dios permanezcamos en la paz de Dios y los que tenemos un solo espíritu tengamos también un solo pensar y sentir. Por esto Dios tampoco acepta el sacrificio del que no está en concordia con alguien, y le manda que se retire del altar y vaya primero a reconciliarse con su hermano; una vez que se haya puesto en paz con él, podrá también reconciliarse con Dios en sus plegarias. El sacrificio más importante a los ojos de Dios es nuestra paz y concordia fraterna y un pueblo cuya unión sea un reflejo de la unidad que existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Además, en aquellos primeros sacrificios que ofrecieron Abel y Caín, lo que miraba Dios no era la ofrenda en sí, sino la intención del oferente, y por eso le agradó la ofrenda del que se la ofrecía con intención recta. Abel, el pacífico y justo, con su sacrificio irreprochable, enseñó a los demás que, cuando se acerquen al altar para hacer su ofrenda, deben hacerlo con temor de Dios, con rectitud de corazón, con sinceridad, con paz y concordia. En efecto, el justo Abel, cuyo sacrificio había reunido estas cualidades, se convirtió más tarde él mismo en sacrificio y así, con su sangre gloriosa, por haber obtenido la justicia y la paz del Señor, fue el primero en mostrar lo que había de ser el martirio, que culminaría en la pasión del Señor. Aquellos que lo imitan son los que serán coronados por el Señor, los que serán reivindicados el día del juicio.
Por lo demás, los discordes, los disidentes, los que no están en paz con sus hermanos no se librarán del pecado de su discordia, aunque sufran la muerte por el nombre de Cristo, como atestiguan el Apóstol y otros lugares de la sagrada Escritura, pues está escrito: Quien aborrece a su hermano es un homicida, y el homicida no puede alcanzar el reino de los cielos y vivir con Dios. No puede vivir con Cristo el que prefiere imitar a Judas y no a Cristo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
jueves, 21 de junio de 2018
Jesus nos invita a ser personas orantes
Jesús nos invita a ser personas orantes….
Eclesiástico 48, 1-15
Surgió Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido.
Les quitó el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el cielo e hizo bajar tres veces el fuego.
¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se te compara en gloria?
Tú resucitaste un muerto, sacándolo del abismo por voluntad del Señor; hiciste bajar reyes a la tumba y nobles desde sus lechos; ungiste reyes vengadores y nombraste un profeta como sucesor.
Escuchaste en Sinaí amenazas y sentencias vengadoras en Horeb.
Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego, hacia el cielo.
Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las tribus de Israel.
Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que vives.
Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo recibió dos tercios de su espíritu.
En vida hizo múltiples milagros y prodigios, con sólo decirlo; en vida no temió a ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu; no hubo milagro que lo excediera: bajo él revivió la carne; en vida hizo maravillas y en muerte obras asombrosas.
Palabra de Dios
Salmo 96" Alegraos, justos, con el Señor "
Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando recéis no uséis muchas palabras, como los paganos, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que se lo pidáis.
Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo; danos hoy el pan nuestro; perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido; no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.
Palabra de Dios
Te alabamos Señor
El Padre Nuestro es la unica oracion que aparece en la Biblia y cada párrafo nos trae grandes enseñanzas porque nos dice que significa Padre Nuestro, Venga tu Reino, Hágase Tu Voluntad, nos invita al perdón. Se dice que el Padre nuestro tiene 7 peticiones como es “santificado sea Tu Nombre “, “ Venga a Nosotros tu Reino”, “ hágase tu voluntad “, “ Danos el pan de cada dia”, “ Perdonanos nuestras ofensas “, “ No permitas caer en la tentación “, “ líbranos del mal”.
Realmente cuando nos acercamos a Dios no nos presentamos con una lista de peticiones como cuando vamos hacer el mercado, sino con distintas maneras y distintas miradas vamos siempre a un mismo punto. Ese mismo punto o el centro de esta oración es cuando decimos “ Padre “. Decir “ Padre “ estamos afirmando que lo aceptamos a Él como Padre y nosotros sus hijos, lo significa que su nombre va ser Santificado y Glorificado por nuestras acciones de cada día, que Su voluntad se va cumplir en nosotros aquí en la tierra, en mi vida. Es dejar reinar su voluntad asi como reina en el cielo. Como hijos tenemos la confianza y seguridad que vamos a recibir el pan de cada día tanto el pan material como el espiritual. Dios que es misericordia nos perdona nuestras ofensas y espera que nosotros también lo practiquemos con los demás . Además con su protección El nos cuida y nos protege de caer en la tentación, por último que Su poder nos aleje y nos libre de todo mal.
Es por eso que el padrenuestro nos revela al Corazón de Jesucristo, y su camino, su proyecto, su Evangelio, porque primero me lleva a interrogarme realmente quien soy, de donde vengo , cual es mi origen, descubro también que existo por un querer divino y me invita a encontrarme con la voluntad de Dios. Padre Nuestro no es una oración tratando de convencer a Dios y repitiendo palabras sin sentido, sin fe y sin atención.
También Jesús nos invita a ser hombres y mujeres orantes. La oración nos trae sabiduría, paz, alegría, esperanza, fortaleza y nos acrecienta el amor hacia Dios y hacia nuestros hermanos. La oración nos trae sabiduría porque al estar atento a la voluntad de Dios nuestras decisiones van a estar marcadas con el plan divino y no desde nuestros miedos, angustias, apegos y frustraciones. La oración nos trae paz porque sabemos que en Dios nuestros problemas tienen solución. La oración nos trae alegría al sentirnos amados y perdonados por Dios. La oración nos trae fortaleza porque Él es quien nos da el ánimo para la lucha porque si Cristo venció el mal nosotros también. La oración nos acrecienta el amor porque ya dejamos de amar desde nuestras limitaciones, Cristo nos transforma nuestro corazón para que seamos semejante a Él.
La oración es el alimento para el corazón y es por eso tan importante que seamos hombres y mujeres orantes. En la oración nos encontramos con el amado y en ese encuentro íntimo y profundo Él nos revela la verdad del querer Dios.
Señor Gracias por querer enseñarme a orar y me invitas a ser una persona orante. Dame la gracia de descubrir en la meditación realmente quien soy, de dónde vengo, cuál es mi origen, valorar y ser agradecido al saber que existo es por un querer divino. Ayúdame a aceptar y reconocer que eres un Padre que me ama y desea lo mejor para mi, porque su voluntad me enruta hacia el verdadero bien. Amén, Amén , Amén.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo
Tarea: reza el Padre nuestro con calma y medita cada frase de ella.
Lectio Divina
CANTARÉ ETERNAMENTE LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR
Pido para ti, ilustre señora, que goces siempre de la gracia y del consuelo del Espíritu Santo. Al llegar tu carta, me encuentro todavía en esta región de los muertos. Pero un día u otro ha de llegar el momento de volar al cielo, para alabar al Dios eterno en la tierra de los que viven. Yo esperaba poco ha que habría realizado ya este viaje antes de ahora. Si la caridad consiste, como dice san Pablo, en alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran, ha de ser inmensa tu alegría, madre ilustre, al pensar que Dios me llama a la verdadera alegría, que pronto poseeré con la seguridad de no perderla jamás.
Te he de confesar, ilustre señora, que al sumergir mi pensamiento en la consideración de la divina bondad, que es como un mar sin fondo ni litoral, no me siento digno de su inmensidad, ya que él, a cambio de un trabajo tan breve y exiguo, me invita al descanso eterno y me llama desde el cielo a la suprema felicidad, que con tanta negligencia he buscado, y me promete el premio de unas lágrimas, que tan parcamente he derramado.
Considéralo una y otra vez, ilustre señora, y guárdate de menospreciar esta infinita benignidad de Dios, que es lo que harías si lloraras como muerto al que vive en la presencia de Dios y que con su intercesión puede ayudarte en tus asuntos mucho más que cuando vivía en este mundo. Esta separación no será muy larga; volveremos a encontrarnos en el cielo, y todos juntos, unidos a nuestro Salvador, lo alabaremos con toda la fuerza de nuestro espíritu y cantaremos eternamente sus misericordias, gozando de una felicidad sin fin. Al morir, nos quita lo que antes nos había prestado, con el solo fin de guardarlo en un lugar más inmune y seguro, y para enriquecernos con unos bienes que superan nuestros deseos.
Todo esto lo digo solamente para expresar mi deseo de que tú, ilustre señora, así como los demás miembros de mi familia, consideréis mi partida de este mundo como un motivo de gozo, y para que no me falte tu bendición materna en el momento de atravesar este mar hasta llegar a la orilla en donde tengo puestas todas mis esperanzas. Así te escribo, porque estoy convencido de que ésta es la mejor manera de demostrarte el amor y respeto que te debo como hijo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, fuente y origen de todos los dones celestiales, tú que uniste en San Luis Gonzaga una admirable pureza de vida con la práctica de la penitencia, concédenos, por sus méritos e intercesión, que los que no hemos podido imitarlo en la inocencia de su vida lo imitemos en su espíritu de penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
Pido para ti, ilustre señora, que goces siempre de la gracia y del consuelo del Espíritu Santo. Al llegar tu carta, me encuentro todavía en esta región de los muertos. Pero un día u otro ha de llegar el momento de volar al cielo, para alabar al Dios eterno en la tierra de los que viven. Yo esperaba poco ha que habría realizado ya este viaje antes de ahora. Si la caridad consiste, como dice san Pablo, en alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran, ha de ser inmensa tu alegría, madre ilustre, al pensar que Dios me llama a la verdadera alegría, que pronto poseeré con la seguridad de no perderla jamás.
Te he de confesar, ilustre señora, que al sumergir mi pensamiento en la consideración de la divina bondad, que es como un mar sin fondo ni litoral, no me siento digno de su inmensidad, ya que él, a cambio de un trabajo tan breve y exiguo, me invita al descanso eterno y me llama desde el cielo a la suprema felicidad, que con tanta negligencia he buscado, y me promete el premio de unas lágrimas, que tan parcamente he derramado.
Considéralo una y otra vez, ilustre señora, y guárdate de menospreciar esta infinita benignidad de Dios, que es lo que harías si lloraras como muerto al que vive en la presencia de Dios y que con su intercesión puede ayudarte en tus asuntos mucho más que cuando vivía en este mundo. Esta separación no será muy larga; volveremos a encontrarnos en el cielo, y todos juntos, unidos a nuestro Salvador, lo alabaremos con toda la fuerza de nuestro espíritu y cantaremos eternamente sus misericordias, gozando de una felicidad sin fin. Al morir, nos quita lo que antes nos había prestado, con el solo fin de guardarlo en un lugar más inmune y seguro, y para enriquecernos con unos bienes que superan nuestros deseos.
Todo esto lo digo solamente para expresar mi deseo de que tú, ilustre señora, así como los demás miembros de mi familia, consideréis mi partida de este mundo como un motivo de gozo, y para que no me falte tu bendición materna en el momento de atravesar este mar hasta llegar a la orilla en donde tengo puestas todas mis esperanzas. Así te escribo, porque estoy convencido de que ésta es la mejor manera de demostrarte el amor y respeto que te debo como hijo.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios nuestro, fuente y origen de todos los dones celestiales, tú que uniste en San Luis Gonzaga una admirable pureza de vida con la práctica de la penitencia, concédenos, por sus méritos e intercesión, que los que no hemos podido imitarlo en la inocencia de su vida lo imitemos en su espíritu de penitencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
miércoles, 20 de junio de 2018
"Hacer el bien no es difícil; lo difícil es hacer bien el bien". San Vicente de Paúl
2 Reyes 2, 1. 6-14
Cuando el Señor iba a arrebatar a Elías al cielo en el torbellino, Elías y Eliseo se marcharon de Guilgal. Llegaron a Jericó, y Elías dijo a Eliseo: "Quédate aquí, porque el Señor me envía solo hasta el Jordán." Eliseo respondió: "¡Vive Dios! Por tu vida, no te dejaré."
Y los dos siguieron caminando. También marcharon cincuenta hombres de la comunidad de profetas y se pararon frente a ellos, a cierta distancia. Los dos se detuvieron junto al Jordán; Elías cogió su manto, lo enrolló, golpeó el agua, y el agua se dividió por medio, y así pasaron ambos a pie enjuto.
Mientras pasaban el río, dijo Elías a Eliseo: "Pídeme lo que quieras antes de que me aparten de tu lado." Eliseo pidió: "Déjame en herencia dos tercios de tu espíritu." Elías comentó: "¡No pides nada! Si logras verme cuando me aparten de tu lado, lo tendrás; si no me ves, no lo tendrás."
Mientras ellos seguían conversando por el camino, los separó un carro de fuego con caballos de fuego, y Elías subió al cielo en el torbellino. Eliseo lo miraba y gritaba: "¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel!" Y ya no lo vio más.
Entonces agarró su túnica y la rasgó en dos; luego recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a la orilla del Jordán; y agarrando el manto de Elías, golpeó el agua diciendo: "¿Dónde está el Dios de Elías, dónde?" Golpeó el agua, el agua se dividió por medio, y Eliseo cruzó.
Palabra de Dios
Hoy la primera lectura nos el final de uno de los grandes profetas del antiguo Testamento, Elías. Aparentemente hay un solo testigo de este hecho, Eliseo, también es grande entre los profetas.
Elías es un profeta muy importante porque le tocó una época muy dura y un país muy duro. Esto fue debido a que ya se habían consumado la división entre el reino del norte y el reino del sur, El reino del norte Israel y el reino del sur Judá. El reino del norte surgió de la incompetencia o ineptitud del sucesor de Salomón llamado Roboam pero también surgió de la codicia y del oportunismo de un hombre llamado Jeroboam. El reino del norte estuvo marcado mucho por el paganismo porque Jeroboam al tener temor de perder el poder lo que hizo fue cambiar la religión, entonces puso la religión al servicio del poder político. Todo esto sirvió y dio origen para que se abriera la puerta para las diferentes idolatrías y todo tipo de paganismo. Esa era la condición general del reino del norte, del reino de Israel. Es por eso que decimos que a Elías le tocó la peor época. Recordemos que el rey que estaba reinando era Ajab, el ni siquiera era un verdadero rey, Ajab era un títere de su esposa.
Aunque Elías le tocó vivir muchas cosas él permaneció fiel a Dios hasta arriesgar su propia vida, sometiéndose a una gran persecución, pero nada de esto le impidió en hacer la voluntad de Dios. El queria mostrarles dónde estaba el Dios verdadero.
Pero porque este profeta Elías es tan grande en el Antiguo Testamento? Recordemos que en la transfiguración de nuestro Señor Jesucristo aparecieron Elías y Moisés. Moisés representa toda la carga de la sabiduría de la ley, Elías representa el fuego impetuoso y la luz incandescente de la verdadera profecía. Moises y Elias es la representación de las personas visibles que caminaron sobre esta tierra de lo que significa el Antiguo testamento. Elías el gran profeta de la fidelidad, Elías el que aprendió que caminando sobre esta tierra puso la mirada fija en Dios del cielo. Esa clase de profetas cuánto los necesitamos en nuestros días.
Salmo 30 " Sed fuertes y valientes de corazón, / los que esperáis en el Señor"
Mateo 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los farsantes, que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
Palabra de Dios
Quiero comenzar esta reflexión con las Palabras de San Vicente de Paúl “ hacer el bien no es difícil; lo difícil es hacer bien el bien".
Es muy fácil ser bueno junto a los buenos, es fácil ser bueno cuando tengo gente alrededor porque de alguna manera cuido la imagen. Pero qué fortaleza hay que tener para ser bueno cuando la gente de alrededor es corrupta, cuando te critican, cuando te aislan. Realmente la única manera que te das cuenta de que estas hecho es cuando estas frente a situaciones que realmente te confrontan con tus valores y creencias. Es por eso que Jesús hoy nos invita a que busquemos la soledad y la profundiad de nuestro corazon. La soledad no es sinónimo de aislamiento, de huir de la realidad, la soledad es encontrarnos con nosotros mismos y desde la sinceridad de nuestro corazón descubrir nuestras verdades y miserias, reconocer lo que realmente somos cuando estamos solos como tambien permitir que Dios haga algo bueno en nosotros venciendo lo que realmente hay en nuestro interior para así poder ofrecer algo bueno al mundo. Es por eso que es tan importante tomar un tiempo a solas, adentrarnos en nuestro ser, hacer examen de consciencia y ser honestos con nosotros mismos.
Jesus tambien nos invita a ser el bien pero bien. No podemos limitarnos a dar, muchas veces damos tiempo pero no es de calidad, damos un consejo pero antes de darlo no discernimos, o no oramos para que Espíritu de Dios sea quien nos illumine. Muchas veces caemos en el error de dar consejos desde nuestra opinion. Otras veces damos cosas materiales solo para ser vistos, para que nos reconozcan, para recibir aplausos.
La lectura de hoy nos invita a estas tres prácticas de la religión judía: la limosna, la oración y el ayuno, En los tres casos Jesús manda evitar la recompensa emocional que viene del reconocimiento de los otros. Cuando hacemos estas tres sin depender del reconocimiento de los demás, entonces obramos con mayor libertad, sinceridad y constancia. Mayor libertad, porque quien paga, manda, así el pago sea en sonrisas, elogios o agradecimientos. Mayor sinceridad, porque las motivaciones falsas no soportan obrar sin testigos. Mayor constancia, porque tiene adentro sus razones siempre llega más lejos. No olvides que hay que hacer el bien pero bien!
Jesús gracias por tu mensaje de amor que traes para mi vida. Tu mismo oraste por tus discípulos ante Nuestro Padre Celestial, Tu no quieres apartarnos del mundo sino que viviendo en este mundo, tengamos todo nuestro ser elevado al cielo. Dame la gracia de ser fiel a ti en todo momento. Que mis obras siempre sean buscando el Honor y la Gloria para ti. Que lo mucho o poco que haga sea siempre desde la libertad, desde la sinceridad de mi corazón y de una manera constante. Gracias por instruirme en tus caminos para alcanzar la fuerza y el valor para lograr permanecer en ti, y darte a conocer, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Tarea: Toma unos minutos para orar a Dios en silencio y cerrando los ojos, El esta mas cerca de ti de lo que tu crees.
La lectura de hoy nos invita a estas tres prácticas de la religión judía: la limosna, la oración y el ayuno, En los tres casos Jesús manda evitar la recompensa emocional que viene del reconocimiento de los otros. Cuando hacemos estas tres sin depender del reconocimiento de los demás, entonces obramos con mayor libertad, sinceridad y constancia. Mayor libertad, porque quien paga, manda, así el pago sea en sonrisas, elogios o agradecimientos. Mayor sinceridad, porque las motivaciones falsas no soportan obrar sin testigos. Mayor constancia, porque tiene adentro sus razones siempre llega más lejos. No olvides que hay que hacer el bien pero bien!
Jesús gracias por tu mensaje de amor que traes para mi vida. Tu mismo oraste por tus discípulos ante Nuestro Padre Celestial, Tu no quieres apartarnos del mundo sino que viviendo en este mundo, tengamos todo nuestro ser elevado al cielo. Dame la gracia de ser fiel a ti en todo momento. Que mis obras siempre sean buscando el Honor y la Gloria para ti. Que lo mucho o poco que haga sea siempre desde la libertad, desde la sinceridad de mi corazón y de una manera constante. Gracias por instruirme en tus caminos para alcanzar la fuerza y el valor para lograr permanecer en ti, y darte a conocer, Amen, Amen, Amen.
Dios te bendiga,
Alabado sea Jesucristo!!!
Tarea: Toma unos minutos para orar a Dios en silencio y cerrando los ojos, El esta mas cerca de ti de lo que tu crees.
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Lectio Divina
VENGA TU REINO, HÁGASE TU VOLUNTAD
Prosigue la oración que comentamos: Venga tu reino. Pedimos que se haga presente en nosotros el reino de Dios, del mismo modo que suplicamos que su nombre sea santificado en nosotros. Porque no hay un solo momento en que Dios deje de reinar, ni puede empezar lo que siempre ha sido y nunca dejará de ser. Pedimos a Dios que venga a nosotros nuestro reino que tenemos prometido, el que Cristo nos ganó con su sangre y su pasión, para que nosotros, que antes servimos al mundo, tengamos después parte en el reino de Cristo, como él nos ha prometido, con aquellas palabras: Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino que está preparado para vosotros desde la creación del mundo.
También podemos entender, hermanos muy amados, este reino de Dios, cuya venida deseamos cada día, en el sentido de la misma persona de Cristo, cuyo próximo advenimiento es también objeto de nuestros deseos. Él es la resurrección, ya que en él resucitaremos, y por esto podemos identificar el reino de Dios con su persona, ya que en él hemos de reinar. Con razón, pues, pedimos el reino de Dios, esto es, el reino celestial, porque existe también un reino terrestre. Pero el que ya ha renunciado al mundo está por encima de los honores y del reino de este mundo.
Pedimos a continuación: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, no en el sentido de que Dios haga lo que quiera, sino de que nosotros seamos capaces de hacer lo que Dios quiere. ¿Quién, en efecto, puede impedir que Dios haga lo que quiere? Pero a nosotros sí que el diablo puede impedirnos nuestra total sumisión a Dios en sentimientos y acciones; por esto pedimos que se haga en nosotros la voluntad de Dios, y para ello necesitamos de la voluntad de Dios, es decir, de su protección y ayuda, ya que nadie puede confiar en sus propias fuerzas, sino que la seguridad nos viene de la benignidad y misericordia divina. Además, el Señor, dando pruebas de la debilidad humana, que él había asumido, dice: Padre mío, si es posible, que pase este cáliz sin que yo lo beba, y, para dar ejemplo a sus discípulos de que hay que anteponer la voluntad de Dios a la propia, añade: Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, la moderación en las costumbres; el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, el conservar la paz con nuestros hermanos; el amar al Señor de todo corazón, amarlo en cuanto Padre, temerlo en cuanto Dios; el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; y, cuando está en juego su nombre y su honor, el mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, en los tormentos la confianza con que luchamos y en la muerte la paciencia que nos obtiene la corona. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
Prosigue la oración que comentamos: Venga tu reino. Pedimos que se haga presente en nosotros el reino de Dios, del mismo modo que suplicamos que su nombre sea santificado en nosotros. Porque no hay un solo momento en que Dios deje de reinar, ni puede empezar lo que siempre ha sido y nunca dejará de ser. Pedimos a Dios que venga a nosotros nuestro reino que tenemos prometido, el que Cristo nos ganó con su sangre y su pasión, para que nosotros, que antes servimos al mundo, tengamos después parte en el reino de Cristo, como él nos ha prometido, con aquellas palabras: Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino que está preparado para vosotros desde la creación del mundo.
También podemos entender, hermanos muy amados, este reino de Dios, cuya venida deseamos cada día, en el sentido de la misma persona de Cristo, cuyo próximo advenimiento es también objeto de nuestros deseos. Él es la resurrección, ya que en él resucitaremos, y por esto podemos identificar el reino de Dios con su persona, ya que en él hemos de reinar. Con razón, pues, pedimos el reino de Dios, esto es, el reino celestial, porque existe también un reino terrestre. Pero el que ya ha renunciado al mundo está por encima de los honores y del reino de este mundo.
Pedimos a continuación: Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, no en el sentido de que Dios haga lo que quiera, sino de que nosotros seamos capaces de hacer lo que Dios quiere. ¿Quién, en efecto, puede impedir que Dios haga lo que quiere? Pero a nosotros sí que el diablo puede impedirnos nuestra total sumisión a Dios en sentimientos y acciones; por esto pedimos que se haga en nosotros la voluntad de Dios, y para ello necesitamos de la voluntad de Dios, es decir, de su protección y ayuda, ya que nadie puede confiar en sus propias fuerzas, sino que la seguridad nos viene de la benignidad y misericordia divina. Además, el Señor, dando pruebas de la debilidad humana, que él había asumido, dice: Padre mío, si es posible, que pase este cáliz sin que yo lo beba, y, para dar ejemplo a sus discípulos de que hay que anteponer la voluntad de Dios a la propia, añade: Sin embargo, no se haga mi voluntad, sino la tuya.
La voluntad de Dios es la que Cristo cumplió y enseñó. La humildad en la conducta, la firmeza en la fe, el respeto en las palabras, la rectitud en las acciones, la misericordia en las obras, la moderación en las costumbres; el no hacer agravio a los demás y tolerar los que nos hacen a nosotros, el conservar la paz con nuestros hermanos; el amar al Señor de todo corazón, amarlo en cuanto Padre, temerlo en cuanto Dios; el no anteponer nada a Cristo, ya que él nada antepuso a nosotros; el mantenernos inseparablemente unidos a su amor, el estar junto a su cruz con fortaleza y confianza; y, cuando está en juego su nombre y su honor, el mostrar en nuestras palabras la constancia de la fe que profesamos, en los tormentos la confianza con que luchamos y en la muerte la paciencia que nos obtiene la corona. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios y la voluntad del Padre.
ORACIÓN.
OREMOS,
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, puesto que el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia, para observar tus mandamientos y agradarte con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
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